Un juzgado hondureño resolvió extraditar a Wilmer Alonso Carranza Bonilla, un policía capturado en junio pasado, quien es solicitado por cargos de narcotráfico en Estados Unidos. Así lo anunció este jueves la Corte Suprema de Justicia.El portavoz del tribunal, Melvin Duarte, dijo que el Juzgado de Extradición de Primera Instancia evaluó los documentos que presentó Estados Unidos que vinculan a Carranza al cártel hondureño de los Valle, considerado uno de los principales grupos de narcotráfico del país.
De acuerdo con La Prensa de Honduras, Carranza Bonilla era un policía clase III asignado a la Dirección Nacional de Servicios Especiales de Investigación (DNSEI). Carranza supuestamente colaboraba con los hermanos Valle a los que les proporcionaba información de operativos policiales, y también les facilitaba los movimientos y trasiego de drogas y delitos conexos en perjuicio del país, según el mismo periódico.
Carranza fue arrestado el 11 de junio por sus propios compañeros policías luego de que un juzgado estadounidense solicitara el 29 de abril su extradición, al acusarlo de distribuir cocaína con la intención de llevarla al país norteamericano. Cuando Carranza Bonilla fue capturado, el portavoz de la Secretaría de Seguridad, Leonel Sauceda confirmó que el policía formaba parte de una unidad que se encargaba de hacer investigaciones contra el delito de lavado de dinero y orientadas a la privación de bienes obtenidos de forma ilícita, principalmente, producto del narcotráfico de los capos de las drogas, agregó La Prensa, en su edición digital.
Diez hondureños están detenidos en Estados Unidos acusados de narcotráfico, incluyendo a cuatro hermanos del cártel de los Valle que fueron extraditados por Honduras. Otra hermana de familia Valle había sido capturada en Miami, donde está presa. Esa lista también incluye a Fabio Lobo, hijo del expresidente Porfirio Lobo (2010-2014), detenido en Haití el 20 de mayo y trasladado a Estados Unidos.
El presidente Juan Orlando Hernández atribuye al narcotráfico siete de cada diez muertes violentas que se registran en Honduras, que el año pasado presentó la tasa de homicidios más alta del mundo, de 68 por cada 100,000 habitantes, según el Observatorio de la violencia de la Universidad Nacional, un lugar que disputará este año con otro país del Triángulo Norte centroamericano: El Salvador.