Columnas / Cultura

EDUCO: cambiando de costumbres e ideas


Lunes, 30 de abril de 2018
Óscar Picardo Joao

“No es mi costumbre responder a columnas de opinión sobre mi trabajo científico y tampoco lo haré esta vez…”.
Educo: cuidado con las críticas a la historia oculta, Brent Edwards.

Pues bien, Brent Edwards no sólo contestó la primera columna –bajo amenaza de ser una excepción- sino que también ha contestado la segunda, descalificando toda la evidencia presentada: tabla estadísticas de matrícula, carta de Miriam Basso, correo de Eli Acosta, y se queda con los tópicos más etéreos de la discusión. Como sea, el debate siempre es positivo.

En esta última respuesta, bajó el tono de sus afirmaciones y decidió excluir del análisis todo lo que no le convenía. En realidad, dada la falta de evidencia, no creo oportuno dedicarle mayores argumentos e ideas a este debate, y de mi parte cierro con algunas observaciones:

Brent afirma que los apuntes publicados de Miriam Basso son unas notas ilegibles; yo las leí, el lector creo que también lo leyó… ¿No convenía tomarla en cuenta? ¿O prefiere que se transcriba completa la carta? Además, ahora resulta que el correo de Eli Acosta, técnica del MINED con el que cerramos el artículo anterior, no aúna con profundidad a las presiones que sufría el MINED. Si ella que estaba en el equipo técnico no lo sabía, ¿cree usted, que Brent o yo tendremos más conocimiento desde afuera o por haber investigado? Eli Acosta tiene autoridad técnica, trabajó en la fase germinal de EDUCO, participó en reuniones, es una informante calificada no considerada por Brent como informante clave.

También resulta que yo soy obsesionado por la teoría de conspiración, pero fue Brent quien afirmó que “uno de los secretos irónicos de EDUCO es que la inspiración para sus iniciativas de descentralización provino, al menos en parte, de las áreas controladas por el FMLN”. También escribió que “tanto el MINED como el Banco Mundial se resistieron a imitar un enfoque que tenía orígenes en las comunidades del FMLN…”; y que “para el MINED, EDUCO cumplió con otros dos objetivos políticos que convenientemente quedan fuera de la historia oficial. Primero, ese diseño permitiría al gobierno socavar y subvertir el sistema educativo que el FMLN había construido durante la guerra, y que se estima que atendió a más de 13,000 estudiantes con una coalición de aproximadamente mil educadores populares”.

Aún sigo esperando la evidencia y, si se puede, la estadística de estas afirmaciones… Creo que es poco irracional llamarle “sistema educativo del FMLN” a un grupo de escuelas en la época del conflicto; y lo digo con todo respeto hacia los maestros populares que hicieron educación en condiciones críticas y desfavorables. Son muy importantes, pero no eran un sistema. Yo no estoy obsesionado con teorías de conspiración, sólo persigo la verdad con datos, evidencias y fuentes calificadas.

Brent también sostiene que la tabla que propuse de crecimiento de matrícula no posee una hermenéutica, y me pregunto: ¿hace falta? Él afirmó: “(…) aunque los defensores de EDUCO hacen una variedad de afirmaciones sobre su éxito, una lectura atenta de la evidencia revela que no produjo mejores resultados educativos (…)”. Cuando una matrícula da un salto estadístico exponencial en un sistema educativo no es por inyección de recursos financieros –como Brent sugiere-, sino por el éxito de un programa. Observemos lo que ha sucedido –en contraposición- con el programa de útiles, zapatos y uniformes: se han invertido cerca de 70 millones anuales desde 2009 a la fecha (560 millones de dólares) y no se han reducido las brechas en Educación Media. No es un asunto de dinero sino de calidad de ideas, programas y buena gestión.

En el último artículo dice que la organización más influyente fue FUSADES, y agrega que sin FUSADES y FEPADE no hubiese habido financiamiento de la USAID y nunca habría surgido una nueva ola de actores técnico-políticos, y en su análisis deja fuera a la UCA. ¿De dónde sale esto? Le recuerdo un librito que se llama La educación en El Salvador de cara al siglo XXI Desafíos y oportunidades , el famoso diagnóstico UCA-Harvard-FEPADE. Insisto, de FUSADES podemos opinar que es un tanque de pensamiento neoliberal, pero el núcleo intelectual de la reforma y los analistas simbólicos de la reforma no fueron de FUSADES, sino de la UCA, FEPADE y otras ONG y/o fundaciones. FUSADES participó en muchos talleres y sólo produjo una investigación titulada El Salvador: Reforma Educativa, Análisis del Proceso de Descentralización (1998), estudio que formó parte del programa Proceso de Reforma en Educación y Salud. Diseño, Implementación y Grupos de Interés ; hasta ahí nomás. En cambio, a través del Departamento de Educación, la UCA participó en: Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo, Diagnóstico UCA-Harvard-FEPADE, diseño e implementación de la PAES, consultas en reformas legales, elaboración de varios libros de texto, y en una diversidad de investigaciones, por citar algunos casos. En mi artículo Las ONG´s y la Educación en El Salvador: desafíos, recursos y la mejora de la calidad podrá ver la cantidad de ONG, fundaciones, sus roles y aportes a la reforma educativa. Para el caso la UCA sale mencionada en 55 iniciativas, FEPADE en 13, FUSADES en 4 iniciativas.

Hay otros puntos novelescos que no voy a tratar, pero aquí los dejo: Cecilia Gallardo era del “núcleo duro” de ARENA, plantea Brent Edwards. ¿Basso le dobló el brazo a Cecilia Gallardo, a ARENA y al Banco Mundial, cambiando el modelo de vouchers por el de participación? Para la información de Brent, el debate era entre municipalización educativa y EDUCO, entre el MINED y Andes 21 de Junio; entre otros.

Brent Edwards planteó la idea de una historia “oculta” de EDUCO, y en estos días he leído con detenimiento varios documentos de EDUCO, sobre todo el PAD o Staff Appraisal Report de Modernización de la Educación Básica (8/09/1995), un documento técnico y extenso, y lo que plantea es simple: “The program relies on the EDUCO model for providing services inrural áreas” (proporcionar servicios educativos en zonas rurales), en donde no alcanza la cobertura del sistema debido al conflicto armado, una tarea indelegable de cualquier Ministerio de Educación. Los datos demuestran que sí funcionó: la cobertura pasó de 15 % en 1989 a 35 % en 1993 (de 4 a 6 años de edad), y de 76 % a 83 % (en educación básica). Estos son mis datos sin mayor interpretación, y sin plantear otros avances en materia de participación, género, amplitud de servicios docentes, libros de texto, modernización del MINED y presupuesto. Este documento es muy ilustrativo para leerlo y desideologizar posturas; tiene muchos datos en sus 152 páginas. En síntesis, lo que se infiere de este documento es que EDUCO está resolviendo un problema grave de cobertura. Lejos de ser algo perverso u oculto le está dando oportunidades de estudiar a niños del área rural en todo el país.

Otro documento valioso –ya que Brent me recomienda presentar estudios serios- es el de el de John Gillies, Luis Crouch y Ana Flórez (Julio 2010, AED, RTI, Equip2), en el cual participé como miembro del Grupo Consultivo, junto a muchos destacados educadores y técnicos. El documento se titula Revisión estratégica del programa EDUCO. Aquí se valoraron todas las posibilidades en torno a EDUCO… Por cierto, se hace una profunda revisión literaria sobre EDUCO y están todos los autores, informes, reportes citados que investigaron a EDUCO en 17 años. Posiblemente, para la fecha de publicación de este estudio, no existían los trabajos de Edwards.

Uno de los párrafos de este documento anota: “Las conclusiones que se derivan de la literatura especializada indican que EDUCO tiene un efecto positivo, y estadísticamente significativo, sobre una serie de variables como la participación comunitaria, la asistencia de los docentes que, a su vez, impactan sobre el logro educacional, sea este último medido con base a variables como deserción, o directamente con base a los logros cognoscitivos. Sin embargo, el impacto marginal, aun controlando los factores de desventaja de EDUCO (mayor pobreza, por ejemplo, en las áreas donde más predomina el modelo), tiende a no ser sustantivamente grande. Como se verá a continuación, nuestro análisis estadístico, que hace uso de análisis multivariado y controles estadísticos, lleva a una conclusión similar a los estudios anteriores” (pag. 18-19). Al final, mi opinión en este documento es que EDUCO estaba funcionando como un sistema “paralelo” y esto tenía que resolverse de algún modo, integrando o cambiando, etcétera; pero en sus inicios cumplió una función importante.

Bien, hasta aquí nuestro punto de vista. Dejo al lector su interpretación y juicio sobre este debate. No sin antes felicitar las respuestas de Brent, quien respondió a cada columna con esmero.

*Óscar Picardo Joao ( opicardo@asu.edu ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña
*Óscar Picardo Joao ( [email protected] ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña

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