La investigación a cargo del fiscal especial Robert Mueller en Estados Unidos estrecha su círculo alrededor del presidente de ese país, Donald Trump. Uno de los protagonistas de la campaña con la que Trump ganó en 2016 es el estratega Paul Manafort, quien llegó a dirigirla. Este viernes pasado, la magistrada responsable de ventilar el caso ordenó que Manafort vaya a prisión por diversos delitos que aún no llevan al Kremlin, sino que se tratan de lavado de dinero y defraudación al fisco, entre otros.
Así, el proceso que retomó Robert Mueller, fiscal especial asignado a esta trama, tiene a uno de los actores que mas influyó en . Como era de esperarse, Trump reaccionó criticando a los investigadores sin apenas referirse a las acusaciones en contra de su cercano estratega.
La edición digital del medio alemán Deutsche-Welle aclaró que Manafort está “casi en régimen de prisión provisional” desde octubre -ya que todavía no se ha celebrado el juicio- y que, además, lleva un dispositivo electrónico en el tobillo como parte del referido arresto domiciliario.
La magistrada Amy Berman Jackson revocó la libertad bajo fianza de Manafort por denuncias de que estaba manipulando a testigos en el caso contra él presentado por el fiscal especial Robert Mueller.
El fiscal especial está investigando la posible colusión entre la campaña de Trump y Rusia.
Mueller presentó la semana pasada nuevos cargos contra Manafort por obstrucción a la justicia. La nueva acusación se produjo cuatro días después de que fiscales denunciaran que había intentado contactar a dos testigos, en su caso de lavado de dinero y fraude bancario, a través del ruso Konstantin Kilimnik para persuadirlos de que declararan a su favor.
Kilimnik, un exlingüista entrenado en el ejército con supuestos vínculos con la inteligencia rusa, fue incluido en la nueva imputación de Manafort
“Usted abusó de la confianza que pusimos sobre usted seis meses atrás”, dijo Jackson a Manafort, citada por The Associated Press (AP). Esto significa que los delitos recién acumulados a su expediente los cometió cuando estaba con esa libertad bajo fianza.
Según estos nuevos cargos, Manafort y Kimlinik intentaron corromper a dos testigos para que dijeran que sus asuntos de “lobby” político en Ucrania solo tuvieron lugar en terreno europeo, y que nada sucedió en Estados Unidos. Pero los testigos han dicho que semejante aseveración es falsa. La ley estadounidense dicta que cualquier tipo de negociación con extranjeros para lograr algún beneficio político debe quedar registrada y esto es lo que Manafort y el ruso no hicieron, de acuerdo a lo que consigna la AP.
The Guardian, medio británico que retomó la noticia, explicó que los otros cargos que pesan sobre el exdirector de campaña para Trump son lavado de dinero y fraude al fisco. En el Distrito de Columbia (terreno de la capital estadounidense) enfrenta 20 años, pero la corte del distrito de Virginia enfrenta 270 años.
De esta manera, el número de imputados en la investigación de Mueller se elevó a 20, además de tres compañías que también enfrentan cargos.
Trump insiste en sus críticas ad hominem
'El problema con la investigación de Mueller es que todos tienen conflictos de intereses', dijo Trump a los periodistas en la Casa Blanca, agregando que la pesquisa está 'totalmente desacreditada'.
En un extraordinario encuentro informal con periodistas en los jardines de la Casa Blanca, el presidente se apoyó en un informe del Inspector General del Departamento de Justicia sobre el comportamiento del exdirector del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés), James Comey.
Ese amplio informe afirma que Comey ignoró normas del FBI en su conducción de la investigación que llevó a cabo sobre el uso indebido que la exsecretaria de Estado Hillary Clinton hizo de un servidor privado de correos.
Aunque el informe que usa Trump para desacreditar a Mueller afirma que Comey no tuvo motivación política, el documento insiste en que el FBI está plagado de agentes que no esconden su desprecio por Trump.
Según el documento de más de 500 páginas, agentes del FBI estaban 'dispuestos a dar pasos oficialmente para impactar' la campaña presidencial de Trump en 2016.
Esta versión coincide con las constantes denuncias del mandatario republicano sobre la animosidad en el interior del FBI, narrativa que él extiende a la investigación que el fiscal especial Mueller conduce sobre la presunta injerencia del gobierno ruso.