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Pdte. Corte Suprema: “Me hago cargo de mis pecados, no de los ajenos”

El presidente de la Corte Suprema, Belarmino Jaime, dice que tendrán que idear la forma para forzar a algunos magistrados a devolver los carros que no les pertenecen. La decisión de ordenar la casa con la llegada de cinco nuevos magitrados el año pasado terminó dividiendo al máximo tribunal. Sin embargo, Jaime pronto logró los votos suficientes para hacer mayoría y ahora habla con claridad de despilfarro, de abusos y de que si alguien no está contento con lo que recibe, que renuncie.

Mauro Arias
Mauro Arias

Domingo, 24 de enero de 2010
Sergio Arauz

Belarmino Jaime. Foto Archivo
Belarmino Jaime. Foto Archivo

Usted empezó su gestión hace más de siete meses cuando entraron cuatro magistrados a la Sala de lo Constitucional y una magistrada a la Sala de los Civil. Parece que tiempo después los nuevos magistrados chocaron con los que habían ingresado antes por la promesa suya de combatir los abusos, irregularidades y excesos durante administraciones anteriores, particularmente la de Agustín García Calderón.
Voy a empezar por el hecho de que la Sala de lo Constitucional casi cambió totalmente, solo queda un magistrado. Puedo decirle que eso no es una coincidencia, dependía del tiempo que se les terminaba a los anteriores magistrados, se le terminaron sus nueve años a los cuatro que estaban en la Sala de lo Constitucional. ¿Qué es lo que he encontrado? Creo que esa respuesta es obvia.

¿Ajá?
Es obvia, pero sobre eso casi la pregunta involucraría hacer juicios de valor de mi antecesor y eso prefiero no hacerlo, de verdad.

Vaya. Entonces hablemos de hechos. Usted pidió una investigación a la Fiscalía por la venta de plazas en la Corte Suprema de Justicia.
Claro, eso sí se lo puedo decir con absoluta libertad. Yo envié una denuncia a la Fiscalía porque legalmente estoy obligado a hacerlo, la Fiscalía me vino a tomar declaración, les dije lo que tenía que decirles. Y hasta ahí le puedo decir, de ahí es función de la Fiscalía si va a abrir expediente, proceso judicial, no podría decirle más allá de eso.

¿Y qué denunció?
Denuncié los hechos, hechos no muy ortodoxos, para no usar una palabra tan dura. Todo lo que ustedes publicaron en su periódico digital, bastante de la información, esos hechos son los que ponía de conocimiento de la Fiscalía para que ellos tomaran decisión de si procedían o no contra la persona que se estaba denunciando.

¿Cómo va el caso?
Me tomaron declaraciones, no sé si lo hicieron con otras personas o magistrados, no sé. Pero sí indica que han estado siguiendo un tipo de investigación. Entiendo que la Fiscalía va a iniciar el correspondiente proceso penal cuando ellos consideren que tengan la prueba suficiente, pues de nada sirve que inicien una acción sin tener prueba, sería un intento fallido.

Usted, como presidente de la Corte Suprema, pidió una auditoría a la Corte de Cuentas sobre la gestión de recursos humanos.
Se ha pedido una auditoría general, esa auditoría yo la pedí por escrito. Eso no implica que yo esté imputando que se hizo una cosa mala, es simplemente que yo quiero saber de dónde comienzo. Yo me hago cargo de mis pecados, no de los ajenos.

Cuéntenos dónde comienzan sus pecados.
Todavía se está haciendo el informe, la Corte de Cuentas creo que ya puede tener bastante avanzado eso; es más, para no incurrir en problemas de ese tipo, habrá un tipo de gastos objetados, no porque haya habido una mala intención en hacer el gasto, sino porque hubo una equivocación. Eso se ha visto en una cantidad de casos, yo lo hago para tratar en lo posible de hacer lo más correcto. A la persona que está haciendo su trabajo acá, le digo: 'mire, pienso hacer esto, ¿está bien o está mal?' Esta persona me dice 'mire, eso no lo puede hacer' o 'sí lo puede hacer'. Para evitar problemas posteriores con la Corte de Cuentas.

¿Está esperando el informe?
Han venido informes parciales, pero no informes que comprendan hasta el último momento de la anterior administración, sino que de años más viejos. En eso entiendo a la Corte de Cuentas, es tanto el trabajo que tienen que no pueden ir al día, siempre hay requerimientos.

Usted le dijo a El Faro en la primera entrevista que se acababan los excesos y que iban a tratar de ser más probos.
Claro. Quizá son de las cosas que algún malestar provocaron internamente, quizá estaban acostumbrados a un tipo de cosas, y yo sigo en esa línea de pensamiento. Cuando uno llega a una oficina pública donde se administran fondos del Estado es cuando más cuidado se tiene que tener, son fondos de todos, no son míos, ni de una persona en particular. Si por ejemplo yo dilapido mi patrimonio y me quedo en la indigencia, esa es mi responsabilidad, yo solo me afecto. Pero cuando empiezo a gastar fondos del Estado a diestra y siniestra, aunque sea legal, eso no se debe hacer.

Legal, pero no legítimo.
Sí... tal vez legítimo implicaría otro tipo de cosas.

¿Qué gastos ha evitado?
Por ejemplo: he reducido hasta donde sea posible viajes al exterior, tenía una invitación a República Dominicana, pero dije ya no voy. Es que no era indispensable, aunque algún tipo de beneficio tal vez podría adquirirse, pero yo estoy en contra de lo que se llama turismo oficial, eso para mí no.

Sin gastar en turismo oficial, ¿cuánto se está ahorrando?
No tengo la cifra, no la tengo. No le digo que se suprimen totalmente ese tipo de gastos, porque algunas veces habrá que salir, pero dentro de lo posible hacer un uso racional de recursos; el despilfarro viene cuando uno se olvida del compromiso que uno tiene frente a las cosas del Estado. Cuando sin importar el costo empiezo a viajar solo por viajar, a poner casi como pretexto ese tipo de cosas, para mí no vale.

He platicado con varios magistrados y, por ejemplo, Marcel Orestes Posada critica muy fuerte a la administración anterior, el ex magistrado René Fortín Magaña la califició como desastrosa. ¿Qué piensa usted del bono de 25 mil dólares que reciben los magistrados que se retiran?
Eso es algo que ya estaba, es un acuerdo de Corte plena que ya lo tienen legalizado, pero yo no he participado de eso. Es un tema que prefiero no tocar, para no entrar en ningún tipo de diferencias con los compañeros de aquí de la Corte.

O sea que su visión de que cuando se maneja dinero público hay que ser cuidadosos porque es de los ciudadanos está contrapuesta a la de otros magistrados que miraban normal viajar por viajar y tener privilegios.
Es probable que así sea. Pero esos gastos innecesarios que solo significan beneficios particulares de las personas que estamos trabajando acá, no estoy de acuerdo, si para eso el Estado le paga a uno un salario, y si me pareció que el salario es muy pequeño y que estoy mal pagado, pues para eso tengo la libertad de decir 'renuncio y me voy a la calle a ver si gano más allá'.

¿Y qué le dicen los otros magistrados en Corte plena, los que querían seguir como antes?
Creo que lo que más malestar causó fue la cuestión de los carros y la gasolina. Yo no veo por qué un magistrado debe tener dos o tres o el número de vehículos que sean. Está bien, es una prestación que la institución le da, pero me parece que con uno es suficiente, un magistrado no pueden andar dos carros a la vez.

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