Lunes 10 de enero. Managua: “Hay que tener agallas para estar aquí, Orlando”, exclamó Daniel Ortega alabando al todavía presidente de Honduras quien estuvo entre sus invitados especiales para su reciente toma de posesión como mandatario de Nicaragua. Juan Orlando Hernández, de traje y corbata, quien estaba a punto de ceder la banda presidencial a la izquierdista Xiomara Castro, echó el cuerpo hacia adelante agradecido por las palabras y también por los sonoros aplausos de la gente. 5 semanas después, el hondureño ha sido detenido con fines de extradición hacia Estados Unidos. Una corte en Nueva York lo requiere para ser juzgado por tráfico de drogas.
Durante la madrugada de este martes, Juan Orlando Hernández se atrincheró en su casa. La policía tendió en un cerco alrededor de su residencia, en Palmeras de San Ignacio, para evitar una posible fuga. Al amanecer grabó un mensaje de voz anunciando que se entregaría voluntariamente. Sin embargo, los uniformados no se movieron. La gente, poco a poco, llegó a esa zona en Tegucigalpa para lanzar consignas contra el expresidente. La radio y la televisión hondureñas iniciaron transmisiones en vivo.
Durante la mañana, los abogados de Juan Orlando Hernández emitieron dos comunicados insistiendo que su cliente iría por su propio pie ante el magistrado Edwin Cortés, designado por la Corte Suprema de Justicia para llevar el juicio de extradición. Pero la policía seguía ahí. De hecho, unos 15 minutos después del segundo boletín, se giró la orden de captura. El expresidente no sería llevado de inmediato ante el magistrado como él quería: un equipo de policías antinarcóticos fue a su casa para sacarlo esposado y encadenado entre las piernas.
Juan Orlando Hernández fue tratado como un capo del narcotráfico. La policía formó una larga caravana de agentes armados a bordo de camionetas -la prensa local informó que algunas de ellas eran blindadas- para trasladarlo a las oficinas y al cuartel de “Las Cobras”, un grupo de élite de la policía hondureña especializados en antimotines y disturbios entrenados al estilo de los grupos SWAT en Estados Unidos.
El exmandatario no fue llevado al interior de esa zona. No lo escondieron en una oficina. Los jefes políciacos pusieron una mesa sobre un templete donde una doctora examino sus signos vitales. Juan Orlando respiraba agitadamente.
Luego retiraron la mesa. El expresidente se quedó por unos 20 minutos sentado en el centro del templete, luciendo las esposas y la cadena entre las piernas. Las televisoras y la radio seguían transmitiendo en vivo. Imágenes inéditas sobre la captura de un expresidente acusado en Estados Unidos de haber convertido su país en un “narcoestado”.
La captura de Juan Orlando Hernández fue coordinada por Ramón Sabillón, el nuevo jefe de la policía en el gobierno de Xiomara Castro, un viejo conocido del expresidente.
Sabillón ocupó el mismo puesto durante una parte de la administración de Hernández, pero fue destituido el 20 de noviembre del 2014 luego de que fueran capturados, en el occidente del país, los hermanos Miguel Arnulfo y Luis Alonso Valle Valle, cabecillas del cartel Valle Valle, acusados por narcotráfico. La banda de los hermanos Valle Valle era el enlace en Honduras del cartel de Sinaloa. Sabillón estuvo autoexiliado 5 años para proteger su seguridad y la de su familia, según una entrevista que concedió el 17 de mayo del 2016 para Canal 5 de Tegucigalpa.
Las pruebas en Estados Unidos contra Juan Orlando Hernández emergieron, en mayor medida, durante el juicio en Nueva York contra el capo mexicano y, precisamente, líder del cartel de Sinaloa, Joaquín Guzmán Loera alias “El Chapo Guzmán”.
El testigo Alexander Ardón Soriano, quien fuera alcalde de El Paraíso, departamento de Copán, relató que se reunió varias veces con Juan Orlado Hernández para discutir el financiamiento de su campaña con dinero del narcotráfico.
En una parte de su testimonio también relató una reunión en una casa celebrada en el año 2013, al oeste de Honduras, donde presuntamente “El Chapo Guzmán” entregó 1 millón de dólares a Juan Antonio Hernández, conocido como “Tony Hernández” para financiar la campaña electoral de su hermano Juan Orlando Hernández. El dinero lo entregaron en fajos de billetes envueltos en plásticos con fajos de 50,000 y 100,000 dólares.
“Tony Hernández” se ha declarado inocente, pero la fiscalía estadounidense lo acusó de pertenecer a una sofisticada organización que introdujo cocaína en su territorio durante años, aliados con el cartel de Sinaloa.
Juan Orlando Hernández enfrentará un juicio que puede durar meses. En Estados Unidos le esperan cargos por conspirar para importar y fabricar sustancias ilegales, así como para usar armas de fuego, incluidas ametralladoras y dispositivos destructivos, para la distribución de narcóticos.
En rueda de prensa, Sabillón reveló que, en el operativo para capturar al expresidente, la policía hondureña se coordinó con agencias estadounidenses, especialmente de la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés).
Sabillón fue consultado sobre la existencia de otras órdenes de captura que puedan estar relacionadas con Hernández y aseguró que no puede referirse a los casos por el procedimiento que ordena la ley. “Este es un hecho exitoso e histórico, estamos actuando con transparencia. Ningún resentimiento, ante Dios está mi perdón, no tengo rencor contra el señor Juan Orlando, más bien le di un mensaje de paz, ustedes lo pudieron apreciar, pero lo que prima en este momento es el cumplimiento de la ley, estamos haciendo las cosas correctas”, dijo.
*Con información de agencias, El País e Univisión.
