EF Académico / Desigualdad

El cambio sí llegó al sistema de salud

La reforma de salud después de la llegada del FMLN al poder en 2009 mejoró el acceso, especialmente en zonas rurales, y redujo la brecha urbana-rural. Los últimos dos gobiernos han seguido los preceptos de la Organización Mundial de la Salud en busca del ideal de acceso universal a la atención primaria integral, y avanzado hacia una forma más económica y eficiente de organizar un sistema de salud de amplio alcance.


Jueves, 2 de febrero de 2017
Mary Clark

Desde su llegada al poder en 2009, las administraciones efemelenistas han luchado por cumplir sus promesas de mejorar los servicios públicos. Una promesa clave fue la universalización del sistema de salud pública, lo que significaría la ampliación del alcance del Ministerio de Salud y un aumento en la eficacia. El enfoque posneoliberal de Mauricio Funes hacia los servicios estatales buscó corregir la excesiva mercantilización de los anteriores gobiernos de ARENA, y garantizar los derechos de ciudadanía social de los salvadoreños.

Resulta interesante que la reforma de salud implementada por Funes no fuera particularmente revolucionaria. Como político centrista dentro un sistema de partidos altamente institucionalizado, el Presidente Funes decidió trabajar dentro de las instituciones ya existentes para la mayoría de sus reformas del sector social. Funes evitó polémicas al rechazar las propuestas de unir las redes del MINSAL con instituciones con financiamiento más sólido como el Instituto Salvadoreño del Seguro Social, el Instituto Salvadoreño de Bienestar Magisterial, y el Comando de Sanidad Militar. Luego transfirió el asunto de la reforma de salud a la Dra. María Isabel Rodríguez, la anterior rectora de la Universidad de El Salvador, exdecana de su Facultad de Medicina y funcionaria de la Organización Panamericana de la Salud (OSP).

La Dra. Rodríguez aportó su considerable experiencia a la reforma de salud, pero había otras influencias también. Una fue un amplio movimiento social formado por trabajadores de salud, sindicatos del sector público, campesinos, estudiantes y organizaciones de derechos del consumidor, que organizó una serie de huelgas nacionales entre 1999 y 2003 para protestar contra las propuestas del Presidente Flores de privatizar los servicios de salud del ISSS. El FMLN apoyó aquellas huelgas, estableció vínculos con este movimiento, e incluso postuló algunos de sus líderes como candidatos políticos. A lo largo de la campaña política de 2009, la organización clave del movimiento social, la Alianza Ciudadana Contra la Privatización (ACCPS), desempeñó un papel central en movilizar a los ciudadanos a asistir los foros abiertos organizados por el equipo de Funes cada fin de semana. Después de las elecciones, la Dra. Rodríguez y la ACCPS siguieron organizando foros sobre la salud, que contribuyeron a la estrategia de Funes de reformar la salud pública. En 2009 esta estrategia fue publicada bajo el título, Construyendo la esperanza: Estrategias y recomendaciones en salud 2009-2014 .

Siguiendo las indicaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el equipo de la ministra Rodríguez afirmó que un acceso universal a la atención primaria integral era la forma más económica de organizar un sistema de salud. Esta noción de eficacia se basa en criterios médicos. Si es posible, se deben prevenir los problemas de salud, o deben ser resueltos con el más mínimo nivel de intervención. Por tanto, un sistema universal de atención primaria que está orientado a los problemas de salud que enfrenta una población y está accesible dentro de un plazo de tiempo razonable, constituye una excelente primera línea de defensa, y ayuda a prevenir que una condición se vuelva más seria y más cara de tratar. Además, un sistema de atención primaria debe estar integrado con los niveles secundario y terciario de atención, para que se puedan tratar los problemas más graves puedan por medio de una red de referencia y contrarreferencia coordinada.

La comprensión y familiaridad de la Dra. Rodríguez con las indicaciones de la OMS reflejan su afiliación con esta red profesional; ella trabajó para la organización regional, la OPS, por más de dos décadas. Por casualidad, la OPS nombró un nuevo director de país en El Salvador que compartía el compromiso de la Dra. Rodríguez con un sistema universal de salud, y su habilidad de trabajar con un gran gama de interlocutores interesados. Como parte de una rotación periódica, el Dr. José Ruales llegó a finales de 2009 para representar la OPS en San Salvador. Enseguida, se involucró profundamente y se comprometió personalmente a adelantar la reforma de salud. Los Dres. Rodríguez y Ruales acordaron que la meta más inmediata e importante era brindar servicios médicos a las personas excluidas, y cerrar la brecha de acceso a los servicios de salud. Se entendía que esta brecha era más severa entre las zonas urbanas y las rurales.

En busca de un modelo

El equipo de la ministra Rodríguez estudió los modelos de salud pública de varios países, especialmente en materia de atención primaria. Miembros de su equipo hablaron por teléfono con funcionarios de salud de Costa Rica, y visitaron Brasil, Cuba, Paraguay y España para aprender más sobre sus modelos. Un aspecto particularmente interesante fue la idea de un sistema de atención primaria integral realizada por equipos multidisciplinarios que vivían en la comunidad, y la integración de la realidad psicológica, económica y social de la familia, y del entorno en la prevención y el tratamiento.

Además, el Ministerio estudió cómo el primer nivel de atención se articulaba con servicios especializados. El equipo del Ministerio también aprovechó su propia experiencia trabajando con el FMLN para brindar atención médica a las zonas bajo su control durante y después de la guerra civil.

En estas zonas, las comunidades encargaron al personal de salud que se concentrara tanto en las soluciones de los problemas de salud pública (por ejemplo, garantizar el acceso al agua potable y a la infraestructura de saneamiento), como en la medicina curativa. Estas comunidades recurrieron ampliamente a los promotores de salud, la mayoría de los cuales eran mujeres que habían completado un curso de atención médica básica. Después de ser aprobados por miembros del gobierno local, los promotores proveyeron servicios de primeros auxilios, vacunaciones infantiles, rehidratación oral, y la evaluación y priorización del caso (triage) para los problemas más complejos, además de realizar campañas para mejorar la comunidad, como la construcción de letrinas. Actualmente, el MINSAL emplea a miles de promotores que están obligados a residir en la localidad en que prestan servicios.

El primer gobierno del FMLN logró mucho con la reforma de salud, incluyendo la eliminación de tarifas “voluntarias,” y la aprobación de legislación para reducir los precios farmacéuticos. También, logró proporcionar un mayor acceso a los servicios de salud a través de los Equipos Comunitarios de Salud Familiar y los Equipos Comunitarios de Salud Especializados, y con la introducción de un efectivo sistema de referencia. Estas medidas y otras redujeron la brecha de acceso entre las zonas urbanas y las zonas rurales, dado que el nuevo modelo fue ampliado primero en las zonas rurales más pobres.

No obstante, hay nuevos desafíos que siguen poniendo en peligro la salud de los salvadoreños (el zika, por ejemplo), y en todo caso, queda mucho por hacer. La fragmentación de los fondos económicos disponibles para la salud pública del país es ineficaz e injusta. En particular, las personas que dependen de la red del MINSAL están en desventaja. Además, las mejoras en la infraestructura y el acceso a los servicios de salud que se han dado desde 2009, apenas son suficientes para abordar las enfermedades crónicas, complejas y caras no transmisibles, como el cáncer.

 

*Mary A. Clark es profesora asociada en la Facultad de Sciencias Políticas de Tulane University (Nueva Orleans, EEUU). Este entrega se basa en su artículo, 'The New Left and Healthcare Reform in El Salvador' , Latin American Politics and Society 57:4 (Winter 2015): 97-118. Entrega coordinada por Molly Todd y traducida por Stephanie Aubry.

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