Columnas / Política

Comentario personal a un artículo optimista sobre el proceso electoral

Como ciudadanos que vamos a ejercer nuestro voto, tenemos el derecho, primero, de dudar de la eficiencia del sistema y, segundo, de exigir que se haga lo necesario para que los vacíos se corrijan.

Domingo, 28 de enero de 2018
Rubén Zamora

He leído el artículo del Sr. Malcom Cartagena en el que pretende rebatir las advertencias sobre las dificultades que la votación de marzo puede tener dados los cambios que la Sala de lo Constitucional ha introducido en el proceso electoral. Al respecto me permito hacer las siguientes observaciones.

En primer lugar, lo que he escrito es una advertencia y no un vaticinio. En buen castellano, advertir significa señalar una situación que puede ser desastrosa; vaticinar es afirmar lo que va a suceder. En este caso, el único profeta vaticinador es el Sr. Cartagena pues afirma rotundamente que 'el TSE no fracasará en 2018'.

Cartagena afirma que en esta elección 'las reglas del juego están claras, porque la Sala de lo Constitucional no ha emitido sentencias que alteren profundamente el sistema electoral'; y luego pasa a explicar que en la elección anterior el embrollo se armó en el escrutinio, debido a que esa vez tuvieron que contar tres papeletas y no dos, como ocurrirá en la elección de este año. Creo que la explicación que da del embrollo de las pasadas elecciones no es sostenible. Basta con recordarle que desde 1993 han habido varias elecciones de tres papeletas e incluso una de cuatro (1994), y el escrutinio nunca presentó tan graves problemas como los de la pasada elección. En aquellas fechas, los resultados comenzaban a darse a pocas horas del cierre de urnas, y unas horas más tarde ya había resultados confiables publicados por el TSE. Todo lo contrario a lo ocurrido en 2015, cuando se tomaron varios días y recuentos parciales para tenerlos. Por otra parte, es una ingenuidad echarle la culpa de semejantes atrasos a una papeleta más en el conteo, cuando todos sabemos que el problema no fue de una papeleta sino de los votos cruzados, cuyo conteo se prestó a pleitos, errores y fraudes, y a dilatar de una manera escandalosa el anuncio de resultados, con la consiguiente pérdida de credibilidad del proceso electoral.

El Sr. Cartagena se atreve a afirmar que la Sala no ha cambiado nada 'que altere profundamente el sistema electoral'. Pasa por alto olímpicamente que, en este proceso electoral, la Sala ha ordenado la exclusión de los partidos políticos de la configuración de las Juntas Electorales, la cual es una reforma al texto de la Constitución y lo hace sin tener la potestad para ello y, además, crea un grave precedente. En un segundo artículo he advertido sobre los efectos negativos que semejante decisión podrá tener en el proceso electoral actual, especialmente en el día de la votación. Si todo lo anterior no hace pensar al señor Cartagena que 'algo podrido anda en Dinamarca', creo que se trata de un optimista o ingenuo incorregible que pretende defender lo indefendible.

Ahora se pretende 'resolver' el entuerto del voto cruzado mediante un instructivo del TSE, adoptado fielmente por la Asamblea Legislativa, según el cual será el Tribunal quien dará el resultado tanto del escrutinio provisional como definitivo, ya que será la instancia que cuente los votos cruzados y los adjudique a los partidos. Esto no solo es inconstitucional, pues viola el art. 200 del Código Electoral (el escrutinio provisional es función de las JRV y no del TSE), sino que anula su carácter de tribunal 'Supremo', al inmiscuirlo en el conteo provisional, inhabilitándolo para conocer de cualquier recurso contra el conteo de votos (art. 16 de la Constitución). Adicionalmente, esta pretendida solución significa que los resultados de esta elección se darán con mucho retraso, pues el Tribunal tiene que esperar a que todas las actas estén completas y firmadas, pero sin incorporar los votos cruzados, por lo tanto serán actas incompletas, ya que la ponderación del voto cruzado es potestad del TSE y no sabemos cuánto tiempo adicional necesitará para esta otra tarea, pues tendrá que hacerlo manualmente.

Las afirmaciones del Sr. Cartagena, y su descripción del procedimiento, no hacen sino incrementar nuestras preocupaciones. Como muestra un botón: dice que 'se vuelve al método del escrutinio utilizado en 2012', y explicita que primero se harán 'los tradicionales bloques de papeletas'. Al respecto, me gustaría plantearle lo siguiente: el conteo tradicional se hacía separando los votos por bloques para cada partido, más los nulos, en blanco, etc., y luego se contaban los de cada bloque y se registraban en el acta. Como ahora habrán votos cruzados y votos por foto, ¿dónde se pondrán estos votos? ¿En bloques separados? Me informan que no se harán bloques por partido, sino que en el acta se consignará, voto por voto, si es por partido o si es cruzado, así como las preferencias por candidato. En otras palabras, ya no será el sistema tradicional, sino que otro diferente. Entonces pregunto: ¿cuánto tiempo le va a tomar a la JRV hacer el conteo? Que Dios nos dé paciencia.

Lo que queda claro es que no se trata del sistema anterior, y que las JRV se enfrentarán al llenado de un acta que tiene más de 15 folios, cuando las actas anteriores, en una sola página, podían incorporar todos los datos y hacerlo sin necesidad de apartar votos para el TSE. Este no es, pues, el método 'tradicional'.

Además, las JRV no podrán dar un escrutinio completo ya que parte de los escrutinios solo podrán completarse en manos del TSE. Pero hay algo más: es muy probable que en los votos cruzados nos vengan no solo los depositados por diferentes partidos, sino también con las marcas de preferencias por los candidatos. ¿En cuál bloque de papeletas o actas los van a poner? ¿O van a crear otro nuevo bloque de papeletas con los votos 'cruzados y preferenciales'? ¿Y esos cómo los van a registrar? Aún más grave: se nos dice que el TSE añadirá al recuento de votos por el partido, los que sean de preferencia por el candidato, y así poder determinar a quién se le va a adjudicar la curul. ¿O sea que esos votos tendrán un doble valor: ser del partido y ser preferencial? Espero estar equivocado, pero si es así, me parece que estamos en presencia de otra violación a la naturaleza del voto que, según nuestra Constitución, debe ser 'igualitario' (art. 78). Ni la reforma del procedimiento aprobada por la Asamblea Legislativa ni el instructivo del TSE explican al respecto. Lo que queda claro es que el nuevo método obliga a firmar las actas sin haber completado el escrutinio, el ‘tradicional-nuevo’ sistema de escrutinio que el articulista nos presenta tiene muy poco de sencillo y mucho de incompleto, complicado y misterioso.

Por otro lado, y 'lo más importante de todo', según Cartagena, es la capacitación de las JRV. Para ello nos ofrece el método de 'Cascada' para aplicarlo a 95.000 ciudadanos. Estos serán capacitados por un grupo de 700 capacitadores, que a su vez, serán capacitados por 80 súper capacitadores.

Olvidémonos del sabio principio de administración de personal, que plantea que cuando la capacitación de gente no familiarizada con el tema se hace por 'cascada', las probabilidades de que se introduzcan errores por parte de los ejecutores tienden a duplicarse. Eso obligará a una seria fase de comprobaciones que garantice la coherencia del mensaje que transmiten los facilitadores y a una cuidadosa supervisión de todo el proceso (que dudo mucho se esté haciendo).

Pero vamos a los números: miembros del TSE nos informan que el número de capacitadores es alrededor de 650, y que la capacitación es impartida, dos sesiones por día, durante los fines de semana, por 2 profesores. Haciendo números, esto significa que 325 parejas de capacitadores pueden impartir cuatro sesiones por fin de semana, hasta lograr unas 1300 capacitaciones. Hace dos fines de semana se capacitaron a 19,000 miembros de las JRV. Si los capacitados fueron 19,000 y dividimos este número por el total sesiones que pueden dar las parejas de capacitadores, resulta que nos da un promedio de 14.6 capacitados por sesión. Esto es sorprendente, pues se supone que el TSE espera tener una presencia de miembros de JRV de entre 40 y 50 personas. ¿Qué está pasando? Si el TSE se programa para 40 personas es porque se supone que se han citado al menos 50, con nombre y apellido. Si el total de convocados arroja un promedio cuatro veces menor de lo programado, quiere decir que algo está fallando, ya sea que las citaciones no llegan adecuadamente, o que los citados no están concurriendo.

Por otra parte, el problema fundamental de todo este tinglado está en el reclutamiento de los 10 miembros de cada JRV. Ese problema pareciera no existir para el Sr. Cartagena, pero lo que el TSE dice en los periódicos nos hace pensar que es un grave problema. Sobre todo cuando un magistrado nos dice que solo un 7 % de los elegidos en el sorteo les han presentado sus papeles, y que hasta hace poco aún no terminaban de depurar las listas presentadas por los partidos para los candidatos no partidarios.

Para los que no solo leemos libros sobre elecciones, sino que las hemos practicado, estos son problemas reales. Por ello, mientras el TSE públicamente no dé una clara explicación del sistema de escrutinio de los votos, tenemos el derecho, como ciudadanos que vamos a ejercer nuestro voto, a dudar de la eficiencia del sistema; y a exigir que se haga lo necesario para que los vacíos se corrijan. Tenemos el derecho a exigir el cumplimiento de las tareas que debe tener hechas antes del día de votación, y que el TSE informe de avances no con explicaciones o declaraciones genéricas, sino con estadística diaria del número de capacitadores formados, de cuántas sesiones de capacitación se hacen diariamente y cuántos miembros electos para las JRV han sido capacitados. Explicaciones teóricas y evasivas no nos satisfacen.

Finalmente, el Sr. Cartagena reconoce que uno de los más graves errores que se les señaló en la campaña pasada fue el mal llenado de las actas y que su intención es 'desmontar la impresión de que volverá a ocurrir'. Afirma categóricamente que 'hay pruebas fehacientes de que se está trabajando para que esto no pase'. Mi percepción es que los tropiezos para la instalación de urnas, y para el escrutinio al cierre de la votación, no han disminuido, más bien han aumentado. Por otra parte, no veo las pruebas fehacientes, pues para serlo, no bastan las palabras sino que se requieren hechos. La preocupación que tenemos no es si el TSE y su personal trabajan, claro que lo hacen, sino si están o no trabajando bien, de manera eficiente y transparente.

Rubén Zamora (1942) en la biblioteca de su casa, en los Planes de Renderos. Zamora es un político de izquierdas que fue embajador de El Salvador en Estados Unidos y ante las Naciones Unidas. Miembro fundador del Frente Democrático Revolucionario y de Convergencia Democrática, fue parte del equipo negociador de la guerrilla para los Acuerdos de Paz. En 1994 fue candidato a la presidencia por la coalición CD-FMLN-MNR. /Foto El Faro: Víctor Peña
Rubén Zamora (1942) en la biblioteca de su casa, en los Planes de Renderos. Zamora es un político de izquierdas que fue embajador de El Salvador en Estados Unidos y ante las Naciones Unidas. Miembro fundador del Frente Democrático Revolucionario y de Convergencia Democrática, fue parte del equipo negociador de la guerrilla para los Acuerdos de Paz. En 1994 fue candidato a la presidencia por la coalición CD-FMLN-MNR. /Foto El Faro: Víctor Peña

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