Nacionales / Desigualdad

Informe de Desarrollo Humano dice que las políticas públicas han soslayado las necesidades de la gente

El informe revela una cara poco retratada desde El Salvador en la academia: un país que ha expulsado en promedio a 60,000 de sus habitantes cada año en las últimas tres décadas, donde dos de cada tres hogares carecen de alguno de los servicios básicos y donde las personas han sido vistas como medios para obtener riqueza y no como objetivo de las políticas públicas, que han sido diseñadas a espaldas de las necesidades de la población.


Lunes, 25 de noviembre de 2013
Gabriel Labrador

Una ciudadanía dormida políticamente y que sufre de grandes desigualdades en acceso a vivienda digna, a educación y a oportunidades para explotar su potencial es parte del diagnóstico de El Salvador que en su Informe sobre Desarrollo Humano (IDH) 2013 hace el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Con una serie de sentencias llenas de franqueza, el IDH -que se redacta año con año desde 2001- describe tres razones por las cuales El Salvador ha sido un país que se ha equivocado de manera continua en su método para diseñar políticas públicas. El país, según la primera explicación, aun no invierte el dinero y ni voluntad para aprovechar el tesoro y potencial que representa su gente. En segundo lugar, dice el informe, el país es tolerante con el desperdicio y fuga de su gente. Y como tercera cruz, señala: '(El Salvador) todavía diseña e implementa políticas públicas sin tomar en cuenta las aspiraciones, anhelos, necesidades y derechos de las personas. Estas tres situaciones constituyen parte de la explicación sobre por qué El Salvador no logra convertirse en un país próspero y de alto desarrollo humano'.

Por eso, agrega el estudio, no debe extrañar que haya brechas en cuanto al nivel de bienestar y de acceso a oportunidades. Vivir en el área rural o urbana sigue siendo determinante para tener una vivienda digna, al igual que lo es el hecho de ser hombre o mujer, dice el informe. “A ello hay que agregar que el origen social es una marca que, a lo largo de la vida y aun trabajando muy duro, vuelven difícil que las personas mejoren sus condiciones sociales y económicas”, reza el estudio.

 

Los techos de las viviendas de la comunidad San Rafael, Santa Tecla, contrastan con los techos de los vecinos de la urbanización de clase media custodiada por vigilantes armados. El Faro publicó en 2012 el reportaje  gráfico
Los techos de las viviendas de la comunidad San Rafael, Santa Tecla, contrastan con los techos de los vecinos de la urbanización de clase media custodiada por vigilantes armados. El Faro publicó en 2012 el reportaje  gráfico 'Mis pobres vecinos'  que buscó los contrastes entre clases sociales en la capital salvadoreña.

El IDH también describe las pésimas condiciones laborales en las que trabajan la mayoría de salvadoreños. 'Más de la mitad de la población económicamente activa (PEA) continúa subempleada o desempleada, y muchos siguen contemplando la posibilidad de emigrar emulando los pasos de los más de dos millones de compatriotas que les han antecedido”, dice el texto. El estudio enfatiza que el mercado laboral es incapaz de colocar en puestos de trabajo a todos los que año con año entran a la edad laboral.

El PNUD advierte además de la importancia de enderezar con urgencia el rumbo pues hay un riesgo de llegar a una situación de hartazgo paralizante. El informe dice que la población está alcanzando niveles peligrosos de desencanto. “La ciudadanía debe caer en cuenta de que el desánimo está operando de manera destructiva en las posibilidades de sacar adelante este país”. Asimismo, de las 4,500 consultas a personas efectuadas para construir el informe, el PNUD concluye que “más del 60 % de la población cree que el futuro será igual o peor y un 24 %, independientemente del grupo sectorial al que pertenece, cree que sus hijos no tendrán oportunidades de mejorar”.

Entre las causas que el PNUD encontró para explicar este pesimismo generalizado está la escasez de ingresos en amplios sectores de la población, lo cual hace que el 34.5 % de la población viva bajo la línea de pobreza. Otra explicación es la desigualdad en el acceso a la educación. Solo el 54.2 % de llos niños tienen acceso a estudios de parvularia y apenas una tercera parte al bachillerato. La educación media, de hecho, registra solo una matrícula del 35.4%, detalla el IDH.

“Los salvadoreños quieren vivir en una sociedad justa que ofrezca oportunidades y premie el esfuerzo. Tener acceso a un trabajo estable ocupa un lugar central en sus aspiraciones, así como vivir en un hogar digno, es decir, en una vivienda en buenas condiciones”, reza el IDH. Según el estudio, dos de cada tres hogares (un 61 %) en El Salvador carecen de uno o más servicios como la luz eléctrica, agua potable y saneamiento. 

Otro punto del diagnóstico muestra que uno de cada cinco jóvenes salvadoreños, el 21 % de ellos a nivel nacional, no estudia ni trabaja. “Hay razones para sostener que lo que realmente ha prevalecido en estos años, no es un modelo de promoción de exportaciones y atracción de inversiones, sino uno que ha funcionado de facto para promover la importación de bienes de consumo y exportar mano de obra”, dice el informe. 

La migración, concluye el informe, ha convertido a Estados Unidos en una “sociedad de referencia” pues, por ejemplo, de cada tres salvadoreños que han conseguido trabajo durante los últimos 30 años, dos lo han logrado en ese país del norte. Los viajes y el uso de las tecnologías de información y comunicación por parte de los migrantes y sus familias han ayudado a reforzar la aspiración de mejorar, pero también fortalecen la idea de que lejos de El Salvador es donde existen las oportunidades, dice una parte del informe.

Para el IDH, las migraciones y las remesas constituyen factores que han distorsionado todos los modelos económicos implementados, principalmente, el que rigió los designios del país en los últimos 25 años y que tenía como objetivo aumentar las exportaciones haciendo uso intensivo de la mano de obra. En realidad, con este modelo, las migraciones no disminuyeron, dice el informe, pues el país siguió sin asegurar el bienestar de la gente y sin potenciar el desarrollo de sus capacidades. Y concluye: 'Hay razones para sostener que lo que realmente ha prevalecido en estos años, no es un modelo de promoción de exportaciones y atracción de inversiones, sino uno que ha funcionado de facto para promover la importación de bienes de consumo y exportar mano de obra', se lee en el estudio.

Ante este panorama sombrío, el informe señala que buena parte de los salvadoreños, prácticamente, se ha resignado a vivir con necesidades y a pensar que la única manera de superarlas y obtener verdadera prosperidad es afuera de las fronteras patrias. En cada uno de los últimos 30 años, dice el IDH, 60 mil salvadoreños aproximadamente han emigrado a Estados Unidos. “Se estima que tres de cada 10 salvadoreños se encuentra en el exterior”, se lee en el informe.

El tono del IDH 2013 es el de alguien que cuenta verdades nunca dichas antes, como cuando concluye que la población pobre del país en realidad supera la cifra oficial. 'Si consideramos pobres a quienes sufren carencias en las dimensiones mencionadas, y no solo a aquellos que tienen limitaciones de ingreso, el porcentaje de hogares en pobreza seguramente aumentaría. Este incremento sería el resultado de entender la pobreza no solo como un problema de ingresos, sino como un fenómeno que afecta la vida de las personas en su complejidad', dice el informe, hecho público en plena campaña electoral, y cuando faltan dos meses para que los salvadoreños elijan nuevo presidente.

Desde hace año y medio, el PNUD está elaborando una consultoría para el gobierno salvadoreño cuyo resultado será la obtención de una nueva manera de medir la pobreza que incluya el acceso a servicios básicos y al respeto de algunos derechos humanos como parte de los requisitos que deben cumplirse para decir que una familia no vive en pobreza relativa o extrema. Hasta ahora, la cantidad de familias pobres salvadoreñas se ha determinado en base a sus ingresos económicos lo cual limita, según el PNUD, la forma de entender la pobreza. William Pleitez, coordinador del IDH del PNUD, ha dicho que el momento idóneo para dar a conocer la nueva fórmula para medir la pobreza es durante la transición de un gobierno a otro, lo cual indica que la fórmula podría presentarse el próximo trimestre. 

El IDH 2013 también critica los distintos modelos económicos implementados en el país y que siempre dejaron de lado el enfoque de desarrollo humano. Desde la fundación de la república, en 1821, los modelos económicos implementados han relegado la importancia del desarrollo humano. “(... La aplicación de los modelos) agroexportador, el de industrialización por sustitución de importaciones y el de promoción de exportaciones y atracción de inversiones, aunque ha reportado avances considerables en varios indicadores socioeconómicos, han fracasado en asegurar niveles mínimos de bienestar a segmentos amplios e importantes de la sociedad”, reza el informe.

Según el informe,  coordinado por Carolina Rovira, el problema ha radicado en que los sucesivos gobiernos han concebido a los salvadoreños como una herramienta para alcanzar una determinada riqueza y no como su principal objetivo y destinatario.

Otra de las conclusiones del informe tiene que ver con la alta percepción de impunidad y desprotección que sufren los salvadoreños. “Al desigual acceso a las oportunidades se suma la sensación de desprotección generalizada, ya que las diversas formas de violencia coartan hasta el más elemental ejercicio de ciudadanía. La constante sensación de impunidad y de vulnerabilidad es un mensaje que urge a instalar, no solo para los jóvenes sino para la sociedad en general, una cultura de respeto cívico y a los derechos humanos”, dice el PNUD, citando informes de la Secretaría Técnica de la Presidencia, de la Fundación Manuel Ungo y del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia, del año 2013.

Entre las taras a nivel económico, el informe encontró que el promedio de inversión en materia de desarrollo humano, especialmente en los rubros de educación y salud, sigue siendo insuficiente para enrumbar al país como una nación que privilegie este enfoque por encima de otros. Desde la firma de los Acuerdos de Paz en 1992, la inversión en educación y salud ha sido en promedio del 32 % del gasto público total, dice el informe, lo cual representa un aumento con los montos que se tuvieron durante la década de los 80 pero sigue siendo menor al que se tuvo entre los años 50 y 80. “Pese a que el modelo de industrialización por sustitución de importaciones generó altas tasas de crecimiento económico y mejoró los principales indicadores sociales, especialmente en las áreas urbanas (1951–1979), este no fue capaz de satisfacer aspiraciones básicas de la mayoría de personas, como tener trabajo decente, vivienda digna e igualdad de oportunidades para progresar”, dice el informe.

 

Gráfico
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Según el IDH, en esas tres décadas, la brecha de desigualdad siguió ampliándose a tal punto que, en términos generales, “el 20 % de la población más pobre redujo su participación a únicamente el 2 % del ingreso nacional, mientras el 20 % más rico incrementó su participación al 66 %.”

El PNUD indica que durante los últimos 25 años, El Salvador le ha apostado infructuosamente a un modelo neoliberal y que esto, en materia de política social, ha significado que se han destinado recursos que privilegian la atención de la pobreza mas no su erradicación.

Otro tema ausente en las políticas públicas a lo largo de la historia reciente ha sido el combate a la vulnerabilidad ambiental. “Poco o nada es lo que el pais ha invertido para complementar de hecho, desde 1980 al 2012, se han producido 1.5 desastres por año en promedio, que le han significado al pais daños y pérdidas estimadas en 470 millones por año, equivalentes a mas del 2% del producto interno bruto (pib) y a cerca del 15 % de la formacion bruta de capital”, dice el IDH, citando informes del Fondo Monetario Internacional de 2013.

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