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“Sería irresponsable decir que los 58 millones que votaron por Trump son todos racistas”

Óscar Chacón, salvadoreño, es una de las voces imprescindibles en temas de migración en Estados Unidos. Es director de una de las organizaciones latinas más influyentes, Alianza Américas. Chacón predijo el triunfo del candidato republicano Donald Trump. Acostumbrado a hablar en medios internacionales o en la Casa blanca, tiene explicaciones detalladas para la coyuntura: desde por qué los latinos votaron a favor de Trump hasta cuál será el destino de sus promesas más extravagantes, como deportar a los latinos de la potencia mundial. Para Chacón, demócratas y republicanos no son tan distintos como se puede creer.  


Domingo, 13 de noviembre de 2016
Gabriel Labrador

 

El salvadoreño Óscar Chacón es director ejecutivo de Alianza Américas, una organización en Estados Unidos que se encarga de promover temas de interés para las comunidades latinoamericanas. Foto: tomada del canal Youtube de Alianza Américas. 
El salvadoreño Óscar Chacón es director ejecutivo de Alianza Américas, una organización en Estados Unidos que se encarga de promover temas de interés para las comunidades latinoamericanas. Foto: tomada del canal Youtube de Alianza Américas. 

Pocos latinoamericanos saben tanto de las raíces profundas de Estados Unidos como Óscar Chacón, director desde hace 11 años de Alianza Américas, anteriormente conocida como Alianza Nacional de Comunidades Latinoamericanas y Caribeñas (NALACC), un paraguas que reúne a decenas de organizaciones que trabajan asuntos latinos en Estados Unidos. Es salvadoreño y vive en Chicago, donde hace 35 años comenzó su carrera que lo ha posicionado como vocero obligado sobre políticas migratorias y derechos humanos. Un día da entrevistas en CNN como el otro se reúne con senadores en Washington. 

La entrevista con El Faro ocurrió un día después del triunfo de Donald Trump, el candidato republicano, en las elecciones presidenciales estadounidenses. Para él, la mayor sorpresa no fue el gane de Trump, sino que los republicanos se hicieron con la mayoría en las dos cámaras del Congreso y con la decisión sobre el nombramiento de magistrados de la Corte Suprema de Justicia. 'Es una posición envidiable para cualquier candidato', dice Chacón, aunque señala que los líderes del Partido Republicano probablemente le harán oposición a Trump si perciben que este modifica las grandes bases de la economía. 

'Hay un buen número de personas que en años anteriores se consideraban demócratas y que han votado ahora por un candidato que los ha engañado exitosamente con promesas prácticamente imposibles de cumplir', dice Chacón, en referencia a promesas como que renegociará los tratados de libre comercio o que sacará a todos los indocumentados del país. Barack Obama, el presidente saliente, también había prometido cosas como la profunda reforma migratoria; o, como recuerda Chacón, cerrar la cárcel de Guantánamo.  Prometer y no cumplir del todo, dice este analista, le ocurre a todos los candidatos. 

En medio del cisma, Chacón ve el panorama amplio, y recuerda la responsabilidad del Partido Demócrata al haber facilitado el camino a Trump: en lugar de leer los signos de los tiempos y presentar una candidatura moderna, los demócratas se quedaron cumpliendo un acuerdo con Hillary Clinton que los llevó a perder la elección, explica Chacón. Aunque para muchos estas elecciones eran una batalla entre el bien y el mal, para Chacón la diferencia entre republicanos y demócratas es mucho menos dramática: 'Es cuestión de intensidades'. En su opinión, ambos defienden el mismo estado de las cosas. 

¿Qué tan devastado está el ánimo en Estados Unidos? ¿De qué magnitud ha sido el terremoto?
Se había creado la expectación de una victoria aplastante de Hillary Clinton. Yo te diría que por ahora un poquitito más de la mitad de la población está todavía en una situación de shock emocional, porque no logran entender cómo es posible que se haya elegido a una persona como Donald Trump. Pero la otra mitad de la población está muy satisfecha de que se logró derrotar a una contendiente que ellos percibían como una amenaza en cuanto a continuación de un sistema político que la gente ve como obsoleto e inservible. El resultado genera un cuestionamiento de toda esa infraestructura electoral de medición de opinión pública que definitivamente andaba perdida. Muy poco se ha admitido el fracaso de las predicciones, según he podido monitorear en los grandes medios. En este sentido, el resultado se pudiera caracterizar como un cataclismo político que ha generado emociones sumamente encontradas.

¿Sería simplista decir que fue la población más ignorante en cultura democrática la que se impuso en las urnas?
Lo que pareciera ser sorprendente para muchos no lo es para un sector minoritario de analistas entre los cuales me incluyo. Desde el verano de 2015 he planteando que hay tres factores claves que han convergido en esta campaña electoral de una manera inédita. No surgieron ni ayer ni el año pasado, sino que se han venido configurando a lo largo de las últimas tres o cuatro décadas de políticas públicas equivocadas. El primer factor tiene que ver con el modelo peculiar de capitalismo que Estados Unidos ha promovido. Un modelo salvaje -en palabras de un expapa-, con dos características centrales: la generación de ganancias máximas a toda costa y la distribución de la riqueza en cada vez menos manos. Estados Unidos está viviendo hoy una de sus épocas de más desigual distribución de riqueza, a diferencia de lo que ocurría hasta finales de la década de los setenta. Quien desde entonces ha venido de manera constante, pero gradual, viendo su situación socioeconómica empeorarse es la población de raza blanca. El segundo factor, que ha ocurrido desde de la década de los setenta en adelante, es la profunda transformación demográfica en Estados Unidos. Ya en el año 2000 la población de origen latinoamericana se había constituido como el segundo grupo más numeroso de personas después de la población blanca de origen europeo. Si se le suma la población negra y asiática, y se combina con sus tasas de fertilidad, tan pronto como el año 2040, la población blanca de origen europeo va a dejar de ser la población mayoritaria. Entonces, para un país que fue fundado por dueños de esclavos, creyentes fieles del principio de la supremacía blanca, esta transformación demográfica irreversible genera una onda expansiva de temor muy poderosa, porque tampoco ha habido políticas genuinas de integración social. Y el tercer factor es el creciente sentimiento de aborrecimiento del sistema político vigente, que lleva a que la población blanca sienta que nada de la democracia sirve para cambiar las cosas. La gente dice: 'El gobierno nos ha traicionado', 'el congreso no sirve para nada', 'la presidencia ha sido usurpada los últimos ocho años por un negro', 'las cortes tampoco sirven', 'la prensa tampoco reporta la verdad'. Estos son los tres factores que, yo creo, explican el fenómeno Trump.

Trump parece vender la ilusión de bonanza para las familias blancas estadounidenses, aunque eso pasa, en realidad, por modificar los patrones de la economía. ¿Atacará las causas del fracaso económico del que él se ha beneficiado como empresario?
En ningún momento él habla de cambiar algo de eso. Trump ha manipulado de forma exitosa los temores que la conjugación de los tres factores mencionados generan en el corazón de la sociedad estadounidense, principalmente en el 70 % de la población votante que es de raza blanca. Trump utilizó de manera muy oportunista el sentimiento racista, xenófobo que existe en la sociedad; el sentimiento de inseguridad económica, utilizando el comercio internacional y los acuerdos del libre comercio como su caballito de batalla, pero sin llegar a cuestionar en ningún momento los fundamentos esenciales del modelo económico vigente. Su campaña fue sobre los síntomas, no sobre las causas de las infecciones. Trump no tiene una agenda de ataque a las políticas neoliberales, a la tan regresiva política tributaria que ha predominado en la política por tantos años, como tampoco tiene una política de ataque al extremismo ortodoxo de libre empresa que está detrás de muchos de los problemas estadounidenses.

¿Cuál fue el problema de Hillary Clinton? ¿Fue que rehuyó de conectar con esa gran masa de votantes descontentos y se enfocó erróneamente en hablar a las minorías? 
El Partido Demócrata, desde mediados de la década de 1930, se constituye ante el ojo de las masas mayoritarias como el partido de la gente pobre y de los trabajadores. Los demócratas cambiaron las reglas del juego para que la riqueza se distribuyera de manera más equitativa. El Partido Demócrata gobierna buena parte de los siguiente 40 años, y lidera cambios trascendentales como las reformas a la ley laboral. Muchas de estas ideas son eventualmente abrigadas por el Partido Republicano, pero entran en crisis a finales de la década de los setenta. Ahí surge una nueva narrativa que dice: 'Tenemos que darle marcha atrás a estas políticas de bienestar social, porque con esta trayectoria llegaremos a la social democracia y no queremos absolutamente nada de socialismo en este país'. Esta lógica nace del seno de los pensadores de la empresa privada, y la comienza a implementar el gobierno de Ronald Reagan, a partir de 1981. Once años después, con la derrota de Bush padre en 1992, sucede algo muy interesante que es que el Partido Demócrata llega a la conclusión de que la única manera de viabilizar su continuidad como partido hegemónico es renunciando a su historia de partido de las clases pobres. Entonces comienza a abrigar muchos de los postulados de Reagan. Cuando Bill Clinton, demócrata, se elige como presidente en 1992, lo hace no con una agenda clásica de los años de oro del Partido Demócrata, sino con un planteamiento cambiado donde, en esencia, se plantean como los nuevos demócratas, un partido más pragmático, más amigable con la empresa privada, dispuesto a hacer cambios que ni siquiera Reagan pudo hacer. El Partido Demócrata perdió la capacidad de seguir siendo un partido en el cual la gente trabajadora, de cualquier raza, se sentía representada. En buena medida, le hizo más fácil la jugada en este caso a Donald Trump. En conclusión, los dos partidos están en función de lo mismo, y la diferencia entre uno y otro son nada más intensidades.

Pero Trump no es un republicano clásico. Gana la nominación a pesar de la dirigencia republicana. 
Cuando en julio de 2015 Donald Trump declara su deseo de ser candidato, la mayoría de los republicanos pensó que su candidatura iba a ser algo vistoso, interesante, pero que no iba a durar más de un mes. Había contendientes de peso pesado, incluyendo al exgobernador de la Florida, Jeb Bush. Él parecía que ganaría la contienda por ser parte de la aristocracia política republicana. Pero todos vimos lo que pasó.

Entonces, ¿la clave de Trump fue escuchar a todo ese grupo social que se sintió abandonado desde la transformación del Partido Demócrata?
Hay que esperar a una estratificación más fina de quiénes votaron por Trump. Sin embargo, no sería sorpresa encontrar que hay un buen número de personas que en años anteriores se consideraban demócratas que votaron ahora por un candidato que los engañó con promesas imposibles de cumplir. Podría cumplirlas solo si promueve reformas fundamentales al sistema económico, al sistema político de Estados Unidos pero eso luce muy improbable viniendo de alguien como Donald Trump. Él no tiene ningún interés personal, ni ningún interés del grupo social y económico al cual él pertenece como para llevar a cabo esos cambios. También es importante señalar que Trump da rienda suelta a fuerzas políticas que creen, sin exagerar, en una agenda nacionalista de la raza blanca en Estados Unidos. Y con esto termino esta parte: sería irresponsable decir que los 58 y pico de millones que votaron el martes son todas personas racistas, o personas fieles creyentes del concepto de la supremacía de la raza blanca. Hay un porcentaje de personas que sí creen en extremismos políticos, que han estado presentes a lo largo de toda la historia de Estados Unidos. Pero yo diría que muchos de los votantes de Trump es gente ignorante de cuál es la agenda detrás de él, o son personas que estaban confundidas, a pesar de que no son personas que uno pudiera caracterizar como ignorantes o poco educados.

¿Cómo se explica que alguien como Trump haya recibido más votos latinos que Mit Romney en 2012?
Hay mitos. Primero, la población de origen latinoamericano representa el 18 % del total en Estados Unidos, casi 56 millones de personas. De ese porcentaje, las personas de 18 años o más son más o menos 27.5 millones de personas. De esto, no todos se empadronan para votar. Y luego, aunque puedan votar, no todos lo hacen. Segundo, este bloque de población, y me voy a referir puntualmente a la población ciudadana de 18 años o más, los 27.5 millones, es sumamente heterogénea. No todos hemos tenido la misma trayectoria de vida. Es como que tú preguntaras por qué en un país como El Salvador, donde hay 6 millones de habitantes, no votan todos de la misma manera. Pero a esto hay que añadir dos o tres factores vitales para entender. La mayor concentración de personas de origen latinoamericano, mayores de 18 años, empadronados, reside en el estado de California, aunque hay altas concentraciones en Texas, Nueva York, Florida y otros 13 estados. El caso es que, de los nueve estados considerados campos decisivos de batalla electoral, solo en tres el voto latino tenía la característica de representar porcentajes relativamente altos: Florida, Nevada y Colorado. Entonces, para abreviarte todo esto, quedó claro que si aun cada votante de origen latinoamericano hubiera votado por Hillary Clinton en los Estados donde tenía más amplia presencia, de todas maneras habria perdido, porque en presidenciales el voto latino tiene un poder de decisión que muchos soñamos con llegar a tener, pero que hoy por hoy no tenemos. La mayoría de analistas piensa lo contrario, pero no es así. Ahora bien, el voto latino sí es decisivo para la selección de senadores, representantes de la Cámara baja, legisladores estatales, gobernadores donde el voto sí es directo.

¿Hay una explicación al hecho de que aún cuando las mujeres y los latinos fueron insultados por Trump, altos porcentajes -29% de latinos y 42% de mujeres votaron por él?
No estamos hablando de un bloque homogéneo de personas votantes, que piensa igual o que actúa igual. También recordemos que Trump hace una oferta de carácter muy demagógica, superficial. Él promete corregir las condiciones de inequidad que hacen infeliz a un alto porcentaje de la población, que es la población votante de raza blanca. Pero no quiere decir que no hay un pequeño segmento de raza negra, asiática, o latinoamericana que no se trague la píldora también. El anzuelo también lo mordieron porcentajes significativos de los distintos segmentos de votantes, no solo los de raza blanca.

Pasemos a la parte de los efectos del gane de Trump. ¿Qué riesgos implica que el Partido Republicano controle la Casa Blanca, la Cámara de Representantes, el Senado y la Corte Suprema de Justicia? En el caso de la Corte, Trump nomina a jueces de su elección y el Senado lo avala o rechaza. 
Donald Trump va a llegar a la presidencia con una condición extremadamente envidiada por cualquier candidato en la historia. Eso facilita un montón de cosas, incluyendo el nombramiento de cuantos jueces de la Corte Suprema tengan que ser nominados entre ahora y los próximos cuatro años. Donald Trump tuvo fricciones muy fuertes con figuras clave de liderazgo del Partido Republicano. Eso significa que deberá esforzarse para armonizar las diferencias que existen con muchos de los que van a estar en condición de mayoría tanto en el Senado como en la Cámara Baja. También hay que recordar que en cualquier campaña electoral un candidato promete cada cosa que considera que le va a generar más votos, pero eso no se traduce mecánicamente en hechos a la hora de gobernar. Es decir, ¿cuánto de lo que dijo y prometió se va a convertir en ejes rectores de la armonización con el liderazgo del Congreso? No lo sabemos. Entre ahora y el 19 de enero, tendremos una idea cuando sepamos el perfil de personas que Trump postulará para su gabinete de Gobierno. 

 ¿Qué tan real es esa amenaza de que el espacio alrededor de Trump sea ocupado por la gente que usa a Trump como su marioneta?
Te doy, como ejemplo, un diálogo parafraseado de una serie ficticia de televisión que se llama Señor Robot. Este suele dirigirse a un hacker que está comprometido con desbaratar el poder corporativo mundial. En un capítulo, un ejecutivo de una compañía atacada por el hacker se reúne con un alto funcionario del gobierno de Estados Unidos, y el funcionario le dice: 'Eres realmente una persona brillante porque lograste manipular los votos en el Congreso de forma tal que lo que tú querías eso fue lo que salió'. Y le agrega: 'Tú deberías postularte para la presidencia'. El ejecutivo le responde: 'Solo las marionetas se postulan para la presidencia'. Una vez en el puesto de presidente de Estados Unidos vas a encontrarte con mil y un factores que condicionan lo que vas a hacer. Barack Obama, por ejemplo, hizo mil y un promesas, entre ellas cerrar la prisión en Guantánamo, Cuba, y la prisión ahí está.

Hablando de Trump como esa marioneta, ¿quiénes serían las fuerzas detrás?
En la política se dice que no hay ni amigos ni enemigos permanentes, lo que hay son intereses. La mejor manera de asegurar la preservación de intereses es lo que dicta quién debe ser amigo y quién no. En Estados Unidos hay tres, cuatro grandes rubros a quienes les interesa que la orientación política gubernamental camine en cierta dirección. Por un lado, tenés el complejo militar industrial que desde la década de los cuarenta no se ha bajado de la condición de privilegio en la que está. Para este sector la amenaza de guerras continuas le es favorable porque alimenta sus bolsillos. Estados Unidos tiene el presupuesto militar más grande del planeta, aún si combinás el de los siguientes 25 países con más alto presupuesto en este rubro. En segundo lugar, tenés un sector más joven, pero que cada vez es más poderoso, y es el sector industrial que gira en torno a la seguridad doméstica: la industria carcelaria, la industria de la detención de 'extranjeros peligrosos', la industria de la deportación, la industria de la construcción de muros, la industria de las asesorías a los cuerpos de policía local, la industria de las asesorías a los cuerpos de policía extranjeros... En tercer lugar, tenés el bloque de la industria financiera, que es un sector que está profundamente incrustado en el quehacer del gobierno, y que se encarga de asegurar que nada cambie a pesar de que se diga que todo va a cambiar. 

¿Qué tanto el discurso que dio Trump en la madrugada del miércoles 9 de noviembre fue un viraje más conciliador? 
Reconozco que el discurso en sí fue un discurso conciliador. ¿Cuánto va a durar? ¿Hasta qué punto las acciones que tome van a ser consistentes con el tono de ese discurso? ¿Hasta qué punto va a él realmente desafiar por ejemplo el comercio mundial? Trump tiene como uno de sus mensajes más importantes el ataque en contra del acuerdo comercial del Pacífico, lo que se conoce como TPP. ¿Lo va a cambiar de manera que cumplirá con muchas de las promesas retóricas que hizo? Probablemente no. Por sentido común, es improbable que alguien como Trump tenga una intención genuina de confrontar estos poderosísimos sectores de la economía que te he mencionado. Si el hombre comienza a atentar contra los intereses de algunos de estos poderosísimos grupos puede que haya problemas.

Esto nos lleva a otro escenario. ¿Qué consecuencias puede haber en el empleo y en la migración?
En el ámbito del empleo, una de las tendencias claras del modelo de capitalismo que Estados Unidos promueve es la precarización del empleo. Esto quiere decir que se crean cientos de miles de puestos de trabajo, pero son trabajos sin prestaciones, mal pagados, que en realidad no resuelven cómo acceder a una vida digna. En segundo lugar, hay que ver si esto de los empleos se cumple. En cuanto a la migración, desde 2008 Estados Unidos ha experimentado un deterioro de su tasa anual de fertilidad. La tasa más alta la tiene el grupo de origen latinoamericano. A eso, combinale una dinámica demográfica que comenzó a suceder desde el 2011 y que va a ser constante hasta finales de 2030. Esto es el patrón de jubilación de una generación de estadounidenses conocida como los 'Baby Boomers', nacidos después de la Segunda Guerra Mundial. Los Baby Boomers comenzaron a jubilarse a partir del 1 de enero del 2011 a un ritmo de 10,000 personas por día. Este país es insostenible sin que haya una fuerte inyección anual de población extranjera. Entonces, ¿cómo diablos vas a sacar a la población que ya está aquí, que es población joven, población trabajadora, que le aporta a la base tributaria del país y de paso vas a cerrar tu frontera? ¿Cómo es eso sostenible? Aquí es donde ves la diferencia de una promesa retórica que te hizo ser presidente con la realidad de gobernar. Tanto a los europeos como los estadounidenses les encanta engañarse porque ellos dicen que no es que estén en contra de la migración. Lo que quieren es una migración más ordenada, más regulada pero en realidad lo que quieren es que si hay migración que sean como ellos, no como los latinos o negros.

¿Cuáles son las consecuencias del gane de Trump en política exterior?
Desde hace veintipico de años para acá, América Latina dejó de ser importante para Estados Unidos. Ascendieron en importancia Asia, por el rol de China en la economía mundial; el Medio Oriente, por ser el proveedor esencial de los hidrocarburos; y, en una menor medida, el resto del planeta, en su conjunto. Y eso ha sido cierto para demócratas y para republicanos. En términos de matices, Trump ve más afinidad desarrollando una relación más cercana con Rusia que con China. ¿Y uno se pregunta por qué? A lo largo de su vida, Trump ha tenido siempre una inclinación motivada por su admiración de la raza caucásica, de la raza blanca. Aunque Rusia es otro mundo, él ve más afinidad. Porque ambos somos mayormente blancos, ambos tenemos armas nucleares, ambos tenemos intereses similares, a Rusia le interesa explotar el Medio Oriente, a nosotros también... ¿por qué no nos asociamos con ellos en vez de darle entrada a China?

¿Tuvo algún sentido, por oculto que sea, la visita de Trump a México para Peña Nieto?
Es muy triste pero México es un país sumamente servil. Y se hizo servil de una manera muy burda. El problema de venderte es por cuánto te vendiste, pero cuando te ofrecés, sin ni siquiera hablar de intercambios... es triste.

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