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El presidente Funes tiene tres personas de una misma familia en su círculo privilegiado: nada importante sucede en el gobierno sin el aval de los Cáceres. Ellos tienen en sus manos el manejo del dinero del gobierno y de la Presidencia de la República, y uno de ellos, Gerardo, es casi un ministro sin cartera y, posiblemente, el más influyente.

Lunes, 8 de marzo de 2010
Sergio Arauz y Daniel Valencia

 

“En esa reunión se presentaron como Casatel, dijeron que ya no se consideraban representados por ANEP y que estaban ahí para analizar lo que ellos podían hacer para no entrar en discusión. Mi sorpresa fue el secretario técnico, que representaba al presidente, así abiertamente oyó cómo una representante de las operadoras telefónicas, una señora de apellido Machón, dijo que cómo era posible que la SIGET pretendiera regularlos. Yo vi que no le dijeron nada, entonces me quedé callado. ¡¿Cómo es que pretenden regularnos?!, dijo. Me sorprendió realmente”.

En el FMLN y entre los funcionarios que se han sentido afectados por Gerardo o Francisco, existe la sospecha de que Gerardo y Francisco tienen demasiados vínculos con las empresas de telefonía y que por eso en la reforma fiscal no fueron afectadas y por eso es que el presidente las defendió cuando la Asamblea eliminó la tarifa básica de telefonía fija.

Los que hablan son ministros, funcionarios, ex funcionarios y diputados que han seguido de cerca los movimientos de los Cáceres. Al ministro de Hacienda lo diferencian de su hermano, Gerardo, pues lo consideran un reconocido especialista en finanzas que tiene los méritos técnicos para el cargo. Él es necesario. En cuanto a los otros dos, son personas de máxima confianza del presidente y por eso uno es su secretario privado y otro un asesor sin nombramiento.

Los tres están vinculados a un elemento fundamental para cualquier gobierno: el manejo del dinero. Mientras Carlos, como ministro de Hacienda, es el encargado de las finanzas del Estado, Francisco, como secretario privado, se encarga de aprobar los gastos de Casa Presidencial. Y Gerardo es el operador político del gobernante, que a veces le da instrucciones a Francisco.

En el gabinete, cada ministro o viceministro o encargado de institución tiene alguna claridad de la distancia que guarda el presidente con cada uno. “Están los que hablan con teléfono con él, están los que despachan con él, están los que son necesarios por su capacidad técnica, están los que son cuota de campaña, están los que el presidente respeta y están los especialistas que el presidente mismo llamó”, hace la clasificación un ministro.

Dentro del grupo de los que hablan por teléfono con el presidente y son bien ponderados está por ejemplo David Munguía Payés, ministro de Defensa. Un ejemplo de funcionario que despacha con el presidente es Francisco Cáceres, y entre los que son necesarios y por tanto muy cercanos al presidente están Álex Segovia y Hato Hasbún, secretario de Asuntos Estratégicos.

“Álex es el coordinador, el jefe del gabinete económico, Hato es el enlace del presidente con el partido y el jefe del gabinete de seguridad; ellos dos sí están amolados, tienen la mayor carga”, dice un miembro del gabinete, que califica como “sobrecargada” la agenda de dichos funcionarios.

De estos se desprende otro tipo de funcionarios, los respetables: la ministra de Salud, María Isabel Rodríguez, y Héctor Dada, titular de Economía. “A ellos los dejan caminar solos”, dice un ministro, que se ve a sí mismo como parte del grupo de funcionarios que también trabajan solos. “A mí no me llaman (los Cáceres), bueno, ni el presidente tampoco”, dice, con cierta ironía.

A Cáceres, los empresarios, efemelenistas, y políticos de otros partidos, lo identifican como el operador político del presidente, ese papel que aseguran que jugó Herbert Saca en la administración anterior. 'Es como Herbert Saca, pero sin los vicios y los trabajos sucios que él realizaba', dice un ministro. Otro funcionario lo ve como alguien que puede ser 'los ojos, oídos y boca' del presidente.

'Siempre ha habido uno. Pero hay que matizar. Gerardo puede ser confidente del presidente, a él le puede pedir opinión, le puede encomendar cosas, pero no es comparable con el poder que tuvo Herbert', dice un miembro del gabinete que conoce a los Cáceres. 'No hay que verlos como que complotan juntos, Carlos, el ministro de Hacienda, está metido en lo suyo, Chico y Gerardo sí están juntos, pero me parece natural', dice el funcionario.

El Faro pidió repetidas veces entrevistas con el secretario jurídico, con el secretario técnico, con el ministro de Hacienda, con Gerardo Cáceres y con el mismo presidente para consultarles sobre el trabajo y dinámica con la que trabaja este gobierno. Nunca dieron una respuesta positiva a las peticiones de este periódico.

Miguel Menéndez junto a Mauricio Funes en el ENADE 2009. Foto Archivo
Miguel Menéndez junto a Mauricio Funes en el ENADE 2009. Foto Archivo

En la rama de funcionarios privilegiados por el tiempo que pasa al lado del presidente está otro de los fundadores del Movimiento Amigos de Mauricio: Miguel Menéndez, conocido como Mecafé. Menéndez y el presidente Funes se distraen los fines de semana en el polígono de tiro de Cosase, la empresa de la que es dueño el presidente del Centro Internacional de Ferias y Convenciones (CIFCO). “Tiene casi adicción a un juego de mesa, pasan horas jugando, no recuerdo cuál es, puede que sea el risk, pero le mentiría, es un juego de mesa”, dice un ejecutivo del gobierno.

Menéndez es para los consultados el amigo de juegos con el que presidente puede hablar de otras cosas que no sean política, para quitarse el pesado saco de presidente y ser alguien que también se divierte, dicen.

Mecafé tiene su oficina en la Calle Bernal, en la segunda planta de un pequeño edificio donde están la sede de la empres. Desde el cristal blindado que protege su oficina puede verse dos edificios adjuntos: el de Cosase, y el de Kawaki, como la marca de ventiladores, principal exportador de productos plásticos en El Salvador. En la misma calle está la estación de combustible Horse Power, con su tienda de conveniencia. Todo propiedad de Menéndez. Según el Registro de Comercio, Mecafé, S.A. de C.V. presenta un capital social mínimo de 10 millones de colones (1.14 millones de dólares).

En los nueve meses que lleva la gestión de Funes, a Mecafé no le ha ido mal en los negocios con el gobierno: ha logrado ganar cuentas de la administración por más de 1.8 millones de dólares. De las 14 instituciones del Ejecutivo que han licitado servicios de seguridad privada desde el segundo semestre de 2009 hasta la fecha, el amigo del presidente ha ganado nueve.

La licitación del Centro Nacional de Registros es por los 'Servicios de vigilancia y seguridad para las instalaciones del Centro Nacional de Registros en todo el país” y es por casi medio millón de dólares (451 mil 73.40 dólares). La bolsa engorda con más de 700 mil dólares de la licitación LP 01-2010 de Fosalud para vigilar todas las oficinas centrales y unidades de salud beneficiadas con Fosalud en 2010.

El contrato con el Ministerio de Hacienda es de las licitaciones más pequeñas –un poco más de 11 mil dólares- por los servicios de “mantenimiento preventivo y correctivo para sistemas de vídeo vigilancia digital y sistema de detección de incendios.” Las instituciones son varias: Superintendencia del Sistema Financiero (SSF), Insaforp, Ministerio de Justicia y Seguridad Pública, la Caja Mutual, el Instituto Salvadoreño del Seguro Social y el Ministerio del Ambiente. Son nueve de 14.

El Faro solicitó entrevista con el presidente del CIFCO para preguntarle sobre las claves de tal éxito, pero Menéndez nunca respondió.

En el FMLN ven con recelo dicha amistad, pese a que los ministros y funcionarios consultados coinciden en que Menéndez es solo “un amigo de juegos” del presidente. Durante la campaña, cuando comenzaba a fraguarse la amistad, Menéndez decía sobre las razones que lo llevaron a cambiar su pensamiento sobre el FMLN y la izquierda: “Me habían convencido de que si ganaba el FMLN y tenías tres casas, te iban a quitar dos y te iban a dejar solo una. Me cambió el panorama Mauricio, de lo contrario, no me hubiera acercado. Gerardo (Cáceres) lo decía un día de estos: ‘Si Mauricio es más derechista incluso que uno’”. Minutos después se retiró a su polígono de tiro a disparar con el entonces candidato Funes.

Los fines de semana, sábados y domingos, un grupo de carros del Estado Mayor Presidencial, motos que encabezan la caravana presidencial y carros todoterreno se estacionan afuera de las oficinas de Menéndez, sobre la Avenida Bernal.

Los ministros y funcionarios aseguran que es normal que Funes se relaje con sus amigos, pues lo consideran obsesivo cuando de trabajar se trata. Sin embargo, dentro del gabinete y dentro del partido, los Cáceres empiezan a levantar sospecha de que están cerrando las puertas para llegar al mandatario.

Hay quienes incluso aseguran que los principales negociadores del paquete de reformas tributarias fueron ellos y nadie más; y que han sido los principales portadores de las quejas de las telefónicas por el conflicto del cargo básico a oídos de Funes.

Los otros amigos, los que durante la campaña lo acompañaron como pivotes de su equipo, Hato Hasbún y Álex Segovia, siguen muy cercanos al presidente y tienen las puertas abiertas. Sin embargo, quien fuera conocido como el amigo y creador del fenómeno político Mauricio Funes ya ha comenzado a tomar distancia de algunos asuntos que a él le parecen sucios. “Yo ya le dije a Mauricio que en lo sucio no me meto”, ha dicho Hasbún a algunas personas de su confianza.

En el FMLN no se atreven a sugerir cosas abiertamente. “Mire, el viejo dicho de que cuando el río suena... puede confirmarse. Lo mejor sería que el presidente abra las cuentas, que diga públicamente qué papel juegan los Cáceres, que haga públicas en su momento las investigaciones sobre la administración Saca. Espero que esto pase”, dice un alto dirigente del partido, que pide no se le mencione por su nombre.

A propósito de Saca, ministros, dirigentes del FMLN y empresarios aseguran que Funes y su antecesor han tenido reuniones con alguna frecuencia en la casa de gobierno y fuera de ella. 'Llegan Tony Saca y Herbert Saca a Casa Presidencial, y también el presidente ha llegado a una oficina que tiene Tony por Villas Españolas', dice un ex ejecutivo del gabinete de Saca, que conoce de estas sesiones.

En el 1316, sede principal del FMLN, lejos del 403 y de Casa Presidencial, ya se están disparando algunas sirenas y luces de alarma porque su presidente supuestamente se está reuniendo con los dos Saca. Un dirigente del FMLN lo resume así: “Sabemos que llegan a Casa Presidencial, no sabemos de qué hablan, pero sí estamos vigilantes de eso.” Este miedo está en las cabezas de la cúpula, que temen que Funes se haga aliado de quien para el Frente representó a su máximo rival político, Arena.

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