Nueva York. La sobreviviente del Holocausto Ina Polak tardó 35 años en descubrir un papel polvoriento que probablemente le salvó la vida en el campo de concentración de Bergen-Belsen: un certificado de ciudadanía salvadoreño emitido por el diplomático George Mantello.
Ahora, el Museo del Holocausto de Washington analiza mil certificados salvadoreños recién descubiertos y emitidos por Mantello, que, según los historiadores, salvaron centenares de vidas y posiblemente miles. El trabajo de Mantello, bajo la tutela de quien durante la Segunda Guerra Mundial era el cónsul general de El Salvador en Ginebra, convirtió al coronel José Arturo Castellanos en una especie de Schindler.
Polak vio el documento con su nombre, el de su hermana y el de sus padres mientras limpiaba el apartamento de Manhattan de su madre, justo después de la muerte de esta, en 1980. Se trataba de un certificado de ciudadanía salvadoreño.
'Mi primera reacción fue '¡Oh, Ahora lo entiendo!', dijo Polak, quien tiene 87 años.
Su familia era judía y vivía en Holanda, sin ningún tipo de conexión al distante país centroamericano llamado El Salvador. Aún así, el certificado fechado en 1944 se convirtió en su salvavidas, gracias a Mantello.
Mantello, un judío nacido en lo que ahora es Rumania, fue uno del puñado de diplomáticos que durante la Segunda Guerra Mundial salvó a miles de judíos otorgándoles visados o certificados de ciudadanía, a menudo sin el conocimiento de sus gobiernos.
Eran hombres como Hiram Bingham IV, un funcionario del consulado estadounidense estacionado en Francia que emitió visados y otros documentos de viaje que ayudaron a salvar unas 2 mil personas, o Raoul Wallenberg, de Suecia, cuyos esfuerzos probablemente contribuyeron a salvar a 90 mil judíos en Hungría.
Ahora, el trabajo de Mantello ha captado la atención de los expertos, quienes analizan nuevos certificados de ciudadanía salvadoreños que han salido a la luz e intentan descubrir que pasó con los judíos que los recibieron.
Mantello trabajó como primer secretario del consulado salvadoreño en Ginebra, Suiza, y usó toda una red de contactos para emitir y enviar documentos a judíos en la Europa ocupada, entre 1942 y 1944. Se calcula que emitió hasta 10 mil certificados de ciudadanía, según su hijo Enrico Mantello.
La misma cifra es la que ofrece el historiador David Kranzler, quien publicó un libro sobre el diplomático en 2000 titulado 'The Man who Stopped the Trains to Auschwitz' ('El hombre que frenó los trenes a Auschwitz). Kranzler, quien murió, describe el papel clave que jugó Mantello al difundir el llamado 'Protocolo de Auschwitz', una descripción del mayor campo de exterminio nazi escrita por dos presos que escaparon.
No se sabe cuántas vidas salvó Mantello con sus documentos salvadoreños. 'Definitivamente cientos' de personas, asegura Mordecai Paldiel, un profesor de estudios del Holocausto de la Universidad Yeshiva, en Nueva York. Un carta enviada por Carl Lutz, un diplomático que trabajó con Mantello, habla de 'miles' de personas salvadas.
Sin el certificado de nacionalidad salvadoreña, Polak y su familia probablemente habrían trabajado hasta la muerte en el campo de Bergen-Belsen o habrían sido enviados a otros campos de concentración o a las minas de sal. En lugar de eso, fueron enviados a otra sección de Bergen-Belsen donde se encontraron con más judíos con documentos de nacionalidades latinoamericanas. Finalmente fueron colocados en un tren, junto con otras 2.400 personas, y acabaron siendo rescatados por las fuerzas estadounidenses en abril de 1945.
'En aquel entonces', dijo Polak, si un oficial alemán 'veía un papel, y si éste tenía el sello apropiado, y la firma, entonces era legal. La gente con estos papeles eran elegibles, en los ojos de los alemanes, para ser enviados a países neutrales o a mejores campos de concentración'.