El Faro Académico /

El amor ciego de Masferrer por Costa Rica

En sus escritos sobre Costa Rica, Alberto Masferrer ayudó a construir la visión idealizada de una nación cuya estabilidad política, homogeneidad étnica e independencia ante Estados Unidos contrastaba con el resto de Centro América. Durante sus estancias en San José, en 1885 y 1896, el pensador salvadoreño se incorporó a los medios intelectuales costarricenses y abrazó la visión mítica de Costa Rica que estaban forjando sus colegas.


Martes, 8 de diciembre de 2015
Chester Urbina Gaitán

El escritor salvadoreño Alberto Masferrer fue un empleado público que conocía las fortalezas, vicios y debilidades del aparato estatal salvadoreño, pero creía que era posible mejorarlo sin llegar a una ruptura radical de tipo revolucionario. Masferrer nunca rompió con su matriz liberal ilustrada, pues era consciente de las contradicciones y debilidades del proyecto liberal en El Salvador, sobre todo de su incapacidad para lograr una incorporación real de los indios y campesinos, aunque esas tareas eran para él superables.

Masferrer estuvo en Costa Rica en 1885 y vivió en ese país cerca de un año. Retornó allí como cónsul general de El Salvador en 1896 y fundó La Revista Nueva junto con Ricardo Fernández Guardia, y Repertorio de Costa Rica con Anastasio Alfaro. Para julio de 1897, junto con Agustín Luján, publicó el Diario de Costa Rica. Esta segunda visita se extendió hasta por lo menos el año de 1900, cuando sacó a la luz sus experiencias en Costa Rica. Para 1913 Alberto Masferrer publicó estas crónicas personales en la Imprenta Moderna de San José, en un libro de 55 páginas titulado En Costa Rica, dedicado a sus amigos Justo A. Facio, Gregorio Martín y Ricardo Fernández Guardia, destacados educadores, intelectuales, escritores, historiadores y políticos costarricenses que influyeron en su forma de percibir la realidad de la sociedad de aquel país; sobre todo Ricardo Fernández Guardia con su libro Cartilla Histórica de Costa Rica, publicado en 1909, en el cual se resalta lo blanco-español en el mestizaje colonial del país.

En su descripción de Costa Rica Masferrer señala que la población del Valle Central es blanca. A los talamancas —uno de los grupos indígenas existentes en el país— los nombra despectivamente como degenerados y salvajes, lo que evidencia la carga racista de su discurso. En este sentido, el escritor salvadoreño repite lo señalado en torno a la oficialización de los costarricenses como una raza “blanca”, creencia influenciada por la temprana difusión de este tipo de planteamientos, principalmente por los viajeros que visitaron el país luego de la independencia.

Pese a que Masferrer invisibiliza la presencia indígena en el país, no ocultaba la influencia antillana en la región caribeña, ni tampoco la herencia genética afrocaribeña de los costarricenses; sin embargo, al sobresaltar la influencia española contribuyó a consolidar la imagen de la raza blanca como predominante. A pesar de esto, la descripción de Masferrer es interesante, ya que entre algunos de los intelectuales y políticos latinoamericanos del siglo XIX había una revalorización de la raza caucásica y el mestizaje representaba una regresión en el esquema evolucionario de la vida cultural y física, una enfermedad que había invadido el organismo social. Ese era el objetivo del Mínimum Vital, la doctrina vitalista que Masferrer desarrolló entre 1927 y 1929, y que propugnaba la regeneración moral del individuo y la sociedad a través de un llamado a la conciencia para lograr satisfacer las necesidades vitales de todos.

Asimismo, Masferrer cometía otros errores en su apreciación sobre los costarricenses al resaltar que la verdadera Costa Rica se ubicaba en el Valle Central entre Heredia y Cartago, donde existía un pueblo que ni por el clima, ni por las características étnicas, ni por la cultura era centroamericano. Además, añadía que el clima había determinado las características políticas de los costarricenses. Argumentaba que los campesinos del Valle Central eran casi todos propietarios de la tierra y estaban marginados de la política.

Por otro lado, el escritor salvadoreño resaltaba la singularidad de Costa Rica en Centroamérica al indicar: “Habladle, pues, de unión a un pueblo que no sabe de nosotros sino que cosechamos arroz, maíz y revoluciones, y admiraos de su empeño en retraerse de Centroamérica y en buscar por todos los caminos la influencia europea. Realmente, Costa Rica no es centroamericana sino como hecho geográfico”.

Lo apuntado por Masferrer denota la influencia ideológica que recibió de sus amigos y protectores costarricenses, lo que lo indujo a exponer una visión idílica sobre el desarrollo político de Costa Rica en términos pacifistas, ya que a partir de la independencia el país experimentó batallas, golpes de Estado y períodos de dictaduras. Su relato se centraba en el ámbito urbano del Valle Central, por lo que no tomaba en cuenta el estudio de las condiciones de vida de los campesinos y los grupos étnicos, la vinculación de estos a la vida política nacional y su acceso a la educación.

La visión idealizada que Masferrer tenía sobre Costa Rica se volverá a repetir en un texto que salió a la luz el sábado 6 de agosto de 1927 en la revista costarricense Repertorio Americano, editada por Joaquín García Monge. Este texto de Masferrer llevó por título “Salvemos siquiera la tierra y que nos dé Costa Rica, una vez más, el buen ejemplo”, y en él se criticaba cómo los países centroamericanos habían perdido su soberanía por habérsela entregado a Estados Unidos. Esto ocurría en un momento en que Nicaragua estaba ocupada por esta potencia. Frente a este panorama, Masferrer resaltaba que la región debía seguir el ejemplo de Costa Rica en la defensa de la tierra y de la soberanía nacional. Esto lo impulsa a decir: “Que nos dé Costa Rica, una vez más, el buen ejemplo, y nos enseñe la lección del amor a la tierra, y su consagración como símbolo de independencia y promesa segura de bienestar”.

Esta visión del escritor salvadoreño oculta el hecho de que Costa Rica, al igual que los demás países centroamericanos, había perdido el control de su soberanía mediante la firma del contrato Soto-Keith en 1884, por el que el gobierno del General Bernardo Soto cedió al empresario estadounidense Minor Cooper Keith 333,333 hectáreas de tierra a cambio de que éste construyera el ferrocarril al Atlántico. Asimismo, se le otorgó en arriendo la obra completa del ferrocarril por 99 años: Las tierras cedidas significaban alrededor del 8% del territorio nacional, y la cantidad aumentó en 1888 cuando, mediante otro contrato con Keith para construir un tramo de ferrocarril entre río Jiménez y río Frío, el gobierno le otorgó 280.000 hectáreas más de las cuales el norteamericano podía escoger hasta la mitad en lugares distintos a los de las zonas del ferrocarril. En total se le concedieron a Keith 613.333 hectáreas.

Cabe destacar que los dos textos anteriores de Masferrer han servido para resaltar la singularidad de Costa Rica en la región centroamericana, principalmente en su relativo clima de paz y estabilidad institucional. Sin embargo, también ocultaban algunos pormenores que asemejan a Costa Rica con el resto de países latinoamericanos.

 

*Chester Rodolfo Urbina Gaitán es docente en el Instituto de Estudios Latinoamericanos, de la Universidad Nacional de Costa Rica. Esta entrega es un resumen de su artículo “Escritores salvadoreños y las características etnoculturales de los costarricenses” . Anuario de Estudios Centroamericanos, Universidad de Costa Rica, 40: 139-147, 2014.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.