Columnas / CULTURA

El 'Mágico' y Monseñor


Viernes, 27 de julio de 2018
Óscar Picardo Joao

Indiscutiblemente y por muchas razones no hay salvadoreños más universales que Jorge “el “Mágico” González y Monseñor Óscar Arnulfo Romero. Cada uno con circunstancias muy particulares, distintas y distantes proyecta la salvadoreñidad a escala global. Es probable que haya algunos desacuerdos o cuestionamientos, y que dejemos fuera del corto listado a otras figuras prominentes; como sea, voy con los argumentos.

Primero hablemos un poco de salvadoreñidad. Esa identidad entre lo que fuimos, somos y queremos ser. Es algo que va más allá de la idiosincrasia y de la cultura. Nos referimos –casi filosóficamente hablando– a esa circunstancia ontológica que define el ser salvadoreño –y por ende lo que no es salvadoreño–. Y aquí apelamos al gran ausente de la lista, al prohibido: Roque Dalton, el poeta, el que debe estar y no está. Pues le cambio el título y ya: El “Mágico”, Monseñor y Roque.

Y dejo al lector la tarea de descubrir Las Historias Prohibidas del Pulgarcito y Poema de Amor. ¿Más salvadoreñidad? Imposible. Al final, definiría lo mejor de la salvadoreñidad como una especie de sufrimiento, negación y, a pesar de ello, ser y ser más. Efectivamente, nuestros tres personajes son el desenvolvimiento forzado, una especie de ruptura que se recrea. Esa yerba que nace en las grietas de hormigón.

Monseñor Romero es el más universal de los salvadoreños; sus homilías, Cartas Pastorales y sobre todo su martirio lo ubican en la “quinta esencia”, más allá de todos los patrones posibles. Es conocido en todo el universo y a partir del 14 de octubre será más conocido; aunque, antes de esa fecha, ya era el mártir in odium iustitiae.

El “Mágico” es ese ser mítico del balón. El que agarró todas las posibilidades y oportunidades y se las metió en el bolsillo de “lo que me da la gana”. Es un ilusionista y como tal nos hace percibir cosas que no son. Está en un rincón del Olimpo junto a otros semidioses. A veces le da la gana de hacer algún milagro y otras veces no. Querido por todos, sencillez, humildad y genialidad en una sola poción.

Roque es el espectro de la rebeldía que todos heredamos. El que nos ensaña en cada línea y párrafo a descubrir los misterios de la cotidianidad con desdén. El más franco y burdo, el más osado e irónico. El que baraja las verdades, te hace trampa, te gana y luego desaparece y sigue desaparecido. Es el gran desaparecido de la historia, el salvadoreño más desaparecido y presente.

Este es el licuado perfecto de salvadoreñidad: Monseñor, “Mágico” y Roque. Si tenés algo de ellos, sos un salvadoreño de pura cepa. Imaginate: la generosidad de Monseñor, la sencillez creativa del “Mágico” y la suspicacia de Roque, ¿qué más le podés pedir a la vida?

Deberían dar un curso en cada escuela y en cada universidad sobre estos tres personajes y rescatar los mejor de ellos: Sus valores, sus cosmovisiones, sus particularidades. El legado que dejan y que van dejando. Porque los tres te enseñan una cosa muy importante que hace falta aprender hoy en día: La vida es para vivirla a plenitud, no para hacer dinero y comprar cosas. La vida es pasión y entrega, la vida es hacerles gambetas a los problemas, la vida es generosidad, la vida es poesía, la vida es entrega.

Ya tenemos la estatua de Monseñor en la Abadía de Westminster, en Londres, Inglaterra y la Puerta del “Mágico” en el estadio Ramón Carranza, en Cádiz, España. Nos falta la Plaza de Roque, en el recóndito lugar “ve qué hijos de puta”, 100 metros más adelante del lugar de su tumba.

*Óscar Picardo Joao ([email protected]es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar; en la actualidad dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia

*Óscar Picardo Joao ( opicardo@asu.edu ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña
*Óscar Picardo Joao ( [email protected] ) es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar. Dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia. Foto El Faro: Víctor Peña

*Óscar Picardo Joao ([email protected]es investigador y especialista en política educativa. Licenciado en Filosofía, con maestrías en Teología y Educación y Doctorado en Didáctica y Organización Escolar; en la actualidad dirige el Instituto de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Universidad Francisco Gavidia

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