{"code":"25895","sect":"Columnas","sect_slug":"columnas","hits":"834","link":"https:\/\/elfaro.net\/es\/202112\/columnas\/25895","link_edit":"","name":"Mi propia Almudena","slug":"mi-propia-almudena","info":"En este texto in memoriam, el escritor nicarag\u00fcense Sergio Ram\u00edrez rinde homenaje a la escritora espa\u00f1ola Almudena Grandes, quien falleci\u00f3 el pasado 27 de noviembre 2021.","mtag":"Cultura","noun":{"html":"\u003Cspan class='tint-text--dark' data_href='\/user\/profile\/sram%C3%ADrez'\u003E Sergio Ram\u00edrez\u003C\/span\u003E","data":{"sergio-ramirez":{"sort":"sram\u00edrez","slug":"sergio-ramirez","path":"sergio_ramirez","name":"Sergio Ram\u00edrez","edge":"0","init":"0"}}},"view":"834","pict":{"cms-image-000024217-jpg":{"feat":"1","sort":"24217","name":"cms-image-000024217.jpg","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000024217.jpg","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000024217.jpg","back":"","slug":"cms-image-000024217-jpg","text":"<p>Sergio Ram\u00edrez en un retrato de Daniel Mordzinski \u00a9<\/p>","capt":"\u003Cp\u003ESergio Ram\u00edrez en un retrato de Daniel Mordzinski \u00a9\u003C\/p\u003E"},"cms-image-000023431-jpg":{"feat":"0","sort":"23431","name":"cms-image-000023431.jpg","link":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000023431.jpg","path":"https:\/\/elfaro.net\/images\/cms-image-000023431.jpg","back":"","slug":"cms-image-000023431-jpg","text":"<p>Sergio Ram\u00edrez, escritor nicarag\u00fcense. Premio Carlos Fuentes, Premio Alfaguara de Novela y Premio Miguel de Cervantes.<\/p>","capt":"\u003Cp\u003ESergio Ram\u00edrez, escritor nicarag\u00fcense. Premio Carlos Fuentes, Premio Alfaguara de Novela y Premio Miguel de Cervantes.\u003C\/p\u003E"}},"pict_main__sort":24217,"date":{"live":"2021\/12\/10"},"data_post_dateLive_YY":"2021","data_post_dateLive_MM":"12","data_post_dateLive_DD":"10","text":"\u003Cp\u003EHa muerto en Madrid, a los 61 a\u00f1os, Almudena Grandes, una de las grandes novelistas espa\u00f1olas, que, igual que don Benito P\u00e9rez Gald\u00f3s, cont\u00f3 en episodios nacionales, esta vez sus \u201cepisodios de una guerra interminable\u201d, la historia de los vencidos en la guerra civil.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ECada uno ha sacado a luz a su propia Almudena ahora que sombras suele vestir.\u003Cbr \/\u003ELa m\u00eda est\u00e1 sentada en una mecedora en el corredor de nuestra casa en Managua, febrero de 2009. A contraluz, como una fotograf\u00eda mal tomada, tras ella estalla en rojo y morado la buganvilia que cubre la cerca lateral. Son cielos de incendio aquellos. Lleva un blusa verde y los pantalones son negros, la melena atada atr\u00e1s en un mo\u00f1o con una cinta rosa. Se mece lentamente, impuls\u00e1ndose con los pies. Tiene aire nicarag\u00fcense en sus rasgos, o gitanos o madrile\u00f1os. Lo que sea. Pero Almudena est\u00e1 sentada all\u00ed, bajo esa luz de encendidos oros del tr\u00f3pico incandescente.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAcabamos de llegar de Le\u00f3n, donde he servido de cicerone a la tropa formada por ella, su marido Luis Garc\u00eda Montero, Jes\u00fas Garc\u00eda S\u00e1nchez (Chus Visor), Javier Bozalongo y Daniel Rodr\u00edguez Moya, una tropa medio andaluza, castellana, catalana. Todos han venido al Festival Internacional de Poes\u00eda de Granada, y hemos hecho el largo viaje por carretera para ense\u00f1arles los lugares de peregrinaci\u00f3n dariana, la catedral donde est\u00e1 enterrado el poeta bajo su fr\u00edo Le\u00f3n de marmolina, al pie de la estatua de San Pablo, la casa solariega donde vivi\u00f3 su infancia. Andamos a pie por esta ciudad en la que viv\u00ed mis a\u00f1os de estudiante, y donde de una acera a otra todo el mundo sol\u00eda saludarse con un \u00a1adi\u00f3s, poeta!, un t\u00edtulo universal.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEste barrio m\u00edo de Colonial Los Robles era, eso s\u00ed cierto, el barrio de los poetas: al otro lado de la calle viv\u00eda Ernesto Cardenal, y a pocas cuadras Claribel Alegr\u00eda, a quien visitamos en tropa, la misma del viaje a Le\u00f3n, a las cinco de la tarde, hora puntual del \u003Cem\u003Ehappy hour\u003C\/em\u003E en su jard\u00edn, las viandas y botellas sobre una mesa de hierro calado.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELa m\u00eda, la Almudena que bien recuerdo, est\u00e1 en su casa en Madrid, 2006, en la cocina atestada de cacerolas y sartenes, preparando con manos \u00e1giles y aire decidido toda suerte de tapas, tortillas que corta en trozos, ensaladilla rusa, croquetas que saca doradas del aceite hirviente, cientos de manos que se afanan como si fueran ajenas, pero son todas suyas, van y vienen las botellas de vino, en la sala suben de tono las conversaciones y estallan las risas, las bromas cruzadas entre Joaqu\u00edn Sabina y Benjam\u00edn Prado son de filigrana, historias de equ\u00edvocos en un hotel de Praga, mientras Chus Visor, al lado de Conchita, asiente sonriente, como un doctor Spock reci\u00e9n bajado de la nave espacial.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EEsa vez ven\u00edamos de la presentaci\u00f3n de mi libro de cuentos \u003Cem\u003EEl Reino animal\u003C\/em\u003E en el ayuntamiento de Alcobendas, que hab\u00eda hecho Luis, y mientras viaj\u00e1bamos hacia all\u00e1 lo llam\u00f3 don Francisco Ayala, granadino como \u00e9l, que algo quer\u00eda consultarle, y quien presid\u00eda entonces las celebraciones de su propio centenario, que sobrepas\u00f3, sin dejar nunca de tomarse su whisky vespertino. Tiempo antes, en 2007, en Casa de Am\u00e9rica en Madrid, hab\u00eda presentado Almudena mi novela \u003Cem\u003ELa Fugitiva.\u003C\/em\u003E\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EMi propia Almudena est\u00e1 otra vez sentada en la misma mecedora, ocho a\u00f1os despu\u00e9s, las buganvilias encendidas siempre atr\u00e1s de su silueta, s\u00f3lo que ahora su blusa es color salm\u00f3n; se levanta y me dice: \u201cens\u00e9\u00f1ame tus libros, ens\u00e9\u00f1ame donde escribes\u201d. Ha venido por segunda vez a Nicaragua junto con Luis, para participar en el festival Centroam\u00e9rica Cuenta que ya comienza a ser acosado por la tiran\u00eda bic\u00e9fala, y ha participado en dos mesas, una sobre novela e historia, otra sobe novela y erotismo.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EYo hab\u00eda estado al lado de su mesa de trabajo en su casa de Madrid, hab\u00eda recorrido sus libros, y ahora cumplir\u00edamos ese mismo ritual a este lado del atl\u00e1ntico. En un estante, al lado de los libros de Javier Cercas, descubre los lomos negros de los tomos de sus \u003Cem\u003EEpisodios de una Guerra Interminable\u003C\/em\u003E, con un sello verde adherido que uso para marcar los libros que he le\u00eddo, porque una biblioteca como la m\u00eda es un mar proceloso de memoria, pero tambi\u00e9n de olvido, se\u00f1ales para no perderse en un bosque tan umbroso de tantos tramos y galer\u00edas. \u00a0\u201cDe estos m\u00edos tan gordos no vas a poderte olvidar\u201d, me dice.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAparte tengo un tramo segregado de los poetas a los que siempre acudo y s\u00f3lo yo s\u00e9 d\u00f3nde encontrar. Cavafis, Baudelaire, y Carlos Mart\u00ednez Rivas, Raul Zurita, Jean Margarit, Rafael Cadenas, Luis, que anda por el bosque, husmeando por su cuenta.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003ELuego se sienta Almudena en la silla en que escribo, y se aplica a firmarlos todos, se\u00f1al imborrable de su paso por el bosque. Esos libros suyos, y los de Luis, permanecen en esa biblioteca que he dejado atr\u00e1s en Nicaragua.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EAhora todo est\u00e1 en silencio en ese bosque. Los estantes de libros en la penumbra, quietos, en el recinto cerrado, esperando la mano que los devuelva a la vida. La m\u00eda, que he vivido entre ellos, dichoso de su compa\u00f1\u00eda. Exiliados tambi\u00e9n ellos, en su propia soledad.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EY, por \u00faltimo, aquella vez de la peregrinaci\u00f3n a Le\u00f3n en 2009, Almudena contra el paisaje de las olas que revientan en el balneario de Las Pe\u00f1itas donde almorzamos pargo frito en un restaurante de la costa fulgurante del mar Pac\u00edfico, defendidos del sol bajo un techo de palmas.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003EY las fotos de su funeral que miro desde Guadalajara, Luis inclinado sobre la fosa depositando un ejemplar de su libro \u003Cem\u003ECompletamente viernes\u003C\/em\u003E, y aqu\u00ed la Feria del Libro, donde tantas veces estuvo, que va a empezar sin ella, pero su sonrisa lejana y ausente queda en la contratapa de sus libros, la historia interminable de la Espa\u00f1a negra que nos dej\u00f3 de contar de pronto.\u003C\/p\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003Cp\u003E\u003Cbr\/\u003E \u003Cfigure class=\"pict pict_land pict_move_posc 0 cs_img cs_img--curr rule--ss_c\" data-shot=\"pict\" data-hint=\"pict\"\u003E \u003Cdiv class=\"pict__pobj text-overflow\"\u003E\u003Cimg src=https:\/\/elfaro.net\/get_img?ImageWidth=2362&ImageHeight=3544&ImageId=24217 class=\"pobj\" style=\"max-width: 100%\" rel=\"resizable\" alt=\"Sergio Ram\u00edrez en un retrato de Daniel Mordzinski \u00a9\" \/\u003E\u003C\/div\u003E \u003Cfigcaption class=\"pict__text cs_img_caption folk_content typo_buttons line--ss_s0c line--ss_s0c--auto block full-width text-overflow rule--ss_l relative\"\u003E \u003Cdiv class=\"__content block-inline full-width align-top tint-text--idle relative\"\u003E Sergio Ram\u00edrez en un retrato de Daniel Mordzinski \u00a9 \u003Cdiv class=\"photographer text_italic rule--ss_l tint-text--idle\"\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/div\u003E \u003C\/figcaption\u003E \u003C\/figure\u003E\u003Cbr\/\u003E\u003C\/p\u003E"}