Izalco, en el departamento de Sonsonate, se ha convertido en un ícono del sincretismo religioso y cultural, su tradición procesional y religiosa ha logrado armonizar las diferencias entre la cosmovisión indígena y la ladina. La comunidad indígena se ha vuelto el motor de las celebraciones religiosas, mediante las cuales, durante el año, conmemoran el legado de sus antepasados. Las cofradías son las instuticiones sociales y culturales que representan y mantienen esta dinámica, sin embargo, en la actualidad parecen condenadas a desaparecer por el poco apoyo de las autoridades religiosas y municipales, y por el poco interés de las nuevas generaciones en mantener esta centenaria traidición.