Abigaíl es una metalera del barrio San Jacinto y es parte del Rockers Club. “Hasta que me muera”, afirma. . Hace algunos años, los conciertos de rock se hacían en la arena San Jacinto. Tras una serie de problemas con la alcaldía, tuvieron que mudarse, y ahora su santuario se encuentra en la Plaza del Artista Nacional, en donde los jóvenes al ritmo del metal se desenfrenan. El Rockers Club se moviliza al interior del país para organizar conciertos y conseguir más adeptos. Este joven de San Rafael Cedros, en Cuscatlán, llega hasta el trance con la música de banda “Séptica”, un grupo de groove metal. El distintivo más característico de los metaleros es el de los atuendos negros. Las camisas casi siempre están estampadas con imágenes o iconos de los grupos musicales de la escena metalera, que a menudo representan representan demonios o calaveras. Una joven metalera espera entrar a un concierto en la Plaza del Artista Nacional. “Larga vida al rock”, dice José, un metalero de Cojutepeque, que llegó hasta San Rafael Cedros para escuchar un concierto de metal. Los metaleros aman el negro y lo llevan hasta en las uñas, como muestra este rocker en un concierto en la Plaza del Artista Nacional. Una pareja se abraza mientras escucha al grupo metalero “Víbora” en un concierto en la Plaza del Artista Nacional. Según los rockers, el metal no es una moda, sino “una manera de vivir”. Tres jóvenes esperan iniciar un mosh en un concierto en San Rafael Cedros. El mosh es el ritual de prioridad del metal.