Jerusalén, PALESTINA. La destrucción de los túneles que sirven a los milicianos palestinos para infiltrarse en Israel –misión prioritaria anunciada por Israel cuando sus tanques penetraron en la Franja de Gaza– es “cuestión de días”, estimó Giora Eiland, antiguo consejero de la seguridad nacional en una entrevista a la AFP.
Una treintena de redes subterráneas han sido ya destruidas, según anunció el ejército el miércoles, sin detallar el número de galerías que sigue habiendo.
Este es el “punto ciego” de las agencias de inteligencia israelíes, indica el diario Haaretz, que se interroga, como muchos israelíes, sobre el hecho de que fuera necesario una guerra para que el ejército dejara de ignorar la presencia de esos túneles.
La segunda misión del ejército es neutralizar las reservas de cohetes de Hamas y del Yihad Islámico, pero para ello sería necesario “registrar en detalle Gaza para encontrar todos los escondites”, observa Eiland.
Según el servicio de inteligencia militar, más de un tercio de los 9,000 proyectiles almacenados en Gaza antes de la operación han sido destruidos por ataques israelíes y otro tercio los lanzaron contra Israel.
Los combatientes en Gaza tendrían todavía unos 150 cohetes de medio y largo alcance con los que podrían seguir disparando “unas semanas” sobre Tel Aviv, asegura el diario Yediot Aharonot.
El tercer objetivo de Israel es descabezar el estado mayor de las organizaciones armadas de Gaza. Este parece ser el más complicado de cumplir. El ejército publicó el miércoles una lista de cuatro personas “objetivo de sus ataques”, exclusivamente altos mandos del Yihad Islámico, pero no confirmó si murieron. También ha detenido a casi 150 activistas palestinos en Gaza.
“Hamas no parará hasta que no oiga el ruido de los motores de los blindados israelíes penetrar en los túneles en los que se esconden, en algún lugar bajo la ciudad de Gaza, sus dirigentes”, avanza Ben Caspit, editorialista del diario Maariv.
Mientras que la comunidad internacional reclama una tregua, los expertos israelíes presionan para que se amplíen los objetivos de la ofensiva en curso.
El editorialista del Yediot Aharonot, Alex Fishman, exhortó al ejército a “pisar el acelerador”, empezando por “relevar a las tropas que están en el terreno desde hace una semana”, traumatizadas por la muerte en combate de 32 soldados, las mayores pérdidas del ejército israelí en ocho años.
El temor de los comentaristas israelíes sigue siendo la perspectiva de un enfrentamiento sangriento “para nada”. Ha dejado más de 720 muertos palestinos y 35 en el bando israelíes.
Este jueves nueve palestinos, entre ellos un bebé de un año y su madre, murieron en un colegio de la ONU en Beit Hanun, en el norte de la franja de Gaza, donde se habían refugiado palestinos, constató un fotógrafo de la AFP. Los cuerpos han sido trasladados a la morgue del hospital de Jabaliya, cerca de Beit Hanun.
Pero si algunos expertos están obsesionados con los resultados que mostrar “el día después” de la tregua, otros contemplan con fatalismo el retorno anunciado del próximo ciclo de violencia con Hamas.
Por ello, según Efraim Inbar, en el diario proNetanyahu Israel Hayom, debería lograr durante la tregua “la desmilitarización de Hamas, única forma de garantizar a largo plazo los resultados de esta operación”.
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