Opinión /

El toro como excusa


Domingo, 20 de diciembre de 2009
Luis Fernando Valero

El Parlamento autonómico de Cataluña discute si deben prohibirse los toros en esta comunidad autónoma. La excusa, la defensa de los animales, los toros, según sus defensores, son torturados en la plaza y ese espectáculo denigra la sensibilidad de las personas que quieren desterrar la irracionalidad de seres humanos, anclados en etapas, ya superadas por la civilización.

La verdad que subyace es otra, los nacionalistas catalanes han decidido, desde hace un tiempo, echarle un pulso a España y poco a poco van cortando espacios a todo aquello que pueda tener, según su visión, algo que ver con España. Como ellos entienden que las corridas de toros son la fiesta nacional de España, ésta debe ser prohibida en Cataluña, por que Cataluña no es España. Como el español es el idioma de España, en Cataluña la lengua vehicular obligatoria de la educación primaria y secundaria es el catalán y en Cataluña no se encuentra un sólo colegio que dé las clases en castellano, incluso aunque sea privado.

Todo ello, como es lógico, va lesionando la imagen de una Cataluña tolerante y abierta que era durante el tiempo de la dictadura de Franco, hoy cada vez más Cataluña es una sociedad que se ensimisma, ante la indiferencia de una mayoría que tolera, día tras día, las imposiciones de una minoría independentista que tiene la clave de la gobernabilidad de España y de Cataluña por una ley electoral absurda e ilógica en esta realidad política.

Los argumentos en contra de los toros son falaces, las corridas de toros y lo que el mundo del toro significa no es una fiesta española es una fiesta mediterránea, que además se celebra en numerosos países y no es más que la sublimación del mito del 'eterno combate de Teseo con el Minotauro, la victoria de la humanidad sobre la animalidad, siempre cuando aquella haya aceptado previamente correr el riesgo de fundirse con ésta y de bajar con ella a los infiernos, del mismo modo que el toreo más bello y más emocionante es con las manos bajas y una quietud que casi parece abandono' como ha escrito  François Zumbiehl, francés y Director de Cultura y Comunicación de la Unión Latina.

Los independentistas catalanes ante el impresionante fracaso de su “referéndum por la independencia catalana”, celebrado la semana pasada, siguen deseando echar el pulso a la sociedad española y ahora son los toros, antes fue el idioma español, otro día la monarquía española y el siguiente la bandera de España.

Lo único que están consiguiendo es empobrecer día a día una comunidad, que hasta hace unos años era locomotora de España, ya no lo es, que su sistema educativo, hace años el mejor de España, ya no lo es y así sucesivamente, pero lo triste es que como ocurre con todos los nacionalismos logran que los demás, por aburrimiento, miren para otro lado, ya saben lo que  se atribuye a  Bertold Brecht, pero en realidad es parte de un sermón dado por un pastor protestante alemán en 1946, Martin Niemoeller: “vinieron a por los judíos y ... vinieron a por los comunistas y como no era comunista no hice nada, vinieron a por los ... y cuando vinieron a por mi no pude hacer nada porque estaba solo”.

En este caso la sociedad catalana se ha movilizado y más de 200 intelectuales han creado  La Plataforma para la Difusión de los toros que tacha la Iniciativa Legislativa Popular ILP de tacticismo político.

Son muchos los sectores que han puesto el grito en el cielo para impedir que prospere la abolición. La plana mayor de la cultura catalana  hacía el último movimiento para intentar frenar el proceso y concienciar a los parlamentarios para una imagen de respeto y tolerancia ante la tradición taurina que ha habido secularmente en Cataluña y concretamente en Barcelona, una de las plazas de más solera de la tauromaquia española y mundial.

La acusación de tacticismo político viene motivada porque es una iniciativa que pretende prohibir la cultura y el alma de la corrida de toros pero permitirá tal como está redactada que se sigan celebrando los famosos correbous, “corridas de toros” de las Tierras del Ebro(semilleros de votos de los independentistas catalanes), una celebración catalana que, según su filosofía, también podría ser considerada tortura, sin embargo, por intereses políticos, se mantiene en silencio y se tolerará con la nueva ley.

Cuando estas líneas se escriben no sabemos qué se votará al final en el Parlamento Catalán, los partidos mayoritarios han dado libertad de voto, es una manera de no enfrentarse diciendo no a esa minoría radical, que necesitan para seguir gobernando.

 

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