{"code":"24281","sect":"Columnas","sect_slug":"columnas","hits":"19654","link":"https:\/\/elfaro.net\/es\/202004\/columnas\/24281","link_edit":"","name":"\u00bfQui\u00e9n teme al coronavirus?","slug":"-iquest-quien-teme-al-coronavirus-","info":"Hay reportes de llamadas a la polic\u00eda para denunciar que un vecino est\u00e1 tosiendo y en alg\u00fan caso incluso salieron a arrojar agua con lej\u00eda a los pies de una mujer enferma que era evacuada por las autoridades.","mtag":"Pol\u00edtica","noun":{"html":"\u003Cspan class='tint-text--dark' data_href='\/user\/profile\/cdada'\u003E Carlos Dada\u003C\/span\u003E","data":{"carlos-dada":{"sort":"cdada","slug":"carlos-dada","path":"carlos_dada","name":"Carlos Dada","edge":"0","init":"0"}}},"view":"19654","pict":{"cms-image-000033176-jpg":{"feat":"0","sort":"33176","name":"cms-image-000033176.JPG","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033176.JPG","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033176.JPG","back":"","slug":"cms-image-000033176-jpg","text":"<p>Compradores circulan al interior del mercado La Tiendona en San Salvador. Al fondo, Rosa M\u00e9ndez, de 39 a\u00f1os, ofrece sus productos. La crisis del COVID-19 ha generado p\u00e9rdidas en este ector del comercio informal. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.<\/p>","capt":"\u003Cp\u003ECompradores circulan al interior del mercado La Tiendona en San Salvador. Al fondo, Rosa M\u00e9ndez, de 39 a\u00f1os, ofrece sus productos. La crisis del COVID-19 ha generado p\u00e9rdidas en este ector del comercio informal. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u003C\/p\u003E"},"cms-image-000033625-jpg":{"feat":"1","sort":"33625","name":"cms-image-000033625.jpg","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033625.jpg","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033625.jpg","back":"","slug":"cms-image-000033625-jpg","text":"<p>Carlos Dada is a journalist and founder of El Faro. Photo: Daniel Mordzinski\u00a0\u00a0<\/p>","capt":"\u003Cp\u003ECarlos Dada is a journalist and founder of El Faro. Photo: Daniel Mordzinski\u00a0\u00a0\u003C\/p\u003E"}},"pict_main__sort":33625,"date":{"live":"2020\/04\/14"},"data_post_dateLive_YY":"2020","data_post_dateLive_MM":"04","data_post_dateLive_DD":"14","text":"\u003Cp\u003EVivimos un tiempo que parece sacado de un libro de ciencia ficci\u00f3n. Una pandemia que ha paralizado al planeta y que tiene a buena parte de la humanidad encerrada en nuestras casas; mientras se derrumban las econom\u00edas de un sistema global insostenible en estas condiciones. Este es el evento m\u00e1s significativo del siglo, del que nadie sabe bien c\u00f3mo vamos a salir.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEste momento, tan extra\u00f1o, tan anormal, tan cr\u00edtico, es el paso transitorio entre el mundo que conoc\u00edamos y el nuevo que encontraremos al salir de nuestras casas.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ENadie sabe a ciencia cierta c\u00f3mo ser\u00e1 el nuevo mundo, pero parece claro que depende, en buena medida, de lo que hagamos ahora nosotros, los ciudadanos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn El Salvador enfrentamos hoy una triple crisis: sanitaria, econ\u00f3mica y democr\u00e1tica. La primera causada por un virus; la segunda por las medidas obligadas para combatir al virus; la tercera por un gobierno antidemocr\u00e1tico. Necesitamos resistir, y sobrevivir, a las tres.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa pandemia, a su paso por el mundo, nos ha dado ya suficientes razones para tener miedo. Mucho miedo. El virus se contagia a una velocidad in\u00e9dita y con una agresividad tal que ha desbordado ya los sistemas de salud de los pa\u00edses m\u00e1s desarrollados y nadie en su sano juicio deber\u00eda dudar de la calamitosa situaci\u00f3n que nos espera en este pa\u00eds, pobre y densamente poblado.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl miedo, como el dolor, son mecanismos de defensa esenciales en el reino animal, pues nos advierten de peligros contra nuestra seguridad. Las cuarentenas no se inventaron con esta epidemia. Desde las primeras se\u00f1ales de civilizaci\u00f3n, tribus y comunidades han recibido a for\u00e1neos solo despu\u00e9s de hacerles pasar por rituales para librarlos de enfermedades o \u201cmalos esp\u00edritus\u201d o los han aislado durante un tiempo antes de permitirles contacto con la comunidad. No hacerlo, en cambio, termin\u00f3 diezmando poblaciones enteras, como hoy sabemos que sucedi\u00f3 con los pueblos americanos al entrar en contacto con los conquistadores espa\u00f1oles.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEste miedo que hoy recorre el mundo est\u00e1, pues, justificado por la gravedad de la pandemia y, como todos los miedos, alimentado por el desconocimiento. Se trata de un virus nuevo que apenas entendemos y contra el cual ni siquiera tenemos vacunas. Pero al menos debemos exigir que cient\u00edficos y pol\u00edticos nos informen tambi\u00e9n del verdadero riesgo que corremos. El miedo solo puede ser contrarrestado con informaci\u00f3n clara, con explicaciones de expertos y con un liderazgo pol\u00edtico capaz de unificar a la naci\u00f3n para salir de esta crisis.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELamentablemente, no tenemos ninguna de esas defensas. Por el contrario, la pol\u00edtica del miedo parece parte fundamental de la estrategia gubernamental.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl presidente salvadore\u00f1o, Nayib Bukele ha llegado al extremo de decir que estamos a las puertas de la tercera guerra mundial y sigue llamando p\u00fablicamente traidor a todo aquel que no comparta su opini\u00f3n, que critique su manejo de la crisis o que simplemente exija m\u00e1s informaci\u00f3n.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELos mensajes alarmistas que salen de la boca o del Twitter del presidente son inmediatamente reproducidos por sus propagandistas en redes sociales y han tenido \u00e9xito: buena parte de la poblaci\u00f3n est\u00e1 en p\u00e1nico. Este p\u00e1nico ha pasado de las redes sociales a las juntas de vecinos o comunidades. Y comienza ya a tener repercusiones serias.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELos salvadore\u00f1os que se quedaron varados afuera debido al cierre gubernamental de aeropuertos y fronteras, son insultados por aspirar al retorno. Se les acusa de ser portadores del virus, ego\u00edstas que no est\u00e1n dispuestos a sacrificarse para salvarnos a los dem\u00e1s.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl primer caso positivo detectado en el pa\u00eds fue un hombre que, seg\u00fan Bukele, ingres\u00f3 al territorio nacional por un punto ciego. El presidente lo acus\u00f3 de irresponsable, de habernos puesto a todos en riesgo. Probablemente ten\u00eda raz\u00f3n pero el tono inquisitorio fue interpretado como un intento deliberado del enfermo por contagiarnos a todos. En las redes pidieron su linchamiento p\u00fablico, incluso que lo dejaran morir porque eso y m\u00e1s merec\u00eda.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ENo se habr\u00e1 percatado Bukele de las consecuencias de sus se\u00f1alamientos: Aqu\u00ed las v\u00edctimas del virus reciben trato de victimarios. Son ellos la amenaza, quienes nos pueden contagiar a todos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELos centros de contenci\u00f3n no son cercos para contener la epidemia sino una especie de castigo para quienes violen la cuarentena. Los que llegan all\u00ed merecen la plaga porque algo habr\u00e1n hecho. Quienes presentan s\u00edntomas amenazan nuestra salud y, est\u00e1 impl\u00edcito, se han contagiado por haber cometido alguna trasgresi\u00f3n.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EVarias personas en esos centros de contenci\u00f3n han exigido que les hagan la prueba del COVID-19 y que les entreguen por escrito los resultados, porque temen el rechazo de sus vecinos al volver a casa.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn el campo se pierden las cosechas porque los campesinos temen no al virus, sino a la polic\u00eda. Que los encuentre afuera, en la milpa, y los lleve a un centro de contenci\u00f3n, lo que no solo los mantendr\u00eda encerrados durante un mes sino adem\u00e1s donde corren el riesgo de ser contagiados.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn algunas colonias, juntas vecinales exigen la expulsi\u00f3n de familias de personas en cuarentenas y en hospitales, aunque no les hayan hecho pruebas o estas sean negativas.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EHay reportes de llamadas a la polic\u00eda para denunciar que un vecino est\u00e1 tosiendo y en alg\u00fan caso incluso salieron a arrojar agua con lej\u00eda a los pies de una mujer enferma que era evacuada por las autoridades. Nadie sab\u00eda qu\u00e9 ten\u00eda la mujer, pero por si acaso.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa \u00faltima v\u00edctima de la furia p\u00fablica ha sido una enfermera que contrajo el coronavirus atendiendo pacientes en el Hospital Salda\u00f1a. En cuanto se supo que era de un caser\u00edo en Santo Tom\u00e1s, las comunidades aleda\u00f1as bloquearon los accesos y exigen la evacuaci\u00f3n de toda la familia y los vecinos de la enfermera. Casi nadie repar\u00f3 en que la enfermera vive en un caser\u00edo muy pobre, con acceso de tierra y sin agua potable. En esas condiciones viven muchas de las enfermeras de las que hoy dependen nuestras vidas. Con todo y ello, a la enfermera enferma y a su familia, en lugar de homenajes, El Salvador les ha impuesto la letra escarlata.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ESabemos ya lo que sucede cuando el miedo es manipulado pol\u00edticamente o cuando se instala en las sociedades, cuando las comunidades se convierten en simples conjuntos de individuos viendo cada uno por su propia sobrevivencia. Una extrema narrativa darwiniana seg\u00fan la cual solo los m\u00e1s fuertes sobrevivir\u00e1n. Esa opci\u00f3n, adem\u00e1s de inmoral, es inviable.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn El Salvador, hoy mismo, hay una enorme cantidad de poblaci\u00f3n con hambre. No es dif\u00edcil saberlo: Tres de cada cuatro salvadore\u00f1os viven en la informalidad. Esto significa, en la gran mayor\u00eda de los casos, que si no salen a trabajar no comen. No tienen ninguna red de soporte ni seguridad social. Esa gente est\u00e1 hoy aguantando como puede.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EPiense no solo en vendedores de la calle. Piense en jardineros, en lavacarros, en magos, en pupuseras, en mec\u00e1nicos, en tramitadores, en pintores, en alba\u00f1iles, en carpinteros, en electricistas, en ostreros y fontaneros. Piense en m\u00fasicos, en zapateros, en prostitutas, en recicladores, en sonidistas, en floristas, en chatarreros, en maestros de guitarra y de piano, en gu\u00edas de turismo, en payasos, en instructores de matem\u00e1ticas, de surf, ingl\u00e9s o nataci\u00f3n; en costureras, en peque\u00f1os criadores de pollos, en empleadas dom\u00e9sticas, en productores de l\u00e1cteos, en actrices, en artesanos y un largu\u00edsimo etc\u00e9tera en el que caben miles y miles de campesinos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EA pesar de los des\u00f3rdenes causados por la negligencia gubernamental para distribuir $300 d\u00f3lares a familias afectadas (el gobierno ha calculado en mill\u00f3n y medio los hogares que sin esa ayuda no pueden subsistir), ese dinero ha logrado paliar el hambre de medio mill\u00f3n de familias estos d\u00edas. Falta un mill\u00f3n de familias por recibirlo.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEs decir, el gobierno de un pa\u00eds pobre ha destinado $450 millones para calmar el hambre de su poblaci\u00f3n m\u00e1s vulnerable. Era una medida necesaria, obligada. De eso no hay duda. Pero es una soluci\u00f3n para un mes.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u00bfQu\u00e9 va a pasar el pr\u00f3ximo mes, cuando tres de cada cuatro hogares salvadore\u00f1os se queden sin dinero, sin comida y sin ingresos? No lo sabemos. Posiblemente alcance para otra peque\u00f1a ayuda econ\u00f3mica, como la entrega de canastas b\u00e1sicas para los afectados. En mayo. \u00bfY junio? Nada. Es imposible que el estado sostenga econ\u00f3micamente a la mayor\u00eda de la poblaci\u00f3n. Y si algo sabemos de esta pandemia es que no desaparecer\u00e1 en junio. Ni en julio. Ni en agosto.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EA ello se sumar\u00e1 pronto el quiebre de peque\u00f1os y medianos negocios, incapaces de resistir tanto tiempo sin producir ingresos. El 90 por ciento de los agremiados de ANEP, por ejemplo, son empresas peque\u00f1as y medianas que no resisten mucho tiempo cerradas. Con su quiebra se perder\u00e1n cientos de miles de plazas laborales formales. M\u00e1s gente sin ingresos encerrada en sus casas. Menos aporte al seguro social. M\u00e1s hambre. El miedo, en estas condiciones, nos terminar\u00e1 hundiendo a todos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELo que se impone es justamente lo contrario: la solidaridad y la generosidad. Solidaridad con el enfermo, solidaridad con el anciano, solidaridad con el pobre. De nada sirve que quienes tenemos el privilegio de quedarnos en casa nos atrincheremos para no dejar entrar a nadie, mientras afuera nuestros vecinos gritan que tienen hambre. Nada, lo sabemos bien los salvadore\u00f1os, causa tanta desesperaci\u00f3n como el hambre. Por encima del miedo. Y hoy la gente con hambre es mucha.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EUn estado es, al menos en su definici\u00f3n m\u00e1s elemental, una comunidad organizada con fronteras delimitadas y autogobierno. Eso somos, una comunidad. Y eso nos obliga a velar por el bien com\u00fan; es decir, el de todos. Esa es nuestra obligaci\u00f3n c\u00edvica. Y ese es nuestro futuro. Nuestro futuro com\u00fan.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl escritor argelino Albert Camus, autor de La Peste, un libro muy le\u00eddo hoy en todo el mundo, escribi\u00f3 que los h\u00e9roes son personas ordinarias que hacen cosas extraordinarias por decencia. Hoy, que se impone la resistencia a nuestra triple crisis (sanitaria, econ\u00f3mica, democr\u00e1tica), necesitamos un pa\u00eds de h\u00e9roes. Que act\u00faen por decencia.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa \u00fanica manera de salvarnos es juntos. Esto no es un asunto de pol\u00edticos. Es un asunto de todos y solo entre todos podremos salir adelante. Protejamos a los d\u00e9biles a nuestro lado o nos debilitaremos todos. Compartamos hoy lo que podamos. Si no lo hacemos, ma\u00f1ana los hambrientos lo arrebatar\u00e1n de los que a\u00fan tienen algo. Hagamos uso del principio humanista: pong\u00e1monos en los zapatos del otro, escuch\u00e9moslo, respet\u00e9moslo. Cuid\u00e9moslo. Reconozcamos no solo su existencia, sino tambi\u00e9n su sufrimiento.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa alternativa a la decencia, a la solidaridad, a la comunidad, es una pesadilla de desesperaci\u00f3n, de saqueos, de autoritarismo, de represi\u00f3n y violencia. De anomia. Esa alternativa, esa s\u00ed, deber\u00eda darnos miedo. Mucho miedo.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EPero hay ejemplos de hero\u00edsmo en esta crisis que alimentan el optimismo: enfermeras y doctores dedicadas a los pacientes; universitarios construyendo ventiladores; empresarios importando y donando equipos m\u00e9dicos; organizaciones no gubernamentales y alcald\u00edas distribuyendo alimentos. Hay mucha m\u00e1s gente ayudando de la que vemos; la mayor\u00eda lo hace en silencio. Pero lo hace. En ellos descansa hoy nuestra \u00fanica oportunidad de salir de esta crisis en buena forma. Juntos. Ech\u00e1ndonos la mano. Que el p\u00e1nico sucumba ante el humanismo. El cuidado mutuo. La solidaridad. La decencia.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=1333&ImageId=33625 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Carlos Dada is a journalist and founder of El Faro. Photo: Daniel Mordzinski\u00a0\u00a0\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Carlos Dada is a journalist and founder of El Faro. Photo: Daniel Mordzinski\u00a0\u00a0 \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E"}