El Ágora / Cultura y sociedad

'En los teatros hay que dar prioridad a los eventos del Ejecutivo'

El artista plástico Augusto Crespín decidió dejar su papel de crítico de la gestión cultural para ser parte de ella y estrenarse como funcionario público. Se ha comprometido a gestionar más dinero para las dependencias de la dirección que dirige desde el 2 de febrero para exigirles calidad, aunque asegura que lograr su cometido tomará más de cuatro años 'porque no es realista pedir resultados en cuatro años'.


Martes, 10 de marzo de 2015
María Luz Nóchez

Ante la renuncia de Tatiana de la Ossa, el pintor Augusto Crespín acudió al llamado del Secretario de Cultura para cubrir la vacante en la Dirección Nacional de Artes y Espacios Escénicos, y el 2 de febrero se estrenó como funcionario público. De entrada, dice haber convocado a las unidades que ahora tiene a su cargo, y dejó que cada una se explayara respecto a las carencias que tienen para el desempeño de su trabajo. La falta de recursos, es decir, de dinero, fue lo que saltó a la vista: 'No tenemos fondos, desafortunadamente. Pero bueno, tenemos que estar claros en eso y seguir trabajando', dice con actitud optimista, una semana después de haber asumido el cargo, el 11 de febrero pasado.

La Secretaría de Cultura cuenta con un presupuesto limitado y, de hecho, la mayoría del refuerzo presupuestario que recibió de la Asamblea Legislativa para 2015 está destinado a subsidiar instituciones por medio del Programa de Transferencia de Recursos. Crespín, sin embargo, se comprometió con su equipo y en esta entrevista a gestionar los recursos por medio de la Dirección de Relaciones Internacionales y Cooperación. Su antecesora, Tatiana de la Ossa, tenía una visión distinta y en una entrevista a El Faro explicó que a su parecer las acciones operativas de la Secultura no pueden depender de la cooperación; sin embargo, ante la imposición de un techo presupuestario, esta es la dirección en la que constantemente recae el financiamiento de proyectos, independientemente de a qué dirección nacional pertenezca.

Desde su llegada a la Dirección de Artes, el pintor se comprometió con la autocrítica y la calidad de lo que produce en la Secultura, y para ello conseguir dinero se convertirá en su misión, ya que, explica, no puede exigir un buen desempeño a quien no cuenta con la formación, las herramientas ni la remuneración adecuada para hacer su trabajo: 'Creo que tener un buen salario significa para mí crear mejores obras, trabajar mejor. Lógico que con las herramientas adecuadas, que sería la infraestructura. Esas serían dos prioridades para que después venga por consecuencia exigirles calidad, porque no se puede exigir calidad si no tiene las condiciones para hacerlo'. Y aunque parece tener muy claro cómo conseguir mayores niveles de calidad, no sucede lo mismo con los criterios para medirla, por lo menos no en todos los campos, solo en el de su experiencia.

Operativamente se compromete a averiguar qué anda bien y qué anda mal en la dirección, y en este último caso, rectificar: 'Si se está desperdiciando tiempo y recursos, eso tiene que repararse. Y de eso se trata la honestidad frente a una realidad que queremos cambiar'. Es franco al expresar la idea de que los gobiernos de turno pueden hacer uso de la infraestructura cultural que ahora está a su cargo y que le dará prioridad, y así se sitúa en las antípodas de su antecesora que se ganó animadversiones por resistirse a esa práctica.

Augusto Crespín, director nacional de artes y espacios escénicos. Foto: Emely Navarro.
Augusto Crespín, director nacional de artes y espacios escénicos. Foto: Emely Navarro.

En su entrevista de presentación, usted decía que asumir esta dirección era como pintar un gran cuadro y que había que hacerlo bien.
Claro, pintar un gran cuadro… Lo que sucede es que toma tiempo pintar una obra de arte. Y sale bien cuando se tiene más experiencia o más recursos dentro de esa área para poderlo hacer. No es fácil, porque significa muchos elementos para poder lograrlo. En el caso de administrar la dirección de artes, que administra parte de la Secretaría, trataré de hacer lo mejor posible para que pueda valer mi experiencia, ya que conozco a la mayoría de artistas y creadores en este país, por tantos años que tengo de hacerlo.

Sus relaciones en el medio artístico fue uno de sus atributos por los cuales el Secretario dijo haberlo escogido de entre una terna, pero por otro lado tampoco ha ejercido antes un cargo público. Este es su estreno como funcionario.
Es primera vez, la experiencia extensa que tengo es en artes plásticas. Eso no quiere decir que no conozca de cine, de literatura y otras disciplinas, porque conozco a los artistas y sé las problemáticas para poder hacer su trabajo. En el caso del cine, que es un área bastante costosa, por su equipo, por sus características, por ejemplo, sé que es mucho más fácil hacer una exposición de pintura que hacer una película. Y no hay comparación, pero mi trabajo creativo está ahí.

¿De qué manera toda esta experiencia que ha ganado en 45 años de carrera artística se va a volcar sobre esta dirección?
Es cuestión de proceso, conversar con todos los directores, toma su propio tiempo. Es más, para mejorar un país en cualquier aspecto, en este caso hablamos de arte, no se puede hacer en un corto tiempo. Así como yo mencionaba, para hacer una buena obra de arte se necesita mucho tiempo. Por eso, por ejemplo, cuestionar la historia de los pueblos en un párrafo me parece que es muy atrevido. Creo que la historia de los pueblos se va construyendo y toma años. Así como para entender el arte alemán o países que son más viejos y que dan más recursos para poder desarrollar su expresión artística. A ellos se les puede juzgar diferente que a países pequeños como los nuestros. Que aquí, con un enorme esfuerzo, la gente sobrevive. Sobrevivimos tratando de conseguir la canasta básica. Es un país con grandes dificultades, con contrastes sociales muy marcados, y necesitaría probablemente cientos de años para lograrlo…

Sí, pero por ahora cuenta con cuatro años de gestión. ¿Qué espera haber logrado al llegar 2019?
Bueno, ponerle toda mi energía y creatividad para poder hacerlo, y la única forma es comunicarse y ver las posibilidades y las necesidades, y en esa medida, la Secretaría y la Dirección de Artes intentarán contribuir a que se mejore.

¿Pero qué vamos a poder ver o qué se habrá logrado al cabo de estos cuatro años? Sabemos, por ejemplo, que está en proceso la aprobación de la normativa de la Colección Nacional, ¿a dónde vamos a poder verla expuesta y cómo se va a conjugar esto con la muestra que forma parte de la Residencia Presidencial?
Lo que sucede es que ha habido un poco de criterios dispersos. Creo que la Dirección de Artes no ha tenido incidencia muchas veces para decidir qué es lo que se expone. Ha habido como un poco de libertades de parte de las direcciones de la Sala Nacional, creo que ahí hay que hacer una observación que hay que mejorar. Hay que mejorar la calidad de lo que se expone. Porque a mí me parece que el público merece un respeto y necesita también formación para entender qué es lo que se expone. Porque yo creo que la dificultad de nuestro país es el poco conocimiento sobre la lectura del arte, así como para entender qué es un grafitti y qué es una pieza o una obra de arte. El grafitti no es una obra de arte, es una expresión popular que dice lo que siente la población. Las obras de arte son aquellas con las que intenta el artista condensar un pedazo de historia de un país, pero con los elementos que le permite la formación académica. Entonces, por eso se está tratando de crear el Instituto Superior de Artes, para que los estudiantes tengan una mejor formación y por lo tanto puedan mejorar su expresión en las otras disciplinas: ya sea en plástica o en dibujo, en fotografía. Para eso sirve la formación académica, para mejorar la calidad. Aquí hay mucho artista autodidacta, eso no es malo, lo que sucede es que hay que hacer como una especie de selección para exponerlos. Ese es respeto para el público, mostrar una selección, y yo creo que va en todos los aspectos. Igual para un documentalista. Vamos a inyectar recursos para que los cineastas tengan más conocimiento del que ya tienen.

Me llama la atención que habla de inyectar recursos cuando el secretario ha dicho que un impedimento para echar a andar algunos proyectos es que tiene un techo presupuestario por parte del Ministerio de Hacienda.
Sí, claro, el trabajo de gestar la cooperación creo que va a jugar un papel muy importante, inducir en diferentes rubros solicitudes, ya que nosotros no disponemos de fondos para hacerlo, pero tampoco nos vamos a quedar estancados pensando que no se puede y que por eso no vamos a hacer nada. Hay que hacerlo, porque ese es el reto de un creador, y por eso algunos de los artistas nuestros se fueron del país, cuando vieron que había enormes limitaciones para sobrevivir, por eso hay en Nueva Zelanda, en todo el mundo están dispersos. Algunas veces, desafortunadamente no regresan. Lo ideal sería que regresaran para que pudieran aportar su conocimiento y su experiencia, pero vamos a tratar de contactarlos para traerlos y que hablen de su experiencia.

¿Qué proyectos tiene en mente que podrían ser ejecutados con cooperación internacional, o en alianza con empresas o instituciones?
Varias empresas. Lo que sucede es que no puedo adelantar qué empresas, pero sí conozco y que han contribuido en otros años cuando yo fui coordinador del Salón de Dibujo hace más de una década. Ese era un proyecto de Concultura y empresas privadas que aglutinaban a lo más representativo de los artistas salvadoreños, desde los maestros hasta artistas emergentes. Eso se realizaba cada año en la Sala Nacional, y tuvo mucho éxito por la afluencia de participación y la gente que lo esperaba. Los artistas esperan que haya actividades, porque ha estado como muy aletargado. Tengo muchas ideas. Lo que pasa es que, como le decía, las ideas están, hay que buscar recursos para poder cristalizarlas. Entre ellas está crear un salón de pintura contemporánea, eso es un reto porque retaría también a los artistas a hacer buenas obras sin pensar económicamente que van a ser agradables, pero tratar de conseguir premios para que pueda retribuirse el tiempo que usaron para crearlas. También un ciclo de cine independiente, que es una forma de concienciar de que el cine es tan importante como otras disciplinas. Y el cine independiente cumple con las condiciones por las temáticas que toca. Darle continuidad al salón de dibujo, crear talleres para el periodismo cultural, porque existe y es una materia que llevan, pero aquí en El Salvador los periodistas que cubren asesinatos y otro tipo de temas cuando se enfrente a un tipo de exposición hacen preguntas que muchas veces no van bien.

Y respecto a los teatros nacionales, ¿usted qué piensa: deberían utilizarse para eventos del Estado? Fueron utilizados incluso en la campaña presidencial del año pasado.
No necesariamente. Lo que sucede es que los teatros, como cualquier teatro que sea del gobierno, hay que darle prioridad a todos los eventos del gobierno, del Ejecutivo, porque nos pertenecen a todos, y el que está de turno puede hacer uso de esos recursos. Y es prioridad que la Sinfónica se presente, ese es su derecho. Igual en el de Santa Ana y en el de San Miguel tienen que presentarse nuestras compañías, otras privadas, otros bailarines, qué sé yo, se pueden rentar. Eso está permitido, pero hay prioridad para las cosas del gobierno. Si a la Dirección de Artes le corresponde hacer una observación, tiene que hacerla, porque es responsabilidad de esta división cuidar los teatros. Y yo creo que en esto de proteger nuestro patrimonio es importante asumir la responsabilidad a quien le corresponde.

Usted también ha prometido autocrítica y proponía hacer una especie de curaduría para presentar solo lo mejor.
Yo estudié siete años arte: cinco en El Salvador y dos en Costa Rica. Después de eso viajé mucho por diferentes países, entonces, tuve la oportunidad de ver exposiciones y las metodologías como para poder determinar o tener los elementos para diferenciar el trabajo de un principiante del trabajo de un profesional. Eso es muy fácil, pero cuando se conoce. En eso me considero bastante experto. Yo he visto que la Dirección de Artes, o la cultura en términos generales, tiene su deficiencia, tiene que ver un poco con las escuelas, con las formaciones de los artistas, de los pintores. Eso incide mucho para los niveles de calidad. Además, estoy terminando de revisar el dinero que se les da a unas instituciones culturales, pero tengo que ver realmente si cumplen los criterios para poder entregarles ese dinero, porque muchas veces se hace uso del dinero del Estado, con exposiciones o con eventos que carecen de calidad. A mí me preocupa como artista y como director de Artes la calidad. Claro, eso implica, probablemente, crearse enemigos, que eso es lo que sucede generalmente. Pero me interesa correr ese riesgo. Creo que es sano reconocer nuestros errores, como reconocer la mediocridad y la calidad.

¿A qué instituciones se refiere?
He visto el Museo de la Palabra y la Imagen, la Fundación Julia Díaz, que teóricamente me parece que todo está muy bien en papel, pero ya en la parte técnica, ya en la parte concreta es que se ve realmente si está bien… Si a mí me explican la idea de una película me puede parecer bien, pero ya al verla filmada puede salir otra cosa. Entonces, eso es lo que diferencia lograr un equilibrio entre la teoría y la práctica. Puedes ser un muy buen teórico, pero ya en la práctica puedes no ser tan bueno. Entonces, lograr ese equilibrio toma muchos años. Yo tengo 58 años de edad, he producido mucho trabajo y considero que son bastante medianos mi trabajos pictóricos. Necesito unos 100 años más, probablemente, para mejorarlos. Yo estoy constantemente en el reto de mi autocrítica para mejorar. Primero hay que ser autocríticos para después hacerlo con los demás.

Como usted bien dice, el proyecto puede estar muy bien redactado, pero ¿cómo va a evaluar que el criterio de calidad se está cumpliendo?
Hay personas encargadas de realizar las visitas de evaluación y ellas son las que notifican. Probablemente yo tenga que ir a los lugares cuando esté en el proceso de selección o cuando se propongan quiénes son los que van a recibirlo. Ahí es cuando es importante, no cuando ya está avanzado. Como la Secretaría lo que quiere es que se divulgue la cultura, el arte, entonces a la gente tiene que mostrárseles cosas de calidad.

¿Pero cuáles son esos criterios de calidad...?
Eso es bastante teórico. Puede ser explicado, pero me resulta…

Aunque se trate de distintas disciplinas, algún factor debe coincidir para todas.
Claro, por supuesto. Es más, yo soy un pintor, pero no soy un cineasta, por tanto, tengo que apoyarme en expertos para que puedan contribuir a esos criterios. Porque yo solo, es mentira.

No termina de quedarme claro cómo va a medir la calidad. Habrá por lo menos un par de cosas que son imprescindibles.
Vaya, hay cosas técnicas, para explicarle algo. La composición de un cuadro tiene que tener un equilibrio de los elementos para hacerlo, para que sea bueno. Esa es la parte estructural. Después viene la otra parte, que es la parte de lo pictórico. En lo pictórico existen reglas para combinar los colores y poder moderar las profundidades en un cuadro. Si los pone crudos, no tiene profundidad, por lo tanto está hecho como por un principiante. Esos son algunos de los criterios para lograr una calidad, igual lo tiene el cine, igual lo tiene la literatura, igual lo tienen todas las disciplinas, esos son como ciertos elementos para identificar la calidad de algo.

Usted ha recibido una estructura jerárquica que incluye la Compañía Nacional de Teatro, pero que todavía no sabemos qué es.
Esa es una idea que es necesario cristalizar. Es más, todos los países del mundo tienen grupos de teatro, y por lo tanto deben aglutinarse en un conjunto de teatreros para poder presentarse y organizarse mejor. Pero parece que eso está un poco disperso. Ya hablaré con los gremios de teatros para ver cómo se cristaliza y se organiza probablemente un festival, o qué sé yo… Hay una cantidad de ideas que se pueden realizar, lo que sucede es que las ideas necesitan tiempo y recursos para poderse cristalizar.

Si tuviera que darle prioridad a alguna de las carencias que le han expuesto las unidades que dependen de la dirección, ¿a qué sería?
Lo primero, darle mantenimiento a los edificios, después probablemente tendría que ver cuánto ganan todos los miembros, porque el dinero es necesario pero es tan intangible… San Salvador es una ciudad un poco cara, entonces creo que los salarios muchas veces no van acorde a la cotidianeidad de lo que se gasta. Pero creo que tener un buen salario significa para mí crear mejores obras, trabajar mejor. Lógico que con las herramientas adecuadas, que sería la infraestructura. Esas serían dos prioridades para que después venga por consecuencia exigirles calidad, porque no se puede exigir calidad si no tiene las condiciones para hacerlo. Ese es el problema. Hay que comenzar por algo. Yo no puedo exigirle a un artista acá que sea muy bueno, cuando su formación, sus escuelas, sus profesores tienen deficiencias. No pueden defender una propuesta muchas veces, porque no tienen los recursos ni la formación. La formación es importante. Después, si tiene formación y es malo, entonces es porque es mediocre, que se dedique a otra cosa mejor. Hay que priorizar y ver primero cómo solventamos esas situaciones y después viene lo otro, para que dentro de 50 o 100 años nos juzguen. No podemos juzgar en cosa de artes de aquí a un par de años. ¡Por favor!, me parece que es una ignorancia juzgar a alguien en este tipo de cosas. Es como decía García Márquez, que él para escribir sus novelas necesitaba tener el estómago lleno para escribir tranquilamente. Igual pasa con cualquier creador, necesita ser apoyado, ser gestionado, ser divulgado, porque al nivel exterior el arte salvadoreño está muy rezagado. Y es porque nos hemos descuidado por diferentes razones. Yo las sé y hay que ver cómo se mejora en esos aspectos. Proyectar el arte a nivel internacional es importante, solo eso puede tomarme 10 o 15 años, que ya en 10 años probablemente estaré muy lejos de acá, pero bueno, esa es la intención.

¿Es usted un hombre de confianza del Secretario?
Bueno, yo conozco a Ramón, al doctor Rivas, desde hace muchos años. Conocerlo es una cosa y ser amigo es otra cosa. Yo he andado por Holanda, por Europa, viví un tiempo allá también y tuve oportunidad de conocerlo. Yo soy un artista que expongo con bastante constancia y eso me permitió conocer una cantidad de gente y que ellos conozcan mi trabajo. Entonces, es una relación de ese tipo. No es mi amigo. La Secretaría conoce mi trabajo y mi forma crítica de hacer y decir las cosas. Hace años hice una exposición, me invitaron del Museo de Antropología de la Universidad Tecnológica, entonces, esa fue una oportunidad para que él conociera mi trabajo. Esa es la referencia que tiene de mí, y que toco temas que nos involucran a todos, como el ambiente, el deterioro… Temas sociales son los que a mí me han caracterizado para hacer mi trabajo. Eso para mí es importante, pintar como producto de su entorno.

Previo a su nombramiento tuvieron un acercamiento en enero, cuando usted regaló la pieza de monseñor Romero para la exhibición de la Residencia Presidencial.
Lo que pasa es que esa obra fue parte de la exposición que se montó en la Tecnológica (2012), estuvo puesta ahí, está en el catálogo y él la conoció. Porque para mí monseñor Romero es un tipo que se atrevió y por eso hice esa interpretación. Al estar colgado ahí, él lo vio y le pareció que era interesante. Entonces, después le dije que podía cederlo para que la gente tuviera la oportunidad de verlo. Terminada la exposición pasa a las bodegas de mi estudio. A raíz de eso yo lo ofrecí. Es una relación más profesional que de amigos. Él me conoce. Yo le comenté que había visto el programa de esa exposición y que si les interesaba yo podía ceder mi obra para la colección. Yo pinto mis cuadros cinco veces, con eso estoy garantizando que van a durar entre 100 y 120 años. La di para que sea parte de la colección. No puede ser movida ni vendida. La Colección Nacional le pertenece a la gente de turno, pero realmente al pueblo.

logo-undefined
CAMINEMOS JUNTOS, OTROS 25 AÑOS
Si te parece valioso el trabajo de El Faro, apóyanos para seguir. Únete a nuestra comunidad de lectores y lectoras que con su membresía mensual, trimestral o anual garantizan nuestra sostenibilidad y hacen posible que nuestro equipo de periodistas continúen haciendo periodismo transparente, confiable y ético.
Apóyanos desde $3.75/mes. Cancela cuando quieras.

Edificio Centro Colón, 5to Piso, Oficina 5-7, San José, Costa Rica.
El Faro es apoyado por:
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
logo_footer
FUNDACIÓN PERIÓDICA (San José, Costa Rica). Todos los Derechos Reservados. Copyright© 1998 - 2023. Fundado el 25 de abril de 1998.