El Salvador / Política

El último pulso interno por los pedazos del FMLN

El FMLN juega con su credibilidad al entrampar el resultado de unas elecciones internas de las cuales debe surgir un nuevo secretario general que debe salvar un barco que se hunde. Los tres candidatos denuncian irregularidades y la Comisión Electoral anuncia una revisión de una mayoría de municipios en los que Óscar Ortiz lleva ventaja.


Miércoles, 19 de junio de 2019
Roxana Lazo y Gabriela Cáceres

En la mañana del miércoles 18 de junio, cuando el FMLN ya llevaba 36 horas sin dar los resultados oficiales de sus elecciones internas, Óscar Ortiz llegó a reclamar el trono del 1316, la principal oficina del Frente en San Salvador, pero en el 1316 no había nadie a quien reclamarle nada. Ortiz, que desde la noche del domingo 16 se autoproclamó como nuevo secretario general del partido, quiso entregar una carta a la Comisión Especial Electoral (CEE) en la que demanda se coordine el “proceso de transición entre las autoridades salientes y entrantes” y la entrega del partido, a más tardar el lunes 24 de junio. Esa exigencia, a la fecha, ha sido ignorada, aunque él se declara “Secretario General electo del FMLN” en su cuenta oficial en Twitter.

Desde que se cerraron las urnas, hace más de 72 horas, Ortiz habla en una lengua, la CEE y la cúpula del FMLN en otra. El desencuentro electoral interno ha provocado que dos trincheras en el Frente resuciten una vieja batalla por el control de un partido maltrecho. Por un lado está Ortiz, el eterno rival de la vieja comandancia; por el otro está Arístides Valencia y quienes lo respaldan: el secretario saliente, Medardo González, y la mayoría de miembros de la Comisión Política que se jubilaron tras la debacle presidencial de 2019. Como ocurrió hace más de 15 años, cuando Ortiz disputaba el liderazgo del FMLN con su corriente “reformista”, la vieja comandancia de nuevo le da la espalda y abre las puertas a la sospecha, otra vez -por cuarta vez- de un bloqueo hacia su figura.

La diferencia de aquellas batallas, en las que el ex vicepresidente fue enviado al ostracismo por algunos dirigentes (José Luis Merino llegó a decirle que “ordene su pensamiento, su cabeza”), es que ahora Ortiz no puede desligarse de aquellos contra quienes lucha. Resucitado para las presidenciales de 2014 y luego convertido en vicepresidente, Ortiz fue parte de un gobierno golpeado por la opinión pública y señalado (junto a las deudas en transparencia, seguridad, economía y asistencia social), como responsable por los resultados electorales. Ortiz vive pues, una batalla en la que bien podría perfilarse como el candidato-víctima, pero su complicidad en la Presidencia 2014-2019 y con la cúpula que dirigió al partido y al gobierno se lo impiden. Este FMLN quebrado también lleva su sello.

Y aunque él se presenta como un salvador, sus palabras no calan. El martes 18, en el 1316, dijo que el partido ya no puede perder el tiempo y debe acelerar el proceso de transición para enfrentar “las elecciones municipales y legislativas” de 2021. Pero pasado el trauma del segundo gran fracaso electoral, y ante la posibilidad del triunfo real de Ortiz en las internas, la complicidad con la vieja cúpula parece esfumarse. Por eso es llamativo que a las 10:00 a.m. del martes 18, ninguna autoridad ni ningún miembro de la CEE hayan llegado a recibirlo al menos para intentar calmar los ánimos y exigir paciencia, como cuando pactaron, en marzo de 2018, que Ortiz se echara a los hombros al gobierno de Salvador Sánchez Cerén. Esta vez, la confianza no da para tanto y su carta-demanda solo fue conocida por tres personas: una empleada de servicios domésticos, una recepcionista y Raúl Llarul, secretario de comunicaciones del partido.

“Demando el proceso de transición a más tardar el día lunes 24 de junio”, escribió Ortiz. Afuera, unas cincuenta personas reclamaban su triunfo. “La Secretaría le pertenece a Óscar”, decían… al aire.

Óscar Ortiz se proclamó ganador de las elecciones internas del FMLN, el domingo 16 de junio, en las instalaciones del hotel Mediterráneo de la colonia Escalón. Foto: Víctor Peña.
Óscar Ortiz se proclamó ganador de las elecciones internas del FMLN, el domingo 16 de junio, en las instalaciones del hotel Mediterráneo de la colonia Escalón. Foto: Víctor Peña.

De la anormalidad a la sospecha

El domingo 16, el FMLN acudió a unas internas que promovió como el último intento para salvar a un partido que se hunde. El fracaso electoral de 2019 provocó que la vieja comandancia anunciara su jubilación, y el 6 de febrero, Medardo González (15 años como máximo dirigente) instó a todos los miembros de la CP, incluido Óscar Ortiz, que no se postularan a ningún cargo de dirección.

Ortiz se rebeló a esa orden y tres meses después compitió por la Secretaría General. Su principal adversario fue el exministro de Gobernación, Arístides Valencia, a quien no pocos perfilan como el ungido por la dirigencia que se despide. Como colista llegó Cledys Molina, una militante de larga data que reclamó favoritismos hacia Valencia de parte de la cúpula. Como Ortiz, ella denunció irregularidades en la campaña interna. Al final, la candidatura de Molina obtuvo bajos resultados y la CEE ni siquiera se ha tomado el tiempo para mencionarlos.

Pese al contexto, la jornada del domingo 16 arrancó sin sobresaltos desde temprano. El cierre de la votación estaba previsto para las 3:00 p.m., pero se alargó una hora más porque hubo atraso en la votación debido a lo engorroso del proceso. Los militantes debían, en 10 papeletas, escoger a los miembros del consejo nacional, directiva municipal y departamental y secretario general y adjunto.

En la sede del partido en la colonia Buenos Aires, en San Salvador, tres militantes que hablaron con El Faro dijeron que se sentían “esperanzados” porque el partido estaba dando luces de cambios. “El partido perdió en las elecciones, pero para eso están las elecciones para mejorar”, decía Fabricio Cruz, un afiliado al partido que acudió a las urnas. En ese mismo lugar se encontraba Atilio Montalvo, candidato al Consejo Nacional del FMLN, y sostuvo esa mañana que “es urgente que el frente ratifique sus errores”.

El padrón del partido de izquierda es de 38,000 militantes. El domingo pasado votó el 55.5%, según datos de la Comisión Electoral del FMLN. Al mediodía, en sedes del partido como la de la ciudad de Santa Tecla, había 200 personas esperando ejercer el voto porque en las urnas había 10 personas votando a esa hora. En ese lugar el padrón era de 400, según explicó una delegada del partido.

A las 9:30 de la noche, cinco horas después del cierre de urnas, Ortiz llamó a una conferencia de prensa en el Hotel Mediterráneo para autoproclamarse como nuevo Secretario General del FMLN. “Los datos preliminares reflejan que hemos ganado en la gran mayoría de los territorios”, aseguró el exvicepresidente. Una hora más tarde, la respuesta de la CEE llegó contundente desde la sede del 1316: “queremos desmentir las declaraciones que ha hecho Óscar Ortiz”, dijo Silvia Cartagena, miembro de la comisión. El conflicto estaba servido.

La CEE es nombrada por el Consejo Nacional. El CN saliente está conformada por 58 militantes, 13 de ellos pertenecen a la Comisión Política que dirige Medardo González. Tanto el CN como la CP son dos instancias que controla la cúpula del partido. Según el artículo 33 de los estatutos del FMLN, la CP tiene la potestad de conformar todas las comisiones especiales que considere necesario integrar. Según una fuente que decidió hablar con este periódico bajo anonimato, los miembros de la CEE actual fueron propuestos por la comisión política (que dirige González) y ratificados por la CN (que respalda a González).

El martes 18, dos horas después de que Ortiz volviera a reclamar su triunfo en la sede del 1316, la CEE volvió a aparecer en escena. A través de un comunicado advirtieron que los resultados de la jornada interna se conocerán hasta nuevo aviso. En el escrito no hubo ninguna mención a la carta que Ortiz les hizo llegar. El CEE anunció, nada más, que hubo ocho impugnaciones al proceso en siete municipios, y que la revisión de cada caso tardaría al menos 24 horas.

Hasta la fecha, la CEE sólo ha dado tres datos oficiales: que Ortiz lleva 10,219 votos (48.4%) y Valencia 9,694 un (45.9%). Ortiz a la cabeza con una diferencia de 524 votos, una nada si se toma en cuenta los resultados de las votaciones que han sido impugnadas. En los siete municipios impugnados, entre Ortiz y Valencia hay una diferencia de 919 votos (a favor del ex vicepresidente), según los datos del equipo de Ortiz. Según la CEE, cinco de esos municipios fueron ganados por Ortiz contra dos de su rival.

Valencia, que no ha dado declaraciones públicas ni conferencias desde que se cerraron las urnas, escribió en twitter el 19 de junio después del anuncio de la CEE que “el FMLN no puede permitir una conducta tramposa, hacerlo contribuye a hundir la credibilidad ante el pueblo, ya dañada, felicito a los compañeros/as que de manera valiente defienden la institucionalidad y transparencia del proceso interno, independientemente de los resultados”.

La Comisión Política también ha guardado silencio. Este periódico trató de entrevistar a Medardo González vía telefónica el lunes 17 por la noche. Al momento de hacer la primera pregunta interrumpió para decir que “la Comisión Electoral es la encargada de pronunciarse”. Colgó la llamada. Más tarde, el martes 18, la Comisión Política respaldó a través de un comunicado los pasos de la CEE. En el documento enfatiza que es “la única con potestad legal para proclamar ganador a cualquier candidato”.

El miércoles 19, mientras militantes en redes sociales (pero sobre todo Ortiz) exigían transparencia y resultados claros, la CEE apareció de nuevo en conferencia de prensa para anunciar que todavía no tienen los resultados. La CEE sólo informó los nombres de los secretarios departamentales, sus adjuntos y, cosa curiosa, el repunte de la que se perfila como secretaria general adjunta. Contrario a lo que la CEE pudo haber dicho a favor de Ortiz (que según sus propios datos lidera la elección), con Sosa la CEE dio información con un tono que habla de fiesta electoral y no de una pugna.

“Podemos anunciar que la compañera Karina Sosa se ubica a la cabeza como nuestra nueva secretaria general adjunta con un total de 19,125 votos”, dijo Silvia Cartagena. Minutos después, la página oficial del partido publicó una nota que se titula: “Karina Sosa es electa como secretaria general adjunta”. Al cierre de esta nota, la página oficial del partido no había escrito nada sobre la delantera de Ortiz.

Sosa es una diputada que compitió por la vicepresidencia en las elecciones de febrero pasado, junto al candidato Hugo Martínez. Ha destacado en la comisión de relaciones exteriores y es señalada como una diputada fiel a la dirigencia.

Al finalizar la conferencia, Cartagena se despidió con la promesa de dar a conocer los nuevos integrantes del Consejo Nacional, directivas departamentales, convencionistas departamentales, municipales y del exterior. En los cinco minutos que duró la conferencia, Cartagena omitió informar cuánto falta para que den los resultados para la Secretaría General.

El Frente ha entrado a un juego discursivo en el que Ortiz reclama su triunfo y la CEE responde con dilaciones a un proceso cuestionado desde sus orígenes por dos de los tres candidatos en la contienda.

La sospecha es mayor si se compara el hecho de que, hace 15 años, cuando Ortiz le disputó la secretaría general a Medardo González, aquel tribunal electoral del partido concedió el triunfo a González a las 12:35 de la madrugada, en el entendido que debido a lo reñido de la contienda, necesitaban dar resultados claros. Aquella elección favoreció a González con el 53.94% de los votos frente al 46.06% que obtuvo Ortiz, según reseñó la revista Vértice de El Diario de Hoy.

Esta vez, ya van más de 72 horas y los resultados no aparecen. Y ahora no solo Ortiz comienza a susurrar contra posibles irregularidades. “El pronunciamiento de Óscar por un lado viene a confirmar la falta de confianza del proceso electoral”, dijo la ahora ex candidata Cledys Molina. Pero ella, que no confía en que el FMLN se salve con Óscar Ortiz (“no me da confianza que él pueda ser el Secretario General”, dice), lo felicitó en redes sociales. “La militancia ha querido darle su voto para Secretario General a Óscar Ortiz. A pesar de irregularidades del proceso felicitaciones, Óscar Ortiz”.

La comisión especial electoral registró un 55 % de asistencia de votantes en todo el país. En la sede la colonia Buenos Aires, San Salvador, el proceso de votación fue de 20 minutos. Foto: Fred Ramos
La comisión especial electoral registró un 55 % de asistencia de votantes en todo el país. En la sede la colonia Buenos Aires, San Salvador, el proceso de votación fue de 20 minutos. Foto: Fred Ramos

Viejos líderes para un partido gastado

Si algo evidencia el último proceso interno en el FMLN, el partido vapuleado por los comicios electorales de 2018 y 2019, es una clara fractura y un divisionismo en el que ninguno de los candidatos garantiza, al menos no hasta ahora, una renovación. Cledys Molina lo denunciaba en la víspera de la elección, y los dos principales candidatos se niegan a responder cómo es que garantizarán un cambio cuando sus actuaciones pasadas les anteceden.

Arístides Valencia, cuando era diputado, negoció la entrega de $10 millones a las pandillas a cambio de apoyo para la contienda presidencial en la que resultó electo Sánchez Cerén. Ni él ni el partido han querido explicar esta acción. Ya en el gobierno, Valencia obtuvo el cargo de ministro de Gobernación. Según varias fuentes del partido, siempre fue un cercano colaborador de Medardo González.

Óscar Ortiz lleva años disputando espacios en el FMLN. En 2003, él encabezaba un movimiento reformista en el FMLN y participó en unas reñidas elecciones internas contra Schafik Hándal, líder histórico y figura de culto del partido. Fue la última vez que se tuvo noticias de reformistas o elecciones internas competidas en el FMLN. Esas elecciones se zanjaron así: Ortiz y la cúpula se reunieron en privado en el hotel Holiday Inn. Mientras duró la reunión, bases de militantes de ambos grupos cantaban consignas a favor de sus candidatos en el lobby del hotel. Al filo de la medianoche del 27 de julio, Ortiz salió de la reunión y reconoció que había perdido la candidatura presidencial por unos mil votos. El partido anunció la misma versión. Sin embargo, muchos entendieron ese desenlace como un pacto.

Al año siguiente de perder la carrera por la presidencia, Ortiz buscó dirigir al FMLN, pero perdió el cargo de secretario general contra Medardo González. Desde entonces se dedicó a gestionar la alcaldía de Santa Tecla, hasta que en 2013 fue llamado para hacer fórmula con Salvador Sánchez Cerén, en un guiño del partido con el cual intentó hacer pasar por desapercibido que el principal candidato era uno de los grandes excomandantes de la guerrilla.

Hasta 2016, si algo tuvo siempre Ortiz fue un aura de político con visiones reformistas y alejado a las viejas tretas de la política. Ese año, sin embargo, El Faro reveló que fue socio en una empresa con José Adán Salazar Umaña, alias Chepe Diablo, vinculado desde hace años al Cártel de Texis y el único salvadoreño enlistado como “capo internacional de la droga”. Ortiz y Chepe Diablo fueron socios fundadores de Desarrollos Montecristo S.A. de C.V., empresa que por años ha comprado y vendido terrenos en la isla Montecristo, ubicada en la zona costera del oriente del país, en las cercanías de la bahía de Jiquilisco. Al ser cuestionado por su relación con Salazar Umaña, lejos de transparentar y explicar sus nexos, Ortiz decidió guardar silencio. Hasta ahora juega a ser un político sin manchas que no tiene por qué rendir cuentas, contrario a lo que opina de sus rivales. “El FMLN no puede caer en manos de irresponsables y sobre todo en gente deshonesta”, dijo el domingo 16, luego de proclamarse vencedor.

A la fecha se desconoce quiénes son los principales respaldos de Ortiz en el partido, aunque desde su inscripción comenzaron a ventilarse algunos rostros cercanos a su entorno. Por ejemplo, se dejó ver con el alcalde Fidel Fuentes, uno de los más críticos tras la derrota electoral en las legislativas de 2018. Aquel marzo, en la semana posterior a la elección, Fuentes criticó a la cúpula del FMLN y Ortiz se dejó ver en una reunión con el edil.

En la inscripción también estuvo acuerpado por Carlos Palma, su mano derecha en la alcaldía de Santa Tecla y exalcalde interino de esa municipalidad. A él lo ha delegado como coordinador de la que, exige, debe ser una “transición ordenada”.

Una cara sorpresa cercana a Ortiz fue la ex diputada y ex candidata a la alcaldía de San Salvador, Jackeline Rivera. Sorpresiva porque Rivera, provenientes de las filas de las Fuerzas Populares de liberación, (el grupo que comandan el expresidente Salvador Sánchez Cerén y Medardo González) siempre ha sido considerada una “pura sangre” que creció bajo la sombrilla del FMLN que arremetió contra Ortiz hace 15 años.

A diferencia de 2018, cuando fue ungida por las bases y la cúpula para reemplazar a Nayib Bukele en San Salvador, Rivera ahora se decanta por otro bando. El lunes 17, en la segunda conferencia de prensa, ella dijo que “desconocen” cualquier resultado que brinde la CEE porque han denotado “favoritismo” a favor de Arístides Valencia.

Del grupo que acuerpa a Ortiz, el rostro que más suspicacias despierta es el de la ex alcalde, y ex ministra de Economía, Luz Estrella Rodríguez. Rodríguez fue coordinadora en los primeros años de gestión de Medardo González, y más tarde fundadora y una de las caras más visibles de Alba petróleos El Salvador, la empresa que envió cerca de 300 millones de dólares hacia Panamá. Detrás de las empresas Alba está también José Luis Merino, uno de los tres máximos dirigentes del partido, junto a González y Salvador Sánchez Cerén. En el segundo gobierno del FMLN, tres dirigentes de la Comisión Política aseguraron a El Faro, bajo la condición del anonimato, que Rodríguez era una carta de Merino en el Ministerio de Economía.

Ortiz en la conferencia de prensa en la que se declaró vencedor de los comicios. Destacó entre su equipo Luz Estrella Rodríguez, la ex ministra de Economía y fundadora de Alba Petróleos El Salvador.  Foto: Víctor Peña.
Ortiz en la conferencia de prensa en la que se declaró vencedor de los comicios. Destacó entre su equipo Luz Estrella Rodríguez, la ex ministra de Economía y fundadora de Alba Petróleos El Salvador.  Foto: Víctor Peña.

Desde ahí, Estrella y Ortiz se aliaron para promover relaciones comerciales con China Continental. Entre finales de 2014 y todo 2015, por ejemplo, ambos celebraron acuerdos comerciales entre el sector azucarero y el gigante asiático. Más tarde, en el último tramo del Gobierno, Rodríguez y Ortiz lideraron el proyecto de Zonas Económicas Especiales (ZEE), una propuesta tildada de neoliberal y que ofrecía exenciones de impuestos a empresas privadas en 26 municipios de la zona oriental del país.

A la fecha, Ortiz se proclama vencedor, el viejo Frente no lo acepta, pero las dudas de sus banderas de renovación siguen sin ser respondidas. Entre el domingo 16 y el martes 18, El Faro ha intentado que el ex vicepresidente despeje dudas sobre su ideario, sobre sus vínculos, sus apuestas y sobre los acercamientos que ordenaría, de ser confirmado secretario general, con el gobierno de Nayib Bukele. De todos los líderes del partido, Ortiz fue de los primeros en felicitar a Bukele tras el triunfo del 3 de febrero. “Felicito a Nayib Bukele. El país ha decidido y las distintas fuerzas políticas debemos poner en el centro el interés nacional. Estamos listos para una exitosa transición”, escribió. Pese a las reiteradas preguntas hechas por periodistas de El Faro, Ortiz no quiso responder ninguna.

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