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“El Salvador vive síntomas de una crisis económica silenciosa”

Ricardo Castaneda, economista sénior del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), dice que 165 mil personas cayeron en pobreza extrema en los últimos dos años. Este economista asegura que este año habrá familias a las que les costará llegar a fin de mes dado el contexto internacional que sigue influyendo directamente y sostiene que las medidas y políticas tomadas por el Gobierno poco ayudarán a evitar el impacto del alto costo de los alimentos, entre estas el subsidio a la gasolina.  Para Castaneda, los recortes en el presupuesto de 2023 a 13 hospitales y la aprobación de una ley que solo reafirma cuan desesperado está el Gobierno para conseguir financiamiento y cumplir sus obligaciones. “De hecho, en el presupuesto 2023 la partida presupuestaria más grande es la del pago de la deuda”, comenta.

Víctor Peña
Víctor Peña

Miércoles, 1 de febrero de 2023
Julia Gavarrete

Lejos de ser alentador, 2023 pinta ser un año en el que la economía de El Salvador volverá a ser la de menor crecimiento en Centroamérica —entre 1.6 % y 2.0 %, según indican algunas estimaciones—. Ricardo Castaneda, economista y coordinador de país para El Salvador y Honduras del Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (ICEFI), asegura que si bien esto es así, cree más urgente hablar de cómo un país como El Salvador, con recursos limitados, debería estar respondiendo para proteger las economías de las familias más vulnerables. El impacto hoy en día se ve reflejado en la reducción del poder adquisitivo de la gente; en que hay quienes que compran menos alimentos o que cambian el tipo de productos que consume o que, simplemente, no comen.  

En el último año, la canasta básica urbana subió 12 %. De $214.14 que valía en 2021, la gente llegó a pagar hasta $240.44 a noviembre de 2022 cuando hace una década rondaba los $173.93. ¿Por qué todo está caro? El 2 de noviembre de 2022, el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguraba que tanto la pandemia de COVID-19 como la guerra en Ucrania generaron “la inflación más alta registrada en las últimas décadas”. 

Para explicar mejor la gravedad de este impacto, Castaneda retoma una entrevista del 31 de mayo de 2022 en Frente a Frente, realizada a Carlos Calleja, propietario de la cadena Súper Selectos, en la que se habló de un cambio significativo de los patrones de compra de las personas, que implica la sustitución de la proteína por carbohidratos. La tendencia observada en ese entonces es que se cambiaba la carne por otras proteínas más baratas, como el huevo, o simplemente por otro tipo de carbohidratos, como arroz y pasta. “Y eso estaba explicado no por un cambio de la dieta, sino por un tema de precios”, dice. 

Al tener el panorama claro, es donde deberían de estarse tomando medidas adecuadas que ayuden a las personas a enfrentar la crisis. Pero Castaneda critica que justamente no existe hasta el momento ninguna medida “anticrisis” que esté dirigida a los más afectados por la subida de costos. Por eso ve que el subsidio otorgado a la gasolina es una medida “mal diseñada” porque “no protege a quien más lo necesita”, y también encuentra serios problemas en la configuración del presupuesto 2023, que este año ha recortado el presupuesto para 13 hospitales.

Castaneda dice que en lugar de estar pensado en destinar fondos básicos que sí ayudarían a las familias a enfrentar la crisis, el presupuesto actual se ha configurado para que el Gobierno pueda pagar su deuda, que ronda más de dos mil millones, que es lo que tiene que pagar este año. Solo el 24 de enero pasado, el Gobierno tuvo que pagar $604 millones, que le restaban por pagar del vencimiento del bono de 2023 —y que fue posible con nueva deuda—. “El Gobierno está desesperado por conseguir financiamiento y se metió en este lío solito”, menciona. Aquí es donde aparece la Ley de Emisión de Activos Digitales, recién aprobada y que se ha convertido en una apuesta para que el Gobierno pueda cumplir con sus obligaciones. Pero esta ley está llena de aspectos que preocupan a Castaneda, no solo porque puede dar lugar a que empresas exchange que en otros países ya no pueden operar, que incluso están perseguidas por fraude, se puedan venir a El Salvador, sino porque convierte a El Salvador en un paraíso fiscal para los activos digitales. “Claramente se nota que estas decisiones no son decisiones basadas en indicadores de desarrollo o decisiones basadas en mejorar el bienestar de la gente”, sostiene el economista. 

Ricardo Castaneda, economista sénior de ICEFI reconoce que hay factores internacionales que inciden en el aumento de los precios, pero critica que el Gobierno aún no haya tomado medidas que ayuden a las familias más vulnerables.
Ricardo Castaneda, economista sénior de ICEFI reconoce que hay factores internacionales que inciden en el aumento de los precios, pero critica que el Gobierno aún no haya tomado medidas que ayuden a las familias más vulnerables.

¿Por qué El Salvador hoy por hoy es un país tan caro? Ha subido la energía, la alimentación, costos de vivienda…

Todo está caro. Pero lo que más aumentó fue alimentos y bebidas no alcohólicas, que en el caso de la gente con menos ingresos es en lo que más gasta. Imaginémonos una familia promedio del área urbana, ¿la mayor parte de su salario en qué lo destina? En comprar comida. Significa que si eso estuvo más caro, muchas personas tuvieron que comprar menos alimentos o cambiar los productos que comían. Pero esto también implicó que muchas personas comieran menos. Y ya programas —la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), El Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA), el Programa Mundial de Alimentos— señalaban que entre 2019 y 2021 la inseguridad alimentaria en El Salvador aumentó 4 puntos. Es decir que actualmente, o al menos en 2021, prácticamente 1 de cada 2 salvadoreños —la mitad— padeció de inseguridad alimentaria. Y padecer inseguridad alimentaria es o no comer lo suficiente, o incluso en algunos casos, no comer. Esa situación todavía el año pasado se vio aumentada. ¿Cuáles son las causas de esto? La principal causa es la internacional, y ahí el Gobierno fue muy astuto, incluso recuerdo que hubo una cadena nacional enfocada en eso, “esto es fruto de la guerra, no es fruto de nosotros”,  y creo que la ciudadanía compró ese discurso en términos generales.

Si bien es cierto había una realidad internacional que estaba afectando el aumento de los precios, la parte clave era cómo ibas a responder a esto considerando una situación de recursos limitados como la que tenía El Salvador. Y ahí, por ejemplo, la medida estrella que utilizó el Gobierno fue entregar subsidios a los combustibles, que es donde se fue la mayor parte de recursos. ¿Qué es lo que pasa con esa medida? Que es una medida sumamente mal diseñada y que no protege a quienes más lo necesitan. Imaginémonos una mujer del área rural: no tiene carro, ni toma transporte público porque a lo mejor trabaja en una finca de café, esa persona no se vio beneficiada de ese subsidio. Sin embargo, cada vez que iba a la tienda, al mercado, encontraba que todos los productos estaban mucho más caros. Ese ejemplo demuestra cómo las medidas que se tomaron no eran las adecuadas para proteger a quienes más lo necesitaban. Y esto no es casualidad, de acuerdo a los propios datos oficiales, de la Dirección de Datos, Estadísticas y Censos, entre 2019 y 2021 el número de personas en pobreza extrema aumentó en El Salvador.

¿Cuánto aumentó?

165 mil personas que no estaban en situación de pobreza extrema cayeron en estos dos años. Es decir, que en lo concreto este no es un gobierno que esté protegiendo a las personas más pobres.

En términos más concretos, ¿cómo usa el salvadoreño promedio su salario?

A la mayoría se le va en alimentación y transporte, porque muchas personas que trabajan tienen que venir a San Salvador cuando no son de San Salvador. Y vivienda. Cada vez más se tienen que ir utilizando recursos de sus salarios o de sus ingresos para pagar deudas. Porque esto se convierte como en una bola de nieve: hay un momento en el que usted no tiene los ingresos suficientes para comprar alimentos, para pagar la matrícula, para pagar medicinas y entonces usted adquiere deudas. Pero esto significa que usted va a destinar más recursos para deudas y menos para esto y va a tener que recurrir a nueva deuda y es un círculo. Muchas personas están en esa situación y hay que decirlo. Ahorita se proyecta que El Salvador va a ser el país que menos va a crecer de Centroamérica. Las personas van a tener muchas dificultades para terminar sus meses. Es muy posible que personas que ahorita estaban pagando una consulta privada van a demandar más recursos públicos, de los hospitales, de las unidades de salud. Es lo lógico, ¿verdad?

La reducción del poder adquisitivo. 

Exacto. ¿Pero qué resulta dentro del presupuesto? Que el presupuesto para este año presenta recortes en salud, incluyendo recortes en 13 hospitales entre los que destaco el hospital Rosales y el hospital Bloom, que por su naturaleza reciben personas de todo el país. Claramente se nota que estas decisiones no son decisiones basadas en indicadores de desarrollo o decisiones basadas en mejorar el bienestar de la gente.

¿Por qué El Salvador tiene una proyección de crecimiento económico tan baja de cara a 2023?

Es una combinación de elementos. No es nuevo que El Salvador crezca tan poco, pero sí hay elementos más propios de esta administración. Uno está asociado a los problemas que está teniendo para atraer inversión extranjera directa. El Salvador en 2021 y 2022 ha sido el país que menos atrajo inversión extranjera directa. Y esto está asociado al aumento del perfil de riesgo. ¿Cuáles fueron las razones que aumentaron el perfil de riesgo? El deterioro de la institucionalidad, falta de reglas claras, el que no haya un política económica clara y que hayan estos problemas de financiamiento, que provocan mucha incertidumbre. 

El Gobierno promueve el 2022 como el año con menos homicidios en la historia reciente del país. Más de 200 días con cero homicidios. ¿Esto no debería ayudar a la proyección de crecimiento económico?

Uno de los factores que se habían planteado que no permitían el crecimiento económico era el tema de inseguridad. Y en principio yo no descarto que cada vez esto se convierta en un aspecto positivo, de cara no solo a la atracción de inversión extranjera, sino también a la propia inversión privada en El Salvador. No obstante, esto está siendo matizado por el hecho de las violaciones a los derechos humanos. Es decir, imaginémonos que yo soy un inversionista y tengo el interés de invertir en El Salvador, veo que los homicidios han bajado, esto es bueno. Pero por el otro lado veo que a personas inocentes se las están llevando y no se les respeta el debido proceso, entonces, ¿qué me garantiza a mí como empresario que en cualquier momento que venga a invertir se me va a respetar el debido proceso? Esto lo que te genera es esa sensación de incertidumbre. Y eso es lo que tiene ese matiz: que los indicadores de la reducción de inseguridad son un aspecto positivo para la atracción de inversiones, sin embargo, no ha sido un detonante para este año.

¿La promoción del país como destino turístico —Surf City y paraíso del Bitcoin— está funcionando?

Los indicadores todavía no demuestran este gran boom. Aunque sí hay un aumento de las personas que están visitando, pero, por sus características, el sector turístico no tiene un alto encadenamiento con los otros sectores que permita asegurar que esto va a potenciar el crecimiento. Quizás el sector donde uno pueda ver más elementos de una apuesta mejor hecha es en el sector turístico. Ahí sí hay un tema de publicidad, que también es importante en el sector turismo a nivel internacional, pero también se están destinando muchos recursos en tema de infraestructura vial. Estos sí son de los elementos que permitirían potenciar el sector económico. Sin embargo, el turismo en toda la economía no es tan grande y por eso no se ve como un efecto tan relevante en la economía en su conjunto.

Volviendo a la inflación, ¿cuáles debieron ser esas medidas necesarias para evitar más aumento de los precios? ¿Quitarle el IVA a los alimentos? ¿Una reforma fiscal? 

Ahí nuevamente se combinaron dos elementos: los problemas históricos que acarrea el país, por las reformas que nunca se han hecho, y estos temas coyunturales, si se quiere ver así, del aumento de los precios. En un contexto como ese, lo que necesitas como Gobierno para proteger a los sectores más vulnerables son recursos y para la obtención de recursos claro que tienen que hacer reformas. ¿De qué tipo? Combate a la evasión o la reducción del gasto tributario. En El Salvador prácticamente anualmente se dejan de percibir casi $900 millones al año en concepto de exenciones y exoneraciones e incentivos fiscales sin que haya evaluaciones que demuestren que realmente los beneficios son mayores que los costos. Por supuesto, el tema de la progresividad. Si hay un elemento que demuestra que la política económica de este Gobierno no es diferente a las anteriores es que no se haya atrevido a tocar el sistema tributario de El Salvador. ¿Otros países que hicieron en este contexto? Que habían sectores que estaban teniendo ganancias extraordinarias, incluidas las gasolineras, y fue a estos que se les aplicaron impuestos para poder recibir ingresos y estos ingresos destinarlos a las personas que más lo necesitaban. ¿Por el lado del gasto qué se hubiera necesitado? Programas de transferencias a las personas que más lo requerían. 

¿No una Ley de Activos Digitales?

El Gobierno está desesperado por conseguir financiamiento y se metió en este lío solito. Históricamente en El Salvador nunca los ingresos públicos habían alcanzado para cubrir el gasto, entonces, lo que se había hecho era recurrir a la colocación de bonos en los mercados internacionales. La última colocación de bonos, El Salvador la hizo en julio de 2020. ¿Por qué no ha vuelto a colocar bonos? Porque el perfil de riesgo de El Salvador se ha disparado grandemente y este perfil de riesgo se dispara a partir del 30 de abril de 2021. Si no puedes obtener este financiamiento, que es lo que usualmente hacías, ¿cómo haces? Ahí es donde aparece el BCIE, el Banco de Desarrollo de América Latina o aparece cada vez más la dependencia de la deuda interna. ¿Qué es la dependencia de la deuda interna? Que los bancos privados agarren el ahorro de las personas y le presten al Gobierno porque el Gobierno no tiene recursos. En ese contexto de urgencia de financiamiento el Gobierno está intentado buscar otras fuentes de financiamiento y ahí es donde aparece la Ley de Activos Digitales, que es intentar ver si consiguen un poco de plata a través de lo que llaman “bonos volcán”.  Pero además esa ley tiene tres aspectos que son los más preocupantes: uno es que allana el camino para que, por ejemplo, empresas exchange que en otros países ya no pueden operar, que incluso están perseguidas por fraude, se puedan venir a El Salvador porque les están dando las condiciones más laxas. El segundo aspecto es que se pueda emitir deuda, pero no solo deuda pública, sino también deuda privada. El tercer aspecto preocupante es que prácticamente convierte a El Salvador en un paraíso fiscal para los activos digitales porque señalan que no pagarían impuestos todo este tipo de transacciones y por supuesto las ganancias.

Con la Ley Bitcoin se advirtió también que El Salvador se puede convertir en paraíso fiscal. ¿Cuál es la diferencia con la Ley de Activos Digitales? 

La diferencia es que en la Ley Bitcoin solo es el bitcoin. Ahora con la Ley de Activos Digitales son todas las criptomonedas, incluidas las NFT. Es mucho más amplia.

¿El Salvador puede considerarse abiertamente un paraíso fiscal?

Sí, pero para el mercado de activos digitales. No es que El Salvador sea un paraíso fiscal en general, porque las transacciones de lo que se conoce como inversiones reales, por ejemplo si viene un inversionista y trae una industria de automóviles, esa persona tendría que pagar impuestos. ¿Y por qué es que El Salvador se convierte en un paraíso fiscal para los mercados digitales? Porque los paraísos fiscales tienen dos características principales: una, la alta opacidad y el poco acceso a la información y, dos, son las bajas tasas de tributación e, incluso, en algunos casos nulas tasas de tributación. Y en el caso de El Salvador con esta ley de activos digitales para el mercado de activos digitales se aplicarían ambas.

¿Qué consecuencias acarrea que los bancos utilicen el dinero de la gente para que el Gobierno cubra su deuda? 

En un contexto en donde la situación económica es la adecuada, digamos que el riesgo es muy pequeño, porque hay un sistema financiero robusto. Digamos que esto permite que aguante.

¿Ese es nuestro contexto?

La ventaja ahorita es que el sistema financiero está sólido, está sano. El punto es que si esta situación fuera temporal, que solo durara 2023, esa sería la clave. La pregunta es si esta va a ser la constante. Es decir, si los próximos años se va a depender en mayor cuantía de la deuda interna. ¿Por qué? Porque El Salvador es una economía dolarizada. Esto significa que ante problemas de liquidez del gobierno esto podría traducirse o más bien puede trasladarse de una crisis fiscal a una crisis del sistema financiero en su conjunto. Esos son los aspectos que se deben monitorear. No estoy diciendo que eso va a pasar. Para nada. Pero se debe considerar.

De lo que han podido analizar, ¿podemos decir que El Salvador ya pasó el peor momento de la inflación?

Sí, el peor momento ya se pasó en término de las tasas. Ya el aumento extraordinario que hubo hace unos meses del 15 %, 16 % no se espera para 2023. ¿Pero qué pasa? Que aún cuando el aumento sea del 4 %,  5 %, esto se acumula a lo que ya era caro en 2022. Es decir, no es que se espera que si el cartón de huevos pasó de $5 a $7, para el próximo año va a bajar. No. Lo que se espera es que ahora no va a subir de $7 a $9, sino que va a subir de $7 a $7.50. Pero igual va a subir.

Las cifras de importación de este país van en aumento. Desde maíz hasta frijol se está importando. ¿Eso no debería considerarse una alerta? 

De hecho, el año pasado que estuvo en su momento más álgido uno hubiera dicho “bueno,  se tienen que tomar medidas paliativas, del momento”. Pero, también ya puedo ir allanando el camino para que, por ejemplo, en este 2023 hubiera más producción de alimentos. Y eso, claro, pasa por políticas de desarrollo rural. Eso no se ha dado. Se sigue un poco como la misma inercia: están los problemas, doy la sensación de que estoy haciendo algo, preparo un video muy bonito pero en lo concreto no estoy tratando esos problemas estructurales. Por eso es que esto se convierte en un círculo vicioso, donde al final El Salvador vuelve a las tasas de crecimiento tan bajas.

Hay países que son totalmente importadores y aún así logran manejar la inflación.

Hay países que son totalmente importadores de alimentos, pero son exportadores de industria o de bienes de calidad lo que les permite tener los ingresos suficientes para poder comprar esto. En el caso de El Salvador no sucede eso. Nuestro principal producto de exportación son las personas y eso es lo que ha evitado y va a continuar evitando que la bomba explote.

Ahí vienen las remesas.

Sí. Básicamente las remesas son un dique que evita que la situación económica sea un caos. El modelo económico que continúa este Gobierno necesita de personas que se vayan de El Salvador y que sigan mandando remesas, porque es la única manera de asegurar que ese dique siga evitando una catástrofe económica.

¿Entonces, que haya un aumento en la canasta básica está estrechamente vinculado con la reducción de la producción agrícola?

Sí, porque si usted produjera maíz, frijol y todo, seguramente hubiera habido aumento, pero no hubiera sido de la cuantía que se tuvo. Porque en este caso, se queda al vaivén de los mercados internacionales que en buena medida lo que le estaba mostrando era preocupación de escasez porque generalmente cuando hay menos productos los precios suben.

¿Y cómo ve el presupuesto que fue destinado al Ministerio de Agricultura? ¿Ha variado en comparación al año pasado?

Sí, Agricultura ha aumentado, pero no necesariamente en lo que más se necesita. Por ejemplo, ha habido muchos recursos para el sector cafetalero. Es que de manera estratégica, no solo pensando en el corto plazo, sino en el mediano plazo, países como El Salvador tienen que avanzar en temas de seguridad y soberanía alimentaria, porque las grandes tendencias a nivel internacional van a estar relacionadas con tensiones con recursos hídricos y alimentos, por lo tanto un país como El Salvador que tiene las características para poder producir, se deben de aprovechar. Ahora, con esto no estoy diciendo producir como se producía hace 10, 20, 30 años.  Hoy más que nunca se tienen que hacer uso de las tecnologías que le permita a usted, por un lado, proteger el medioambiente, que El Salvador además es el país de la región con menor disponibilidad de recursos naturales y, por el otro lado, mejorar la productividad para que las personas que se dediquen a las actividades agrícolas tengan un ingreso suficiente, porque ¿qué es lo que sucede actualmente? Que las personas que se dedican a actividades agrícolas prácticamente están condenadas a vivir en la pobreza porque los niveles de ingresos que se tienen son muy bajos.

¿Y qué le queda a un país como El Salvador que tampoco cuenta con política monetaria propia?

Imaginémonos una bicicleta, en el que una rueda es la política monetaria y otra es la política fiscal. Quitarle una rueda ya tiene dificultades. Y en el caso de El Salvador resulta que la otra rueda está desinflada, no me está funcionando. Entonces, ¿qué necesito? Arreglar esa otra rueda que es del presupuesto y esto pasa por los elementos que hemos hablado: mejorar la forma en la que se cobran los impuestos, pero que también sea de una forma justa. No solo porque yo lo digo, es que la Constitución de El Salvador establece que todos los impuestos, tasas y derechos se deben hacer a partir de la capacidad de pago. Es decir, el que tiene más debería de pagar proporcionalmente más impuestos. Lo otro es: vincular el presupuesto a una planificación con resultados. Luego, todo el tema de rendición de cuentas y de transparencia, porque ahí ¿de qué estamos hablando? No estamos hablando de un dinero que cae del cielo o un dinero que sale de los bolsillos de los funcionarios. Estamos hablando de un dinero que proviene de las personas. Que las personas que en este momento, en situación de una alta inflación, una parte seguía enviándosela a través de los impuestos, especialmente del IVA.  Y luego, un uso estratégico de la deuda pública. La deuda pública no es mala siempre y cuando usted la vincule a una estrategia de desarrollo. Pero si únicamente se va a endeudar para pagar deuda, eso no es una buena noticia. De hecho, en el presupuesto 2023 la partida presupuestaria más grande es la del pago de la deuda.

¿De cuánto es?

La cifra exacta del servicio de la deuda (pago de intereses y amortizaciones) para 2023 es de $2,134.9 millones. Es muy por encima de Educación o Salud.

Pero usted lo decía que cuando la gente se endeuda va creando un efecto de bola de nieve. Ahora si lo vemos en macro, salir de esa deuda es un escenario prácticamente inexistente.

Necesita ayuda para eso. Necesita a los organismos internacionales. Por ejemplo, el Fondo Monetario Internacional o hacer reformas fiscales integrales. Lo que se está haciendo es tirando la pelota para adelante de los problemas. El detalle es que esa pelota cada vez es más pesada. Muchas veces cuando hablamos de crisis financieras se nos vienen a la mente las imágenes de la gente saliendo, bancos en llamas y todo. Realmente lo que El Salvador vive es una crisis silenciosa.

¿De qué manera?

Hay muchos aspectos y fenómenos que se están dando que pensamos que son de manera aislada. Por ejemplo, cuando se observa que una alcaldía ha reducido su horario porque no le alcanzan los recursos para cubrir todo. Cuando vemos que hay retrasos en los pagos de salarios. Cuando vemos que hay retrasos en los programas. Todo esto es en realidad representaciones de esa crisis silenciosa. Cuando hay por ejemplo proyectos de infraestructura que fueron aprobados en el presupuesto, pero que al finalizar el año no se echaron a andar, porque no había el dinero para hacerlo. Esos son síntomas de esa crisis silenciosa.

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