El Salvador / Política

Uno de los presidenciales de Arena dice que “se puede dialogar con las pandillas”

En los últmos 15 años, la represión ha sido la principal apuesta para reducir la violencia y combatir a las pandillas en El Salvador. Los tres precandidatos de Arena (unos con mayor ahínco que otros) insisten en que el uso de la represión es inevitable. De los tres, solo Javier Simán declara que 'se puede dialogar con las pandillas'.


Sábado, 14 de abril de 2018
Gabriel Labrador

Los precandidatos a la presidenca de El Salvador por el partido Arena, Javier Simán, Carlos Calleja y Gustavo López, durante el segundo debate interno, que esta vez se enfocó en el tema de seguridad. Realizado en el foro 4 de la TeleCorporacion Salvadoreña (TCS). Foto de El Faro, por Víctor Peña.
Los precandidatos a la presidenca de El Salvador por el partido Arena, Javier Simán, Carlos Calleja y Gustavo López, durante el segundo debate interno, que esta vez se enfocó en el tema de seguridad. Realizado en el foro 4 de la TeleCorporacion Salvadoreña (TCS). Foto de El Faro, por Víctor Peña.

En términos generales, el foro sobre la seguridad en el que los precandidatos presidenciales de Arena enarbolaron algunas ideas para enfrentar la inseguridad en uno de los países más violentos del mundo fue un desfile de ideas recicladas y propuestas de políticas públicas que se han usado desde que en 2003 el expresidente Francisco Flores inauguró el Plan Mano Dura contra las pandillas. Sin embargo, en medio del encuentro, uno de los tres precandidatos pareciera haberse salido del libreto al mencionar dos verbos que han sido declarados proscritos en El Salvador desde que en 2012 se decubrió la negociación del gobierno del expresidente Mauricio Funes con las pandillas para reducir los homicidios a cambio de beneficios carcelarios.

El tema de 'la Tregua' en el foro surgió gracias a la primera pregunta del moderador, Rafael Domínguez. 'Ya usamos mano dura, mano súper dura, tregua, medidas extraordinarias... los resultados aún no llegan a la gente, ¿cómo va a resolver el problema de la inseguridad?', dijo, en alusión a las cuatro políticas de seguridad más simbólicas de las últimas cuatro administaciones presidenciales. De las cuatro, solo la Tregua de 2012 provocó descensos históricos en las cifras de homicidios. Las otras tres políticas han tenido como piedra angular el enfoque represivo y han parido un país sin guerra con una de las tasas de homicidios más altas del planeta. 

En la primera ronda de respuestas, los tres precandidatos (Javier Simán, Carlos Calleja y Gustavo López) contestaron generalidades. 'Las soluciones del pasado no han sido suficientemente eficaces para solventar el problema. Este país necesita una política integral', dijo Calleja. Simán, el segundo en responder, señaló: 'Vamos a recuperar los territorios que se han tomado, vamos a cerrar el chorro de los jóvenes que se suman a la delincuencia, y vamos a transformar los barrios y las comunidades para que todos puedan prosperar'. Gustavo López, el candidato que ha tenido menor visibilidad que los otros dos, habló de crear un instituto de ciencias forenses, de reformar la ley para abreviar los procesos judiciales en los casos complejos, focalizar el impuesto de la telefonía en temas de seguridad, y aumentar el salario a los policías.

Más adelante, como quien no ha terminado de decirlo todo, Simán sacó de nuevo el tema de la Tregua entre pandillas: 'No se puede negociar con alguien que no esté dispuesto a entregar las armas y dejar de delinquir; se puede dialogar pero no se puede negociar'.

La postura de Simán pareciera ser una crítica a Ernesto Muyshondt, el alcalde elector de San Salvador, quien durante la campaña electoral de 2014 representó a su partido en una reunión con líderes pandilleros en la que sometió a consideración el nombre de la persona que el entonces candidato Norman Quijano estaba pensando para ministro de Seguridad, de llegar a ganar las presidenciales. Pero la postura de Simán también pareciera remar contracorriente a la política de seguridad del segundo gobierno de izquierdas, respaldada por Arena. En enero de 2015, cuando el el presidente Salvador Sánchez Cerén anunció una política de lucha frontal contra las pandillas, dijo que su gobierno no regresaría el esquema de negociaciones y entendimientos que tuvo con ellas el gobierno de Funes. La frase de Simán, de hecho, plantea una repregunta para este precandidato. En diciembre de 2016, la Mara Salvatrucha 13 (MS-13) pidió diálogo al gobierno y puso sobre la mesa su propia desarticulación. ¿Con esas condiciones un gobierno podría sentarse a dialogar y negociar con las pandillas?

En el encuentro, Calleja no mencionó el tema y ni siquiera dijo si estaría dispuesto a escuchar a las pandillas, al igual que López, quien ignoró este tópico.

El resto del encuentro entre los precandidatos estuvo salpicado de contrasentidos e, incluso, alocuciones en las que Dios, las tanquetas, la falta de piedad o la economía son las claves para sacar al país de su crisis de inseguridad.

Simán señaló, por ejemplo, la contradicción de querer respetar los derechos humanos de la población más desprotegida con la incursión del Ejército en las comunidades. Mientras que Carlos Calleja apuntó que El Salvador, un país que ya ha sido sancionado internacionalmente como violador de derechos humanos, necesita un diagnóstico para saber qué tanto la Policía Nacional Civil, inmersa en una guerra frontal con las pandillas desde 2015, está abusando del uso de la fuerza.

Junto a Gustavo López, los precandidatos intentaron dibujar las recetas para que el país deje de despuntar como uno de los más violentos del mundo, pero entre sus propuestas hubo medidas, como la de privatizar las cárceles, que parecen sacadas de la plataforma electoral que el partido propuso hace cinco años y que ignora uno de los principales problemas del sistema de justicia: el hacinamiento de alrededor del 300% en las cárceles del país.

A tono con la clásica filosofía de Arena, en la que el desarrollo económico es el centro de la gestión gubernamental y motor del desarrollo, los precandidatos insistieron en que el empleo sigue siendo la gran vacuna para muchos de los males que aquejan al país. Generar más empleo, a secas. Sin embargo, no lograron profundizar en ideas que ayuden a entender cuál sería su propuesta para frenar la reproducción de los miembros de las pandillas. Para 2017, la cifra de pandilleros es de 60 mil miembros, según estimaciones del gobierno.

Luego hubo media docena de preguntas y repreguntas más. Y cuando llegó el turno de hablar sobre la represión al crimen y el uso de la fuerza, Domínguez aludió a un dato estadístico que indica que el 48% de la población salvadoreña estaría de acuerdo en la supresión de ciertas garantías constitucionales relacionadas a los derechos humanos a cambio de una salida para resolver la criminalidad. 'Podría ser una tentación para usar más represión, incluso el gobierno está acusado de ir en esa ruta, violando los derechos humanos', dijo Domínguez. Y fue en ese momento en el que Simán soltó un sinsentido. 

'¿Qué pasa cuando la Policía no cumple las metas de captura? Se vuelve más represiva y hace más capturas, tocando hogares que problablemente son inocentes llevándose jóvenes que probablemente son inocentes y con eso causa el malestar de la población', dijo Simán. Y en seguida soltó una frase que ya en foros anteriores había sido bien recibida por la audiencia, con aplausos y silbidos. 'Las tanquetas en los redondeles de la colonia Escalón no asustan a nadie', dijo, en alusión a la estrategia que adoptó el Gobierno en septiembre de 2017 denominado 'Plan de Seguridad y Prevención en la ciudad de San Salvador' y que consistió en colocar vehículos militares con armamento pesado en plazas y parques de la capital. Y en seguida, Simán completó con una contradicción respecto del llamado a respetar el derecho fundamental de la presunción de inocencia que había hecho solo segundos antes: 'Las tanquetas tienen que irse a los territorios donde nuestra gente no puede movilizarse'.

Luego Simán, un empresario textilero y abogado, señaló que la incursión del Ejército serviría para crear condiciones para que la Policía Nacional Civil y otras instituciones del Estado, sobre todo del área social, tomen posesión del territorio que por ahora, dijo, pertenecen a las pandillas.

En el mismo tono que Simán, Gustavo López, un empresario de armas y de medicamentos, enfatizó que la política del Estado tenía que ser implacable en el ataque a los criminales. 'A marzo hay más asesinatos que el año pasado, los planes y las políticas de Estado no caminan… tenemos que cambiar esta coyuntura. Yo les digo, aquellos que no se van a portar bien, que Dios tenga piedad de ellos, porque en un tema de gobierno, apegado a la Constitución, nosotros no la vamos a tener', dijo. Gustavo López fue el que menos profundizó, a lo largo de toda la velada, en una mirada a la solución de la violencia desde la prevención. 'Muchas veces nos dejamos ir por lo que sale en los periódicos, en la opinión pública, pero muchos de los los que nos están viendo no saben si van a llegar vivos a la casa. No podemos agachar la cabeza, los que no quieren salir, no van tener otra alternativa que la represión', apuntó.

La pregunta había sido qué tanto le apostaría a la represión, de llegar a la Presidencia, tomando en cuenta que las acusaciones internacionales sobre el país por violaciones a derechos humanos ya están a la orden del día. Y en su turno, Calleja dio por hecho que el país no está tan mal como lo pintan. 'Yo creo que tenemos que sentarnos, partir de un análisis, de una evaluación de línea base para ver cómo estamos en el tema de represión', dijo, al parecer, desconociendo que El Salvador ya ha sido sentado en el banquillo de los acusados en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por ejecuciones extrajudiciales, o que la ONU y sus diversos relatores han señalado que el abuso policial ha sido evidente en casos como el de la Finca San Blas, en marzo de 2015.

Aunque sin contundencia, Calleja, fue el que colocó la nota moderada la hablar de la represión. 'No podemos descartar el tema de la prevención. Estoy convencido que si dejamos la prevención de un lado y no trabajamos en generar oportunidades de empleo, educación y sobre todo de fortalecer la familia salvadoreña (...) no vamos a resolver el problema de manera sostenible', señaló.

Otra de las preguntas que hizo Domínguez fue cómo detendrían el crecimiento de los miembros de las pandillas. López enfocó su respuesta en la necesidad de darle trabajo a los jóvenes del país. 'Tenemos que ver la manera cómo los (jóvenes) que son rescatables, buscar algún incentivo para las empresas para que estas puedan generarles el trabajo, el sustento, el que estén ocupados en asuntos positivos', dijo. Calleja se enfocó más en el aspecto social: 'Los jóvenes aquí en el Triángulo Norte se sienten solos y abandonados y por eso buscan las maras y tenemos que atender ese problema de país, y eso está dentro del marco de prevención: debemos articular todos los poderes del Estado, gobierno central, municipal y empresa privada para unificarnos', dijo, sin detallar ninguna de sus propuestas. Más adelante, en otra pregunta dijo que con las alcaldías del país podían echar mano de los 6 mil agentes de los cuerpos de agentes metropolitanos para labores de seguridad.

Simán se distanció de los otros dos contendientes y más que proponer medidas económicas para la resolución de la inseguridad, introdujo el componente de la impunidad. 'Conozco cientos de miles de jóvenes que a pesar de (la pobreza) están luchando por ganar ese sustento de manera honrada. No quiere decir que todo el que pasa por ese sufrimiento termina en las maras, el problema es la impunidad', dijo.

Arena celebró su segundo 'debate' entre presidenciables en el Foro 4 de Telecorporación Salvadoreña (TCS) en medio de reclamos al Tribunal Supremo Electoral, quien prohibió la campaña adelantada en una resolución reciente. El encuentro no se transmitió en televisión abierta por disposiciones del TSE y contó como plataforma principal el Facebook Live. El equipo de campaña de Simán, no obstante, anunció que habrían televisoras locales en Apopa, Morazán, Usulután, Chalatenango, La Unión y San Vicente replicando la señal. 

El formato que eligió el partido no fue un debate per se, más bien se trató —como en el primer encuentro el 5 de abril— de un foro en el que cada uno de los contendientes tendría un tiempo para expresarse sobre el tema elegido. Simán, Calleja y López tenían prohíbido interactuar y, más aún, lanzarse críticas o ataques. El público tenía prohibido aplaudir las respuestas con la excusa de que se perdía tiempo de la transmisión, y el encargado de hacer las preguntas -el presentador Rafael Domínguez- solo podía lanzar la misma pregunta para todos, sin la posibilidad de interactuar uno a uno con los participantes, con base a sus respuestas.

El encuentro duró una hora y también agotó aspectos relacionados al uso de la tecnología para el combate de la delincuencia. El moderador preguntó si estarían dispuestos a privatizar, de llegar al Gobierno, el sistema penitenciario, algo que fue propuesto en el plan de Gobierno de Quijano, y que fue elaborado por Miguel Ángel Simán, hermano del precandidato actual. Javier Simán fue el único en responder que no estaba de acuerdo en que el control de las cárceles estuviera en manos de empresas privadas, amén de que la Ley de Asocios Públicos Privados del país prohíbe concesionar las cárceles. Calleja y López dijeron que no estaban cerrados al tema.

Los precandidatos por el partido Arena, Javier Simán, Carlos Callejas y Gustavo López, durante el segundo debate de elecciones internas, donde se definirá el candidato presidencial para las elecciones de 2019. Los aspirantes abordaron el tema de seguridad. Actividad realizada en el foro 4 de Tele Corporacion Salvadoreña (TCS). Foto de El Faro, por Víctor Peña.
Los precandidatos por el partido Arena, Javier Simán, Carlos Callejas y Gustavo López, durante el segundo debate de elecciones internas, donde se definirá el candidato presidencial para las elecciones de 2019. Los aspirantes abordaron el tema de seguridad. Actividad realizada en el foro 4 de Tele Corporacion Salvadoreña (TCS). Foto de El Faro, por Víctor Peña.
 

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