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Diez años después de la muerte de Yaser Arafat, la paz palestino-israelí sigue lejos

Estados Unidos hizo de Yaser Arafat un obstáculo para la paz con Israel pero, diez años después de la muerte del líder palestino, el acuerdo histórico tan esperado por la comunidad internacional sigue siendo difícil de alcanzar.


Domingo, 9 de noviembre de 2014
Nicolas Revise y Jo Biddle (AFP) / El Faro

Yaser Arafat (1929-2004), presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Foto Thomas Coex (AFP).
Yaser Arafat (1929-2004), presidente de la Autoridad Nacional Palestina. Foto Thomas Coex (AFP).

Washington, ESTADOS UNIDOS. “La realidad con Arafat es que no se pudo concluir un acuerdo de paz con él, pero tampoco se ha logrado sin él”, dice a la agenciaAFP Aaron David Miller, experto del Centro de Estudios Woodrow Wilson en Washington y exasesor de seis secretarios de Estado estadounidenses sobre este asunto.

El último intento desesperado de mediación del jefe de la diplomacia de Estados Unidos, John Kerry, no consiguió cambiar lo que ya era norma: desde los Acuerdos de Oslo en 1993, todos los gobiernos de Estados Unidos se han dejado la piel sin resultados en el proceso palestino-israelí.

De hecho, la perspectiva de un acuerdo sobre el conflicto nunca estuvo “tan lejana desde 1993, cuando Arafat y (el primer ministro israelí de la época Isaac) Rabin impulsaron las negociaciones”, señala Husein Ibish, investigador del centro American Task Force on Palestine.

El mundo entero recuerda sin duda el apretón de manos histórico entre Arafat y Rabin, bajo los auspicios del presidente estadounidense demócrata Bill Clinton en los jardines de la Casa Blanca, el 13 de septiembre de 1993. Un año después, ambos líderes fueron laureados con el premio Nobel de la Paz, conjuntamente con el jefe de la diplomacia israelí, Simon Peres.

Pero el diálogo entre israelíes y palestinos bajo el patrocinio de Estados Unidos se descarriló a finales de la década de 1990, y acabó fracasando en julio de 2000, cuando la cumbre de Camp David entre Arafat y el entonces primer ministro de Israel, Ehud Barak, culminó sin acuerdo.

A partir de la segunda Intifada en septiembre de 2000, el presidente de la Autoridad Palestina fue condenado al ostracismo por Estados Unidos, cuyo gobierno del republicano George W. Bush –iniciado en enero de 2001– consideró que Arafat era un obstáculo para la paz.

“Arafat no era el problema”

Pero mirando hacia atrás, los expertos cuestionan esta interpretación del conflicto. “Arafat creó las condiciones para un acuerdo. Fue el primero en aceptar una solución de dos Estados, cambió la dinámica palestina”, estima Ibish.

Para Jaled Elgindy, del Brookings Center for Middle East Policy, “Arafat claramente no era el problema”. El analista señala, por el contrario, “al establishment de Washington y al gobierno de Bush” de haber “personalizado en exceso el conflicto” en la figura de Arafat para “ocultar bajo la alfombra las causas fundamentales” de la disputa entre Israel y los palestinos.

Miller coincide también en que el líder palestino, fallecido cerca de París el 11 de noviembre de 2004, “tenía la credibilidad, la autoridad y la legitimidad para mantener el control sobre el movimiento palestino (...) y para, si hubiera querido, sellar un acuerdo” con Israel.

No así, en cambio, su sucesor, el presidente Mahmud Abas, que no tiene, según este analista, “ni la autoridad ni la legitimidad de la calle”. Y además, es cuestionado por el movimiento islamista Hamas en la Franja de Gaza.

El presidente Abas sigue siendo, sin embargo, el socio privilegiado de Estados Unidos de cara a un acuerdo con Israel, en tanto Washington considera a Hamas como una “organización terrorista”.

Pero los propios estadounidenses admiten que el proceso de paz está completamente estancado. John Kerry dedicó nueve meses entre julio de 2013 y abril pasado a reactivar el diálogo directo entre las dos partes. Viajó numerosas veces a Medio Oriente, dedicando cientos de horas a negociaciones a puerta cerrada.

El fracaso en abril enfrió el histórico vínculo entre Estados Unidos y su firme aliado Israel. En privado, los diplomáticos estadounidenses responsabilizaron directamente al primer ministro Benjamin Netanyahu, en especial por continuar con la política de los asentamientos.

Consultada sobre una muy hipotética reanudación del diálogo, la portavoz del departamento de Estado, Jennifer Psaki, fue muy clara: “Ningún proyecto actual para presentar un plan de paz”. El propio secretario John Kerry declaró esta semana que por el momento prefería “callar” sobre el tema.

Sin embargo, Ibish estima que el secretario de Estado “no ha abandonado completamente” la idea de volver a lanzar las negociaciones. “Habrá al menos un último gran esfuerzo para reiniciar las negociaciones directas”, prevé el experto.

© Agence France-Presse

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