El Salvador / Política

Cledys Molina: “Me han dicho que estoy haciendo el ridículo por buscar la Secretaría del FMLN”

Es la primera mujer en la historia del FMLN que se aventura a buscar la silla de la Secretaría General del partido. Compite contra el ex vicepresidente Óscar Ortiz y el ex ministro de Gobernación Arístides Valencia, a quienes llama 'viciados'. Molina, que es militante hasta la médula, reconoce que hay irregularidades en el proceso interno. 


Jueves, 13 de junio de 2019
María Luz Nóchez y Roxana Lazo

Molina denuncia que uno de los grandes errores del FMLN en el gobierno fue la separación de sus estatutos del ejercicio del poder en el Ejecutivo. Foto: Carlos Barrera
Molina denuncia que uno de los grandes errores del FMLN en el gobierno fue la separación de sus estatutos del ejercicio del poder en el Ejecutivo. Foto: Carlos Barrera

Luego de la segunda derrota consecutiva en las urnas en febrero 2019, el FMLN decidió que era momento de renovarse a tal grado que su Comisión Política tomó una decisión histórica: jubilarse. El 6 de febrero, Medardo González anunció que ningún miembro de la CP se postularía para el recambio e instruyó a otros líderes, como el vicepresidente Óscar Ortiz, para que hicieran lo mismo. Tres meses después, Ortiz es uno de los dos contendientes a la Secretaría General, y tiene como principal rival al exministro de Gobernación, Arístides Valencia, a quien no pocos perfilan como el ungido por la dirigencia que se despide. 

A días de las internas con las cuales el FMLN pretende rescatar un barco que se hunde, la batalla por el control del partido de izquierdas ha provocado temores y resucitado viejas pugnas. Por un lado, se preveé que Valencia sería el heredadero de la cúpula actual. Por el otro, Ortiz y su eterna bandera reformista vuelve al ruedo para protagonizar su tercer intento para liderar al FMLN, pero esta vez con la tara de haber estado, junto a Salvador Sánchez Cerén, en un Gobierno con bajísimos índices de popularidad y señalado como uno de los culpables por la derrota por sus malas decisiones en economía, seguridad y transparencia. 

En medio de este choque de trenes al interior del Frente, ha surgido una tercera candidata en la contienda, Cledys Molina, que se presenta como una abanderada de un grupo de militantes que ven en las dos principales candidaturas más continuismo que renovación. Molina sabe que la tiene cuesta arriba, denuncia irregularidades en el proceso interno y desde ya vaticina que si no hay un cambio real (es decir, que no quede ni Ortiz o Valencia), el Frente se quedaría sin algunos cuadros. De los tres candidatos en contienda, Molina fue la única que aceptó conversar con El Faro. 

Cledys Molina fue miembro de la Comisión Política (2002-2004) cuando el partido era dirigido por Salvador Sánchez Cerén como coordinador general. En esa época el liderazgo de Schafik Hándal (ya fallecido) pesaba y mucho, hasta para bloquear una candidatura presidencial de Mauricio Funes. Algunos líderes de esa Comisión Política como José Luis Merino incluso pedían a dirigentes como Óscar Ortiz y el excanciller Hugo Martínez, de la corriente reformista, que enderezaran su pensamiento o que se salieran del Frente. 

Molina también perteneció a la segunda generación de la juventud del FMLN (adultos que que ahora rondan los 45 años) que se autodenominan el colectivo de los “jóvenes experimentados”. Se trata de un grupo de militantes que han tenido cargos medios dentro del partido que, dice, advirtieron errores en la manera de hacer gobierno del FMLN desde la primera mitad del gobierno de Mauricio Funes. Sus observaciones y demandas, sin embargo, no fueron escuchadas y fue esa falta de discusión entre la Comisión política con sus bases lo que empezó a marcar la separación del partido con sus estatutos: 'No hubo capacidad para que se llevara a la práctica nuestro ideario programático con la administración pública', sentencia. 

A lo largo de sus 30 años de carrera política, Molina ha desempeñado cargos como integrante de la Directiva Departamental del FMLN de la Libertad, con la responsabilidad de la Secretaria de Comunicaciones y Coordinadora de la Comisión Nacional de Juventud. Asegura que su interés por la silla de la Secretaría general del partido no es el de convertirlo en trampolín hacia otros puestos de elección popular, más bien para concentrarse en la reconstrucción necesaria del partido. La política, dice, 'no solo sirve para estar en espacios de poder, llegar rápidamente y crecer, ser alcalde, concejal, ministro, diputado, presidente... También es para construir idearios sociales y hacer una propuesta diferente en relación a la sociedad que te imaginás'. 

Con su candidatura pretender inyectar sangre limpia a un partido cuya dirigencia está marcada por su desempeño como funcionarios, reparos en la sección de Probidad de la Corte Suprema de Justicia o en la Corte de Cuentas. Es por eso que cree que su pasado libre de cargos públicos la hace meritoria del voto de confianza de los militantes para dar cuidados intensivos a un cuerpo del que, en sus palabras, 'se ha abusado mucho'.

El FMLN llegó en 2019 al número de votos más bajos desde su fundación en 1994. Hay quienes, desde fuera, creen que es un partido cuya muerte es inminente. Usted, a pesar de eso, aspira a dirigirlo. ¿Cuál es su diagnóstico?
Para mí es un paciente que está en cuidados intensivos que necesita transplante de órganos vitales y una transfusión de sangre limpia. Se ha abusado mucho de ese cuerpo que, si fuera una persona, necesitaría reconstruir su nariz, lograr que sus ojos puedan ver y que sus oídos vuelvan a escuchar, porque los canales están obstruidos. 

Usted se inscribió después de Óscar Ortiz y Arístides Valencia. ¿Fue porque le parecía que representaban el continuismo y la no renovación dentro del partido?
Efectivamente. No nos convencían porque ya habían estado en el Ejecutivo y porque además son de la dirección del partido.

Una dirección que expresó que renunciaban a la posibilidad de candidatearse para las nuevas elecciones. E instó a dirigentes como Ortiz a hacer los mismo. 
Que todos los miembros de la CP que eran la generación adulta mayor decidieran no participar, fue un importante paso, pero esperábamos que surgiera una propuesta que no viniera de la dirección del partido o de personas que han estado en el ejercicio del poder público y político.

Valencia y Ortiz llevan ventaja, aunque hayan sido señalados en su momento de negociar con pandillas (en el caso de Valencia) y de sus vínculos con un empresario señalado como líder de un cártel de droga (en el caso de Ortiz). ¿Puede existir una verdadera renovación a partir de estas figuras?
En lo absoluto. Las otras opciones están viciadas y contaminadas. Nada cambiará si seguimos haciendo las mismas cosas. Los dos candidatos fuertes han estado en la dirección del partido, tienen características similares, no habrá nuevos procesos ni la oportunidad de volver a tener credibilidad en la militancia y en el pueblo. Mi candidatura, de hecho, no surgió solo por mi deseo personal, sino de un colectivo que estuvimos en la estructura de la juventud del partido que ahora nos llamamos 'jóvenes experimentados', que no llegamos a los 45 años. A partir de las elecciones de marzo de 2018 comprobamos la pertinencia de las observaciones que empezamos a hacer desde mediados de la gestión de Funes. Luego, en las elecciones de febrero de este año dijimos que era importante pasar de la catarsis e hicimos comunicados con puntos específicos que le pedíamos a la dirección del partido, como mejorar la comunicación de las obras del gobierno, pero también hacia adentro del partido.

¿Para qué quiere rescatar al FMLN este colectivo, un partido al que diagnostica como moribundo?
Porque somos una generación que no se nos escuchó en su momento, que no se tomó con la importancia ameritaban nuestras observaciones. Nosotros no estábamos en espacios del Consejo Nacional del partido, sino que éramos militantes en cargos medios, que apoyamos en comisiones. Yo, por ejemplo, he estado en la comisión de Memoria histórica del partido en los últimos años, pero digamos que no a un nivel de decisión.

¿Qué señalamientos hicieron a la mitad de la gestión de Mauricio Funes?
Por ejemplo, que los funcionarios de Anda estaban realizando de una manera antipopular el ejercicio de la administración. Hubo grandes quejas de la ciudadanía. Incluso que recuerdo que decían “mire, nunca en mi vida me había pasado esto, me están llegando recibos del agua, me están cobrando $200”. No estaba dentro de las maneras de hacer un buen gobierno con los sectores populares, de dar un buen servicio y de tratar de ampliar la cobertura, y lejos de eso se encontraron quejas por cobros ilegales; algo estaba pasando. 

¿Se refiere a la presidencia de Anda?
No hubo una adecuada administración y señalamos a Marco Fortín. Nos empezamos a dar cuenta de que muchas decisiones no tenían un respaldo político del Consejo nacional del FMLN, sino que habían sido decisiones del presidente. Tampoco se logró que hubiera cambios inmediatos y eso siguió durante dos o tres años en el gobierno de Sánchez Cerén. 

Ajá, ¿qué otros?
El tema del subsidio, por ejemplo, la forma como se hacía molestaron a la gente y los mecanismos no funcionaban adecuadamente. Los usuarios no habían sentido la necesidad de pedir el subsidio antes, pero en este período resentían que les habían subido la electricidad. Entonces había tal malestar de parte de la ciudadanía que creíamos que era urgente en aquel momento cambiar de funcionarios y hacer auditorias efectivas.

¿Cuál fue la respuesta que les dieron?
Nosotros no estábamos en el Consejo Nacional, pero hacíamos las observaciones a las personas que estaban en el Consejo Nacional. Por ejemplo, en las asambleas municipales, en el caso de Santa Tecla, se lo hacíamos llegar a nuestros coordinadores departamentales, que es la vía o la máxima autoridad del departamento cuando no está reunida la Convención.

¿Qué pasó entonces en el segundo quinquenio del FMLN? Porque a pesar de que era un gobierno más puro porque estaba Sánchez Cerén en la silla, se mantuvieron ministros de Funes.
Teníamos muchas expectativas cuando llegó Sánchez Cerén porque pensamos: un presidente que es puro, que viene de la comandancia general histórica. Y a los dos o tres meses vimos que no, no había cambiado mucho, y que aún no había un mecanismo para proponer personas que considerábamos que tenían el perfil para ocupar puestos.

¿A qué se refiere con mecanismo?
Los partidos políticos tienen una vocación democrática, no es que una persona o dos personas tienen el poder, como es la costumbre en nuestro país.

Pero entonces, ¿quién o quiénes le bloqueaban estas propuestas?
No, lo que dije es que no existieron los mecanismos que esperábamos de una persona que viene del seno del partido. Para algunos la catarsis llegó en hacer una nota y proponer una persona.

¿Y nunca hubo una respuesta de esas notas por parte del presidente o por parte de la CP?
No, nunca fue tomado en cuenta lo que se había presentado.

Ese debate de cuándo, cómo o hasta qué punto ha caído en declive el FMLN se intuía empezó hasta 2018. Hubo “nuevas” propuestas por parte del Gobierno como lo del Plan 10 y este año, en entrevistas, funcionarios públicos han dicho 'sí, nos equivocamos'. Pero por el planteamiento que usted nos está haciendo podríamos creer que el declive del FMLN no viene desde 2018. ¿Los síntomas de una crisis se percibían desde mucho antes? 
Esto viene desde mediados de la gestión de Mauricio Funes.

¿Fue desde entonces que el partido se cerró a escuchar a sus propios militantes?
Yo he sido una de las principales críticas con las personas que han estado en el Consejo Nacional y en los grupos donde hemos interactuado de manera informal, porque exijo que los espacios sean deliberativos para llegar a los amplios sectores populares. Hubo un plan de gobierno en la presidencia de Funes que si ustedes me preguntan si se estaba cumpliendo, yo diría que lo conocían las jefaturas de los ministerios, las jefaturas directas, pero el personal no estaba capacitado para cumplir ese plan.

¿Y eso se trasladó al gobierno de Sánchez Cerén?
Para mí fallaron las alianzas.

¿Alianzas con?
Las alianzas que se hicieron para llegar al gobierno.

Solo para aterrizar, ¿las personas del Gobierno de Funes y Sánchez Cerén no estaban capacitados para ejecutar los planes de Gobierno?
No, lo que he dicho es que no hubo desde la parte presidencial un liderazgo en hacer cumplir los lineamientos, sin quitar la responsabilidad del espacio también del partido

Lo que nos está diciendo es que una vez en el poder el FMLN perdió el rumbo de sus estatutos, que no había suficiente presión para que las dos cosas se fusionaran.
Exacto, no hubo capacidad para que se llevara a la práctica nuestro ideario programático con la administración pública.

Quiero entender qué pasó en esos diez años. Es decir, me parece que hubo quejas, pero que se siguió siempre la vía institucional. ¿Es así?
Realmente se intentó y de hecho durante el primer congreso del partido (noviembre 2015) intentamos darles salida a algunas quejas. Se intentó y se hizo un esfuerzo. 

La candidata a la Secretaría general del FMLN, Cledys Molina, durante una entrevista a El Faro.
La candidata a la Secretaría general del FMLN, Cledys Molina, durante una entrevista a El Faro.
 

Ha dicho que uno de los grandes problemas del FMLN es que dejó de escuchar a sus militantes. ¿Cómo se combate esto en un partido que parece siempre decidir en bloque?
Por eso nos planteamos como una esperanza para volver a ese compromiso. Consideramos que es una cuota demasiado grande el sacrificio de tantos salvadoreños y salvadoreñas en la búsqueda de la construcción de la paz, de la democracia, de la diversidad como para que los sectores minoritarios y los sectores populares no tengan un instrumento, que fue para lo que surgió el Frente, tal como lo dicen nuestros estatutos. Lo que estamos diciendo y proponiendo es llevar a la práctica el ideario. Nuestros estatutos son maravillosos, de los cuales me siento orgullosa. Recuerdo que hace unos 17 años se hacían unas convenciones participativas muy bonitas en las cuales los militantes que éramos delegados aportábamos incluso para cambiar los estatutos. Para eso también es la política, no solo para estar en espacios de poder, llegar rápidamente y crecer, ser alcalde, concejal, ministro, diputado, presidente... También es para construir idearios sociales y hacer una propuesta diferente en relación a la sociedad que te imaginás.

¿De qué manera se logra eso?
Una de nuestras propuestas es la reconstrucción del partido, que pasa por recuperar todos los espacios deliberativos, desde una Asamblea municipal o un comité de base, también las Asambleas sectoriales, el Consejo nacional, la Comisión política. O sea, que realmente existan mecanismos adecuados para tomar decisiones y darse el tiempo de generar pensamiento político. La reconstrucción del partido es importante y lo vamos a hacer, para ello es importante una reforma a los estatutos en la cual vamos a incluir nuevas secretarías de trabajo que estén acorde a la realidad actual.

¿En qué temas diría que el partido está desconectado de la realidad?
Por ejemplo, no hay una Secretaría o Comisión de trabajo que vea el tema de las nuevas tecnologías de la información. En la Asamblea, si usted entrevista a un diputado, cada uno dirá una cosa diferente. Por eso queremos que en los espacios del partido se debata y se construya el pensamiento político y decidir qué le vamos a proponer al país. En el tema económico, imagínese un partido de izquierda revolucionario que no tiene una comisión de economía. El partido político debe tener, debe analizar la situación económica de los sectores a los que representamos. Una de las deudas de los Acuerdos de Paz que no se cumplió fue la creación de un foro socioeconómico donde sectores privados, Estado y ciudadanos se sentaran a revisar qué acciones se iban a tomar para mejorar aspectos económicos en el país para evitar lo que nos pasó: el gran flujo de jóvenes que, año con año, han tenido que irse de este país o han tenido que meterse casi que por la fuerza a la delincuencia, por la falta de oportunidades, por la falta de una política económica inclusiva. Y eso hay que reconocerlo. 

Ya mencionó varios puntos de lo que le gustaría impulsar si usted llega a ocupar la silla de la Secretaría general del Frente, pero qué pasa con otros temas elementales que ha impulsado el partido, como el aborto y el respeto de los derechos de la población LGBTI.
Llevamos otra gran área de trabajo que es la revalorización cultural, también llevamos el tema de recuperación de valores...

¿A qué se refiere con la recuperación de valores?
A que los valores de los estatutos los vamos a hacer realidad en el comportamiento y la práctica. Y haremos un índice para irlo midiendo, y el ejemplo lo tienen que dar la estructuras de dirección, llámese municipales, departamentales... Es decir, pasar de la retórica. Ya estamos cansados y lo que queremos es pasar a acciones concretas. Y también tenemos otra área, el compromiso con el tema de la rectificación, donde queremos recuperar esas alianzas estratégicas con los sectores sociales y los sectores de mujeres, la lucha por la no privatización del agua, porque consideramos también que está muy atomizado el tema de las agendas sectoriales, incluso de los sindicatos, y es una de las demandas que le hacen al Frente, que no tuvo la capacidad de unir, respetando las agendas sectoriales que cada quien tiene, pero también hacer una agenda de país en la cual podamos llegar a acuerdos. Por ejemplo, el tema de las causales en aborto. El Frente tuvo una posición en relación a ese tema.

Sí, pero ni siquiera todos los diputados del FMLN votaron a favor de la reforma que se intentó aprobar a finales de abril de 2018, y una semana después de que entró la nueva legislatura, la diputada Rina Araujo dijo que ese tema no era una prioridad para la fracción. Entonces, ¿cómo pasa de ser el partido que le da iniciativa o uno que dice que no es su prioridad? ¿Cuál será la postura que cree que debería de seguirse en ese tema?
Es un tema súper sensible en las mujeres y las que han sido criminalizadas, como el caso de las 17, cuando uno lee las historias de ellas, la característica común es que son mujeres pobres; las otras sabemos que no van a los hospitales públicos. Y a mí si algo no me gusta es la doble moral. Ahí ya le estoy hablando personalmente y creo que en El Salvador ese es uno de los grandes problemas que tenemos. ¿Cómo una mujer premeditadamente, va a cometer ese acto tan inhumano de ir al baño y matar a su hijo? Ella no lo planificó de esa forma, son circunstancias que se dan en relación a un caso específico de acuerdo a su relación socioeconómica, emocional, su desarrollo psicológico. Es una tema que sí creo que es importante abordarlo.

La idea sería entonces lograr que todos en el partido entiendan que la lógica detrás de esas excepciones es el tema de salud pública.
Sí. Que quede algo claro, no estamos a favor del aborto, nosotros estamos a favor de la vida, pero cuando hay casos y especificaciones que son propias como las de las 4 causales, nosotros creemos que se debe de respetar la decisión de las personas. Si esa persona dice que quiere abortar en el marco de esas cuatro causales, debería de estar en la ley y no como ahorita que realmente es un delito, y muchas mujeres incurren en ese tipo que hoy por hoy son ilícitos y vemos cómo injustamente terminan en la cárcel. Así que personalmente creo que sí debe de aprobarse.

¿Y en materia de derechos para la población LGBTI cuál sería la propuesta del partido con su dirección?
Nosotros aplicamos el tema de enfoque de derechos en toda nuestra plataforma, entonces ahí está incluida la población LGBTI a quien también se le deben respetar sus derechos de identidad, la no estigmatización, que puedan acceder a empleos; basta del acoso. Creo que debemos trabajar mucho con los jóvenes en relación a esos temas y hacer énfasis en el tema de la educación y el enfoque de derechos con los niños y las niñas, para que se vuelvan garantes de los derechos y sepan defender sus derechos, su identidad a medida que se van conociendo en su desarrollo. El tema de la educación sexual en el país es algo prioritario. Eso nos evitaría que tantas niñas adolescentes estén saliendo embarazadas. Porque la doble moral que es tan fuerte en nuestro país, impera a veces en lugar de tener una discusión objetiva y científica sobre el tema de educación. 

Regresemos a su candidatura. Habla de ella en plural. ¿Quiénes son las personas que están detrás?
Cuando digo 'nosotros' es precisamente para romper esa cultura centralista y vertical. La mayoría somos militantes y cuando digo militantes es porque no hemos estado en cargos públicos, sino que somos profesionales que nos hemos venido desempeñando laboralmente.

Digamos que la primera juventud del FMLN la está apoyando a usted.
La primera generación fue Hugo Martínez que es un poco antes que yo.

¿Entonces es la segunda generación de la juventud que la está apoyando?
Con ellos tenemos una comunicación fluida. Pero para ser sincera, somos una propuesta que rompe la hegemonía que ya está establecida, por eso es que no hay figuras de esta generación que han sido parte de la forma tradicional de hacer política que ha desgastado al partido. 

Figuras como la de Cristina Cornejo y Yeimy Muñoz eran nombres que se mencionaban como posibles candidatas.
Sí, pero se mencionaban de arriba hacia abajo. Ellas han sido obedientes a las decisiones del grupo de poder del partido. 

¿Hugo en el algún punto ha demostrado apoyo en su candidatura?
Hugo dijo en una entrevista que me conocía y que era una opción que debía respetarse y además tomarse en cuenta. Nadie puede negar que en el FMLN tenemos pautas militares en el tema de la disciplina, en cuanto a acatar las órdenes, pero en un momento como el que estamos viviendo ahora más bien lo que se necesita es el debate, se necesita escuchar a los sectores.

¿Por qué cree que tuvieron que pasar 25 años desde la formación del partido para que una mujer decidiera postularse a este puesto? Ha habido figuras fuertes de mujeres dentro de la Comisión política, pero, vaya, con la elección del 16 de junio terminan 15 años de mandato de Medardo González.
Realmente no fue fácil tomar la decisión, porque uno se enfrenta a fuerzas objetivas y subjetivas que pueden afectar incluso hasta a tu familia. Pero yo dije: bueno, alguien lo tiene que hacer. Yo sinceramente estuve esperando que hubiera una persona con el perfil que habíamos hablado, porque ya era tiempo que una mujer se inscribiera.

¿Y en quiénes pensaron?
Cuatro nombres se mencionaron: Margarita Posada, Daniela Genovés, María José Menéndez y el mío. Si se fija, no somos personas que hemos estado ocupando cargos como funcionarias, sino más bien hemos estado relacionadas con la militancia y áreas sociales del país y del partido. Ahora que lo pienso en retrospectiva, mi decisión también tiene que ver con que tuve que exiliarme por la guerra. Yo nací en Morazán en un lugar que a 25 km de distancia mataron e hicieron esa barbarie de El Mozote. Mi papá estaba en la guerrilla y te ibas o te mataban. Mi mamá, con ayuda de la iglesia católica, logró salvarnos y nos llevó un tiempo a Nicaragua. Influyó la educación de un país donde había habido una revolución, donde para mí era normal escuchar palabras como liberación, empoderamiento, ver mujeres al frente en el servicio militar, en puestos de conducción. También la figura de mujeres que fueron solidarias conmigo y que creyeron en mí, como mis profesoras; entonces, en parte, eso es lo que me ha influido un poco. Y no es cierto que no hay mujeres, somos el 52 % de la población en El Salvador.

¿Y en el Frente?
Hemos venido reduciendo, lamentablemente. Según el padrón somos un 46 %, y los jóvenes igual se redujo, son todavía menos. Entonces, también obedece a eso: sí estamos obligados a participar, y si hablamos tanto de empoderamiento en el Frente y en los estatutos hablamos de la equidad de género como un eje trasversal, entonces ¿por qué en un espacio donde había cinco hombres era posible que no hubiera una mujer participando? Yo no me considero ni más ni menos que ninguno de los dos que están posicionados, pero sí me considero con solvencia en el sentido que, si llego a quedar, mi tiempo en esos cinco años no lo ocuparé en estar resolviendo juicios de cuentas ni tampoco que me van a estar mandando observaciones de mi ejecución porque he sido recientemente funcionaria. Estoy libre de gravamen, limpia y tendré todo el tiempo y las energías necesarias para lo que requiere la reconstrucción del partido.

¿Esa oportunidad pasa nada más gracias al resquebrajamiento del Frente a partir de las últimas dos elecciones?
Si las cosas estuvieran bien yo no estaría participando.

¿Medardo seguiría en la silla?
No, ya no, ya suficiente, serían 20 años. Otra persona, posiblemente; pero no me hubiera inscrito, sinceramente. Son importantes los puestos de poder, pero lo más importante es llevar a cabo las ideas de una sociedad más justa, más solidaria, donde haya valores que contrarresten la violencia y el consumismo exacerbado del capitalismo. De eso es lo que estamos hablando, de llevar ese ideario donde hay una sociedad con convivencia, donde los jóvenes se sientan libres y puedan participar, tener oportunidades, donde la niñez también goce del ejercicio pleno de sus derechos, donde haya ciencia, tecnología, donde las diferencias entre lo rural y lo urbano cada vez sean menos... Eso es hacer política y esta crisis es una oportunidad de reconstruir al partido con sus pilares por los cuales surgió.

El partido ha demostrado mayor afinidad por las candidaturas de Ortiz y Valencia. ¿Usted se siente relegada como candidata?
He sido indiferente para los grupos de poder porque no soy de confianza y no me he plegado al poder. Incluso, siendo coherente con mi manera de pensar, rechacé cuando en 1999 Roberto Centeno me propuso como candidata para ser la suplente de Schafik Hándal. Yo era la encargada de la juventud del partido y sentí que no era correcto que me nombrara alguien que no fuera de mi sector. Iba a ser representativo, pero no democrático.  

¿Ha recibido ataques dentro del partido?
De compañeros que hemos trabajado bien en varios temas, pero ahora que aspiro a la Secretaría general me han dicho que estoy haciendo el ridículo. Yo increpé a este compañero y le dije: “¿Por qué cuando hombres dentro del partido han dicho que debe reconstruirse no les decís que son ridículos? Estás siendo sexista y me estás desvalorando por el hecho de ser mujer. ¿Creés que tenés el derecho para decirme ridícula? ¿Por qué nunca le has dicho eso a los otros?” Yo lo dije en una entrevista y lo he vivido en el partido y ahorita lo estoy viviendo. Y me causa gracia, porque ya me siento como la Prudencia Ayala cuando le decían que estaba loca, que por qué se inscribía. 

El día que se inscribió como candidato, Óscar Ortiz, dijo que el padrón estaba cerrado y que le pertenecía a alguien. ¿Usted comparte esta premisa de que el padrón que va a votar el domingo favorecería a alguien?
Definitivamente ha habido muchas inconsistencias. Yo también he exigido conocer el padrón, la cantidad de votantes, cuántas son mujeres, cuántos son jóvenes, porque esa es información…

¿El padrón es inconsistente en cuanto a número?
Inconsistencias respecto a la información a la que tenemos derecho como candidatos. Esto es como los partidos políticos, que tienen leyes que los regulan: el código electoral, la ley de partidos políticos. Entonces, ahí dice que cuando haya aspectos en las elecciones internas de cada partido que no estén contemplados en los reglamentos electorales del FMLN, debe aplicarse lo que está en la norma supletoriamente, es decir, lo que está en el código electoral. Basándonos en eso, yo también hice una nota y lo solicité, porque a estas alturas ya debería de tener conocimiento de cuánto es el padrón, y no hubo respuesta. También se me dijo que por la confidencialidad de los datos que están ahí, pero yo no les estaba pidiendo número de teléfono, sino números generales.

¿Está establecido en algún lugar que usted como candidata tiene derecho a tener esa información?
Lo que pasa es que, como le repito, no está regulado exactamente eso en nuestro reglamento electoral. Ahí está esa ambigüedad y yo apelando a la supletoriedad de la norma más cercana, que es Código electoral, es que hice ese planteamiento, pero no fallaron de manera positiva. Al margen de todo eso, nosotros confiamos en la militancia y en la gente que el 16 de junio va a ir a votar. Apelamos a la voluntad de la militancia de que realmente cambiemos las cosas. Estamos conscientes de que no tenemos el mecanismo idóneo ni transparencia total. Por esas razones hubo un compañero que se retiró e hizo ver que se retiraba por el hecho también de que no habíamos sido presentados en asambleas departamentales todos los candidatos o de al menos darnos un espacio en la página del partido donde cada uno tuviera su plataforma. Lo único que logramos, que yo hice esa exigencia, fue un programa de radio en Mayavisión en donde cada candidato pudo grabar su plataforma.

¿Hasta dónde está dispuesta usted a pelear por una renovación en el FMLN? Supongamos que gana uno de los otros dos candidatos y se cumple esa sensación de que no hay una verdadera renovación. Roberto Lorenzana dijo hace poco que debería de surgir una nueva izquierda que no debería estar liderada por el FMLN.
Estamos esperando los resultados del 16. Yo me he ido convenciendo de lo que mis compañeros del colectivo dicen, de que esta es la última oportunidad, de que nosotros somos la última oportunidad para hacer una cambio y recuperar la credibilidad del partido. Si después del 16 se siguen haciendo las mismas cosas o con las mismas personas, definitivamente que habremos dado nuestra contribución, dimos una opción y si ya no nos vemos en ese accionar, pues somos profesionales y cada quien tiene su campo de trabajo. Creemos que hay diferentes espacios en el país desde donde se puede construir un El Salvador más justo, equitativo e igualitario.

¿Que son cuáles?
Gremiales, sectoriales...

¿Una especie de Fusades de la izquierda?
En el caso de la izquierda se llaman centros de pensamiento y la idea es que los sectores: mujeres, ecologistas, LGBTI, jóvenes, pueblos indígenas, salud, creemos una plataforma que pueda ser medible para ir desarrollando en el país una agenda que realmente vaya superando los problemas.

Entonces la opción no es un partido nuevo.
No, eso es muy prematuro. Posiblemente no sea un partido, pero también está el campo de los movimientos sociales.

Cledys Molina es la única mujer en competir por la secretaría general del partido de izquierda, y denuncia que los apoyos de la actual Comisión Política favorecen solo a dos de los candidatos en contienda. Foto: Carlos Barrera
Cledys Molina es la única mujer en competir por la secretaría general del partido de izquierda, y denuncia que los apoyos de la actual Comisión Política favorecen solo a dos de los candidatos en contienda. Foto: Carlos Barrera

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