Columnas / Migración

Reflexiones en torno al ‘shithole’ del presidente Trump


Lunes, 15 de enero de 2018
Rubén Zamora

Cuando me enteré de que el presidente de Estados Unidos llamó a nuestro país un ‘shithole’, sufrí un estado emocional que nunca antes había experimentado: incredulidad y cólera al mismo tiempo. Incredulidad porque nunca en mi larga vida había escuchado a un presidente (democrático o dictador) calificar a otro país, con el que tiene buenas relaciones, con una palabra tan insultante y vulgar; cólera por el hecho de que usaba esa expresión para referirse a nosotros.

Cuando ya había digerido lo anterior, la curiosidad intelectual me acosó con preguntas: ¿Por qué el Sr. Trump había dicho eso? ¿Cuáles son los motivos que lo llevaron a usar tan ofensivo calificativo? Al tratarme de contestar estas interrogantes, se me abrió un mundo de hipótesis, algunas de las cuales quisiera compartir con el lector.

Una primera explicación sería porque nuestra piel no es blanca ni con pelo amarillo, y él nos juzga solo por las fotos que más de alguna vez ha visto de pasada. El Sr. Trump no ha sido invitado a visitarnos, para conocernos, ni creo que ningún gobierno decente lo invitaría después del exabrupto. Su ignorancia lo condena a mantener el estereotipo de que la raza blanca es la superior y debería poblar la tierra entera; y considera que recibir mestizos no es bueno para el futuro de Estados Unidos. Esto nunca lo ha dicho el Sr. Trump en público, pero sus más ardientes seguidores y fans no tienen empacho en hacerlo. Además, ya es un indicativo que cuando nos calificó de esa manera, abogó por recibir 'noruegos'.

Una segunda explicación es que el Sr. Trump comparte el prejuicio, muy difundido entre sus adherentes, que los inmigrantes sean islámicos, negros, mulatos o mestizos no solo son negativos para el desarrollo de Estados Unidos, sino que constituyen un peligro para la seguridad del país y son un obstáculo para el desarrollo del nuevo modelo que prometió en su campaña. Por ello los dibuja como criminales, haraganes, vividores a costa del Estado, narcos, terroristas, etc. Es decir, todos los calificativos negativos que se resumen con el vulgar término 'Shithole'.

Una hipótesis adicional es tratar de entender el exabrupto presidencial en términos de la coyuntura política. Trump se presentó como un candidato que iba a cambiar radicalmente la forma de hacer política en su país. Sin embargo, su primer año de gobierno lo que ha producido son graves y frecuentes conflictos al interior de su gobierno, mayor polarización y muy pocos resultados que presentar a su base de apoyo: las grandes empresas no han retornado, al contrario, calladamente siguen invirtiendo en otros países; la clase blanca media continúa deteriorando su estatus de vida; la grandiosa reconstrucción de infraestructura pareciera estar en el olvido; el Obamacare continúa funcionando... y para coronar sus desgracias, él y su familia se encuentran sujetos a una investigación criminal por un fiscal especial.

Pareciera que la administración Trump se ha quedado con dos temas de gobierno: migración e impuestos y, en este último tema, su propuesta de reforma tuvo que ser negociada con la minoría demócrata en el Congreso, pues su partido no podía ponerse de acuerdo. En migración, los jueces le están haciendo la vida imposible. Este es un panorama muy triste para cualquier gobierno y es frustrante para uno que suponía tener control del Ejecutivo y el Legislativo; y que está encabezado por una persona que se valora muy por encima de lo que realmente es. En otras palabras, el insulto a nuestro país es una expresión de un gobernante frustrado.

Finalmente hay otra explicación: he dudado en considerarla, pero el hecho de que congresistas y senadores de vez en vez la sugieran -y lo han repetido en este caso- obliga a pensarla. Ellos piden que el presidente sea examinado por facultativos que puedan determinar si está en capacidad de gobernar. Ciertamente, esta hipótesis tiene consecuencias tan graves no solo para el presidente, su familia y el país, sino que para todo el mundo. Por eso no puede tomarse a la ligera, aunque no creo que existan las condiciones para que pueda asumirse.

Rubén Zamora (1942) en la biblioteca de su casa, en los Planes de Renderos. Zamora es un político de izquierdas que fue embajador de El Salvador en Estados Unidos y ante las Naciones Unidas. Miembro fundador del Frente Democrático Revolucionario y de Convergencia Democrática, fue parte del equipo negociador de la guerrilla para los Acuerdos de Paz. En 1994 fue candidato a la presidencia por la coalición CD-FMLN-MNR. /Foto El Faro: Víctor Peña
Rubén Zamora (1942) en la biblioteca de su casa, en los Planes de Renderos. Zamora es un político de izquierdas que fue embajador de El Salvador en Estados Unidos y ante las Naciones Unidas. Miembro fundador del Frente Democrático Revolucionario y de Convergencia Democrática, fue parte del equipo negociador de la guerrilla para los Acuerdos de Paz. En 1994 fue candidato a la presidencia por la coalición CD-FMLN-MNR. /Foto El Faro: Víctor Peña

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