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Mi música, mi país - ElFaro.net
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Mi música, mi país

Guillermo Esquivel

 
 

Ser joven y salvadoreño suena más a una tragedia que a una esperanza, dirían algunos. Dudo que existan conceptos que puedan dibujar mejor la burbuja en la que la historia y la sociedad nos han encerrado. De niño, mi madre siempre se refirió a mi concepción con cierto humor: “Vos no sos de este mundo. Vos venís de la nebularia de ayende yanda”, me decía, recordando con gracia aquel pasaje de Salarrué que narra la visita de seres de otras galaxias a tierras cuscatlecas.

“El cuento del platío volante, los intrusos pichiches de ultramundo, el vigilante rubicundo y el fracaso histórico” podrá ser un título, no muy alejado de la realidad, de nuestra generación como jóvenes nacidos en “nuevos tiempos”. Haciendo memoria, nunca imaginé que la burbuja comenzara tan pronto. Desde el colegio donde estudié, la comida que comía, el lugar donde vivía hasta los amigos que tenía, todo abonó para que, al salir “al mundo”, me diera cuenta de que formaba parte de uno de tantos El Salvador-es y que la vida cambia cuando bajás de El Salvador Del Mundo. Esa realidad estaba perfectamente escondida, gracias al “Starter Kit” de vida armado por mi madre.

Como siempre, ella sólo quería lo mejor para mí. Entre tantas cosas que hizo mi madre fue haberme puesto en clases de violín. Poco se iba a imaginar ella que esa inocente actividad iba a mostrarme por primera vez la capacidad de decidir algo para mí.

—¿Y qué vas a estudiar?
—Quiero estudiar música –le dije.
—Estudiá una ingeniería. Está bonita la música, pero debés tener tu machete para la vida –me respondió ella.

En ese entonces no entendí por qué debía tener un arma para luchar contra la vida, si yo no me sentía amenazado.

Para estudiar música había que irse fuera del país. Eso es innegable y es la realidad de todas las personas que se comprometen a ese sueño. Tengo innumerables amigos que extraño y admiro profundamente por la valiente decisión. Para los que nos quedamos, es someterte a la realidad de “la tierra de los debería”. Salir y conocer otros países te hace sentir que El Salvador reside en otro tiempo-espacio. Acá el tiempo pasa más lento y a veces finge pasar. Para un músico disfrazado de ingeniero no cambia mucho la frustración, pero sí aumenta tu capacidad de transformar la realidad. Pasó poco tiempo para darme cuenta que esta generación privilegiada de niños con “Starter Kits” hemos salido, regresado, visto, pero seguimos sin vencer nuestro espejismo de decisiones. Hacemos un consenso inconsciente con nuestras vidas porque es casi imposible darnos cuenta que alguna diferencia hace el ser más propositivo y menos permisivo.

Cualquiera creería que quedarme fue lo peor que me pudo haber pasado. Y lo es si sólo hubiera querido ser músico. Quedarme me ha permitido conocer otros “El Salvador-es”, contemplar personas siendo sensibilizadas por la música y atreviéndose a tomar decisiones que ni los más aventajados soñaríamos. No sé si ser músico de orquesta hace que me guste hablar sintiéndome parte de algo más grande, pero siempre me gusta verme como miembro de una generación que tiene todo para hacer las cosas de manera diferente en el ámbito artístico, social y político. Alguno diría que eso suena asquerosamente idealista, pero a veces siento que es lo único que nos queda; en un país que consiente y adolece una inmensa brecha de oportunidades que se extiende hasta donde el ojo lo permite, como si fuera la Carretera Panamericana separando a una torre de champas afincadas.

Podemos llegar al cansancio de enumerar razones para ser agradecido “con la vida”. Así te dicen que digás cuando tenés suficientes cosas por las cuales ser agradecido. En mi caso, aún no sé qué agradecerle a mi país, pero ansío hacerlo. Esta incertidumbre te puede llegar a matar. Irónicamente, hasta aquí es donde sentí que comencé verdaderamente a vivir en mi país y fue lo mejor que me pudo haber pasado.

 

*Guillermo Esquivel es Ingeniero electricista y miembro fundador de la Joven Camerata de El Salvador. Antes fue miembro de la Joven Orquesta de El Salvador.

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