Internacionales / Política

El Estado Islámico se quedó sin ‘califato’... ¿y ahora qué?

El ‘califato’ del grupo yihadista Estado Islámico resistió menos de cuatro años. En los últimos meses ha perdido todas sus “capitales” en Irak y en Siria y a cientos de combatientes, pero el grupo no ha muerto, sólo se ha enterrado su sueño de creación de un Estado, aseguran los expertos consultados por la agencia AFP.


Domingo, 19 de noviembre de 2017
Sarah Benhaida y Ali Choukeir (AFP) / El Faro

Musulmanes chiítas queman un retrato de Abu Bakr al Bagdadi, el líder del califato proclamado en Irak y Siria por el grupo yihadista Estado Islámico. Foto Prakash Singh (AFP).
Musulmanes chiítas queman un retrato de Abu Bakr al Bagdadi, el líder del califato proclamado en Irak y Siria por el grupo yihadista Estado Islámico. Foto Prakash Singh (AFP).

Bagdad, IRAK. Hisham al Hachemi, especialista iraquí en movimientos extremistas es categórico: ningún miembro del movimiento yihadista “pensará en adelante en imponer” un califato como se atrevió a hacerlo el Estado Islámico.

En 2014, el autoproclamado ‘califa’ Abu Bakr al Bagdadi reinaba sobre siete millones de habitantes en un territorio del tamaño de Italia que englobaba zonas extensas de Siria y casi un tercio de Irak. Ese ‘califato’ atrajo a miles de yihadistas llegados del mundo entero con mujeres y niños.

Raqa, en Siria, se convirtió en la capital del ‘califato’ y Abu Bakr al Bagdadi hizo su única aparición pública en una mezquita de Mosul, la segunda ciudad más importante de Irak.

Pérdida de territorio e ingresos

El Estado Islámico puso en marcha una máquina de propaganda sofisticada en varios idiomas, con revistas digitales, emisoras de radio y campañas en las redes sociales donde ensalzaba sus hazañas militares y sus tácticas.

En todas las ciudades bajo control del Estado Islámico, la bandera negra ondeaba en edificios de la nueva administración bautizados con nombres de los primeros tiempos del islam.

Los tribunales, hospitales y otras administraciones del Estado Islámico expedían certificados de nacimiento o de matrimonio y veredictos y dictámenes en documentos con membretes negros.

Menos de cuatro años más tarde, tras combates encarnizados, el Estado Islámico perdió casi todo su territorio y los ingresos de los campos petroleros de los que se había apoderado.

“Durante estas batallas, sobre todo en Mosul, un número elevado de yihadistas murieron”, afirma Kirk Sowell, que publica Inside Iraqi Politics. “-Y después de las derrotas, muchos se rindieron”, abandonados por sus comandantes que habían huido antes para refugiarse. Otros “huyeron del país o intentan pasar desapercibidos entre la población” para ocultar su pasado, afirma este especialista en política iraquí.

Después de estas derrotas, “incluso lo que pudiera quedar del Estado Islámico no pensará en retomar” la idea de controlar un territorio de forma militar o administrativa, asegura Hachemi.

Además, según el experto, la organización se replegó en Irak en “un 4 % del territorio: ramblas, oasis o zonas desérticas” sin ninguna población, a lo largo de la frontera porosa con Siria, un país en guerra, donde también pierde terreno a diario.

Sus enemigos en el campo de batalla son numerosos. Entre los que luchan contra el Estado Islámico figuran el ejército sirio y el iraquí y una multitud de fuerzas apoyadas por Rusia, Estados Unidos o Irán, en ocasiones con intereses opuestos en la región.

Un nuevo jefe llamado Bin Laden

La maquinaria propagandística parece perder fuelle, con un cambio de tono con tintes nostálgicos. “El proyecto del califato chocó con la realidad geopolítica”, resume Karim Bitar, especialista de Oriente Medio en el Instituto de Relaciones Internacionales y Estratégicas de París (IRIS).

De hecho “la galaxia yihadista internacional probablemente vuelva a su estrategia anterior de desterritorialización y prefiera golpear de nuevo el ‘enemigo lejano’ con golpes de efecto en Occidente o en Rusia para mostrar que hay que seguir contando con ella”, añade Bitar.

Esta “galaxia” ya tiene nuevo líder. El Estado Islámico nació de las cenizas del Estado Islámico en Irak y de Al Qaeda. Ahora que el ‘califato’ vive horas bajas empieza a emerger una nueva organización, afirma Hashemi.

“La mayoría de los veteranos del Estado Islámico y de Al Qaeda en Irak comienzan a reagruparse en Siria”, donde muchas zonas siguen en manos de distintos grupos yihadistas, explica.

Estos combatientes, “los más adoctrinados y disciplinados”, están constituyendo desde septiembre “el grupo Ansar al Furqan, dirigido por Hamza Bin Laden”, considerado el hijo preferido del exjefe de Al Qaeda, Osama bin Laden.

Este último murió a manos de un comando estadounidense en 2011 en Pakistán, pero su nombre sigue atrayendo a combatientes, asegura el experto.

© Agence France-Presse

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