Centroamérica / POLÍTICA

Ortega no dejará la presidencia y trata de matizar la represión violenta

El presidente de Nicaragua, después de tres meses de manifestaciones en su contra, insiste en que no dejará el poder: ni él, ni su esposa y vicepresidenta, Rosario Murillo. Mientras tanto, en Nicaragua el centro de derechos humanos calcula que hay al menos 400 presos políticos, 292 muertos y miles más que buscan huir del país. 


Lunes, 23 de julio de 2018
El Faro | AFP

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, descartó el lunes renunciar antes de terminar su mandato en 2021, como reclaman sus opositores en multitudinarias protestas que dejan casi 300 muertos desde hace más de tres meses y al menos 400 presos políticos.

También sugirió que junto a él permanecerá en el cargo Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta de ese país.

'Nuestro período electoral finaliza con las elecciones de 2021, cuando tendremos nuestras próximas elecciones', dijo el mandatario en entrevista con la cadena estadounidense Fox News, en la que rechazó la celebración de comicios anticipados. Esta es una de las peticiones que son fundamentales para la Alianza Cívica, la organización que representa a la sociedad civil que se opone al régimen Ortega Murillo.

'Adelantar las elecciones crearía inestabilidad, inseguridad y empeoraría las cosas', dijo Ortega, según la traducción al español de la versión en inglés de sus declaraciones al programa 'Special Report with Bret Baier' (Reporte especial con Bret Baier).

El mandatario de 72 años, que ha gobernado Nicaragua durante un total de 22 años desde que la revolución sandinista que lideró provocó en 1979 la caída del dictador Anastasio Somoza, señaló que los violentos disturbios iniciados en abril ya terminaron.

'Ha pasado una semana desde el fin de los disturbios. Las cosas se están volviendo más normales en el país', dijo el exguerrillero, aunque reconoció que las manifestaciones pacíficas a favor y en contra de su gobierno continúan.

La afirmación de Ortega del fin de la turbulencia en Nicaragua alude a las manifestaciones antigubernamentales de principios de mes, violentamente reprimidas por la policía y grupos paramilitares afines al presidente que portan banderas del partido en gobierno.

Pero el Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (Cenidh) dijo este lunes que al menos 292 personas han muerto en las protestas que estallaron el 18 de abril contra una reforma de la seguridad social propuesta por el gobierno, pero que derivaron en un amplio movimiento que exige la salida del poder de Ortega y Murillo.

La presidenta del Cenidh, Vilma Núñez, destacó además que hay decenas de personas desaparecidas, torturadas o huyendo. Calculan, también que entre 400 y 500 permanecen detenidas en las diferentes cárceles del país.

Núñez aseguró que a muchos de los detenidos que ellos tienen registrados les “están imputando delitos masivamente”. Una de las irregularidades que señaló Núñez es que a estos detenidos “los culpan por delitos globales” como terrorismo y en ninguna de las acusaciones aparecen las víctimas individualizadas. De hecho, la semana pasada, el Órgano Legislativo de Nicaragua —dominado por el oficialismo— aprobó una ley define que comete “terrorismo” quien mate o lesione a personas que no participan en hostilidades durante un conflicto armado, o dañe bienes públicos o privados si lo hace para intimidar a una población, alterar el orden constitucional u obligar a un gobierno o a una organización internacional a realizar un acto o a abstenerse de hacerlo, y lo sanciona con 15 a 20 años de cárcel.

Ni un muerto en una iglesia

Ortega rechazó las acusaciones de que controla a los paramilitares progubernamentales que han sido vistos actuando en acuerdo con la policía.

En cambio, acusó a grupos políticos nicaragüenses de encabezar milicias antigubernamentales, financiadas por narcotraficantes y agencias de Estados Unidos. Según Ortega, esas milicias mataron a 'decenas' de policías durante los disturbios.

'Ninguna de las manifestaciones pacíficas' ha sido atacada, aseguró el mandatario.

Ortega negó además las denuncias de manifestantes y sacerdotes católicos de que fuerzas oficiales mataron a tiros a dos jóvenes encerrados en una iglesia de Managua que sufrió un asedio sostenido los días 13 y 14 de julio.

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, el 5 de noviembre de 2017, AFP PHOTO, inti ocon.
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua, el 5 de noviembre de 2017, AFP PHOTO, inti ocon.

'Ningún nicaragüense ha muerto en ninguna iglesia. Ni un solo nicaragüense ha muerto en ninguna iglesia. Eso es falso', insistió Ortega.

También dijo que es erróneo afirmar que los sacerdotes están siendo atacados.

'No hay un solo sacerdote al que persigamos', subrayó Ortega, y agregó que agradecía los esfuerzos de la Iglesia Católica para mediar en las conversaciones entre su gobierno y los grupos opositores.

Pero también hay videos y fotografías de Silvio Báez, uno de los obispos mediadores, que fue herido en una basílica por grupos armados paramilitares.

Mentiras terribles

Ortega también desestimó las afirmaciones de sus detractores de que busca establecer una 'dinastía' familiar, al incluir a su esposa en la fórmula presidencial.

'Nunca se me ocurrió instaurar una dinastía', dijo. 'Mi esposa es la primera vez que ha sido vicepresidente', agregó.

'No estamos apegados al poder', aseguró en la entrevista con Fox News.

Ortega dijo que decidió hablar con Fox News después de años de rechazar entrevistas con medios extranjeros, porque quiere que Estados Unidos le muestre 'respeto' a Nicaragua.

'La historia de nuestras relaciones con Estados Unidos ha sido dolorosa. No quiero repetirla', dijo, fustigando una resolución crítica de la situación en Nicaragua que preparan legisladores estadounidenses.

También denostó lo que consideró 'una campaña de mentiras, mentiras terribles para tratar de dañar la imagen de Nicaragua y de su gobierno'.

Ortega gobierna Nicaragua desde 2007 por tercer período consecutivo, luego de detentar el poder entre 1979 y 1990 tras liderar la insurrección popular que derrocó al dictador Somoza.

La crisis política ha impactado en la economía de Nicaragua, uno de los países más pobres de América Latina: la calificadora Standard and Poor's (S&P) anunció este lunes que degradó la nota de la deuda soberana del país, de B+ a B, con perspectiva negativa. Esto significa que, si Nicaragua quiere prestar dinero en el exterior en un plazo de un año, le saldrá más caro obtenerla y encontrará una lista reducida de prestamistas.*

*Esta nota incluye informanción de Confidencial, el medio nicaragüense

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