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La mala contabilidad de Chepe Diablo

El empresario José Adán Salazar Umaña, que según una serie de investigaciones del Estado es uno de los líderes del Cártel de Texis, incluyó en su declaración a Hacienda cheques falsos y simuló préstamos para su empresa hotelera. La Fiscalía procesa a Salazar por evasión de impuestos, y mañana se realizará una audiencia que podría cerrar el caso porque el empresario ya pagó más de medio millón de dólares a Hacienda. 


Domingo, 24 de agosto de 2014
Efren Lemus y Óscar Martínez

La fachada de la casa de la familia López Pérez es de concreto, pero por dentro es pura lámina, madera y tierra. Es lo que en El Salvador se conoce como una champa, ubicada en la calle Marcelino Durán, del municipio Paraíso de Osorio, en el departamento de La Paz. En ella viven ocho personas, incluida una señora de 103 años, un campesino con gastritis crónica y tres niños menores de ocho años. Ahí vivía, hasta que se hartó de la pobreza y se fue como migrante a Estados Unidos a principios de 2010, Héctor Manuel, hoy de 35 años. Según un informe del Ministerio de Hacienda, el empresario salvadoreño José Adán Salazar, designado por Estados Unidos como un capo internacional de la droga, extendió un cheque a nombre de Héctor Manuel por 33 mil 900 dólares por servicios de venta y reparación de bombas de gasolina. Héctor Manuel ya no estaba en el país cuando el cheque se emitió. Tampoco vende bombas de gasolina ni las sabe reparar.

Salazar es conocido como Chepe Diablo. Es propietario de seis gasolineras y declaró ante el Ministerio de Hacienda que entre los meses de agosto y octubre de 2010 gastó 40 mil dólares en la compra e instalación de cuatro bombas de combustible. La mayor parte de ese gasto, dijo, se pagó con el cheque 1305, por un monto de 33 mil 900 dólares, emitido a nombre de Héctor Manuel, ese hombre que emigró hacia los Estados Unidos para intentar emerger de la pobreza.

Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias
Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias

La investigación de los auditores de Hacienda estableció que ese dinero nunca llegó a las manos de Héctor Manuel sino que se trataba de un extraño movimiento que iniciaba y culminaba en la misma persona: “El cheque fue endosado y remesado a cuenta del Banco de América Central a nombre de José Adán Salazar Umaña. El señor Héctor Manuel no recibió cantidad amparada por pago de servicio y venta de bombas”, concluyeron los auditores.

¿Qué ganó Chepe Diablo con ese extraño movimiento de dinero? El empresario responde que se trató de una operación legal para poner en orden su contabilidad, pero para los auditores de Hacienda significó un fraude al Estado, porque en su declaración de renta se dedujo 20 mil dólares en concepto de gastos de ventas por servicios, un servicio inexistente porque Héctor Manuel nunca reparó ni instaló bombas en las gasolineras de ese empresario.

El cheque que Héctor Manuel nunca endosó ni cobró es una de las seis inconsistencias que el Ministerio de Hacienda encontró en la declaración de impuestos de Chepe Diablo correspondiente al año 2010. Algunos de los cuestionamientos son por pequeñas cantidades como los 7 mil 975 dólares que no declaró por venta de combustibles y lubricantes; mientras que otros reparos están relacionados con un incremento patrimonial no justificado como los 747 mil 164.30 dólares que recibió en cuentas bancarias no registradas contablemente, cuentas que no aparecían en su declaración.

A la luz del informe del Ministerio de Hacienda y del requerimiento que la Fiscalía presentó por evasión de impuestos, la declaración de Chepe Diablo se puede caracterizar por hacer referencia a personas y operaciones financieras inexistentes. Héctor Manuel nunca cobró el cheque y unos préstamos que Chepe Diablo hizo a favor de su empresa Hoteles Salvadoreños (Hotesa) tampoco existieron. Así lo consigna un documento de la Fiscalía: “El imputado ha simulado haber realizado préstamos a Hotesa para tratar de justificar beneficios que posteriormente recibió mediante cheques y adquisición de acciones”. En otras palabras, él le prestaba dinero a su propia empresa.

A este apartado, los auditores de Hacienda lo bautizaron así: “Incremento de patrimonio no justificado en adquisición de acciones de Hotesa”. Los fiscalizadores del Estado determinaron que, durante el año 2010, Chepe Diablo recibió de Hotesa la cantidad de 299 mil 300.72 dólares, y que la justificación fue el pago de un préstamo, pero ni el empresario ni la empresa pudieron demostrar documentalmente la existencia de tal crédito.

Al siguiente año, durante 2011, los cuestionamientos de Hacienda se repitieron: 9 mil 600 dólares no declarados por venta de combustible y lubricantes; 600 mil 761.91 dólares de incremento patrimonial no justificado en cuentas bancarias no registradas contablemente. La novedad que encontró el Ministerio de Hacienda fue un incremento de patrimonio no justificado por la adquisición de unos inmuebles en Santa Ana.

Uno de los inmuebles está ubicado en la Finca Pacheco, en el cantón Comecayo, en Santa Ana; mientras que el otro en la lotificación Montreal, del cantón Cantarrana, en el mismo departamento. Chepe Diablo invirtió 130 mil 500 dólares en esas compras, pero Hacienda no pudo determinar de dónde salió ese dinero. El empresario intentó convencer a las autoridades de que una parte del dinero, 100 mil dólares, salieron de la venta de otro inmueble que tenía en Atiquizaya, y que la diferencia fue pagada con fondos propios. Argumentó, además, que no se le podía cuestionar por la adquisición de la propiedad en la lotificación Montreal, porque la propiedad fue donada a personas de escasos recursos, aunque no tenía los documentos para comprobarlo.

Por esas inconsistencias en su declaración de impuestos, el pasado abril, la Fiscalía decidió procesar a Chepe Diablo por el delito de evasión de impuestos. Este es el primer proceso judicial que enfrenta el empresario después de que, en mayo de 2011, El Faro hiciera públicos tres informes de inteligencia del Estado que revelaban la existencia del Cártel de Texis, del que según las autoridades él es pieza clave; y es el primer proceso judicial después de que, en junio de 2014, el gobierno de los Estados Unidos incluyera a Chepe Diablo en una lista de capos internacionales, por designación directa del presidente Barack Obama.

Chepe Diablo está a punto sortear la investigación por evasión de impuestos. El empresario acordó pagar al Ministerio de Hacienda una multa de 583 mil 734.82 dólares por las irregularidades que los auditores detectaron en sus declaraciones de renta correspondientes a 2010 y 2011. Chepe Diablo pagó esa cantidad en dos cuotas: el 12 de junio pasado abonó 467 mil 949.77 dólares, y el 18 de agosto pagó otros 115 mil 784.91 dólares.

Los abogados del empresario han solicitado al Juzgado Décimo de Instrucción de San Salvador que realice una audiencia especial para cerrar definitivamente el caso. Esa audiencia está programada para mañana martes. El caso camina hacia el archivo porque antes de que Chepe Diablo pagara su deuda, la empresa Hotesa, de la que él es propietario, también pagó 361 mil dólares por no declarar todos sus depósitos en cuentas bancarias e ingresos por venta de un vehículo.

La pobreza de los López

En la casa de la familia López Pérez, allá en Paraíso de Osorio, vive también la madre del que supuestamente prestó su DUI para que se emitiera un cheque de 33 mil 900 dólares. La señora Catalina López Pérez nunca en su vida vio ni mil dólares en billetes. Toda su vida hizo y vendió conservas y tamales para sobrevivir. Alrededor de ella están sentados sus hijos Tomás, de 45 años, y Juan José, de 43. Tomás trabaja cuando lo llaman como vigilante privado de unas bodegas y le pagan 8 dólares por día. Juan José trabaja milpas ajenas por 5 dólares diarios, pero ahora mismo pasa la mayor parte del tiempo en cama debido a su gastritis crónica, que según le dijo el médico, se le agravó porque a veces pasa hasta un día sin nada para comer. Los dos hijos menores de Doña Catalina trabajan como indocumentados en Estados Unidos. Su hija menor se fue en 2006 y el siguiente, Héctor Manuel, el supuesto firmante del cheque, lo hizo en los primeros meses de 2010. Ahora, la familia de Catalina subsiste principalmente con la remesa de 100 dólares que entre sus hijos le hacen llegar cada vez que pueden. Haciendo un cálculo a ojo se puede decir que la casa de la que se largó Héctor Manuel y todo lo que hay en ella no valen los 33 mil 900 dólares del cheque que él nunca cobró.

Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias
Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias

—¿Conoce usted a José Adán Salazar o su hijo conocía a alguien con ese nombre? —preguntamos a Catalina.

—No, fíjese que a nadie de ese nombre conozco... conocí a un don Adán hace años, pero era enfermito, era vecino, y lo mataron en San Vicente.

Sobre el piso de tierra de la champa donde vive también su anciana madre, Catalina recuerda que su hijo Héctor Manuel se fue en los primeros meses de 2010, antes de marzo, o sea antes de poder haber endosado aquel cheque para que Chepe Diablo pudiera remesarlo a sus cuentas. El coyote que se llevó a Héctor Manuel cobró 8 mil dólares. Su hermana pagó la mitad, y él sigue a día de hoy pagando la otra mitad con trabajo allá en Houston, donde trabaja como jardinero eventual. Los 33 mil 900 dólares que en teoría Héctor Manuel desistió de cobrar le hubieran venido muy bien.

Según Catalina, su hijo Héctor Manuel perdió sus documentos en San Salvador en una ocasión, a donde había llegado a trabajar en un car wash. En otra ocasión, lo asaltaron en una playa de La Libertad y le quitaron su cartera, con todo y documentos.

Hace unas semanas, unos policías visitaron la casa de Catalina, para preguntarle justamente por un cheque del Banco de América Central que en teoría su hijo Héctor Manuel había endosado con su número de DUI y su firma.

— Fíjese que la firma ni de cerca era la de él. Es que él hizo hasta noveno grado, y no era así tan clarita su letra. No era como la firma que me enseñaron —dice Catalina.

Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias
Casa de la familia López Pérez en Paraiso de Osorio. Fotos Mauro Arias

Chepe Diablo: “Cualquiera se equivoca”

José Adán Salazar dice que todo fueron errores de ingenuidad. De entrada acepta que nunca conoció a ningún Héctor Manuel, y luego se lanza a explicar el mecanismo con el que según él realizó aquella operación de bombas de gasolina.

El Faro llamó por teléfono a Chepe Diablo este viernes 22 de agosto durante la tarde. La llamada se cayó dos veces porque él iba en carretera y el enlace telefónico fue realizado desde su oficina en el hotel Capital. Chepe Diablo prefirió no hacer la llamada directa de celular a celular.

En resumen, su versión es la siguiente: él contrató en 2010 a un empleado guatemalteco de una empresa de ese país que se dedica a reparar bombas de gasolina, venderlas e instalarlas. Él no recuerda ni el nombre de la empresa ni el nombre del empleado. El caso es que él le pagó a ese empleado en efectivo en tres pagos (de los que no recuerda exactamente los montos), pero le pidió al guatemalteco que le entregara una factura salvadoreña para poder deducir impuestos. El guatemalteco le dijo que lo haría sin problema, que tenía cómo darle una factura. Cuando Chepe Diablo terminó de darle los 33 mil 900 dólares en efectivo al guatemalteco, este vino al país con una factura a nombre de Héctor Manuel, que en ese momento ya se había ido de migrante a Estados Unidos para ayudar a Catalina. Además de eso, y frente a Chepe Diablo, el mismo guatemalteco le dijo que le endosaría el cheque como si el empleado fuera Héctor Manuel. O sea que, frente a Chepe Diablo, el guatemalteco firmó como si fuera el jardinero Héctor Manuel. Chepe Diablo asegura que quería ese cheque endosado por cuestiones contables, pero que como ya había pagado en efectivo, ese cheque lo remesó a su cuenta. Nunca nadie cobró ese cheque, solo fue endosado con una firma falsa para que Chepe Diablo pudiera hacerlo constar en sus declaraciones.

Chepe Diablo dice que uno puede utilizar “dos lentes” para ver esto. “El lente malo”, donde él sería alguien que utiliza identidades falsas para hacer procedimientos con los que esconde dinero al Estado, con las que justifica dinero que nunca gastó. Y “el lente bueno”, que nos haría ver que él solo fue un ingenuo que no sabía que las cosas no se hacían así, que incluso es un “ejemplo para los salvadoreños, de que el salvadoreño rectifica y de que aquí funcionan las leyes”.

—Sí, si yo sé que el hombre está en Estados Unidos... yo no sé cómo diablos le llenó el talonario al hombre ahí... ahí es cuando uno peca de ignorante, cualquiera peca de ignorante —dice Chepe Diablo.

—¿Pero cómo hizo el guatemalteco para hacer una factura a nombre de alguien que ya no estaba en el país? ¿Por qué tenía ese DUI? — preguntamos.

—Eh... yo no sé cómo le hizo el guatemalteco para darme la factura. Para mí, era amigo de él (de Héctor Manuel). No sé si tenía esos documentos de hace años o qué... a mí me llevaron la pinche factura. Yo no sé si el hombre falsificó la factura... la factura ya la llevaba hecha. Con el cheque dijo: 'Yo le pongo la firma y ya. Y punto'. Y yo lo remesé.

—Es muy raro que no se acuerde del nombre de la empresa ni del guatemalteco. ¿Nada de nada?

—No me acuerdo. Es un nombre algo árabe. No me acuerdo. Es algo árabe el nombre. Tengo tantos problemas en mi mente... son tantos papeles. Ya estuvo, todos tenemos derecho a equivocarnos.

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