Columnas / Desigualdad

Una década de lucha contra la LGBTIfobia en El Salvador

En El Salvador, que el Estado empezara a notarnos tomó 20 años, y aunque entre 2009 y 2019 se lograron avances significativos, la actual gestión ha dejado claro que los derechos de la población LGBTI no son un tema prioritario en su agenda.

Lunes, 18 de mayo de 2020
Amaral Arévalo

Cada 17 de mayo, desde que la Organización Mundial de la Salud (OMS) eliminó en 1990 la homosexualidad de su Clasificación Internacional de Enfermedades, a nivel mundial se celebra la visibilidad de las poblaciones LGBTI+. En El Salvador, sin embargo, que el Estado empezara a notarnos tomó 20 años y aunque entre 2009 y 2019 se lograron avances significativos, la actual gestión ha dejado claro que los derechos de la población LGBTI no son un tema prioritario en su agenda.

A partir de 2003, en El Salvador asistimos a una escalada e incidencia política de una agenda global anti-derechos humanos y en específico contra el reconocimiento de los Derechos Sexuales y Reproductivos. Este proceso ha tenido como albos principales a las personas LGBTI+, lo que se manifestó abiertamente en las propuestas de reformas constitucionales discriminatorias para prohibir el matrimonio civil y la adopción a parejas del mismo sexo a partir de 2005.

Para tratar de contrarrestar esta escalada de discriminación, el Concejo Municipal de San Salvador se proclamó por los derechos humanos de las diversas identidades sexuales y de género de la ciudad de San Salvador en junio de 2006. En esta declaración se hizo un llamado por el derecho de ciudadanía, el reconocimiento del aporte de las personas LGBTI+ en diferentes ámbitos de la capital, la no discriminación por cualquier tipo de marcador social diferenciador incluyendo la condición sexual o identidad de género de los habitantes de la ciudad.

En el año 2007, impulsados-posiblemente- por la apertura institucional mostrada por la Declaración de San Salvador, una pequeña comisión de activistas LGBTI+, por medio de los auspicios políticos del FMLN, presentó una petición ante la Asamblea Legislativa para declarar el 17 de mayo como Día Nacional contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género. La petición sintéticamente solicitó:

Declárese el día 17 de mayo de cada año “Día Nacional contra la Discriminación por Orientación Sexual e Identidad de Género”, como un aporte a la erradicación de prejuicios, estereotipos y miedos irracionales contra personas lesbianas, gays, bisexuales y trans (LGBT) y hombres que tienen sexo con hombres (HSH), ya que limitan la efectiva prevención del VIH/SIDA.

Las fuerzas conservadoras, los grupos antiderechos y el gremio de contadores se opusieron. Los contadores se opusieron porque el 17 de mayo se celebra el Día del contador en El Salvador, y al parecer no querían compartir ese día para conmemorar simultáneamente la no discriminación por orientación sexual e identidad de género. Las fuerzas conservadoras, representadas por diversas denominaciones religiosas, argumentaron que dicha acción no era necesaria. La iglesia Católica dijo que “no hace falta que se señale un día para subrayar esta postura”, la Iglesia Luz del Mundo argumentó que no podía “estar apoyando eso, porque sería en contra de los designios de Dios”, mientras que la iglesia Adventista decidió dejar la decisión a criterio de los diputados.

Esta propuesta no prosperó al interior de la Asamblea Legislativa, ya que prácticamente solo el FMLN la apoyó en la votación. Al interior del congreso se utilizaron discursos moralistas y peyorativos para negar el apoyo a tal propuesta de “celebrar a los travestis, homosexuales, lesbianas o bisexuales”. Tergiversando el contenido de la propuesta, al asumir que esta iba en contra de la moral y las buenas costumbres. La visión más discriminatoria para negar esta petición fue expresada en forma de editorial por parte de Evangelina de Sol:

Así vemos cómo hasta los gays pretenden, avalados por la izquierda, tener un día para honrar sus desordenadas inclinaciones y aunque a los 'gays' no debe discriminárseles, esta ilógica pretensión debe condenarse, pues los actos homosexuales son intrínsicamente desviados, contrarios a la ley natural y no pueden ser impuestos como opresión sobre el resto de las personas del mundo, cuyo natural derecho sexual está ordenado al amor conyugal entre hombre y mujer (El Diario de Hoy, 04 junio de 2007, p. 30).

En el año 2008 no hubo mayores manifestaciones sobre esta temática, pero 2009 fue un año para la posteridad. En el imaginario social de las personas LGBTI+, en abril de 2009 se produjo un “mito de origen” del movimiento de la disidencia sexual y de género como actor político, con la vigilia en el Monumento de la Constitución y el surgimiento de la Alianza por la Diversidad Sexual LGBT para luchar por la no aprobación y ratificación de la reforma constitucional discriminatoria. En el marco de esta lucha política, el 17 de mayo de 2009 se realizó una ocupación simbólica del pórtico de Catedral Metropolitana por parte de la Alianza.

En el contexto de la aprobación de la reforma constitucional discriminatoria, para realizar un acto de protesta contra las declaraciones del arzobispo de San Salvador, se utilizó el pórtico de Catedral para realizar un performance de cuerpos ensangrentados, acompañado de pancartas colocadas en las barandas que pedían un “Alto a la homofobia”, mientras personas LGBTI+ ondeaban banderas del arcoíris para recibir a las personas que entraban a Catedral Metropolitana. Este acto representó un grito desesperado hacia el Estado y la Comunidad Internacional sobre el grave proceso de violación de Derechos Constitucionales que podía acontecer en ese momento con la posible ratificación de la reforma constitucional discriminatoria. La reforma no se ratificó.

Marcha contra la transfobia
El marco político salvadoreño había cambiado para el año 2010. Bajo la presidencia del FMLN se inició la posibilidad de dialogar directamente con el Ejecutivo temáticas de disidencia sexual y de género. Como producto tangible de estos diálogos se creó la Dirección de Diversidad Sexual (DDS) y la emisión del Decreto Ejecutivo Nº 56. Aunque estas acciones no resolvían los problemas estructurales de las personas LGBTI+, fueron catalogadas como un aliciente simbólico en el contexto salvadoreño, e incluso internacional. En este marco, el 13 de mayo de 2010, se realizó el Foro Inclusión Social y Diversidad Sexual en el cual se presentó las funciones de la DDS y el Decreto Ejecutivo Nº56. A este evento atendió como invitada de honor Marcela Romero, representante de la Red Latinoamericana y del Caribe de Personas Trans – Red LacTrans..

La participación de una representante de Red LacTrans fue una muestra de la articulación internacional del naciente movimiento trans salvadoreño. A este intercambio le sucedieron dos acciones de incidencia política específica para personas trans en el país.

La primera se llevó a cabo el día 15 de mayo de 2010. En esa noche se efectuó la Primera Marcha contra la Transfobia convocada por la Asociación Solidaria para Impulsar el Desarrollo Humano-Aspidh-Arcoíris Trans. Esta fue una declaración pública de la existencia del movimiento trans salvadoreño con una agenda política propia que comenzaba a estructurarse en torno a la denuncia de los crímenes de odio contra personas trans y al reconocimiento legal de la identidad de género. La característica particular de esta marcha fue su realización al final de la tarde e inicio de la noche, posiblemente para que pudieran participar el mayor número de personas trans, lo cual al mismo tiempo resignificó el territorio urbano nocturno que por unas horas dejó de ser un lugar donde sus vidas corren riesgo para convertirse en un espacio de reivindicación política de derechos.

El 15 de noviembre de 2010 se realizó la segunda acción de incidencia política también a iniciativa de Aspidh-Arcoíris Trans. La organización presentó una pieza de correspondencia a la Junta Directiva de la Asamblea Legislativa solicitando elaborar un anteproyecto de Ley para el reconocimiento del Nombre y Género de las Personas Trans. Para entregar la pieza, se realizó una marcha desde las instalaciones de Aspidh-Arcoíris Trans, en el centro histórico de San Salvador, hasta la Asamblea Legislativa.

En 2011, las actividades aisladas se convirtieron en una semana contra la transfobia organizada por Aspidh-Arcoíris Trans. Inició el 14 de mayo con la Segunda Marcha contra la Transfobia, que llevó por título “Sin nombre que me identifique no existo [Por una ley de identidad]”. Luego, el 17 de mayo se convocó a un acto público en la Plaza Morazán para conmemorar el día Internacional contra la Homolesbotransfobia y la suscripción del Estado salvadoreño a la Declaración sobre Orientación Sexual e Identidad de Género de la Organización de las Naciones Unidas.

Para el año 2012, la organización de la Marcha contra la Transfobia la realizó la Red de Organizaciones Trans de El Salvador-Red Transal, la cual aglutinaba a cuatro organizaciones trans existentes en esa época: Aspidh, Comcavis, Astrans y Colectivo Alejandría. El lema propuesto para este año fue “Por Una Educación Técnica y Formal Sin Barreras”. Este buscaba destacar las discriminaciones y el estigma que las personas trans enfrentan en el sistema educativo formal, el cual deriva en negarles acceso a formación académica, el acoso en los centros de estudio, los actos de violencia e incluso la expulsión; lo cual genera un círculo de precariedad en las personas trans al no estar escolarizadas.

En ese mismo año, en el extremo oriental del país, el Colectivo Estrellas del Golfo, de La Unión, conmemoró la fecha colocando un stand informativo en el parque central para sensibilizar a los transeúntes sobre temáticas de sexualidad, género y orientación sexual. El objetivo era incidir en la disminución de los patrones discriminatorios de la población.

En el año 2013, las organizaciones trans conmemoraron el 17 de mayo por medio de la participación en el lanzamiento de la Línea Telefónica de Asistencia y Atención en Diversidad Sexual, impulsada por la DDS. Y a finales de mayo, el 25, se llevó a cabo el Foro de Divulgación del Plan de incidencia Juntas y Juntos por una Ley de Identidad de Género en El Salvador. Esta acción política, considero, fue un esfuerzo para cohesionar a las diversas organizaciones trans y sus afiliadas en torno a una agenda política común: el reconocimiento legal de la identidad de género en El Salvador. También vale resaltar los procesos de incidencia política en organismos internacionales que como colectivos estaban teniendo, como se refleja en el comunicado que emitió la representación del PNUD en El Salvador para conmemorar esa fecha.

A pesar de que la Red Transal se diluyó en 2013, se reintegró en la Mesa Permanente por la Ley de Identidad de Género. Este espacio fui constituido en 2014 por las organizaciones trans, organizaciones de la sociedad civil y el sistema de Naciones Unidas para elaborar una propuesta de anteproyecto de Ley de Identidad de Género. En este año se realizó la marcha contra la transfobia siguiendo el mismo itinerario de las marchas anterior, que iniciaba en la Plaza de El Salvador del Mundo y finalizó con un acto político en el Monumento a La Constitución.

Marcha contra la LGBTIfobia
En el año 2015, la Marcha contra la Transfobia se convirtió en la Marcha contra la Trans, lesbo, homo, bi e interfobia. Este cambio conceptual permitió la inclusión de otras organizaciones y definir una agenda política en común: impedir la ratificación de la reforma constitucional discriminatoria en la Asamblea Legislativa. En abril, los partidos conservadores volvieron a aprobar la reforma constitucional de los artículos 32, 33 y 34. En respuesta, el movimiento LGBTI+, presentó ante la Corte Suprema de Justicia un recurso de amparo de inconstitucionalidad, argumentando que la reforma aprobada laceraba el principio de Igualdad de las personas salvadoreñas LGBTI+, establecido en el artículo 3 de la Constitución.

Fue en este contexto que se comenzaron a realizar los 40 días de activismo LGBTI+, los cuales inician el 17 de mayo, con la Marcha contra la LGBTIfobia y finaliza con la Marcha del Orgullo LGBTI el último fin de semana de junio. Durante estas semanas se realizan una serie de actividades de incidencia política, cultural, educativa y de consumo que se programan en conjunto para no duplicar esfuerzos o chocar entre sí. Fue a partir de entonces que la marcha del 17 de mayo se consolidó como el palco principal para canalizar las demandas políticas de las identidades trans.

En 2016 continuó el carácter integrativo de la Marcha del 17 de mayo, con la única salvedad que la organización y la visibilidad política era de las organizaciones trans, lo cual se refleja desde el lema de ese año “¡Con mi identidad inician mis Derechos!” y el protagonismo de las organizaciones trans en todo el evento. En esta oportunidad la marcha recorrió desde el Parque Cuscatlán hasta la Plaza de El Salvador del Mundo. Valga resaltar que este mismo recorrido fue el que en 1998, colectivos de personas que hoy las identificaríamos como personas trans realizaron para conmemorar el Día del Orgullo Gay. Esta fue, según las fuentes existentes, la primera manifestación de una protoagenda política de las identidades trans salvadoreñas, que se centró en la denuncia de crímenes de odio y la falta de interés del Estado por el número de infecciones de VIH en ese colectivo.

En 2017 la conmemoración del 17 de mayo se efectuó en dos momentos. Por la mañana se realizó un evento regional organizado por Red LacTrans para presentar el Centro de Documentación y Situación Trans de América Latina y el Caribe (Cedostalc), y por la tarde se realizó la 8ª Marcha, que salió de la entrada principal de Metrocentro hasta la Asamblea Legislativa, donde se entregó un pronunciamiento a favor del reconocimiento de la Identidad de Género de las personas trans. Ese mismo año la Corte Suprema de Justicia avaló una sentencia de la Corte del Estado de Virginia, que en 2011 reconoció como mujer a Lea, salvadoreña transexual,  un momento de suma importancia para todo el movimiento trans. En medio de este proceso se hizo visible la Mesa permanente, la cual venía trabajando en un plan de incidencia política desde 2014.

Posteriormente, el 22 de marzo de 2018, la Mesa permanente presentó ante la Asamblea Legislativa su propuesta de Ley de Identidad de Género por medio de los auspicios del FMLN. Esta Ley es de carácter especial para permitir el cambio de nombre, sexo y género en los documentos de identificación de las personas salvadoreñas trans. Esta ley permitirá que el Estado Salvadoreño garantice el acceso pleno a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales a este grupo poblacional, y de esta manera poder ejercer la ciudadanía plena por parte de las personas trans. La marcha del 17 de mayo de ese año, por tanto, se enfocó en buscar incidencia para lograr la aprobación de la propuesta de Ley de Identidad de Género.

El año 2019 se realizaron acciones muy similares a las del 2017 para conmemorar el 17 de mayo. Por la mañana se realizó el Foro Por la justicia y los Derechos humanos de las Personas Trans en El Salvador, seguido de la habitual marcha por la tarde. A estas actividades se sumó la exhibición de una bandera arcoíris en la fachada del Museo Nacional de Antropología “David J. Guzmán” – MUNA. Sin imaginarlo, esta acción supondría el cierre de una década de diálogo con el Ejecutivo sobre temáticas de disidencia sexual y de género.

Ahora en 2020, tras el cierre de la DDS, las acciones de este 17 de mayo iban a denunciar la displicencia del Gobierno por tratar a las personas LGBTI+ de forma “taxativa” en las políticas públicas. Debido a la pandemia por la covid-19, la marcha no se puso realizar en el plano físico, por las restricciones de movilidad. No obstante, se realizarán diferentes acciones a nivel virtual: entrevistas, campañas, documentales, videos, etc., para recordarle al Ejecutivo, al Estado y a cualquier persona, que somos ciudadanos y ciudadanas, y como tales tenemos derecho a no ser discriminados por razón de nuestra orientación sexual, identidad y expresión de género.

*Amaral Arévalo es salvadoreño y tiene un Postdoctorado Instituto de Medicina Social de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Además, es doctor y máster Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo por la Universitat Jaume I, Especialista en Género y Sexualidad por la Universidade do Estado de Rio de Janeiro y Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad de El Salvador. Sus líneas principales de investigación son Cultura para la Paz, Violencias y Estudios LGBTI+ en el Istmo Centroamericano.
*Amaral Arévalo es salvadoreño y tiene un Postdoctorado Instituto de Medicina Social de la Universidade do Estado do Rio de Janeiro. Además, es doctor y máster Internacional en Estudios de Paz, Conflictos y Desarrollo por la Universitat Jaume I, Especialista en Género y Sexualidad por la Universidade do Estado de Rio de Janeiro y Licenciado en Ciencias de la Educación por la Universidad de El Salvador. Sus líneas principales de investigación son Cultura para la Paz, Violencias y Estudios LGBTI+ en el Istmo Centroamericano.

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