Los diputados de FMLN, Gana, PCN y PDC aprobaron el jueves 10 un paquete de reformas legales que pretende dar cumplimiento formal a una sentencia de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) que exigía fórmulas de votación para la elección nominal y directa de diputados, pero que en realidad deja la decisión en manos de las cúpulas partidarias. La Asamblea ratifica así un dictamen de la comisión de Reformas Electorales y Constitucionales listo desde el martes pasado, y que recibió numerosas críticas de organizaciones de la sociedad civil, puesto que establece un complejo sistema de recuento que combina la votación por personas con la votación por banderas pero da mayor peso a esta última. “Estas reformas benefician a la democracia del país”, dijo Norma Guevara, diputada del FMLN. Si es rubricado por el presidente de la República, el nuevo sistema regirá en las elecciones de marzo de 2012.
Según los diputados del FMLN, Gana, PDC y PCN, la reforma pretende cumplir con las exigencias de la sentencia que en julio pasado emitió la Sala de lo Constitucional de la CSJ y que obliga a la Asamblea Legislativa a salvaguardar el derecho del ejercicio del voto “de forma libre y directa”. Según la Sala de lo Constitucional, esto “implica que el ciudadano tenga plena capacidad de opción a la hora de votar, o sea, que pueda elegir entre uno u otro candidato”. Los magistrados exigieron a la Asamblea efectuar en la legislación electoral los cambios necesarios para desbloquear las listas de candidatos, pues históricamente las papeletas solo han dado al elector la posibilidad de marcar la bandera de un partido, y no el nombre o el rostro de personas.
En la práctica, sin embargo, las reformas aprobadas por la Asamblea siguen permitiendo que los diputados electos estén determinados por el orden de lista propuesto por las cúpulas partidarias. La nueva fórmula de votación permite al elector optar por marcar una bandera o votar individualmente por candidatos, pero el sistema de conteo aprobado este jueves da prioridad al voto por bandera sobre el personalizado, y por tanto favorece que finalmente se impongan los listados propuestos por los partidos.
Según el decreto, una vez terminadas las votaciones las mesas receptoras harán un primer conteo en el que se sumarán los votos por cada candidato de un partido y los votos por su bandera, para tener un total de votos a cada partido político. Esa suma determinará cuántos escaños corresponden a cada instituto político.
Hecho esto, un segundo conteo definirá qué candidatos ocuparán esos escaños. Es en este punto donde los legisladores han hecho variantes a la propuesta discutida dos meses atrás, que pretendía dar mayor poder de decisión al votante. Según la nueva reforma, cuando la suma de los votos de los candidatos de un partido alcance más del 50% de los votos válidos de dicho partido, se tendrá que dividir el número de votos obtenidos por la bandera entre el número de escaños ganados por el partido, y los votos resultantes serán sumados a los obtenidos por aquellos candidatos que encabecen el listado propuesto por cada partido.
De esta manera, si un partido determinado obtiene tres escaños y 15 mil votos a su bandera, sumará cinco mil votos a cada uno de los primeros tres candidatos de su listado de inscripción, independientemente de que estos hayan sido o no los más votados de manera individual. En este escenario, para que un candidato en el cuarto puesto de la nómina partidaria obtenga un curul en la Asamblea Legislativa tendría que superar con su votación individual a los tres precedentes, que habrán recibido un refuerzo de votos extra. Incluso, en caso de empate entre dos o más candidatos, el texto establece que “prevalecerá entre éstos el orden según la planilla presentada por el partido”.
“Ganar la diputación en esas condiciones (sin encabezar la lista del partido) solo puede hacerlo un candidato estrella”, analizó Guillermo Ávila Qüehl, diputado de Arena, el único partido que se opuso a las reformas. “Eso era lo que queríamos evitar. Queríamos que sean los votantes quienes decidan verdaderamente a quién quieren como diputado y no que fueran los partidos políticos.”
Además, el dictamen de la comisión de Reformas Electorales y Constitucionales incluyó una segunda regla para determinar quiénes serán los diputados electos. De nuevo, es una fórmula que beneficia directamente a quienes ocupen los primeros lugares en las planillas de inscripción: “Si la suma de las marcas individuales realizadas sobre todos los candidatos de una misma lista no es superior al 50% de los votos obtenidos por el partido o coalición, los escaños se asignarán de acuerdo al orden en que fueron inscritos”. En este caso, aunque un solo candidato obtenga el 25% de los votos válidos de su partido en un departamento, no ocupará un escaño a menos que esté entre los primeros puestos de la planilla de inscripción.
Por último, según explicó Norma Guevara, en caso que un votante marque dos o más candidatos del mismo partido, marque solo sobre su bandera, o marque el nombre de un candidato del instituto político y su bandera, se considerará que dicho votante está aceptando tácitamente la lista y el orden de candidatos propuesto por dicho partido, por lo que ni siquiera deberá operar el nuevo sistema de conteo de votos.
La ley y la trampa
Según diferentes abogados constitucionalistas consultados por El Faro, las reformas podrían ser consideradas inconstitucionales, toda vez que no permiten realmente al ciudadano elegir libremente a los diputados y violan el derecho de los candidatos a ser elegidos bajo condiciones igualitarias. Justo eso reclamaba la Coalición para la Reforma Política Electoral (CREE), que incluye a una veintena de instituciones educativas, sociales y gremiales empresariales.
El grueso de la reforma electoral ahora aprobada se acordó el 10 de enero pasado, durante una reunión a puertas cerradas en el hotel Intercontinental, en la que los partidos Conciliación Nacional (PCN), Demócrata Cristiano (PDC), Gana y FMLN acordaron la papeleta a utilizarse en las elecciones legislativas de 2012. “Hemos tomado la decisión de incluir la fotografía para que el votante, efectivamente, vote por el candidato”, dijo entonces Mario Ponce, diputado pecenista. “También hemos tomado la decisión en avanzar con relación a la elaboración de las papeletas de votación.”
No era la única decisión que habían tomado los cuatro institutos políticos. Acordaron también dejar a discreción de cada partido el inscribir el número de diputados que, según las propias posibilidades de ganar en determinada circunscripción, creyeran conveniente. Además, definieron que se mantendría la votación por bandera y la forma en que se haría el conteo de votos.
El anuncio provocó que más de 20 instituciones, entre organizaciones sociales y gremiales empresariales, acusaran a los diputados de desafiar la sentencia de la CSJ. “Las medidas tomadas por los partidos políticos son una burla a lo que dictaminó la sala de lo Constitucional”, recriminó Ramón Villalta, director de Iniciativa Social para la Democracia (ISD), una de las organizaciones que impulsa desde hace años reformas electorales en el país.
Después, la discusión sobre las reformas se mantuvo fuera de la opinión pública hasta hace dos semanas, cuando los mismos cuatro partidos propusieron un nuevo sistema de conteo de votos, que Arena intentó frenar presentando un nuevo pliego de reformas de última hora. Este martes, cuando en teoría en la Comisión de Reformas Electorales se definían los últimos detalles del decreto, los diputados de Gana y PCN expresaron que no había ya “nada que discutir”, puesto que ya había un acuerdo previo tomado el 8 de marzo.
En ese momento, Arena tiró la toalla. Guillermo Ávila Qüehl acusó a sus colegas de estar “cuidando la reelección” por un período más, al asegurar que los escaños recaerán en los primeros puestos en las listas propuestas por las cúpulas partidarias. La acusación generó reacciones variadas que fueron desde el ceño fruncido hasta una risa de medio lado. Nadie le rebatió.
“Ya tienen todo cocinado… Ustedes lo vieron: ‘Ya tenemos un acuerdo’, dijeron. ¿No discutieron nuestra propuesta en ningún momento”, acusó Alberto Romero, también de Arena. Norma Guevara y Margarita Velado, del FMLN, alegaron que se habían analizado “todas las posibilidades” y que ésta era la mejor. “Se le da al votante la opción de elegir a los diputados que quiera, además de poder optar por una bandera y aceptar el listado que los partidos políticos proponen”, dijo Velado. ¿Y del sistema de conteo? Ni una palabra.
“Si tienen los votos, pasen el decreto al pleno… Así es la democracia. Pero estas reformas que se están haciendo no contribuyen en nada para ella”, reclamó aireado Ávila Qüehl, y se levantó de la mesa. Sus compañeros le tomaron la palabra. Guevara ordenó que se elaborara el decreto de reformas, que se incluyeran algunos cambios –el más importante, el de poner como tope mínimo a los partidos el presentar dos candidatos por circunscripción- y se excusó de dar una copia del mismo a los periodistas. “Cuando esté terminado se les puede entregar… Antes, el técnico no puede hacerlo”, dijo.
El contenido final del documento se conoció públicamente el mismo jueves de la votación plenaria. Al filo del mediodía, con 62 votos a favor, 18 en contra y la abstención de Douglas Avilés, de Cambio Democrático, la Asamblea aprobó el paquete de reformas. “¿Un beneficio para la democracia? Esto es una burla a los votantes, al dictamen de la Corte Suprema de Justicia y a los votantes… Eso es, ¡una burla!”, dijo Ramón Villalta, director del ISD.
