Columnas / Política

La ideología de Nuevas Ideas


Lunes, 21 de mayo de 2018
Óscar Picardo Joao

Por la vía negativa, y sin permiso de sus dirigentes, me atrevo a definir el cuerpo ideológico que está detrás del concepto político que promueve Nayib Bukele. Este es un ejercicio que no se ha hecho, y creo que es importante arriesgarse a proyectar por qué razón nace Nuevas Ideas y de dónde viene su aliento y fuerza. También, esta reflexión envía un mensaje claro a los partidos políticos vigentes.

Partamos con una afirmación: ideología política es un conjunto de ideas, principios y creencias colectivas que definen –o encubren- un sistema de actuar; y representan o programan una forma de organización y visión frente a realidades económicas, políticas, culturales, educativas, etcétera. Dicho de un modo más llano, ideología política supone la cosmovisión y los énfasis desde donde hacer política: más Estado, más mercado o el imaginario del equilibro en el estado de bienestar.

A mediados de los 80, el destacado politólogo italiano Norberto Bobbio publicaba El futuro de la democracia (Fondo de Cultura Económica, 1986), donde escribió las seis falsas promesas de la democracia: 1) el nacimiento de la sociedad pluralista; 2) la reivindicación de los intereses; 3) la persistencia de las oligarquías; 4) el espacio limitado; 5) el poder invisible; 6) el ciudadano no educado. Este marco sigue siendo real, y en él, se sigue utilizando a la gente electoral e instrumentalmente hablando. Los ciudadanos cada vez cree menos en los “sistemas de partidos políticos” asociados a la democracia.

Nuevas Ideas surge espontáneamente debido al agotamiento del sistema de partidos políticos pos Acuerdos de Paz (1992); los 20 años de la derecha radical neoliberal, y los nueve años de la izquierda socialista que no solucionaron los problemas de la gente en materia económica y social. Nuevas Ideas emerge en un contexto en el que las condiciones de seguridad han ido empeorando, el sistema educativo está estático, el aparato judicial es ineficiente y las condiciones de pobreza y exclusión de la mayoría se mantiene inmóvil. A esto le sumamos el agravante de la cantidad de casos de corrupción y una impunidad galopante. En síntesis, la gente se ha cansado de los partidos políticos tradicionales y ha aparecido un “mesías”, un outsider, justamente expulsado por el FMLN y crítico de ARENA; y a los outsiders –electoralmente hablando- les ha ido bastante bien, ya que quiebran el statu quo.

Entonces, ¿qué define a Nuevas Ideas?

Alergia a la partidocracia: El nuevo proyecto político se aleja del statu quo partidario tradicional, el cual es eminentemente electoral y se ha basado en el caudillismo. A pesar de que el proyecto podría terminar en la conformación de un partido político, su visión y estructura territorial estará en una tensión dinámica, entre alejarse de lo que hacen hoy en día los principales partidos políticos, anclados en el caudillismo comunitario o regional, y un nuevo modelo de organización basado en internet, en redes sociales y en núcleos de ciudadanos jóvenes, quienes pueden jalonar nuevos procesos políticos basados en el diseño de soluciones eficientes a los problemas de la comunidad.

Religión y política: Muchos de los principios y fundamentos de las conductas partidarias se sustentan sobre la base religiosa; así, se juzga, analiza y se opina sobre aspectos ciudadanos desde la óptica de la fe. Pese a que El Salvador es un Estado laico, la maquinaria política se lubrica desde la religiosidad, y la figura de dios o de la religión aparece como mediador en mucho de los conflictos; y se utilizan ciertas iglesias para asegurar la devoción partidaria. Esto es un tema generacional, pero es posible que Nuevas Ideas se suba al tren del relativismo moral de los milenial; esta nueva fe, cómoda con un dios a la medida de mis necesidades; o bien que deje los temas religiosos a un lado con cierto agnosticismo para evitar la conflictividad. Por el momento no hay señales claras sobre los temas críticos que tradicionalmente se han analizado desde la óptica religiosa: LGBT, aborto, etcétera.

Corrupción, clientelismo y amiguismo: El principal reflejo de los espejos partidarios es la corrupción, y en ella el clientelismo y el amiguismo, como expresiones recurrentes del mal manejo de la cosa pública. La lista de casos es extensa, tanto en la derecha como en la izquierda, desde casos connotados hasta otros más domésticos. Existe un sistema de corrupción institucionalizado desde los asuntos gubernamentales hasta la evasión y elusión fiscal; pero nada se resuelve, el sistema contencioso y un marco legal a la medida de los corruptos, permiten una y otra vez modos sofisticados de corrupción. Desde esta perspectiva, Nuevas Ideas debería zanjar radicalmente los modelos de relaciones políticas para negociar y resolver situaciones, desde la transparencia y la ética. Esto, obviamente, demanda funcionarios con principios y la ruptura del diálogo tradicional que se hace a espaldas de la ciudadanía. Aquí, el lastre de varios casos en los que ha estado involucrado Nayib Bukele –Bunker, familiares en las alcaldías, venta de servicios a MITUR, etc.- genera la primera implosión.

El otro tejido social: Ya no sólo es importante el trabajo territorial, sino los movimientos virtuales que se configuran en las redes sociales. En efecto, en la sociedad de la información y en la economía del conocimiento se ha desarrollado una nueva sociología, y en ella nuevas relaciones que marcan pautas para formas alternativas del quehacer político. Será importante considerar en el análisis estos nativos digitales que a partir de 1995 crecen y se desarrollan en la cultura de internet. Pese a lo anterior, da la impresión que Nuevas Ideas ha comenzado a desarrollar trabajo territorial, buscando un modelo bilateral –por la vía tecnológica y trabajo de campo- para captar a aquellos que están del otro lado de la brecha digital. Sin embargo, Facebook live y Memes, siguen siendo un camino de comunicación y contacto con la ciudadanía.

Ni mercado ni Estado, algo de anarquía: Los postulados neomarxistas y neocapitalistas, de más o menos Estado o mercado han pasado a segundo plano. Lo que le importa a la gente es la “eficiencia” en el diseño de soluciones a los problemas políticos. Las terceras vías que surgieron a mediados de los 90 ya marcaban la pauta de una especie de “fin de las ideologías” como un agotamiento de las ideas políticas (léase Bell o Fukuyama). Sumamos el debilitamiento de la cultura política, poca lectura, limitado debate filosófico y disminución de la oferta formativa en el campo de las Ciencias Políticas, lo cual se traduce en un “pragmatismo del quehacer público”.

En Nuevas Idea es posible que sea más importante el color “cian” que el sistema racional que sustente la plataforma programática; y esto se lo debemos preguntar a los jóvenes: ¿Nuevas Ideas es una moda? ¿Por qué encanta Nayib? Sus dos experiencias municipales son, al parecer, inconclusas; y representan una tensión dinámica entre el logro y lo inacabado. En Nuevo Cuscatlán y en San Salvador, aparecen una cantidad considerables de iniciativas u obras creativas y frescas, becas, bibliotecas, estética en los parques… Pero también aparecen serios cuestionamientos sobre el endeudamiento.

Luego de su expulsión del FMLN, su figura se ha catapultado más, y se ha alejado más aún de los partidos políticos, y esto sigue cautivando. Al parecer poco importa su hoja de vida, si terminó o no estudios universitarios (de hecho la mayoría de jóvenes salvadoreños no ha terminado ni la educación media). Sus Facebook lives y convocatorias atraen a miles.

¿Qué proyecta Nayib y Nuevas Ideas? En la práctica un lenguaje que castiga a líderes nacionales e internacionales a través de la ironía, los cuentos y las metáforas; Nayib se viste como joven, es millonario y un empresario exitoso. Se ha echado encima a los principales medios de comunicación y a los partidos políticos. Compite en condiciones cada vez más adversas, pero su imagen sigue in crescendo. Son muchas preguntas y pocas respuestas, mientras tanto 2019 se acerca. ¿Estamos tranquilos o inquietos?

*Óscar Picardo Joao ( opicardo@asu.edu ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña
*Óscar Picardo Joao ( [email protected] ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña

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