Tegucigalpa, HONDURAS. En un país donde el 70% de sus ocho millones de habitantes vive en la pobreza y con la mayor tasa de homicidios del mundo debido al crimen organizado ‒85.5 por cada 100,000 personas en 2012, según la ONU‒, la campaña dirigida a los 5 millones de personas habilitadas para votar el 24 de noviembre se anuncia de alto riesgo por la violencia, las denuncias de planes de fraude y la memoria del golpe de Estado de hace cuatro años.
Xiomara Castro, esposa del depuesto presidente Manuel Zelaya (2006-2009), lidera las últimas encuestas con 28% de intención de voto, seguida del famoso presentador televisivo Salvador Nasralla con 21% y el presidente del legislativo unicameral Juan Hernández con 18%.
Libertad y Refundación (Libre), el partido que presenta a Castro, insiste en retomar la agenda de Zelaya: adhesión al Socialismo del Siglo XXI pergeñado por el difunto mandatario venezolano Hugo Chávez y alineamiento en el ALBA con Cuba, Nicaragua y Ecuador.
Esta línea política fue la excusa que en 2009 utilizaron los militares y civiles que dieron un cuartelazo el amanecer del domingo 28 de junio de 2009 y que terminó con el presidente expulsado por avión a Costa Rica y vestido en pijama.
El liderazgo de Castro en las encuestas han sembrado inquietud entre quienes estuvieron involucrados en el golpe: empresarios, eclesiásticos, militares y miembros de partidos tradicionales.
El rumor de un fraude
Ese temor es azuzado por Hérnandez, candidato presidencial del derechista Partido Nacional, quien advierte sobre el “peligro de que la izquierda radical” tome el poder.
El clima electoral se caldeó más luego de que Nasralla, que concurre por el derechista Partido Anti Corrupción (PAC), denunciara que Hernández prepara un fraude en los comicios. El mediático candidato fue más lejos y advirtió que, si eso pasa, el PAC y Libre “se unirían en insurrección en las calles de todas las ciudades del país”.
Desde “el oficialismo se está haciendo un ambiente que (los miembros del Partido Nacional) tienen que ganar, aunque sea con fraude. Esa es una campaña para desanimarnos, pero la cantidad de votos va a superar cualquier fraude y el pueblo está dispuesto a defender el triunfo”, dijo a la AFP el candidato a vicepresidente por Libre, Juan Barahona.
La campaña “va a ser muy caliente (...) por primera vez participan nueve partidos de diferentes tendencias”, dijo a la AFP Adán Palacios, miembro de la ONG Mirador Electoral. Palacios advirtió además que en la campaña “va a haber mucho dinero ilícito, del narcotráfico, del crimen organizado. Habrá candidatos de esos grupos y es muy peligroso que entren por esa vía a la captura del Estado”.
Llamado a la calma
Ante estas incendiarias declaraciones, el presidente Porfirio Lobo, del mismo partido que Hernández y quien lleva más de tres años y medio en el poder manteniendo el equilibrio entre tirios y troyanos, hizo un llamado a la calma.
“Tiene que ser una campaña a la altura de Honduras. Hacemos un llamado a la moderación, tolerancia hacia los demás y respeto a la institucionalidad democrática”, dijo recientemente en cadena nacional luego de una reunión con los miembros del Consejo Nacional de Defensa y Seguridad (CNDS).
Tras Castro, Nasralla y Hernández aparece un cuarto candidato con un 14% de intención de voto, el jurista Mauricio Villeda del Partido Liberal, al cual pertenecía Zelaya hasta su giro a la izquierda.
La lista de candidatos se completa con el general golpista Romeo Vázquez, de la ultraderechista Alianza Patriótica Hondureña; el socialdemócrata Jorge Aguilar, por Innovación y Unidad; el democristiano Aníbal Solis y el activista de derechos humanos Andrés Pavón.
El Tribunal Supremo Electoral permitirá a partir del lunes la publicación de propaganda política en los medios de comunicación y la celebración de reuniones y actividades políticas de los partidos legalmente inscritos.
En las elecciones del 24 de noviembre, los hondureños también escogerán a tres designados (vicepresidentes), 128 diputados con sus respectivos suplentes, 20 representantes al Parlamento Centroamericano y autoridades para 298 municipios.
El presidente Lobo, quien ganó las elecciones de noviembre de 2009 en medio de la tensión tras el golpe y de fuertes presiones internacionales, debe entregar el mando el 27 de enero de 2014.
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