Opinión /

¿Sirve la propaganda en los postes?


Martes, 17 de enero de 2012
Roberto Cañas

Solo en El Salvador ocurre que una campaña electoral tenga su epicentro en los postes de energía eléctrica. Es penoso, pero la cultura política de los actores de la campaña electoral es patético y, lo peor de todo esto, es que este comportamiento genera un tipo más de violencia: la violencia electoral. Esto debe terminar. 

Una campaña electoral consiste en un conjunto de actividades realizadas por los candidatos y partidos con un solo propósito: captar votos para ganar las elecciones. Sobre la base de esta definición la pregunta es: ¿Pegar afiches en un poste aumenta el número de votos para un partido? ¿Realmente contribuye para ganar una elección esta actividad? Mi respuesta es no. El tiempo, el dinero, las energías que ocupan los partidos en pegar propaganda en los postes y la actividad del Alcalde de San Salvador en quitarla lo deberían ocupar en cuestiones más provechosas. 

Ya es momento de que se eliminen de la actividad de las campañas electorales la pinta y pega; ya es tiempo también de que se termine la violencia electoral; es inaceptable que, so pretexto de hacer cumplir una ordenanza municipal, se recurra a la brutalidad de los agentes de seguridad de la Alcaldía de San Salvador (CAM). 

¿Para qué sirve una campaña electoral? Después de una semana de campaña la pregunta viene al pelo, porque imagino que muchos y muchas se harán la misma pregunta después de presenciar los bochornosos acontecimientos que se dieron en la batalla por los postes en la ciudad capital. La utilidad de las campañas electorales es para que los partidos políticos tengan la oportunidad de dar a conocer sus ofertas electorales y para que tal vez “convenzan” a los indecisos a que se inclinen a dar el voto a un determinado  partido, no para empapelar la ciudad.

Una campaña electoral supuestamente sirve para conseguir votos: está centrada en un objetivo concreto, buscar que los ciudadanos  se decidan a votar por un partido; pero los dirigentes de los “institutos políticos” deberían entender que la decisión de votar por un partido no se forma en la campaña, sino que se reafirma en ella. Por eso pegar en los postes no sirve para ganar más votos y menos contribuye salir a las calles a mover banderas. Es colorido pero no sirve. 

Una campaña política tiene básicamente cuatro componentes: las grandes concentraciones que son buenas a lo mejor al principio y al final de la campaña, la propaganda electoral en los medios de comunicación social. Los debates entre los candidatos y la visitas casa por casa. 

Para mí en los debates entre candidatos y la visita casa por casa se debería centrar la campaña electoral, las grandes concentraciones en plazas públicas solo sirven para levantar los ánimos de la militancia y sacar la musculatura política de cada partido. Los debates electorales y la visita casa por casa sirven para proponer soluciones a los grandes problemas del país. 

Los Debates electorales sirven para que los candidatos expongan las razones y argumentos por los que creen que sus propuestas son mejores y más adecuadas que las de sus adversarios; para que expliquen cómo van a resolver los problemas del país. Especialmente para animar a aquellos que, en principio no van con nadie.

La visitas casa por casa sirven para movilizar activistas y lograr que tengan un contacto directo con los votantes y  puedan presentar el Programa de Gobierno del candidato  y lo confronten con las opiniones de cada familia. Este método de contacto directo con la población posibilita al ir de puerta en puerta, de familia en familia, de persona en persona, de casa en casa, que se logre identificar el voto duro, indeciso, y en contra, en el trabajo casa por casa también se pueden identificar simpatizantes que se deberían convertir  en voluntarios. 

Al ir casa por casa se conocen los  problemas locales que luego se pueden dar a conocer al candidato para que mejore su discurso y sea más aterrizado y más acorde con las necesidades de la gente; casa por casa sirve para prepararse para movilizar votantes el día de las elecciones.

La influencia de la campaña en el comportamiento electoral de los votantes es relativa, pues mucha gente, desde antes del inicio de la campaña, ya tiene una decisión tomada y lo que hace la campaña es activarla, reforzando la intención de voto que ya se tiene. Este es el efecto más importante de la campaña electoral, no nos engañemos. La campaña electoral para lo que sirve es para buscar preservar el voto duro ante la realidad de que muchos partidos lo han perdido por lo decepcionante de las actuaciones de los dirigentes de los partidos y el desempeño de los funcionarios públicos.

Ojalá por el bien de todos que algún día los dirigentes de los partidos se den cuenta de que la validez de la campaña electoral, en términos de conseguir más votos, es marginal y que los resultados en las votaciones serían prácticamente los mismos si no hubiera una campaña o si en ésta se gastara menos dinero y energía. La verdadera realidad es que las campañas electorales sirven para que el voto duro no disminuya  y para que los indecisos a lo mejor se inclinen a votar por un partido.

El sistema de partidos políticos en El Salvador es bipartidista polarizado, la mayoría de votos se dividen entre el FMLN y ARENA, por lo que modificar la decisión de los votantes no es nada fácil; más bien lo que hay que lograr con la campaña electoral es disminuir el abstencionismo.  Por otro lado el voto indeciso, el del que se decide a última hora, no necesita de mucha propaganda, o apoya o castiga, su decisión no estará influida por si hay más o menos postes llenos de afiches. 

Entonces, ¿para qué sirve la campaña electoral? ¿Quiénes se benefician? Pues salen ganando los medios de comunicación que facturan millones de dólares en pautacion de mensajes de propaganda y los dueños de empresas encuestadoras y las compañías de marketing político que se hacen más ricos a costa de la ilusión de algunos políticos que piensan que obtendrán más votos como resultado de una campaña electoral. 

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