El representante oficial de El Salvador ante el gobierno de Honduras, el coronel Sigifredo Ochoa Pérez, fue condecorado este martes por el gobierno de Roberto Micheletti con la Orden Francisco Morazán, cuya insignia recibió de manos del canciller hondureño Carlos López Contreras. Durante la ceremonia, López Contreras ensalzó al ex diplomático salvadoreño, a quien llamó “amigo”, pese a que El Salvador rompió relaciones con el país vecino hace casi seis meses, cuando se produjo el golpe de Estado contra Manuel Zelaya.
El Salvador rompió relaciones con Honduras el 28 de junio, luego de que un grupo de militares sacara por la fuerza a Zelaya del poder. Según el vocero oficial de Cancillería, Juan José Figueroa, esa misma semana El Salvador retiró a su embajador en Honduras, quedando como responsable de la sede diplomácia el encargado de negocios, Walter Amaya.
Ochoa Pérez fue notificado que saldría del sistema de servicio exterior salvadoreño luego de que se concedieran las vacaciones a las que tenía derecho por ley. De hecho, en el momento en que el diplomático recibió la condecoración hondureña, se encontraba gozando de sus últimos días de descanso y también de los últimos con investidura oficial. Sin embargo, oficialmente seguía siendo embajador.
Producto de este hecho, el canciller de la República decidió expulsarlo de inmediato, al enterarse por los medios de comunicación, que un subalterno suyo estaba recibiendo una distinción de parte de un gobierno al que El Salvador considera ilegítimo. “He decidido expulsarlo del servicio exterior, lo que implica que él no sale por haber concluido su servicio, sino por haber sido apartado por faltas”, comentó el canciller Hugo Martínez a El Faro.
Las faltas a las que el funcionario se refiere están contenidas en el artículo 131 de la Constitución, que establece que dentro de las atribuciones de la Asamblea Legislativa está conceder autorización a cualquier salvadoreño para ser condecorado por el gobierno de otro país. En un comunicado oficial, cancillería consideró que lo ocurrido atenta contra “la obligación que, de acuerdo a lo establecido en el artículo 235 de la Constitución, tiene todo funcionario civil o militar de ser fiel a la República...”.
Durante la ceremonia de condecoración, luego de hacer un recuento de la labor de Ochoa Pérez en Honduras, el canciller del gobierno de facto recomendó: “... No se debe permitir la elevación de muros de incomprensión que pongan en precario las amistad entre los pueblos de Honduras y EI Salvador... a menos que aceptemos borrar la mitad de la historia de estos pueblos”.
El ministro de relaciones exteriores salvadoreño cree también que existe la posibilidad de que con su actuación, el ahora ex embajador haya cometido el delito de “infidelidad en los negocios del Estado”, tipificado en el artículo 358 del Código Penal, por lo que adelanta que pedirá a la Fiscalía General de la República que investigue si Ochoa Pérez atentó contra los intereses del país que representaba hasta ahora.
Ochoa Pérez es un coronel retirado afiliado al partido Arena. Arena siempre defendió el derrocamiento de Manuel Zelaya, alegando que no se trataba de un golpe de Estado, sino de una sucesión, motivada porque Zelaya quiso violar la Constitución de ese país.
