Miguel Ángel Alfredo, de 52 años, buscaba hace una década un empleo con prestaciones y un salario fijo que le permitiera mantener el hogar junto a su esposa. Ante la falta de oportunidades, el único medio de subsistencia que encontró fue la recolección de leña en terrenos sobre el bulevar Luis Poma, en Antiguo Cuscatlán. Con los dos manojos diarios que junta a diario, Miguel obtiene unos 180 dólares al mes, es decir, por debajo del salario mínimo urbano. La situación de Miguel es la del 43 % de salvadoreños que, a falta de un empleo formal, buscan cualquier labor que les permita subsistir. (Informe de Desarrollo Humano 2013, PNUD).