El Ágora /

“Lo único que nosotras no tenemos es sexo”

El 21 de septiembre se sentaron por primera vez estas dos venezolanas ante micrófonos. Tres, dos... al aire. ¡Coño, chamas!... y de pronto todo se vale, una algazara en vivo, pornografía oral, una fiesta privada transmitida pa' to' mundo. ¡Concha´e tu madre! Un escándalo público, una garduña por tener la palabra. Dicen lo que piensan, y no siempre piensan lo que dicen... “Ellas son así”. Cristina y Claudia se montan en vivo en la onda radial y la despeinan y la revuelcan sin pudor durante una hora y media.

A esta entrevista es Cristina quien llega primero y desenvaina sin piedad: “¿De qué me van a preguntar? ¿Si me gusta el sexo anal?” Y se ríe como una niña rabiosa y mala. “Quien pega primero, pega dos veces”, explica luego. Es tu técnica. Es la parte “hard core” del programa y es, además, una excelente negociadora. Claudia, en cambio, presume de ser la parte conservadora del show. Regatea un poquito más las palabras, las mira un segundo antes de dejarlas escapar para intentar colarlas en medio de la ráfaga infatigable de su contertulia.

Esta es la plática con dos chicas modernas, que ponen a fuego sus propias convicciones y que tienen por norma salirse del renglón. ¿Cuál es el límite de la libertad? ¿Qué cosa es la infidelidad? ¿Dónde quedó Disneylandia?


Domingo, 31 de enero de 2010
Carlos Martínez, Óscar Luna y Jimena Aguilar

 

¿Y dejó al marido?
Claudia:
No, no tenía marido, por eso se lo regalé.
Cristina:
¿No rifaste el delfín?
Claudia
: No, el delfín lo tengo.

El delfín, el delfín. ¿Cuál es el delfín? Por favor.
Cristina:
Es un vibrador que se pone en el clítoris, que es en forma de delfín, que es como una pantaletica. ¿Sabes qué? Lo vamos a regalar el próximo viernes.
Claudia:
Lo que pasa es que sí hay una parte exagerada. Es más, si Cristina y yo estamos de acuerdo en un tema tenemos que agarrar posiciones encontradas. Y hay otros temas donde ella es mucho más conservadora que yo.

¡¿Por ejemplo?!
Claudia:
La homosexualidad.
Cristina
: No, no, no. Es que si vemos que en una sociedad como esta donde son homofóbicos, tú tienes un hijo, tú le tienes que decir: “Compadrito, échele bola, hágase el hombre”, aunque esté repartiendo culo; porque si no, no vas a llegar a ninguna posición.
Claudia:
No, yo digo que hay que ser consecuente con lo que eres.

Pero si eso es lo que están haciendo con su programa, ¿por qué alguien no lo haría con su homosexualidad?
Cristina:
Es que una cosa es tener rating en un programa y ganar plata y otra cosa es que tu hijo sea un genio, haya estudiado, que hayas gastado un montón de plata en su educación, y simplemente porque es homosexual no va a llegar a alcanzar posiciones... ¡ser gay en El Salvador, huevón!
Claudia
: Pero si la gente sigue escondiéndose, no va a salir nunca. Ese es el problema.
Cristina:
O sea, yo creo en la libertad sexual, la gente puede decidir lo que quiere.
Claudia
: Es que lo asuma, tiene que vivir su realidad, decírselo a sus padres y lo tiene que vivir.
Cristina:
Es muy duro, Claudia, es muy duro.

¿Y sobre el aborto qué creen?
Cristina:
Creo absolutamente en el aborto. Creo que es una decisión de vida.

¿Tú no?
Claudia:
Hay que estar en el momento. Yo no juzgo. Tienes que estar en el momento. Pero yo, personalmente, no lo haría.

No, no, cuando uno discute lo del aborto no discute si abortarías o no abortarías, sino si permitirías abortar.
Claudia:
Yo asumo la decisión mía, yo no puedo asumir ni la de Cristina ni la de ella (Jimena).
Cristina:
Es una decisión de la mujer.

¿Y el hombre no puede decidir nada al respecto?
Cristina:
La mujer tiene el derecho a abortar, el derecho a decidir si tiene o no tiene el hijo.

¡Pero la mujer no se ha hecho el niño con el dedo!
Cristina:
Pero tú no tienes la barriga.

¿Pero y mi derecho a decidir sobre mi hijo? Por otro lado, yo no puedo decidir quedarme embarazado, no tengo esa opción. No te quedás panzona porque lo decido yo.
Cristina:
No, lo decidimos los dos, porque no usamos ninguna protección.

Bueno, si es un asunto de dos, ¿y mi derecho a decidir al respecto?
Cristina:
Compadre, usted no lo tiene en el vientre. Más bien yo. Así como seguramente todas las noches, lo voy a cuidar yo, así como que la que le va a dar leche materna soy yo.

¡Porque yo no tengo de esa leche!
Claudia:
Ja, ja, ja... aunque venden unas tetas para amamantar.

Bueno, insisto, ¿y mi derecho, se lo pasan por el forro?
Cristina:
No te preocupes, que yo ya me corté para no quedar embarazada.
Claudia:
¿cómo te llamas?

Carlos, para servirte.
Claudia:
Gracias, Carlos. Hasta cierto punto acepto que es el derecho de la mujer. Ya si lo hace es otra cosa. Ahora, se supone que debería discutirlo con su pareja.
Cristina:
Claro, si es una pareja estable.
Claudia:
Ahora, si te violaron, ese ya es otro punto.
Cristina:
O si tienes 14 años y quedas preñada, ¿los vas a casar? ¿Qué derecho tiene el padre a los 14 años? Coño, pana.
Claudia:
Yo creo que eso no lo puedes generalizar, va a depender del caso, de la mujer, de la pareja. Ahora, si fue una noche de copas, una noche loca, esa es otra situación.
Cristina:
Para eso está la pastilla del día siguiente: “uuy, me volví loca”, ¡pácata! (Cristina se mete en la boca una pastilla imaginaria).

¡Ja, ja, ja!
Cristina:
Ja, ja, ja, coño, es muy fácil: ¡pácata!
Claudia:
La gente trata de generalizarlo... pero esa es una cosa personal.

Escuchá esto, Carlos: ella trabajó en Radio Vaticano.
Cristina:
Yo no debería decirlo más, porque la gente.... no jodas, Claudia, el obispo, que era mi jefe, que era venezolano...
Claudia:
No, no, no, no... no lo vuelvas a contar....

No me la estés censurando, por favor.
Cristina:
¿Tu sabes que me invitaba a España? “Vamos a España... ya tú sabes”. Se puso un poco sabrosón y un día, ¡pácata!, me tocó la teta. Coño, el Vaticano, ¡eso es el Vaticano!

Bueno, eso habla bien de él, porque en todo es preferible a que esté tocando a un niño.
Cristina:
Coño, es verdad.

¿Dios tiene algo que opinar sobre lo que hacés en tu cama?
Cristina
: No, no. ¿Y qué tiene que ver eso con Dios?

No, sé, pregunto.
Claudia:
Tú puedes creer mucho en Dios y eso no tiene que ver con tu sexualidad. Eso no tiene absolutamente nada que ver. Mi amor, desde que nacemos somos seres sexuales y Dios nos hizo sexuales.

O sea que es su culpa.
Claudia:
Ja, ja, ja, ja...
Cristina:
Somos a su imagen y semejanza.

Pero lo que dice la Iglesia Católica...
Claudia:
Creo que en la parte del preservativo la Iglesia debería ver un poquito más allá, ¡por Dios! sobre todo con la sobrepoblación, la gente está muriendo...
Cristina:
La pobreza. Si tú me dices que los del Opus Dei pueden tener los hijos que quieran, porque los pueden mantener, ¡coño, que tengan 15 los huevones! Chévere, pero decirle a la gente pobre que no puede usar preservativos y que tengan una cantidad de hijos y eso ayude a incrementar la pobreza de un país... eso es una mierda.
Claudia:
Creo que hay que educar a la gente. Ahora, que si matrimonio o no matrimonio, esa es otra decisión personal, eso no tiene nada que ver con Dios. Se supone que Dios, si tú te arrepientes, te perdona.

Todas las noches, una pedidita de perdón.
Claudia:
Yo no creo en el Dios que castiga, yo creo en el Dios que te entiende, creo en él como una fuerza que está y que nos ama y eso hay que respetarlo.

Es la teología de la liberación... en la cama.
Cristina:
Yo voy a hacer todo lo que quiera y cuando esté bien viejita, que ya yo no pueda hacer mucho, voy a arrepentirme haciendo el Camino de Santiago, a caballo, y entonces de ahí en adelante no peco más.
Claudia:
Todo viene de la educación que te han dado. Si yo te digo “esto es malo” vas a creer que el sexo es malo. Pero si te digo que el sexo es normal, y así te educo...

Qué aburrida es la palabra “normal”.
Claudia:
¡Pero vas a disfrutar sin culpa!

Pero la idea de estar haciendo algo incorrecto... como que le pone sazón al tema, ¿no?
Cristina:
¡¡¡Síííí!!! Si te dicen “eso es malo y muy malo” y de repente te acuestas con alguien y estás pensando “Estoy pecando, estoy pecando”, ¡eso tiene que ser sabroso! A mí nunca me ha pasado.

Seguramente que no.
Claudia:
Lo que pasa es que Cristina en su corta vida ha estado el 90% del tiempo casada.
Cristina:
No me veas así.

¡Me rompiste el corazón!
Cristina:
No importa, todavía tengo tiempo... Claudia, ¿¡por qué a ti te gusta desacreditarme, concha'etumadre!? Ja, ja, ja...

Ja, ja, ja...
Claudia:
OK, OK. Es una máquina de sexo... ja, ja, ja...

¿A los cuántos años te casaste, Cristina?
Cristina:
Me casé para irme a Italia, porque mi mamá me dijo “no te vas a Italia así” y me casé. Duré tres años casada, empiezo a trabajar y a los tres meses conozco a mi esposo actual y el tipo me empieza a decir: “Vente a República Dominicana”.

¿Pero qué edad tenías?
Cristina:
23... hasta los 26. Luego me divorcié y me casé de nuevo a los 27.
Claudia:
Tienen que entender por qué viene el trauma de Cristina, por qué la obsesión con el sexo: porque no pudo disfrutar a plenitud, como ella hubiese querido en sus años mozos.
Cristina:
No probé todos los hombres que hubiese querido probar. Yo creo que tengo que volver a nacer.

¿Y nunca han sido infieles?
Cristina:
Coño, en la universidad de repente me besaba con otros carajitos, pero sólo eso.
Claudia:
Yo siempre he estado con gente mayor que yo. Con relaciones largas, siempre con gente mayor. Si tú estás con alguien es porque quieres estar con esa persona.

¿Si sos infiel es porque no querés a tu pareja? ¿El sexo siempre tiene que ver con amor?
Cristina:
No, no, no... definitivamente no. El sexo es sexo y el amor es el amor.
Claudia:
Si estás en una relación y eres infiel, ahí sí estás jodido.
Cristina:
¿Pero por qué estás jodido, vale? Dependiendo: imaginate que estás de vacaciones...
Claudia:
Ella te va a poner escenarios... “Pobrecitos los hombres que no pueden decir que no”.

 

¡Claro, y las mujeres son fieles como el sol!
Claudia:
No, nosotros sentimos lo mismo. Pero es una decisión que tomas.
Cristina:
Estás de vacaciones, has tomado, ves a un tipo fabulé y de repente pasa, ¡eso no quiere decir!...
Claudia:
Pero es que para Cristina estar de vacaciones es ir a la Costa del Sol... no está hablando de ir a Japón.
Cristina:
Ja, ja, ja... bueno, desde Costa del Sol hasta Japón. ¿Qué importa? Le puede pasar al hombre o le puede pasar a la mujer, eso no quiere decir que tú no creas en tu relación y que tú no creas en la vida que estás haciendo.

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