{"code":"24581","sect":"El Salvador","sect_slug":"el-salvador","hits":"42779","link":"https:\/\/elfaro.net\/es\/202006\/el_salvador\/24581","link_edit":"","name":"Diario de un doctor que se enfrenta a la pandemia en primera l\u00ednea","slug":"diario-de-un-doctor-que-se-enfrenta-a-la-pandemia-en-primera-linea","info":"Estos son los diarios de un m\u00e9dico internista del Seguro Social que se enfrenta a la pandemia de covid-19. Son un retrato v\u00edvido de las angustias y los trajines de alguien que est\u00e1 en primera l\u00ednea, bregando con una enfermedad que hasta hace unos meses era desconocida.","mtag":"Coronavirus","noun":{"html":"Dr. Benjam\u00edn Coello y \u003Cspan class='tint-text--dark' data_href='\/user\/profile\/cmartinez'\u003E Carlos Mart\u00ednez\u003C\/span\u003E","data":{"dr-benjamin-coello":{"sort":"","slug":"dr-benjamin-coello","path":"dr_benjamin_coello","name":"Dr. Benjam\u00edn Coello","edge":"0","init":"0"},"carlos-martinez":{"sort":"cmartinez","slug":"carlos-martinez","path":"carlos_martinez","name":"Carlos Mart\u00ednez","edge":"1","init":"0"}}},"view":"42779","pict":{"cms-image-000033967-jpg":{"feat":"1","sort":"33967","name":"cms-image-000033967.JPG","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033967.JPG","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033967.JPG","back":"","slug":"cms-image-000033967-jpg","text":"<p>Personal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0<\/p>","capt":"\u003Cp\u003EPersonal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0\u003C\/p\u003E"},"cms-image-000033969-jpg":{"feat":"0","sort":"33969","name":"cms-image-000033969.JPG","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033969.JPG","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000033969.JPG","back":"","slug":"cms-image-000033969-jpg","text":"<p>Miembros de Comandos de Salvamento atienden a un paciente, frente a la puerta de emergencia del hospital Rosales, la noche del 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0<\/p>","capt":"\u003Cp\u003EMiembros de Comandos de Salvamento atienden a un paciente, frente a la puerta de emergencia del hospital Rosales, la noche del 18 de mayo de 2020. 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Fue recontratado posteriormente en 2018 como m\u00e9dico internista del hospital Zacamil, aunque realiza turnos nocturnos y de fines de semana en el hospital general del Seguro Social.\u00a0\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EDesde inicios de junio de 2020, el doctor Coello comenz\u00f3 a escribir una especie de diarios de campo a los que titul\u00f3 con sobriedad \u201cAn\u00e9cdotas de una pandemia\u201d y que public\u00f3 en su propia cuenta de Facebook. En ellos narra sus propias vivencias y las de sus colegas en el combate cotidiano contra el virus que ha postrado al mundo.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ESus diarios son una narraci\u00f3n \u00edntima, llena de frustraci\u00f3n, cansancio y tes\u00f3n. Coello asegura que son un retrato de las circunstancias que vive la totalidad del personal de salud p\u00fablica del pa\u00eds.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl Faro retom\u00f3 sus diarios, con alteraciones m\u00ednimas, y bajo la autorizaci\u00f3n expl\u00edcita del m\u00e9dico, para publicarlos en esta pieza. Los relatos del doctor Coello comprenden el per\u00edodo entre el 4 y el 23 de junio.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp align=\"center\"\u003E* * *\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=1332&ImageId=33969 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Miembros de Comandos de Salvamento atienden a un paciente, frente a la puerta de emergencia del hospital Rosales, la noche del 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Miembros de Comandos de Salvamento atienden a un paciente, frente a la puerta de emergencia del hospital Rosales, la noche del 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0 \u003Cdiv class=\"photographer text_italic rule--ss_l tint-text--idle\"\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003EJueves 4 de junio. \u201c\u00bfY si no te vuelvo a ver?\u201d\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEstoy transcribiendo las indicaciones de los pacientes positivos o sospechosos de Covid-19 en lo que hasta hace dos semanas era un consultorio de pediatr\u00eda y hoy es una especie de centro de comando de m\u00e9dicos y enfermeras. Nuestra emergencia es ahora un \u00e1rea contaminada y medianamente aislada. Somos la primera l\u00ednea de choque. All\u00ed recibimos todo lo que huela al virus m\u00e1s conocido del mundo: fiebre; diarrea y fiebre; fiebre y tos, y dificultad para respirar; ese temido cansancio que hace saltar a todos, correr, tener miedo, protegerse y respirar hondo, si es que se puede respirar hondo debajo de las mascarillas, las caretas y el temor.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEstoy transcribiendo las indicaciones cuando llega una colega, asustada y agitada, y me dice: \"\u00a1Doctor! \u00a1Voy a pasar un paciente a la m\u00e1xima (urgencia)!\". Ella es m\u00e9dico general, y yo soy el especialista oficial de la emergencia.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEl paciente es un adulto mayor, 74 a\u00f1os, gordito, cansado. Es incapaz de avanzar caminando desde la puerta hasta la recepci\u00f3n, y tengo que sacar una camilla de m\u00e1xima urgencia para salir al encuentro. \"\u00a1Satura 76!\", grita la colega de puerta (una medida del grado de la falta de ox\u00edgeno en sus tejidos). Apenas oye. Jadea. Usa una mascarilla quir\u00fargica casi desecha, que le dificulta m\u00e1s respirar, la cual retiro de inmediato. Sus manos y sus labios se ven de un tono morado, y se estremece al respirar. Le colocamos una m\u00e1scara que le suministra ox\u00edgeno, y se aferra a ella con las fuerzas que le quedan. Intenta decir algo, pero le aconsejo que no hable, que respire, que viva. No tolera estar acostado, as\u00ed que le acomodo el respaldo de la camilla para que permanezca sentado, mientras corremos de prisa a la m\u00e1xima urgencia. Una enfermera le coloca r\u00e1pidamente un cat\u00e9ter en una vena en su mano izquierda, toma muestras de sangre de venas y arterias, y cumple los primeros medicamentos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAfuera est\u00e1 la esposa. Tiene miedo. Me cuenta que don Juan (nombre ficticio) tiene una semana de tos, fiebre, diarrea y v\u00f3mitos. Tiene tres d\u00edas de que le falta el aire y al fin acepta ir al hospital. \"No quer\u00eda venir, porque dec\u00eda que lo iba a dejar morir aqu\u00ed, y ya no podr\u00eda verlo\", solloza ella. Pregunto si han estado cumpliendo la cuarentena, y dice que su esposo ha salido un par de veces al mercado a hacer las compras. Trabaj\u00f3 como motorista en el Ministerio de Educaci\u00f3n y viven de su pensi\u00f3n de hambre. No han recibido subsidio del gobierno ni canasta alimentaria. Viven solos y fue \u00e9l quien sali\u00f3 de casa, porque no quer\u00eda que ella contrajera el virus. Despu\u00e9s de 51 a\u00f1os a\u00f1os de vida juntos, se protegen uno al otro como pueden.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa radiograf\u00eda muestra ese da\u00f1o severo en los pulmones que rogaba a Dios no ver. Mientras analizo la radiograf\u00eda y los resultados de sus an\u00e1lisis sangu\u00edneos siento que una loza pesada me destroza el \u00e1nimo. Todo pinta mal. Muy mal.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EUnos minutos de ox\u00edgeno hacen milagros. El tono de su piel ha mejorado y es capaz de hablar. \"\u00bfQu\u00e9 tengo, doctor? \u00bfEs el virus?\", pregunta. Y yo trato de explicar de la manera m\u00e1s sencilla y benevolente que eso parece. A falta de pruebas, asumimos que lo es, aunque no cuente en las estad\u00edsticas oficiales. \"No quiero morir aqu\u00ed\", dice con voz suave, y yo finjo no escuchar.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ECuando tenemos todo listo para su ingreso, le indico a do\u00f1a Rosa (nombre ficticio) que pase a despedirse y sacar sus cosas personales: \u00c9l se quita el anillo de matrimonio y ella se lo coloca en su dedo como quien coloca un beb\u00e9 dormido en su cuna.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-\u00bfY si ya no te vuelvo a ver? -pregunta \u00e9l. \u003Cbr \/\u003E -Dicen que aqu\u00ed no se te puede visitar -dice ella-, pero yo te voy a venir a espiar. \u003Cbr \/\u003E -No vayas a andar saliendo, que te vas a enfermar -dice \u00e9l. \u003Cbr \/\u003E-No hables mucho y c\u00f3mete todo lo que te den -contesta ella.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EDo\u00f1a Rosa se acerca, abraza como puede a su esposo, y dice algo en voz baja que no alcanzo a escuchar. Luego intenta mostrarse fuerte y se despide diciendo: \"Vas a estar bien\". Pero cuando sale, tiene los ojos llenos de l\u00e1grimas y la angustia la hace respirar peor que \u00e9l. Y antes de que yo pueda decir algo, me suplica que cuidemos de don Juan, pues es todo lo que le queda en la vida... \"Si se me muere, no lo voy a poder enterrar\"...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EHoy ha sido otro d\u00eda dif\u00edcil. Despu\u00e9s de tanto tiempo, no he podido asumir la muerte como deber\u00eda. Como m\u00e9dico, adem\u00e1s de aliviar el sufrimiento f\u00edsico, debo aliviar tambi\u00e9n el sufrimiento emocional, y creo estar perdiendo esa batalla.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003E\u00a0\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=1333&ImageId=33970 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Personal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Personal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0 \u003Cdiv class=\"photographer text_italic rule--ss_l tint-text--idle\"\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003ELunes 8 de junio. S\u00f3lo un m\u00e9dico. \u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEstoy en la guardia diurna del fin de semana en el hospital insignia del Seguro Social. Esta vez, en la emergencia \"normal\" (es decir, para pacientes sin sospecha de covid-19). Se supone que all\u00ed el estr\u00e9s y el ritmo de trabajo es distinto, pero no es as\u00ed. El protocolo exige nivel de protecci\u00f3n 2 \u2013mascarilla quir\u00fargica, gorro desechable, gafas protectoras y gabach\u00f3n de tela\u2013, pero los colegas usamos lo que tengamos a nuestro alcance: caretas protectoras, mascarillas N-95, guantes, hasta botas especiales algunos... Es que, definitivamente, en medio la epidemia, en nuestros hospitales ya nada parece normal.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAsistir a mi turno me genera toda clase de emociones: satisfacci\u00f3n, ansiedad, valor, compasi\u00f3n, incertidumbre, frustraci\u00f3n, orgullo... Trato de darme \u00e1nimo imaginando que la gente me ve con admiraci\u00f3n por las calles rumbo al hospital; pero \u00a1qu\u00e9 va! Las calles est\u00e1n vac\u00edas a esta hora temprana de domingo, y los que andan por all\u00ed igual que yo, seguro que tienen tambi\u00e9n sus propios demonios con los que luchar... As\u00ed que conduzco, me estaciono y ya. No fue dif\u00edcil, No ser\u00e1 dif\u00edcil tampoco hacer lo que m\u00e1s me gusta.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn mi lugar de trabajo, con toda la vestimenta extra\u00f1a por fuera y toda la adrenalina dentro, voy viendo toda clase de pacientes y molestias: dolores abdominales, az\u00facar alta, dolores de cabeza, molestias urinarias, v\u00f3mitos intratables, mareos insoportables... Hasta que m\u00e1s temprano que tarde recibo a una mujer de mediana edad, enfermera, destacada en este mismo hospital, que tiene palpitaciones y dolor en el pecho. La entrevista no tarda mucho en enfocarse:\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-\u00bfDesde cu\u00e1ndo tiene dolor en el pecho? -pregunto \u003Cbr \/\u003E -Tengo dos semanas de tenerlo; pero desde hace tres d\u00edas me ha empeorado -responde ella.\u003Cbr \/\u003E -\u00bfY no siente que le falta el aire cuando hace alg\u00fan esfuerzo f\u00edsico? -agrego. \u003Cbr \/\u003E -S\u00ed, siento que me falta el aire, pero sobre todo por las noches.\u003Cbr \/\u003E -\u00bfDuerme bien?\u003Cbr \/\u003E -No, doctor. Llevo varias noches sin dormir.\u003Cbr \/\u003E -\u00bfY c\u00f3mo est\u00e1 el apetito? \u003Cbr \/\u003E -\u00a1Mal! No estoy comiendo nada. \u003Cbr \/\u003E -\u00bfSe siente triste?...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa \u00faltima pregunta es obvia; a medida que voy interrogando, noto como su semblante ha cambiado, sus ojos se humedecen, baja la mirada y hasta el tono de su voz se vuelve tr\u00e9mulo...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-\u00a1Se siente triste?- insisto.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa respuesta es llanto franco. All\u00ed no tengo ni un pa\u00f1uelo desechable que ofrecerle, s\u00f3lo trato de verle con la mirada m\u00e1s compasiva y las palabras m\u00e1s amigables que me brotan: \u201cNo es la \u00fanica, no sienta pena. Todos estamos mal...\u201d\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ER\u00e1pidamente me cuenta la tortura que es para ella trabajar en medio de los pacientes de covid-19, a\u00fan de los que no lo son. Tiene p\u00e1nico de regresar a su casa y acercarse a sus hijos adolescentes y contagiarlos. Alguna vez ha percibido la discriminaci\u00f3n de los vecinos porque temen que ella sea portadora. Hace tres d\u00edas falleci\u00f3 su compa\u00f1era y amiga, enfermera, con quien comparti\u00f3 la mitad de su vida en ese mismo hospital en tantas jornadas interminables de desvelo y entrega a sus pacientes, contagiada de covid-19. Y a estas alturas, no sabe si ella ser\u00e1 la pr\u00f3xima...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn ese momento me es dif\u00edcil ser s\u00f3lo un m\u00e9dico. Puedo dar un tranquilizante y ya. Pero yo tambi\u00e9n soy humano y la entiendo. Siento las mismas cosas que ella. A veces me faltan las fuerzas y flaqueo, y hasta soy grosero con las gentes a mi alrededor. Tambi\u00e9n soy cristiano y le comparto mi fe, esa confianza que en Cristo todo puede soportarse, y que confiando en \u00c9l se halla la paz, despu\u00e9s de toda esta tormenta infinita, despu\u00e9s de la rabia y las l\u00e1grimas, despu\u00e9s de todas las emociones humanas imaginables, tambi\u00e9n hay paz...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ES\u00e9 perfectamente que este virus no es s\u00f3lo una cuesti\u00f3n infecciosa. All\u00ed, en una emergencia normal que no tiene nada de normal, en las entra\u00f1as de esa batalla terrible entre la vida y la muerte, puedo ver c\u00f3mo va minando el aliento, la respiraci\u00f3n, el car\u00e1cter, el \u00e1nimo, la tolerancia, la fe. Y por momentos siento que no puedo contra todo eso. Ejerciendo la profesi\u00f3n que es mi pasi\u00f3n y mi vocaci\u00f3n, siento que no puedo s\u00f3lo. As\u00ed que llego a casa a orar, por m\u00ed y mis colegas, mis compa\u00f1eros de profesi\u00f3n, enfermeras, ordenanzas, camilleros, terapistas, laboratoristas, recepcionistas, pacientes, todos, para que Dios tenga compasi\u00f3n de cada uno. Am\u00e9n.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003EViernes 12 de junio. \u00bfDe qu\u00e9 est\u00e1n hechos los h\u00e9roes?\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EHoy es viernes. Ha sido una semana dif\u00edcil, con altibajos, con momentos de tensi\u00f3n y momentos de recobrar \u00e1nimos, como cuando se logra dar el alta a alg\u00fan paciente recuperado. Los d\u00edas pasan y la fatiga se acumula. Pero la disposici\u00f3n no falla.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELlego puntual a recoger la vestimenta especial y los implementos de trabajo. Ya est\u00e1 casi todo el personal de este turno, y la jefe de enfermeras da indicaciones:\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-\u00bfQuienes van a entrar hoy?\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELos programados levantan la mano r\u00e1pidamente. Algunos ya se est\u00e1n colocando los trajes. La gente no se amilana y pone todo de su parte.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-Tenemos un fallecido de las 6 am. Urge mover el cad\u00e1ver, as\u00ed que a apurarse.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ESuena feo, pero en las precariedades de equipo y espacio en que hemos quedado inmersos a medida que la epidemia crece en nuestro hospital, cada cama y cada monitor cuenta. Me toca revisar el censo de pacientes, los fallecidos, las altas, los traslados, los ingresos, los delicados, los cr\u00edticos, los estables. Debo revisarlo todo muy pronto, para organizar el trabajo y repartir esfuerzos. Un par de enfermeras van saliendo de la sala de aislamiento y cuentan que \"estuvo feo\". Se les ve agotadas. Pero todos sabemos que estar\u00e1n all\u00ed de nuevo cuando les toque en el plan de trabajo, como si nada, o como si todo, pero igual. Estamos all\u00ed, y todo lo que hacemos es vital para ayudar a evitar los efectos colaterales de la epidemia.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ENo ha pasado ni una hora cuando llega el fat\u00eddico aviso: \"\u00a1Hay una m\u00e1xima!\". Por fortuna, hay m\u00e1s colegas especialistas que pueden acudir, as\u00ed que termino mis labores en el centro de comando instalado provisionalmente en un consultorio de Pediatr\u00eda. Pero no han pasado 20 minutos cuando llega otro aviso: \u201c\u00a1Hay otras dos m\u00e1ximas!\" Toca correr... Esto apenas comienza...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn la sala de m\u00e1xima urgencia hay dos pacientes: un hombre (que ya recibe atenci\u00f3n y se ve m\u00e1s o menos estable) y una se\u00f1ora que reci\u00e9n ingresa, con la piel morada, fr\u00eda e impregnada de sudor. Parece pez fuera del agua, y repite con voz muy suave: \"\u00a1me muero!\". Necesita ox\u00edgeno, pero el \u00fanico empotrado al ox\u00edgeno central est\u00e1 ocupado por el paciente de la par, as\u00ed que toca improvisar: el cilindro port\u00e1til de ox\u00edgeno para transporte de pacientes es nuestra salvaci\u00f3n, y la suya, pues le suministra el aliento de vida casi perdido en la batalla con el virus. En el frenes\u00ed y la adrenalina del momento todos somos de todo: yo tomo una vena y las muestras sangu\u00edneas, el enfermero acondiciona el \u00fanico monitor para dos pacientes, mi colega especialista es el secretario que llena boletas. Todo es tan r\u00e1pido para nosotros, pues los segundos cuentan, y entre m\u00e1s pronto comencemos el protocolo de tratamiento, m\u00e1s esperanzas tenemos de vencer. Nadie tiene otra cosa m\u00e1s en la cabeza: tenemos que evitar que se nos vaya. Nadie se queja de las precariedades, nadie objeta hacer lo que no le toca. Somos equipo y estamos all\u00ed para lo que estamos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa tercera m\u00e1xima es un colega, m\u00e9dico familiar, a quien aprecio much\u00edsimo. Me golpea el \u00e1nimo verle as\u00ed, indefenso, del otro lado. Me cuesta verle como paciente y las emociones me inundan. Es un gran profesional, es una persona recta, es m\u00e9dico de vocaci\u00f3n. No se merece esto. Pero hoy le toc\u00f3 a \u00e9l y ma\u00f1ana ser\u00e9 yo. En el equipo de salud lo sabemos y lo asumimos. Es el precio de ejercer esta profesi\u00f3n, es lo que nos enorgullece, es lo que nos motiva.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELos pacientes siguen llegando y, sin darnos cuenta, hemos atendido cuatro m\u00e1ximas urgencias en pocas horas. Antes que podamos recobrar el aliento, se escucha en los parlantes del hospital: \"\u00a1C\u00f3digo 1 en m\u00e1xima urgencia! \u00a1C\u00f3digo 1 en m\u00e1xima urgencia!\". Y es otra vez correr, dar maniobras de resucitaci\u00f3n (la paciente viene casi fallecida), establecer en la marcha el equipo de paro \u2013\u201c\u00a1Dirija usted, Dr. Flores!\u201d\u2013, asegurar v\u00eda a\u00e9rea, la rutina del ACLS tantas veces aprendida y ensayada, hasta agotarlo todo, para nada. Se declara fallecida despu\u00e9s de todos los esfuerzos, all\u00ed, con los familiares de espectadores, con la tensi\u00f3n que ello representa. Todos lloran, pero uno de ellos, el mayor, nos da las gracias. Nos ven agotados, tristes tambi\u00e9n, y lo agradece. Y no sabe cu\u00e1nto nos reconfortan sus palabras, porque, en silencio, necesitamos de esas palabras para resistir.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAs\u00ed es: la muerte ronda nuestras salas y nuestros pasillos. No sabemos hasta cu\u00e1ndo. Falta mucho a\u00fan para que la tormenta amaine, pero estaremos todos all\u00ed mientras podamos. Veo a mis colegas y al resto del personal cada d\u00eda, y no puedo dejar de sentir orgullo de estar all\u00ed junto a ellos. No s\u00e9 lo que signifique para los gobernantes de turno la palabra h\u00e9roes, pero para m\u00ed son m\u00e1s que eso. En estos momentos tan duros y agotadores, he podido ver de qu\u00e9 realmente est\u00e1n hechos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003ELunes 15 de junio. Juan.\u003C\/strong\u003E\u003Cstrong\u003E\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EDon Juan, \u00bfrecuerdan?, mi paciente de hace una semana falleci\u00f3 este d\u00eda a las 4:00 am. Luch\u00f3 aferrado a un ventilador de transporte hasta que se le vencieron las fuerzas... Hizo una falla renal terrible y al final su corazoncito se dobleg\u00f3. Todos los d\u00edas ven\u00eda al hospital con la ilusi\u00f3n de verle salir bien, pero los designios de nuestro Se\u00f1or son otros... Su coraz\u00f3n ya no dio m\u00e1s y el m\u00edo tambi\u00e9n se parte un poco. No tuve valor de avisarle a su esposa... Lo siento.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003EMartes 16 de junio. \u00a0El ox\u00edgeno.\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EHace qu\u00e9, \u00bfcu\u00e1ntos, cuatro d\u00edas?, tuvimos un d\u00eda fatigoso, f\u00edsica y mentalmente en nuestra emergencia. Varias m\u00e1ximas urgencias en pocas horas, varias demandas de temple, autocontrol, sobreesfuerzo y vocaci\u00f3n, de golpe, para medir la voluntad y la entrega del equipo. Cada paciente que recibimos y atendemos, cualquiera sea su condici\u00f3n, nos hace sentirnos \u00fatiles, nos hace renovar energ\u00edas...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAyer fue un d\u00eda un poco m\u00e1s tranquilo. Pero nuestros pacientes no todos mejoran como desear\u00edamos. Algunos, por el contrario, van perdiendo la batalla, van perdiendo el aliento, van qued\u00e1ndose sin fuerzas. Ayer salimos del hospital preocupados, a sabiendas de que si alguno de ellos empeora, estaremos atados de manos, en nuestra grave escasez de equipos e insumos, como para darles soporte vital.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EA pesar de que tengo poco tiempo de estar en este hospital, el esfuerzo de todo el equipo me ha hecho sentirme fuertemente unido a ellos. Gente que pone el servicio al paciente antes que su propio bienestar es gente con la que me identifico plenamente. En medio del ajetreo, en el af\u00e1n cotidiano, en el trabajo solidario de cada uno, no tengo dudas: soy uno de ellos. As\u00ed que, aunque los d\u00edas pinten dif\u00edciles, pueden m\u00e1s las emociones que el cansancio, y nos encaminamos a nuestro trabajo dispuestos a darlo todo. Mi esposa est\u00e1 a cargo del triaje (selecci\u00f3n) en la emergencia covid-19; usa equipo de protecci\u00f3n nivel 2 como la mayor\u00eda. Y sabedora de que \u00e9sta no s\u00f3lo es una epidemia viral, sino tremendamente emocional, recibe a cada paciente, le dedica tiempo, le examina, le organiza en su espera, aunque no le quede ni un minuto de descanso, para que la ansiedad del paciente disminuya a su llegada. Ella es la que, adem\u00e1s, da la voz de alarma cuando hay una m\u00e1xima urgencia. Sabe que tenemos poco margen de maniobra, porque a diferencia de otros hospitales del ISSS destinados para pacientes exclusivamente Covid-19, donde reciben un n\u00famero determinado de pacientes y ni uno m\u00e1s, ac\u00e1 no podemos dejar de recibir a ninguno.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAl llegar a la emergencia encontramos lo que tanto hemos temido: ya no tenemos camillas en el \u00e1rea de aislamiento; hay tres pacientes en malas condiciones en la m\u00e1xima urgencia sin poder ser ingresados, y ya no hay de d\u00f3nde tomar ox\u00edgeno para un solo paciente m\u00e1s. El estr\u00e9s es enorme. Lamentamos, maldecimos, nos resignamos, pero los deseos de ayudar nos obligan a todos a \"rebuscarnos\": un par de cilindros de ox\u00edgeno en sala de operaciones, una camilla de sala de procedimientos de partos, un man\u00f3metro de ox\u00edgeno de terapia respiratoria, todos son un bot\u00edn incalculable. Ser\u00e1n pocas cosas, pero ya no tenemos las manos vac\u00edas. Porque el paciente de m\u00e1s ya est\u00e1 all\u00ed, jadeando, sentado, con su gorra amarilla, su camisa gris, su pantal\u00f3n de lona y sus sesenta y tantos a\u00f1os escap\u00e1ndose en cada jadeo... Y tras \u00e9l, el siguiente, de 45 a\u00f1os, y otro m\u00e1s\u2026\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EDios quiso esta vez que varios de los hospitalizados se hayan recuperado para poder darles el alta. Ello nos permitir\u00e1 ingresar este excedente de pacientes y solventar, por un momento, la necesidad de fuentes de ox\u00edgeno. Aunque a esta hora, ya tenemos otra vez tres pacientes en la m\u00e1xima urgencia sin poder ingresarlos. Poco a poco, la epidemia nos va ganando, a pesar de nuestros esfuerzos por conservarles la vida a todos los que acuden a nosotros, la epidemia nos va ganando el pulso. Con varios colegas enfermos y graves, los que vamos quedando seguiremos d\u00e1ndolo todo, hasta donde Dios nos lo permita. \"Pero los que esperan a Jehov\u00e1 tendr\u00e1n nuevas fuerzas; levantar\u00e1n alas como las \u00e1guilas; correr\u00e1n, y no se cansar\u00e1n; caminar\u00e1n y no se fatigar\u00e1n\". Isa\u00edas 40:31\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003EJueves 18 de junio. Cuesti\u00f3n de horas.\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAyer fue d\u00eda del padre y la epidemia nos rebas\u00f3 ya de largo. No es necesario preguntarle a nadie, pero intuyo que \u00e9ste ha sido el d\u00eda del padre m\u00e1s triste de nuestra historia: s\u00f3lo en lo que va del mes, en nuestras instalaciones han fallecido m\u00e1s pacientes que en todo el a\u00f1o pasado; en su mayor\u00eda, hombres de mediana edad. Y, como ya es costumbre, nos recibe el recuento de bajas: tres pacientes s\u00f3lo en la jornada nocturna.\u003Cbr \/\u003E \u003Cbr \/\u003E Estamos en la penosa tarea de apurar los tr\u00e1mites y la papeler\u00eda para el descargo de los cad\u00e1veres, y una enfermera exclama:\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-\u00a1No se lleven el expediente del fallecido de la (cama) 14!\u003Cbr \/\u003E -\u00bfPor qu\u00e9?- replica alguien.\u003Cbr \/\u003E-Porque ese se\u00f1or, antes de que se pusiera peor y lo intubaran (colocarlo en un respirador artificial), hizo una nota para su familia... All\u00ed la pusimos en el cuadro...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEn medio de todo el bullicio y el traj\u00edn del centro de comando, se hizo un silencio sobrecogedor. Por unos breves segundos nadie dijo nada. Es nuestro peque\u00f1o homenaje a todos los pacientes que se nos han ido, y a todos los que aun luchan contra la muerte en nuestra presencia.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EUna carta escrita por un padre y esposo moribundo, despidi\u00e9ndose de sus hijos de la manera m\u00e1s tierna. No tienen idea lo doloroso que es para todos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp align=\"center\"\u003E* * *\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EViernes. No he terminado de llegar, y una enfermera me pide hablar con una colega suya, pues su esposo est\u00e1 ingresado all\u00ed en condici\u00f3n grave, y quiere saber si puede hacer algo para ayudarle. Me cambio la vestimenta y salgo a hablar con ella: es una cipota y est\u00e1 angustiada, terriblemente angustiada.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-Soy el Dr. Coello. \u00bfEn qu\u00e9 puedo ayudarle?\u003Cbr \/\u003E -Doctor, mi esposo est\u00e1 ingresado en la cama 21. Dicen que no hay medicinas de las que necesita (ya no tenemos antirretrovirales); \u00bfser\u00e1 que si las compro y las traigo se las pueden dar?\u003Cbr \/\u003E -Si usted consigue medicina para su esposo por supuesto que se la daremos. Pero es casi imposible obtenerlas en las farmacias, son medicamentos que se compran a trav\u00e9s de organizaciones como OPS o Naciones Unidas.... Pero d\u00edgame, \u00bfqu\u00e9 edad tiene su esposo?\u003Cbr \/\u003E -43 a\u00f1os.\u003Cbr \/\u003E -\u00bfY su esposo padece de alguna otra enfermedad?\u003Cbr \/\u003E -\u00a1S\u00ed! Es diab\u00e9tico tipo 1, usa insulina desde ni\u00f1o\u2026\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEscuchar eso me descorazona un poco, pues los pacientes con comorbilidad tienen peor pron\u00f3stico. Pero trato de darle \u00e1nimo:\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E-Su esposo tiene una ventaja, est\u00e1 joven, y las personas j\u00f3venes resisten mejor estas enfermedades. Ore, pida a Dios con fe, y espere en \u00c9l; pida misericordia para que pueda estar en casa..\u003Cbr \/\u003E -\u00a1S\u00ed, doctor! \u00a1Estamos orando! Toda la iglesia est\u00e1 orando por \u00e9l. Yo s\u00e9 que va a salir, pues tiene por qui\u00e9n seguir viviendo: tenemos una ni\u00f1a de 40 d\u00edas de nacida (dice con l\u00e1grimas en los ojos) y \u00e9l estaba loco con la ni\u00f1a.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAll\u00ed no s\u00e9 qu\u00e9 m\u00e1s decir.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ENo es agradable, definitivamente, comenzar as\u00ed el d\u00eda. No puedo dejar que las emociones me embarguen. Hay tantas responsabilidades que cumplir, y todo es urgente. Cada tarea que hay que hacer pareciera que es muy tarde. De hecho, gran parte del trabajo cotidiano ha tenido que ser improvisado, y en el cenit de la crisis, a veces siento que hemos sido abandonados a nuestra suerte. Cunde la ansiedad, el temor, la incertidumbre. Pero los pacientes llegan sin cesar. Y para hacerlo todo m\u00e1s dif\u00edcil, este d\u00eda tendremos que laborar sin trajes nivel 3, pues ya se agotaron y nadie vende en este pa\u00eds, y en su lugar lo haremos con vestimenta equivalente, digamos nivel dos y medio.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAlgunos colegas se niegan a entrar al \u00e1rea de aislamiento, que en realidad es un \u00e1rea de observaci\u00f3n reconvertida en sala de hospital, pues tienen temor de contagiarse o contagiar a sus familias. Y los entiendo. A estas alturas la cantidad de colegas positivos, enfermos, hospitalizados y cr\u00edticos es inmensa. Pero no comparto esa decisi\u00f3n. Si estudi\u00e9 esta profesi\u00f3n es para esto. Tengo temor, por supuesto que s\u00ed, pero ning\u00fan paciente tiene la culpa de las carencias de nuestros hospitales. Y mi deber es estar all\u00ed y atenderlos. Y como cristiano, debo estar dispuesto a poner mi vida por mi pr\u00f3jimo, por amor a Cristo, y s\u00f3lo para su gloria. De todas maneras ya estaba muerto, y con su muerte en la cruz \u00c9l me dio vida eterna.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EUsar esta otra vestimenta tambi\u00e9n tiene sus ventajas, sofoca menos. Entramos junto con otra colega, y el panorama es desolador. Un paciente agoniza en la cama 6. Es un hombre corpulento, con la mirada perdida y jadeando desesperadamente. R\u00e1pido, indico una dosis baja de sedaci\u00f3n, pues en su agon\u00eda est\u00e1 agitado, lo que vuelve su respiraci\u00f3n menos eficiente. Le hablamos y le adecuamos el respaldo y la m\u00e1scara \u2013no hay respiradores disponibles\u2013 y lo pasamos a la habitaci\u00f3n m\u00e1s alejada, pues el espect\u00e1culo es groseramente cruel para el resto de pacientes a su alrededor. All\u00ed parece respirar un poco m\u00e1s tranquilo, pero yo s\u00e9 que es cuesti\u00f3n de horas...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa se\u00f1ora de al lado suyo (antes de moverlo) est\u00e1 fallecida. Estaba conectada a un respirador, pero no resisti\u00f3. Reviso el monitor, reviso pulsos, y no hay nada. Apago el monitor, el respirador y las bombas de infusi\u00f3n. Las enfermeras colocan biombos para aislar un poco. A\u00fan quedan cinco pacientes m\u00e1s en esta sala, y todos ellos tratan de no mirar. Y yo trato de actuar con naturalidad.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa paciente de la cama uno es una se\u00f1ora mayor, y est\u00e1 muy mal. Ya recibe el m\u00e1ximo de ox\u00edgeno posible por su mascarilla, y satura 86%. Dice que no ha logrado dormir, y que le duele la espalda (el uso incesante y extraordinario de todos sus m\u00fasculos para respirar ya se siente). Justo enfrente est\u00e1 otro paciente un poco mayor, aunque parece en mucha mejor condici\u00f3n que ella; satura bastante bien, aunque con dosis altas de ox\u00edgeno. Cuando me acerco me dice que su hermana es la se\u00f1ora de enfrente, y es verdad: tienen los mismos apellidos. No hab\u00eda reparado en ello. Me pregunta por su hermana, me dice que como ella est\u00e1 muy mal no se ha dado cuenta de que \u00e9l tambi\u00e9n est\u00e1 all\u00ed. Ha escuchado decir que no hay algunas medicinas, as\u00ed que me suplica que, si hay necesidad de escoger pacientes para administrarlas, que se las pongamos a ella, y me pide un \u00faltimo favor: que le diga a su hermana que no est\u00e1 sola...\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAl terminar en esa sala me dirijo a la siguiente. El paciente de la cama 21 acaba de fallecer tambi\u00e9n: es un hombre de 43 a\u00f1os, diab\u00e9tico tipo 1... \u00a1Dios, dame fuerzas!\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp align=\"center\"\u003E* * *\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ENo escribo este diario para que me feliciten o para que me tengan l\u00e1stima. Y, aunque necesito de las oraciones de cada uno por m\u00ed y mi familia, y lo agradezco infinitamente, tambi\u00e9n creo que las personas deben saber lo dram\u00e1tico de esta epidemia. Es cruel e implacable. Yo, que durante tantos a\u00f1os he presumido de tener temple y car\u00e1cter, me siento impotente. Y lo hago tambi\u00e9n porque necesito expresar lo que siento; mi coraz\u00f3n se estruja d\u00eda a d\u00eda, y desahogar con ustedes tambi\u00e9n me consuela. Dios bendiga a cada uno por su apoyo. Y yo tambi\u00e9n les suplico que oren por nuestro pa\u00eds, que El Se\u00f1or tenga misericordia de nosotros.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u00a0\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2000&ImageHeight=1332&ImageId=33967 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Personal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Personal m\u00e9dico del hospital San Rafael, en el municipio de Santa Tecla, observan hacia la plaza principal, donde un grupo de j\u00f3venes realizaban una campa\u00f1a de oraci\u00f3n, el 18 de mayo de 2020. Foto de El Faro: V\u00edctor Pe\u00f1a.\u00a0 \u003Cdiv class=\"photographer text_italic rule--ss_l tint-text--idle\"\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cstrong\u003EMartes 23 de junio. Vulnerable\u003C\/strong\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EHace tres d\u00edas comenc\u00e9 a sentirme mal. Y no es el \u00e1nimo, que tiene sus altibajos, que me hacen depender constantemente de mi fe, sino mi cuerpo. Las molestias que ninguno de los que estamos all\u00ed deseamos para nosotros ni para nadie, porque hacen presagiar lo peor. La epidemia nos ha mostrado su poder mortal, d\u00eda tras d\u00eda, con cada paciente que fallece, y all\u00ed, indefensos e impotentes, todos nos sentimos vulnerables, infinitamente vulnerables.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EFue sin previo aviso. No he tenido fiebre, no he perdido el olfato, no he estado tosiendo. Si acaso mucha fatiga f\u00edsica \u2013lo cual consideraba consecuente al esfuerzo de todos los d\u00edas\u2013 pero ninguna se\u00f1al de alerta para tomar previsiones. Y de la nada, un fuerte dolor de cuerpo, y cierta dificultad para respirar con la m\u00e1s m\u00ednima actividad f\u00edsica. Del ba\u00f1o a mi cama, un trayecto de pocos pasos, me hizo sentir esa sensaci\u00f3n de falta de aire de subir a una cumbre. Fue algo transitorio, pues recostarme en la cama me hizo recobrar el aliento, pero tambi\u00e9n me hizo despertar mis suspicacias: soy internista, puedo discernir cuando algo no anda bien, y aunque uno no tenga certeza de un diagn\u00f3stico, sabe reconocer el peligro.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEstando en la emergencia del hospital en medio de mis pacientes covid-19, sospech\u00e9 estar contagiado. Pens\u00e9 en todos mis amigos y colegas que me antecedieron en su enfermedad; algunos han perdido la batalla, lo que incrementa el dolor y la angustia, algunos a\u00fan hospitalizados, aislados, solos, sin que podamos estar all\u00ed, a su lado, ayudando o dando \u00e1nimo. Esta epidemia es cruel, pues no s\u00f3lo te hace desfallecer, sino tambi\u00e9n te a\u00edsla de tu familia y seres queridos. Se vienen tantas cosas a la mente con el menor s\u00edntoma, lo que hace m\u00e1s dif\u00edcil lidiar con ello.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EMe cost\u00f3 volver a conciliar el sue\u00f1o de madrugada. Me era dif\u00edcil hacerlo acostado. Logr\u00e9 dormir un poco con la ayuda de varias almohadas hasta quedar semisentado. Sent\u00eda c\u00f3mo el aire flu\u00eda en mis pulmones, y sent\u00eda mi coraz\u00f3n palpitar con fuerza, pero logr\u00e9 dormir.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EIntent\u00e9 ignorar esa molestia al levantarme. Sin embargo, ba\u00f1arme, vestirme, bajar las escaleras, me volv\u00eda hacer sentir lo mismo. Es inc\u00f3modo. Y sin embargo no me impide hacer mis actividades cotidianas. As\u00ed que dispuse hacer lo de siempre, sin mucho esfuerzo. Pero el resultado es desconsolador: con la sensaci\u00f3n de disnea (falta de aire) y adem\u00e1s taquicardia (el coraz\u00f3n acelerado). Me puse un satur\u00f3metro en mi dedo (un aparato que mide el ox\u00edgeno unido a los gl\u00f3bulos rojos en los capilares) y, aunque la saturaci\u00f3n est\u00e1 bien, mi pulso llega a 100 por minuto. Definitivamente no estoy bien.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EYa me tomaron radiograf\u00edas y ex\u00e1menes. Inici\u00e9 tratamiento para covid-19 este mismo s\u00e1bado, y me he refugiado en casa, confinado en mi cuarto, en reposo absoluto, con mascarilla las 24 horas. Esta ma\u00f1ana acud\u00ed nuevamente al hospital, a mi hospital, para realizarme la prueba del hisopado. Fue descorazonador: al acercarme a la recepci\u00f3n para registrarme como paciente, vi ocho expedientes de pacientes fallecidos reci\u00e9n. Pas\u00e9 por la m\u00e1xima urgencia: seis personas aferradas a sus mascarillas, luchando por vivir. Hay 26 pacientes ingresados, todos graves. Ciertamente soy afortunado: mis s\u00edntomas me permiten caminar a\u00fan. Ellos est\u00e1n indefensos.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EMe enviaron a casa para reponerme esta semana, a la espera de los resultados. Ser\u00e1 una semana dura. No tanto porque tenga o no tenga el virus; en lo personal ruego a Dios tenerlo, curarme y quedar inmune. Pero las necesidades en el hospital son inmensas, cada vez hay menos personal disponible, los que est\u00e1n siguen d\u00e1ndolo todo; y siento que en casa soy in\u00fatil. Yo debo estar all\u00ed, sirviendo. Es lo que mis convicciones y mi fe me ense\u00f1an; es lo que pido al Se\u00f1or me conceda: hacer su voluntad, no de la manera ego\u00edsta y cruel que nuestros dirigentes lo han hecho, sino de acuerdo a su ejemplo de amor al pr\u00f3jimo.\u00a0\u003C\/p\u003E"}