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Brasil, tan favorita como siempre; los brasileños, más apáticos que nunca

Dos de cada tres brasileños dicen tener poco o ningún interés en la Copa Mundial de Fútbol de Rusia 2018, según la más reciente encuesta del Instituto Paraná. A escasas semanas para el inicio del torneo, el dato sorprende en uno de los países más futboleros del planeta, y el que más estrellas de campeón tienen bordadas en su camisola oficial. La humillación de hace cuatro años frente a Alemania aún pesa.


Fecha inválida
Sebastian Smith (AFP) / El Faro

Río de Janeiro, BRASIL. A menos de un mes para el pitazo inicial de Rusia 2018, los hinchas brasileños muestran un atípico escaso interés en el mayor evento del fútbol mundial. La Seleçao se clasificó con holgura en las eliminatorias y aparece en todas las quinielas entre las grandes favoritas para traer su sexta Copa, pero en las calles del país del futebol el entusiasmo está tardando en prender.

De acuerdo con una encuesta realizada por el Instituto Paraná, los brasileños se dicen optimistas de cara al torneo que se llevará a cabo desde el 14 de junio al 15 de julio. Dos tercios piensan que la Seleçao es la favorita, y el 35 % cree que Neymar será el mejor jugador de la Copa, superando el 30 % que opina que este reconocimiento irá para el portugués Cristiano Ronaldo.

El problema, según esta encuesta, es que esto le importa a pocos brasileños: un 66 % tiene poco o ningún interés en el Mundial, y un 15 % ni siquiera sabe siquiera dónde se realizará.

“No hay el mismo nivel de entusiasmo de antes”, dice Serafim Fernandes mientras hace compras en el bullicioso mercado Saara de Rio, repleto de productos de fútbol. Fernandes, de 62 años, responsabiliza a la economía por la falta de pasión. Sólo ahora Brasil está superando una recesión récord de dos años, empeorada por un escándalo de corrupción que involucra a la élite política del país. “La gente está sufriendo”, remata.

Aguafiestas

Cuatro años atrás, cuando Brasil fue sede la Copa del Mundo, paredes y calles fueron pintadas en amarillo y verde un mes antes de que comenzara el torneo. El entusiasmo se debía en parte al hecho que el evento se realizaba en casa. Pero la decoración de calles con banderas y murales es una vieja tradición y su ausencia a esta altura llama la atención.

En Río de Janeiro, incluso está amenazada la fiesta de calle temática de la Copa del Mundo, que se realiza desde hace cuatro décadas, conocida como Alzirao.

Este gran festival se prepara con bastante antelación y convocando a miles de personas. Este año perdió su patrocinador, el gigante de las bebidas Ambev, y no da señales de vida. “Estamos peleando para hacer el evento después de la decepcionante actitud de Ambev”, dijeron los organizadores en un comunicado.

El 66 % de los brasileños dice tener poco o nada de interés en el Mundial de Rusia 2018, y uno de cada seis ni siquiera sabe dónde se disputará el torneo. Foto Pixibay.
El 66 % de los brasileños dice tener poco o nada de interés en el Mundial de Rusia 2018, y uno de cada seis ni siquiera sabe dónde se disputará el torneo. Foto Pixibay.

En una de las varias tiendas que venden kits brasileños de fútbol en Río, el vendedor Paulo Santos Silva dice que compra de manera “prudente” productos relacionados con Rusia 2018. “Antes podías ordenar 5 000 camisetas, sabiendo que se venderían. Ahora arriesgas terminar con productos sin vender, así que compro 100 y las vendo, compro 100 más y, si ganamos un partido, compro 200”, explica.

Silva, de 60 años, dice que la ralentización económica no es lo único que lo asusta. También está la sombra alargada de la “vergonzosa” eliminación de la Copa de 2014, en una apocalítica semifinal en que los pentacampeones del mundo cayeron 7-1 frente a Alemania: “Aquella ha quedado grabado en la memoria de los brasileños”.

Victoria lo resuelve todo

Para algunos, el ambiente tibio previo al Mundial de este año tiene un significado aún más profundo.

El político de izquierda Paulo Pimenta cree que el uso de la camiseta verde-amarela por los manifestantes que en 2015 y 2016 protestaban contra la entonces presidenta Dilma Rousseff empañó los colores nacionales. “Los golpistas incluso le quitaron a los brasileños la felicidad del fútbol”, tuiteó Pimenta. “La camiseta se volvió un símbolo de vergüenza”.

Pero Ledio Carmona, un comentador de SportTV, dice que la tristeza y la fatalidad están en su punto máximo.

La idea de que Río esté llena de murales y banderas verde-amarelas está incrustada en la nostalgia de 1982, cuando Brasil envió uno de los mejores equipos de su historia a la Copa del Mundo en España, pero no consiguió llegar ni a las semifinales. “La gente en Brasil tiene en mente la Copa de 1982; es casi una leyenda”, dice Carmona.

“Pero aquellos que eran jóvenes en aquella época ahora trabajan y quienes son jóvenes hoy no tienen dinero para pintar las calles”, agrega. Carmona cree que una vez comience la acción en Rusia, los brasileños gritarán tan fuerte como siempre.

Fernandes, negociando un buen precio para comprar una camiseta amarilla en Saara, coincide: “Realmente lo necesitamos mucho y creo que entraremos en ese punto. Si la Seleçao comienza ganando, la gente va a olvidar todo lo demás”.

© Agence France-Presse

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