En los últimos 50 años de su vida, Rosa Mena Valenzuela reprodujo a través de sus pinturas un mundo distorsionado que cuestiona la estética y las formas conservadoras de representación de su generación y de las que le precedieron. Su propuesta atrevida destaca de entre sus compañeros por surgir a pesar de la falta de referentes. Su obra abrió el paso a nuevos caminos narrativos en la plástica salvadoreña, conectados con los experimentos vanguardistas en Europa durante el siglo XX. Esta galería hace un recorrido por la colección que resguarda el Marte gracias a la donación que la artista y Jaime Balseiro realizaron al Museo de Arte de El Salvador.
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