El Salvador / Política

'Se ha comprendido que la política exclusivamente prohibicionista contra las drogas no funciona'

Lisa Sánchez, activista que promueve una nueva forma de lucha contra las drogas, acaba de participar en una asamblea especial de Naciones Unidas en que se discutió la propuesta de abandonar el modelo eminentemente represivo. Sánchez es la directora del Programa Latinoamericano para la Reforma de la Política de Drogas y advierte de los riesgos del desinterés de la sociedad civil sobre el tema de drogas y de los costos de políticas solo enfocadas en la represión.


Jueves, 21 de abril de 2016
Nelson Rauda Zablah

El Salvador y Honduras están de espaldas al cambio que se avecina en el mundo en cuanto a políticas de drogas, mientras Guatemala se tira de cabeza en ese esfuerzo. La Sesión Especial de la Asamblea General de las Naciones Unidas enfocada en el problema mundial de las drogas (UNGASS2016), que terminó este 21 de abril en la sede de la ONU en Nueva York, constituye, según muchos jefes de Estado y expertos, el principio del fin del prohibicionismo: la idea de que las políticas de drogas mundiales deben enfocarse en una guerra abierta contra el consumo de sustancias ilegales. Lisa María Sánchez es una de las expertas que sostienen esta idea.

Lisa Sánchez, activista que promueve una nueva forma de lucha contra las drogas. Foto:supportdontpunish.org
Lisa Sánchez, activista que promueve una nueva forma de lucha contra las drogas. Foto:supportdontpunish.org

Sánchez, mexicana, es directora del Programa Latinoamericano para la Reforma de la Política de Drogas, una iniciativa surgida en México de movimientos ciudadanos. El Faro la entrevistó el martes 19 de abril vía telefónica cuando ella se encontraba participando en una de las mesas de discusión de la UNGASS2016, en representación de la ciudadanía organizada.

Ha trabajado en la Comisión Interamericana para el Control de Abuso de Drogas de la Organización de Estados Americanos (OEA) y en la Sociedad Internacional del Sida (IAS, por sus siglas en inglés). Sánchez, graduada de Ciencias Políticas en La Sorbona (Francia), señala la ausencia de liderazgo del Triángulo Norte en las negociaciones y enumera razones sobre por qué la sociedad civil de los países centroamericanos debería prestar atención al paradigmático giro que empieza a concretarse.

¿Qué es lo más importante que ha sucedido en la UNGASS2016?
Lo primero es que se adoptó un documento de resultados. Lo segundo más importante fue que los países reaccionaron con ciertos comentarios, no reservas formales pero sí ciertos comentarios, demostrando su decepción por la no incorporación de ciertos temas. Aproximadamente seis o siete países más la Unión Europea hablaron de su desilusión por la imposibilidad de que el documento de resultados incorporara una moratoria sobre la aplicación de la pena de muerte por delitos de drogas. Y muchos otros países hablaron de su decepción por la no inclusión de una fuerte referencia hacia la necesidad de descriminalizar el uso de drogas y de reconocer que las intervenciones de reducción del daño funcionan. Finalmente tuvimos el uso de la palabra por los jefes de Estado o jefes de delegación, entre los cuales estuvo el presidente (de México) Enrique Peña Nieto, que tuvo una intervención muy fuerte, no la única. Otra de las intervenciones fuertes del agotamiento del modelo prohibicionista fue la del presidente Jimmy Morales, de Guatemala.

Peña Nieto habló de descriminalizar a los consumidores, de tener prevención efectiva y regulación eficaz. ¿Cómo debemos interpretar esto?
Peña, sabiendo que no le gusta el tema de drogas, vino a decir que su gobierno podría autorizar la marihuana medicinal y la descriminalización efectiva de los consumidores. Creo que lo más importante es la frase final con la que él cierra porque anuncia un cambio de paradigma al que nosotros vamos a estar muy atentos y del que nos vamos a asegurar que se aplique en la realidad, que fue precisamente el tránsito de la prohibición a la prevención y a la regulación eficaz. Él anuncia medidas. Sabemos, un poco por la información que hemos podido recopilar de varias fuentes, que es una reforma relativamente tímida, donde él va a autorizar el aumento en las cantidades de posesión, en los umbrales, para el caso de marihuana; no así para el caso de otras drogas y que él estaría dispuesto incluso a autorizar la importación de medicamentos a base de canabis. No necesariamente la producción nacional. Sin embargo, pese a que nosotros sabemos que el tono de las reformas anunciadas aquí tendrán que ser el paso inicial de esa transición que anunció al final de su discurso. Para mí, las medidas específicas de las que habló en su discurso pues en realidad son el comienzo, porque si él habló de un tránsito de la prohibición a la regulación eficaz entiendo que estas son las primeras medidas de su gobierno en esta materia, y no las últimas.

A la luz de este discurso, ¿qué sentido tiene la jugarreta de Peña Nieto cuando anunció que ya no iba a la UNGASS y luego cambió de parecer y terminó viajando?
Hace una semana que el presidente anunció que no venía. La versión oficial dice que es porque todavía tenía que acomodar la agenda del primer ministro italiano que visitará nuestro país en los próximos días. La realidad es que nosotros asociamos esa negativa con el hecho de que el presidente no consideraba particularmente relevante asistir a esta cumbre, que pensaba que dejarlo en las manos de la canciller era suficiente. Pero dado que México era país convocante nosotros hicimos mucha presión para que el presidente explicara exactamente los motivos por los que se ausentaría y si podía, en su caso, venir. Y vino. Yo te diría que nosotros desde sociedad civil consideramos esto una victoria de un movimiento organizado que verdaderamente quiere que el gobierno tome esto como una prioridad.

El presidente de Guatemala dijo presente en la cumbre, no así los de El Salvador y Honduras. ¿Cómo valora estas ausencias?
El Salvador está aquí presente. Me parece que hay algo en lo que sí tienes razón: que hay una falta de liderazgo centroamericano, más allá de Guatemala al haber convocado a la UNGASS, pues hizo esfuerzos de participar del proceso preparatorio pero no necesariamente tuvo un papel de liderazgo, un poco relacionado también a su crisis política interna. Honduras está aquí, que no necesariamente defiende una posición reformista, lo cual es una lástima, pero que también obviamente responderá a la ausencia de presiones específicas en lo nacional. Lo mismo creo que sucede con El Salvador. Mientras El Salvador empiece a conformar a nivel doméstico una masa crítica mucho más poderosa que permita hacerle políticamente costoso al gobierno mantener el status quo, pues en ese sentido empezaremos a ver a un El Salvador muchísimo más activo. Pero yo conozco a la delegación de El Salvador y ellos están presentes en la reunión pese a que no tienen mucha participación vocal en las intervenciones de plenario de mesa redonda. Yo los invitaría en El Salvador, en caso de que esto fuera un tema de interés nacional, que yo considero que así es, a que cuestionaran más a su gobierno y a que pudieran darle mucha más resonancia al tema en lo nacional, para que así entonces se sintiera la presión de estos negociadores de ser mucho más vocales.

¿Por qué deberíamos interesarnos?
La mejor respuesta para poder interesarse o la razón más válida es precisamente porque ustedes tienen a México muy cerca y saben lo que ha significado para nuestro país en terminos de costos sociales y humanos el mantener una política que tampoco necesariamente entrega los mejores resultados. Hoy, una de las pocas cosas que yo resaltaría de la intervención del presidente de la JIFE (Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes) es precisamente que dijo que la militarización de la seguridad pública en el mantenimiento de las políticas de drogas es algo que se escapa a las obligaciones adoptadas en el marco convencional. Muchas veces en nuestros países se dice que hay unas convenciones de drogas que nos obligan a ser represivos y fuertes contra las drogas. Pues hoy el mismo presidente de la Junta, que es el órgano encargado de vigilar el cumplimiento de estos tratados, dijo con todas sus letras que la militarización quedaba fuera del marco convencional. Yo te diría, para países como El Salvador, Nicaragua, Honduras, México o Colombia es prioritario que nosotros entendamos un enfoque diferente de seguridad ciudadana y que nosotros podamos tener políticas de drogas alternativas.

La discusión general en El Salvador, en cuanto a tema de seguridad, es sobre hacer redadas masivas de pandilleros y descongestionar cárceles para que las puedan ocupar precisamente los pandilleros que el gobierno quiere encarcelar. ¿La política contra las drogas puede contribuir por ejemplo a esa lógica de descongestionar cárceles por medio de la despenalización de algunas conductas de consumo de drogas?
Sí, aunque es mucho más que eso. Cuando tenemos un gobierno obsesionado con que la cárcel es la única salida para nuestro problemas sociales, obviamente ahí hay que poner un foco de atención y ver qué estamos haciendo mal en otras áreas que no tienen que ver con la prisión y con el trabajo policial, que pone precisamente a los jóvenes en estas cantidades escalofriantes en actividades ilícitas o de pandillerismo. Sin duda alguna, el tema de drogas se vuelve una justificación política, electoral, cuasi populista, bastante fácil para que gobiernos que tienen una tentación represora puedan habilitar regímenes que a la larga van a ser más costosos de lo que fueron benéficos.

¿La cumbre de la UNGASS certifica un cambio de paradigma? ¿Ya es obsoleto hablar de la meta de un mundo libre de drogas?
El documento de resultados de la UNGASS trae el refrendo de 'un mundo libre de abuso de drogas', poniendo el foco más bien en los usos problemáticos y no necesariamente en el uso per se, pero si bien hay un disenso claro y el proceso demostró que el consenso está roto, es decir, que no hay un entendimiento único sobre cómo abordar esto. La verdad es que la falta de voces de países afectados en esto nos hizo que hubiese un grupo de países conservadores que todavía lograron imponer una visión conservadora sobre el tema drogas. Yo veo este UNGASS2016 no como la última parada de la reforma de las políticas de drogas, sino más bien como el inicio de este abandono del paradigma prohibicionista y el comienzo de un camino que obviamente tendrá más puntos en el trayecto, como la revisión de la estrategia mundial de drogas en 2019.

¿La lógica del cambio de paradigma es posible porque la política anterior no funciona y ya se comprobó eso?
Creo que sí hay un entendimiento bastante claro de que no funciona, y sobre todo una demanda muy clara de centrar las políticas de drogas en la salud pública, en los derechos humanos y en el desarrollo, y no solo en la seguridad.

En El Salvador, hablar de legalizar o regular drogas casi siempre remite a un grupo de locos liderado por el reverendo Martín Díaz. ¿Por qué hay que tomarlo en serio?
En México tenemos un movimiento canábico que inicialmente también fue asociado como este grupo disruptivo que no tenía otro interés más que solventar su propio consumo y hemos visto que no, este tema tiene una dimensión de desarrollo. Las agencias tendrían que star preocupadas por qué vamos a hacer con todas estas personas que sin medios alternativos de vida se ven orilladas a las economías ilegales. Las personas interesadas en los temas feministas y de mujeres tendrían que tener muy claro que América Latina es la primera región, junto con Asia, en donde los delitos relacionados con las drogas constituyen la primera causa de encarcelamiento femenino. Las personas que defienden la sustentabilidad ambiental también tendrían que saber que la producción ilícita de narcóticos es una causa de deforestación importantísima en nuestra región y de contaminación de mantos acuíferos. El hablar de la reforma de la política de drogas como un tema solo de usuarios de drogas me parece que es un entendimiento muy parcial del tema y muy limitado. Esa gente tendría que ponerse a investigar más.

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