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¿Jerusalén o Tel-Aviv? Trump decide

El traslado lo anunció durante la campaña, cuando las encuestas lo dibujaban como el candidato perdedor. A esto último se aferran distintos analistas para aseverar que el presidente Donald Trump no se atreverá a mover la embajada estadounidense de Tel-Aviv a Jerusalén. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, viaja a Washington esta semana.


Martes, 14 de febrero de 2017
Delphine Matthieussent (AFP) / El Faro

Las banderas de Israel y Estados Unidos ondean en una vivienda de uno de los asentamientos judíos en Jerusalén Este, declarados ilegales en diciembre pasado tras una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Foto Thomas Coex (AFP).
Las banderas de Israel y Estados Unidos ondean en una vivienda de uno de los asentamientos judíos en Jerusalén Este, declarados ilegales en diciembre pasado tras una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Foto Thomas Coex (AFP).

Jerusalén, PALESTINA/ISRAEL. Estas son algunas claves para entender por qué es tan polémico el traslado de Tel-Aviv a Jerusalén de la embajada estadounidense en Israel, una cuestión que será tratada esta semana en Washington por el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el presidente estadounidense Donald Trump. Hay quienes, como la alcaldesa de Belén, Vera Baboun, opinan que el traslado sería como encender un fósforo en un polvorín. “Trasladar la embajada de Estados Unidos estallaría todo”, dice.

¿Por qué Israel considera Jerusalén su capital?

Los judíos consideran que Jerusalén es su capital desde hace más de 3,000 años por razones religiosas y políticas.

Desde las dos destrucciones del Templo de Jerusalén y la consecutiva dispersión del pueblo judío, el judaísmo siempre evocó un retorno a Jerusalén. La Ciudad Santa era la capital del reino de Israel del rey David (siglo X antes de Cristo) y más tarde del reino judío asmoneo (siglo II antes de Cristo).

Los palestinos, tras la agresiva campaña de colonización emprendida por Israel, hoy representan alrededor de un tercio de la población de la ciudad, también reivindican Jerusalén como capital de su futuro Estado. Para los palestinos la ciudad también tiene un estatuto religioso esencial: la Explanada de las Mezquitas, situada en la Ciudad Vieja, lugar desde donde, según el islam, el profeta Mahoma ascendió al cielo, es el tercer sitio santo para los musulmanes.

¿Por qué el estatuto de Jerusalén es tan controvertido?

El plan de partición de Palestina aprobado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1947 preveía la división de Palestina, en aquel entonces bajo mandato británico, en tres entidades: un Estado árabe, un Estado judío y Jerusalén bajo control internacional.

Ese plan fue aceptado por los dirigentes sionistas, pero rechazado por los líderes árabes.

Tras la partida de los británicos y la primera guerra entre israelíes y árabes, se crea en 1948 el estado de Israel, que en 1949 designa el sector poniente de Jerusalén Oeste como su capital. Jerusalén Este, donde se encuentra la llamada ciudad vieja, permanece bajo autoridad de Jordania.

Es tras la Guerra de los Seis Días, en 1967, que Israel anexó la parte oriental de Jerusalén, y con posterioridad la proclamó su capital. Una ley fundamental israelí (texto de valor constitucional) aprobada en 1980 proclamó el estatuto de Jerusalén, capital “eterna e indivisible” de Israel.

Esta decisión no fue reconocida por la comunidad internacional, que considera que Jerusalén Este está ocupada por Israel.

¿Hay embajadores en Jerusalén?

Antes de la anexión de Jerusalén Este en 1980 y las resoluciones de la ONU que la condenan, 13 países tenían su embajada en Jerusalén: Bolivia, Chile, Colombia, Costa Rica, República Dominicana, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Haití, Holanda, Panamá, Uruguay y Venezuela.

Después de las resoluciones de 1980, esos países volvieron a instalar sus embajadas en Tel Aviv.

Costa Rica y El Salvador instalaron nuevamente sus embajadas en Jerusalén entre 1984 y 2006.

¿Cuál es la posición de Estados Unidos?

En 1995, el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que establece que “Jerusalén debía ser reconocida como capital de Israel”, y que la embajada estadounidense debía ser transferida a esta ciudad el 31 de mayo de 1999, a más tardar.

Desde entonces, todos los presidentes estadounidenses han aplazado dos veces por año la mudanza de la embajada. Pero una de las consecuencias de la ley de 1995 ha sido que los documentos oficiales estadounidenses mencionan Jerusalén como capital de Israel.

Durante la campaña electoral, el nuevo presidente, Donald Trump, se comprometió a reconocer Jerusalén “como la capital indivisible del Estado de Israel”.

Desde que asumió la presidencia, Trump no ha tomado por el momento ninguna iniciativa en este sentido, escuchando quizás las advertencias sobre el riesgo de que el traslado de la embajada provoque una explosión de violencia en la región.

© Agence France-Presse

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