Los diputados de la comisión de Seguridad Pública aprobaron este martes, con votos del PCN, Arena, PDC y FMLN, un dictamen favorable para que, de ser necesario, los miembros de la Policía Nacional Civil (PNC) puedan ser acuartelados bajo un régimen de disponibilidad.
La iniciativa, proveniente del Partido de Conciliación Nacional (PCN), surgió por el auge delincuencial, y debe ser sometida a consideración del pleno, para que luego pase a examen del presidente de la República, quien podría devolverla con observaciones, darle su visto bueno o rechazarla.
La reforma al artículo 16 de la Ley orgánica de la PNC establece que las autoridades de la Policía podrán disponer de todos los agentes necesarios, durante el tiempo que estimen conveniente, para garantizar el orden, la seguridad y la tranquilidad pública, tal como lo establece la Constitución de la República.
El pecenista José Antonio Almendáriz, presidente de la comisión, asegura que la concentración y el tiempo que deberán cumplir los agentes policiales, de diversos sectores del territorio nacional y en distintos puntos del mismo, será definido por la misma PNC. Además, hizo énfasis en que no hay dinero para pagar horas extra y que el tiempo de trabajo de un agente, de ocho horas diarias, es para una realidad distinta a la de este país. “Eso no es para la Policía de El Salvador, con tal índice delincuencial”.
En El Salvador, la PNC se creó con el interés de romper con el pasado de abusos a derechos humanos que cometían los cuerpos de seguridad pública, bajo el mando de las Fuerzas Armadas. Una de las condiciones para mantener el espíritu de civil, en contraposición al militar, fue el requisito de que esta policía no se acuartelaría. La noción era que el acuartelamiento provocaba el riesgo de que los agentes desarrollaran cierto espíritu nocivo respecto de las personas particulares, con el peligro de facilitar el desarrollo de prácticas de abusos y de encubrimiento.
El Salvador fue al menos desde 2005 hasta 2007 el país más violento de América, con la más alta tasa de homicidios. En 2008, sin embargo, según el PNUD, Honduras desplazó a El Salvador al segundo lugar en la región, aunque siguió teniendo una tasa de unos 52 asesinatos por cada 100 mil habitantes.
Con el nuevo gobierno, que inició el 1 de junio, aunque hubo un primer trimestre de baja pequeña pero gradual, las cifras se dispararon a partir de septiembre y ahora son de 16 muertes violentas al día. Al ritmo actual de asesinatos, el país podría llegar a una tasa de hasta unos 75 homicidios por cada 100 mil habitantes, una cifra sin precedentes.