Cuando Nelson Rutilio Lemus fue asesinado junto al padre Rutilio Grande, Dinora Lemus tenía 9 años. Dinora dice que recuerda a su hermano como un niño juguetón y protector. 'Lo recuerdo como un niño y un niño nada tenía que ver con lo que sucedía en aquellos días’’, dice. Lo que sucedía en aquel momento tiene nombre: escuadrones de la muerte y cuerpos de seguridad matando y despareciendo a quien acusaban de ser subversivo contra el régimen.
Hoy Dinora tiene 55 años y su hermano Nelson Rutilio ya es beato de la Iglesia Católica. Dinora nació el 12 de noviembre de 1966 en El Paisnal, un distante y pequeño pueblo al norte de San Salvador. Todos los días se levanta a las 5:00 am para preparar los ingredientes y los productos de su venta de pasteles típicos. Su puesto es improvisado, está en una acera frente a la esquina opuesta a la parroquia San José El Paisnal. Con lo que gana, Dinora paga los estudios universitarios de su hijo y subsiste. Nelson Rutilo Lemus nació el 10 de noviembre de 1960, fue el primer hijo del matrimonio Lemus Chávez. El 12 de marzo de 1977, Nelson acompañaba al padre Rutilio Grande, se dirigían a celebrar una misa a la Parroquia San José, en el municipio de El Paisnal. En el Volkswagen Safari blanco viajaba también Manuel Solórzano, de 72 años y tres niños, que asistirían en la misa a Rutilio. En ese trayecto fueron emboscados y ametrallados en la calle, en un punto conocido como Las Tres Cruces. En el lugar murió el sacerdote jesuita de 49 años, también Manuel Solórzano y Nelson, el hermano de Dinora. Los tres niños sobrevivieron. Durante su tiempo como párroco en el municipio de Aguilares, Grande fue crítico de las condiciones de explotación de la clase obrera y de la represión brutal de parte de las Fuerzas Armadas.
En agosto de 2021 la Arquidiócesis de San Salvador hizo pública la aprobación del Papa Francisco para la beatificación de Rutilio Grande, Manuel y Nelson, celebrada oficialmente este 22 de enero del 2022 en el monumento al Salvador del Mundo, en la capital de El Salvador.
“Son días muy movidos’’, dice Dinora. Desde que inició el año muchos periodistas se han acercado a ella. Para Dinora es complicado. No solo debe hablar de algo doloroso para ella, sino que lo tiene que hacer mientras enciende una cocina de leña o prepara los pasteles y atiende a sus clientes. Mientras hace lo que tiene que hacer para sobrevivir. “A estas alturas de la vida ya tuviera más de 60 años’’, dice sobre Nelson mientras forma una bola de masa para un pastel.
Dinora tiene razón, en El Paisnal son días movidos, en la iglesia construyen sanitarios ya que tienen previsto atender una mayor cantidad de visitantes que acudirán a los homenajes en honor principalmente al padre Grande. Los jóvenes servidores de la parroquia limpian las calles y cuelgan cuadros con los rostros de los tres próximos beatos del municipio, los policías colocan conos para cerrar algunas vías. Todos se preparan para una fiesta de conmemoración por la vida de los tres asesinados, y los preparativos suceden frente a Dinora, que ve todo desde su puesto, mientras hace pasteles.
Dinora junto a sus familiares tienen invitación especial para asistir al evento de beatificación en San Salvador, pero no asistió a ningún acto. “Aquí todos hablan de una fiesta, de una celebración, pero para mí será un día normal... Está bien que celebren al padre Rutilio, yo desearía tener a mi hermano vivo’’, dice la hermana del beato Nelson.
