{"code":"24164","sect":"El Salvador","sect_slug":"el-salvador","hits":"6116","link":"https:\/\/elfaro.net\/es\/202003\/el_salvador\/24164","link_edit":"","name":"Diario de cuarentena 2: miedo a nosotros","slug":"diario-de-cuarentena-2-miedo-a-nosotros","info":"El encierro es m\u00e1s encierro: la hora de sol para quienes guardan cuarentena en el Hotel La Palma fue cancelada. Las 108 personas ah\u00ed confinadas pueden moverse solo en sus habitaciones y asomarse al pasillo. Tras ocho d\u00edas, las preocupaciones de la vida que sigue all\u00e1 afuera se acrecentan: familia, deudas, enfermedades de otro tipo. Pero hay un tema inmediato dentro del hotel: una carta firmada por el due\u00f1o donde asegura que est\u00e1 teniendo problemas para atender a sus extra\u00f1os hu\u00e9spedes, porque algunos empleados no quieren volver a trabajar por temor a contagiarse. En el pueblo, dice, la gente se aleja de ellos porque asumen que est\u00e1n "contaminados". Esta es la segunda entrega de esta serie escrita por la periodista de El Faro que est\u00e1 en esa cuarentena.\u00a0","mtag":"Coronavirus","noun":{"html":"\u003Cspan class='tint-text--dark' data_href='\/user\/profile\/mnochez'\u003E Mar\u00eda Luz N\u00f3chez\u003C\/span\u003E","data":{"maria-luz-nochez":{"sort":"mnochez","slug":"maria-luz-nochez","path":"maria_luz_nochez","name":"Mar\u00eda Luz N\u00f3chez","edge":"0","init":"0"}}},"view":"6116","pict":{"cms-image-000033216-jpg":{"feat":"0","sort":"33216","name":"cms-image-000033216.jpg","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033216.jpg","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033216.jpg","back":"","slug":"cms-image-000033216-jpg","text":"<p>Carta enviada por el due\u00f1o del hotel para explicar a los hu\u00e9spedes en cuarentena el estigma que los empleados est\u00e1n padeciendo. Foto: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez<\/p>","capt":"\u003Cp\u003ECarta enviada por el due\u00f1o del hotel donde cumplimos la cuarentena para explicarnos el estigma que los empleados est\u00e1n padeciendo. Foto: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez\u003C\/p\u003E"},"cms-image-000033217-jpg":{"feat":"0","sort":"33217","name":"cms-image-000033217.jpg","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033217.jpg","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033217.jpg","back":"","slug":"cms-image-000033217-jpg","text":"<p>Este es uno de los pasillo de las habitaciones, de la 9 a la 16. A falta de la hora de sol, lo que queda es asomarse afuera del cuarto. Foto de El Faro: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez.<\/p>","capt":"\u003Cp\u003EEste es uno de los pasillo de las habitaciones, de la 9 a la 16. A falta de la hora de sol, lo que queda es asomarse afuera del cuarto. 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Foto: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez\u003C\/p\u003E"}},"pict_main__sort":33218,"date":{"live":"2020\/03\/24"},"data_post_dateLive_YY":"2020","data_post_dateLive_MM":"03","data_post_dateLive_DD":"24","text":"\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EHan pasado ocho d\u00edas desde que llegamos a La Palma. Una gran parte del pa\u00eds est\u00e1 bajo cuarentena domiciliar obligada, en parte por aquellos que se lo hab\u00edan tomado como una especie de vacaci\u00f3n. La confusi\u00f3n, la informaci\u00f3n a medias y el azoro invade a muchos. Comprensible. Nadie est\u00e1 preparado nunca para enfrentarse a una crisis sanitaria de este tipo, ni personal ni comercial, ni gubernamentalmente. Los que llevamos en cuarentena seis d\u00edas antes de que se generalizara para el pa\u00eds estamos intentando acostumbrarnos a nuestra nueva normalidad, porque es lo que hay. Cada quien, a su manera, trata de hacer la espera para salir de ac\u00e1 lo m\u00e1s leve posible.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EA diario me llegan mensajes de texto pregunt\u00e1ndome c\u00f3mo estoy. Soy de las personas que odia que ante esa pregunta la respuesta sea un simple \u201cbien\u201d. Pero la realidad es que se ha vuelto la normalidad. El encuentro con la rata, al menos en nuestra habitaci\u00f3n, fue cosa de una sola vez, y logramos que sellaran con cemento el hoyo por donde pod\u00eda volver a entrar. Otros han tenido que lidiar con murci\u00e9lagos o con escorpiones, pero, est\u00e1 bien, nos repetimos. Estamos en medio del monte, es normal.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EHab\u00edamos empezado a normalizar tener una hora de sol para estirarnos y caminar, o simplemente salir a sentarnos lejos de las cuatro paredes. Incluso se hab\u00eda montado una peque\u00f1a clase de aer\u00f3bicos liderada por un profesora de Educaci\u00f3n F\u00edsica de la Universidad Nacional. El viernes 20 de marzo, cuando Mar\u00eda Magdalena (63 a\u00f1os) y Aura (33 a\u00f1os) -mis compa\u00f1eras de cuarto- y yo hab\u00edamos decidido sumarnos, no hubo hora de sol. Cuando dieron las 3 y nadie nos toc\u00f3 la puerta para avisarnos que pod\u00edamos salir, algunos decidieron adelantarse y salir al pasillo y sentarse en las sillas en donde a diario nos dejan la comida. Hac\u00eda un rato hab\u00edamos terminado de limpiar los cuartos, raz\u00f3n por la que est\u00e1bamos agitados y acalorados. Todo era risas hasta que uno de los soldados se asom\u00f3 por el pasillo y pidi\u00f3 que nos meti\u00e9ramos, que no ten\u00edamos permiso de estar afuera.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003E-\u00bfHoy no vamos a salir? -pregunt\u00f3 un vecino.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003E-A las 4 van a subir los doctores a explicarles qu\u00e9 pas\u00f3 -respondi\u00f3 el soldado.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EAlrededor de las 5, los m\u00e9dicos y enfermeros de turno pasaron tocando la puerta. Lo usual, chequeo de presi\u00f3n y temperatura. De lo dem\u00e1s, nada. Como no les vi iniciativa, mientras se desinflaba el tensi\u00f3metro, pregunt\u00e9: \u201c\u00bfPor qu\u00e9 no pudimos salir hoy?\u201d El m\u00e9dico me respondi\u00f3 que de la clase de aer\u00f3bicos de ayer alguien hab\u00eda subido una foto a redes sociales. Las participantes estaban muy cerca entre ellas -dijo- y, adem\u00e1s, algunas no estaban usando la mascarilla. \u201cLa orden vino directo de Casa Presidencial\u201d, concluy\u00f3. Una de las enfermeras agreg\u00f3 que lo que quer\u00edan era cuidarnos, y que mientras m\u00e1s mantuvi\u00e9ramos la distancia entre nosotros, mejor. Desde que llegu\u00e9 al hotel el lunes 16 alrededor de las 8:00 p.m., solo logr\u00e9 tener tres horas de sol. Esa hora no era solo para romper la sensaci\u00f3n de encierro, sino, para muchos, tener un espacio de privacidad para hacer una llamada, y de poder moverse sin que un mueble limite los pasos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003ELa noche del jueves, el presidente anunci\u00f3 el primer caso confirmado de COVID-19 en El Salvador. Al d\u00eda siguiente, la instrucci\u00f3n fue que pod\u00edamos salir al pasillo y abrir las puertas. La hora de sol estaba suspendida indefinidamente. Aunque probablemente no vuelva a suceder.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EPara despejar la mente del encierro, y sin hora de sol, cada quien ha tomado medidas alternas: unos se ejercitan en el espacio que queda entre las camas y las paredes, otras bailan, y otros salen a platicar en el pasillo con quien se asome. Algunos se quedan en el marco de la puerta, otros salen a ocupar las sillas donde dejan la comida. El espacio a lo ancho del pasillo da justo el metro de distancia. Eso s\u00ed, nadie se atreve a salir sin la mascarilla, m\u00e1s por miedo al rega\u00f1o que por el convencimiento de que podemos pescar la enfermedad de alguno de nuestros vecinos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003E\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=2683&ImageId=33217 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Este es uno de los pasillo de las habitaciones, de la 9 a la 16. A falta de la hora de sol, lo que queda es asomarse afuera del cuarto. Foto de El Faro: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez.\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Este es uno de los pasillo de las habitaciones, de la 9 a la 16. A falta de la hora de sol, lo que queda es asomarse afuera del cuarto. Foto de El Faro: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez. \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EEl domingo decid\u00ed reportear un poco con mis compa\u00f1eros de pasillo para preguntarles si tienen alguna preocupaci\u00f3n externa que est\u00e9 directamente vinculada con el encierro. Gustavo \u00c1brego me confes\u00f3 que si bien lo econ\u00f3mico no era problema, porque la empresa en donde trabaja les hab\u00eda incluso adelantado el salario de este mes, le preocupaba que esta cuarentena no le permitiera estar presente ni para el cumplea\u00f1os de su primog\u00e9nito, el pr\u00f3ximo 12 de abril; ni acompa\u00f1ar a su esposa en los \u00faltimos momentos de su segundo embarazo, que tiene como fecha de parto los primeros d\u00edas de mayo.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EA Jonathan Rodr\u00edguez le preocupa no poder proveer para su esposa, su hija de 10 a\u00f1os y para pagar sus deudas. \u00c9l tiene un negocio de reparaci\u00f3n de celulares y de venta de accesorios. Desde que lleg\u00f3 aqu\u00ed ha recibido unas ocho llamadas de clientes que esperan les ayude con sus problemas t\u00e9cnicos. Solo ah\u00ed, estima, ha perdido alrededor de $200. Frente a \u00e9l est\u00e1 sentado Francisco Rodr\u00edguez, con quien asegura solo comparten apellido, no parentesco. Francisco se dedica a hacer viajes de transporte de carga y, de los tres veh\u00edculos que tiene, solo uno est\u00e1 trabajando en estos d\u00edas. \u201cCuando voy a contratar a alguien para que me haga un viaje, siempre he preferido reunirme con la persona para asegurarme de que es de confianza\u201d, explica. Tanto Jonathan como Francisco fueron referidos de la frontera despu\u00e9s de regresar de un viaje desde Estados Unidos por tierra para importar unos veh\u00edculos. En la frontera lograron llamar a sus esposas para entregarles el dinero que hab\u00edan ganado con ese viaje y para que les llevaran al menos ropa para sobrevivir la cuarentena. \u201cPara comprar comida es suficiente, pero uno tiene otras responsabilidades\u201d, concluye.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EA Eunimia Morales, m\u00e1s que el encierro, le preocupa no tener acceso a sus medicamentos. Tiene 72 a\u00f1os y en 2018 un m\u00e9dico le recet\u00f3 dos tipos de gotas para los ojos que le permitir\u00edan frenar el da\u00f1o en el nervio \u00f3ptico, que puede terminar convirti\u00e9ndose en glaucoma. Desde el primer chequeo que nos hicieron los m\u00e9dicos ac\u00e1 en el albergue, el martes 17, cuando preguntaron por enfermedades preexistentes, ella les ha insistido en que necesita esas gotas. Le dijeron que iban a tratar de conseguirlas. Despu\u00e9s de un par de d\u00edas sin respuesta, y antes de que todo el pa\u00eds entrara en cuarentena obligada, un hermano de la iglesia a la que asiste le hizo el favor de comprarlas. Pero, como no pod\u00eda venir a dejarlas hasta ac\u00e1, las dej\u00f3 en el Ministerio de Gobernaci\u00f3n, instancia que se ha comprometido a hac\u00e9rselas llegar. Pero hasta el cierre de esta entrada, las gotas a\u00fan no est\u00e1n en sus manos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EDel otro lado del pasillo me encontr\u00e9 a una se\u00f1ora que accedi\u00f3 a hablar conmigo, pero no que publicara su nombre. Ella era una de las participantes de la clase de aer\u00f3bicos por las que supuestamente nos cancelaron la hora de sol. \u201cNo es cierto que est\u00e1bamos sin mascarilla; yo misma he subido la foto a mis redes\u201d. Sobre ella, solo me autoriz\u00f3 a decir, porque es muy reservada, que es una empresaria que importa productos de lujo a Guatemala y El Salvador. De lo que pasa afuera, prefiere olvidarse porque, con apenas siete d\u00edas de estar ac\u00e1, el domingo se despert\u00f3 llorando. Su mam\u00e1 ten\u00eda una operaci\u00f3n ayer lunes a la que no pudo acompa\u00f1arla, y tiene dos hijos de entre 2 y 5 a\u00f1os esper\u00e1ndola en casa. \u201cDecid\u00ed cambiar de chip, porque si no no lo voy a lograr\u201d, me dice, y me ense\u00f1a la foto que le han mandado sus hijos con el calendario que han armado junto a su esposo, una especie de cuenta regresiva mientras ella vuelve a casa.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003ESu actitud en realidad es la que hemos adoptado la mayor\u00eda, as\u00ed no podamos detener a la mente de tomar desv\u00edos. Un d\u00eda m\u00e1s es un d\u00eda menos. Ese es nuestro mantra.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003EHacia afuera, sin embargo, se ha gestado otra normalidad de la que no est\u00e1bamos del todo conscientes hasta la ma\u00f1ana de este lunes 23. Como a las 10:30, despuesito del desayuno, alguien pas\u00f3 tirando una hoja por debajo de nuestras puertas. En ella, el due\u00f1o del hotel b\u00e1sicamente nos ped\u00eda paciencia, porque se han quedado cortos de personal. Somos 108 y, seg\u00fan nos cont\u00f3 una de las j\u00f3venes que sirven la comida, el staff del hotel se ha reducido a cinco. Hasta ah\u00ed, todo bien. Es evidente para nosotros todo el esfuerzo que est\u00e1n haciendo para atendernos y se los agradecemos. El problema es que, en un comunicado que, asumo, pretend\u00eda calmarnos, nos confesaba que la raz\u00f3n por la que los colaboradores se han reducido, es porque tienen miedo de que nosotros, los encuarentenados, hayamos tra\u00eddo el virus y, por tanto, los terminemos contagiando. El temor se ha extendido, seg\u00fan se lee en la carta, a los pobladores de La Palma, quienes les han negado, adem\u00e1s del saludo, la venta de enseres para sus hogares.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003ELa forma de comunicar del gobierno, sin duda, no ayuda. Pero no se limita a eso. El lenguaje corporal del personal que nos atiende, incluido el m\u00e9dico, tambi\u00e9n dice mucho, as\u00ed su actitud sea la m\u00e1s amable. Debo confesar que los primeros d\u00edas cre\u00ed que la paranoica era yo, pero esta carta solo lo confirma. El equipo de m\u00e9dicos cambia a diario y quiz\u00e1 la convivencia en el exterior afecte c\u00f3mo nos ven a los que estamos aqu\u00ed adentro. Desde ayer en la tarde, a menos que se sea hipertenso, ya no nos toman la presi\u00f3n, solo la temperatura. Mar\u00eda Magdalena aprovech\u00f3 el control vespertino de ayer para mostrarles la carta, pero a medida ella sal\u00eda del cuarto con el brazo extendido y el papel, m\u00e1s retroced\u00edan ellos, hasta que le dijeron \u201chasta ah\u00ed nom\u00e1s, desde aqu\u00ed leemos\u201d.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003ENo somos sospechosos, dicen, porque ni siquiera presentamos s\u00edntomas. Pero cualquier contacto con nosotros, a pesar de toda la indumentaria que andan cargando, es el equivalente a que les est\u00e9 ofreciendo tomar, con sus manos desnudas, el cad\u00e1ver del roedor que sacamos de la base de mi cama hace una semana.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp dir=\"ltr\"\u003E\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=2683&ImageId=33216 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Carta enviada por el due\u00f1o del hotel donde cumplimos la cuarentena para explicarnos el estigma que los empleados est\u00e1n padeciendo. Foto: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Carta enviada por el due\u00f1o del hotel donde cumplimos la cuarentena para explicarnos el estigma que los empleados est\u00e1n padeciendo. Foto: Mar\u00eda Luz N\u00f3chez \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E"}