Internacionales / Cultura

China apuesta por la reproducción en cautividad de los todavía vulnerables osos panda

El panda gigante ya no es una especie en peligro de extinción pero sigue siendo “vulnerable”, amenazado por las epidemias y el cambio climático, advierten los centros chinos de reproducción en cautividad, que aseguran seguir siendo cruciales para garantizar su supervivencia.


Miércoles, 14 de septiembre de 2016
Julien Girault (AFP) / El Faro

Bao Bao es un osezno panda nacido en cautividad, en el Smithsonian National Zoological Park, en Washington. Foto Chip Somodevilla (AFP).
Bao Bao es un osezno panda nacido en cautividad, en el Smithsonian National Zoological Park, en Washington. Foto Chip Somodevilla (AFP).

Chengdu, CHINA. Cada mañana, encaramados a su tronco, decenas de jóvenes pandas mastican su desayuno a base de tallos de bambú en el centro para la Reproducción de pandas de Chengdu, en el suroeste de China.

Este centro fue creado en 1987 por la creciente amenaza de extinción del animal, una hipótesis que hoy parece descartada: la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) acaba de retirar al panda gigante de su lista de especies “en peligro”.

En 2014, en China, había 1,864 adultos en estado salvaje contabilizados, un aumento del 17 % en diez años, según la UICN. Pese a ello, la especie sigue siendo “vulnerable”.

“Esta señal positiva” muestra que no se trata de una situación “desesperada”, asegura a la agencia AFP James Ayala, investigador del centro de Chengdu. “Sin embargo, es demasiado pronto para celebrarlo”, aduce, “y lo peor sería dejar de hacer esfuerzos porque el panda podría volver a estar en peligro”.

En su opinión, los criterios “generalistas” de la UICN “se aplican mal” a los pandas.

Esta nueva clasificación es “prematura”, coincide Zhang Heming, un reputado experto que la AFP encontró en su Centro de Preservación e Investigación del Panda (CCRCGP) de Dujiangyan (Sichuan).

La población de pandas está fragmentada en 33 grupos aislados, de los cuales 18 tienen menos de una decena de individuos, por lo que presentan “un riesgo elevado de desaparición”, según este especialista.

Diversidad genética

“La fragmentación del hábitat natural amenaza la existencia de pandas” comprometiendo la diversidad genética de la especie, precisa Zhang a la agencia Xinhua. De ahí la utilidad de los programas de reproducción en cautividad, generalmente por inseminación artificial: el país cuenta ya con unos 420 pandas cautivos.

La base de Chengdu ha asistido a unos 200 nacimientos –una veintena este año– para a continuación ceder los animales a otros sitios o zoológicos en el extranjero.

El CCRCGP de Dujiangyan, dotado de un”hospital de pandas” ultramoderno, acoge al “decano”, Pan Pan, un especimen de 31 años con 130 descendientes.

“El objetivo es tener un gran número de animales cautivos que sea posible soltar en la naturaleza para ayudar a la especie a sobrevivir en caso de catástrofe natural o epidemia”, explica Ayala.

Pese a ello, las reinserciones de animales nacidos en cautividad en la naturaleza se hacen con cuentagotas: en la última década, “entre siete y diez pandas han sido soltados”, admite el investigador. Los osos son “entrenados” para distinguir a eventuales depredadores y socializar con sus congéneres, pero la brecha con la vida salvaje es inmensa.

“Estamos lejos de dominar las costumbres de los pandas” y los que son criados en cautividad “no están preparados en absoluto” para ser puestos en libertad, asegura Yang Fuqiang, de la oenegé estadounidense NRDC. Las tasas de fecundidad obstinadamente bajas complican aún más la situación, lamenta.

El bambú en retroceso

Otro desafío: la preservación de los bosques de bambú, que provén a los pandas de hábitat y alimento. Las reservas de pandas, establecidas a partir de 1992, son en la actualidad 67 en total en toda China, protegiendo a casi el 70 % de la población salvaje de esta especie en 1.4 millones de hectáreas, según la administración forestal.

Pero con el cambio climático más de un tercio de los bosques de bambú podrían desaparecer en 80 años, alerta la UICN.

Por otro lado, el particular ciclo de desarrollo de ciertas especies de bambú hace que desaparezcan completamente en intervalos de dos a cuatro décadas y las plantas tardan años en volver a crecer, poniendo en grave peligro a los pandas.

Este fenómeno ya provocó una hecatombe en los años 1970 y 1980 en las montañas de Sichuan, donde 250 pandas murieron de hambre, recuerda Ayala. “Hay que ampliar y garantizar el entorno natural de los pandas”, asevera; “de otra forma, no servirá de nada preservar la especie”.

© Agence France-Presse

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