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Centroamérica deja atrás a El Salvador en políticas bioenergéticas

Un informe patrocinado por Funde refleja cómo Centroamérica, menos Belice y Panamá, se prepara para entrar a la industria de los biocombustibles. El Salvador es el país menos preparado para enfrentar los riesgos de la producción de biocombustibles en la región, pues carece de políticas públicas en el rubro.

Un informe de Funde refleja cómo Centroamérica, menos Belice y Panamá, se prepara para entrar a la industria de los biocombustibles. El Salvador es el país menos preparado para enfrentar los riesgos de la producción de biocombustibles en la región, por falta de iniciativa a incluir el tema en políticas públicas.


Jueves, 4 de febrero de 2010
Jimena Aguilar y Gabriela Castellón

Centroamérica es una región que tiene muchas posibilidades para producir biocombustibles, según el informe “Primera aproximación a las oportunidades y amenazas de los biocombustibles en Centroamérica” preparado por el consultor Miguel Ramírez. Cada uno de los países de la región está aprovechando de diferente manera estas oportunidades, algunos más que otros y El Salvador es el que se está quedando a la cola en cuanto a desarrollo de políticas públicas sobre el tema.

De toda Centroamérica, El Salvador es el único país en el que no se ha mostrado una clara intención de incluir una política sobre biocombustibles en la agenda nacional, dice el documento. En el informe que patrocina la Fundación Nacional para el Desarrollo (Funde) se comenta que durante la administración del ex presidente Antonio Saca el Ministerio de Agricultura, junto con la Asociación de Azucareros, elaboraron un proyecto de ley de etanol. Pero este se quedó estancado cuando ingresó a la secretaría técnica de la presidencia.

Esta iniciativa nació dentro del Ministerio de Economía, pero no progresó y fue trasladada al de Agricultura, donde sí dio frutos. Sin embargo cuando la propuesta de ley ingresó a la secretaría técnica de la Presidencia, ya no dio señales de vida. En el informe de Ramírez se comenta que hubo un gran hermetismo por parte de las instancias gubernamentales, a tal punto que no fue posible conseguir una copia de esa propuesta de ley.

El ministro de Agricultura, Manuel Sevilla, aseguró en septiembre pasado que se comprometía a tener un marco legal sobre biocombustibles dentro de un año. Julio Arroyo, director ejecutivo de la Asociación Azucarera de El Salvador, comentó que tanto Sevilla como el ministro de Economía, Héctor Dada Hirezi, se han limitado a decir que sus técnicos estaban estudiando las propuestas que tienen en mano.

El único marco legal en el que se muestra un interés por los biocombustibles fue en la Política Energética de 2007, en la que se encontraron dos de las seis variables utilizadas para evaluar políticas públicas sobre el tema. Esta es una contribución a la seguridad energética y la inclusión de incentivos para el desarrollo de los biocombustibles.

Centroamérica como región no ha dado pasos gigantes en cuanto al desarrollo de políticas sobre biocombustibles, pero se han visto claras muestras de interés en algunos países como Costa Rica y Nicaragua, pasos pequeños pero importantes que El Salvador todavía no se atreve a dar. 

En el informe se menciona que Costa Rica ha estado estudiando desde hace varios años la posibilidad de incorporar los biocombustibles a su matriz energética. Luego de la llegada de Óscar Arias a la presidencia se fusionaron dos comisiones que previamente trabajaban en el tema de los biocombustibles. El resultado de esta fusión fue el Programa Nacional de Biocombustibles, el cual contiene líneas de actuación para desarrollar los biocombustibles a corto, mediano y largo plazo. Sin embargo, este todavía se encuentra bajo revisión del gobierno.

A pesar de no contar con una política, hay un programa que ya está elaborado y casi listo para ser aprobado, el cual es el más completo de las propuestas que se plantean en los diferentes países centroamericanos.

A Costa Rica le sigue Nicaragua, que tampoco cuenta con una política vigente sobre las nuevas fuentes de energía a base de productos agrícolas, pero en 2008 se desarrolló una política llamada Política Nacional de Agroenergía y Biocombustibles (PNAB), que igualmente se encuentra en revisión.

Esta política incluye aspectos sobre seguridad energética y alimentaria, y el desarrollo rural, entre otros. “La PNAB se encuentra subordinada a la seguridad alimentaria nacional ya que plantea que se debe promover y desarrollar la producción de biocombustibles garantizando la seguridad alimentaria”, se lee en el documento sobre la política nicaragüense.

El país centroamericano que de momento se pelea el último lugar con El Salvador es Guatemala, que tampoco tiene una política sobre biocombustibles. Cuenta con una ley sobre alcohol carburante, que fue desarrollada en los años 80s y ahora ya es obsoleta.

Lo más cercano a una política sobre biocombustibles que tiene Guatemala es la Política Energética y Minera, la cual incluye una de las seis variables con las que se evaluaron este tipo de políticas: el aspecto de seguridad energética. Según el informe se esperaba que para 2009 se tuviera una política sobre biocombustibles finalizada.

En medio de todos se encuentra Honduras, que carece de una política energética o sobre biocombustibles, pero en 2007 se aprobó la Ley de la Producción y Consumo de Biocombustibles, la cual entró en vigencia dos años después.

Aunque esta ley es un avance en cuanto a incluir la producción de biocombustibles dentro de la agenda nacional, deja a un lado ciertos puntos, que según el informe son muy importantes en cuanto a biocombustibles, como incluir el tema de la seguridad alimentaria y el de desarrollo tecnológico.

El informe resalta que Centroamérica, como región, tiene condiciones favorables para la producción de etanol, a base de la caña de azúcar, y del biodiesel, mediante el tempate, la palma africana y el higuerillo. El Salvador es el mayor exportador de etanol, según la Renewable Fuels Assosiation, mas no el mayor productor, ya que sólo produce el 6% de lo que produce toda Centroamérica.

Todos los países incluidos en el informe, a nivel centroamericano, son igualmente favorecidos para la producción de biocombustibles, debido a los diferentes tratados comerciales firmados con Estados Unidos y la Unión Europea.

Algunos países como Guatemala, Honduras y Nicaragua tienen mayores posibilidades de producir biodiesel, debido a las condiciones territoriales para la plantación de palma africana, que tiende a ser más productiva que el higuerillo o el tempate.

Si bien es cierto que Centroamérica cuenta con los recursos y condiciones necesarias para la producción de biocombustibles, con recursos territoriales y ventajas climáticas, la investigación advierte de las medidas que se deben poner en práctica para un manejo adecuado de la producción.

El informe, además, enfatiza en algunos lineamientos que los países interesados en la industria de los biocombustibles deben incluir en sus políticas regulatorias. A pesar de que países como Costa Rica y Nicaragua llevan la delantera con la creación y planificación de leyes regulatorias, se realiza una serie de recomendaciones que, en su mayoría, responden a posibles conflictos medioambientales y sociales, debido al efecto que puede generar la producción de los biocombustibles en la seguridad alimentaria.

En el caso de Guatemala, Honduras y Nicaragua, donde sí puede cultivarse la palma africana para la producción de biodiesel, el informe hace énfasis en que  este cultivo energético, al igual que la caña de azúcar, pero en un grado mayor, genera impactos sociales y ambientales negativos, como la concentración de la tierra, deforestación, desplazamiento de comunidades, contaminación del recurso hídrico, entre otros.

Dentro de las recomendaciones se sugiere exigir rigurosos estudios de impacto ambiental, controlar los cambios en el uso de los suelos y que, al sector privado, le corresponda introducir cambios en sus procesos productivos; o incluir tecnologías necesarias con el fin de reducir o minimizar las emisiones de gases de efecto invernadero a lo largo de la cadena reproductiva del etanol y el biodiesel.

La producción de etanol va ligada a una serie de cambios que deberían ejecutarse en las prácticas agrícolas. Por ejemplo, la eliminación gradual de la quema de cañaverales o el uso de un sistema de riego que contribuya al ahorro del recurso hídrico. En algunas zonas, como Chichigalpa, en Nicaragua, y San Antonio, en la provincia de Guanacaste, en Costa Rica, la escasez de agua empieza a causar problemas para el mantenimiento del cultivo.

Sin embargo, en Costa Rica ya existe un programa de biocombustibles que establece que la planificación y desarrollo de las diferentes áreas de cultivo, para la producción de los biocombustibles, debe realizarse “según criterios de fuentes de abastecimiento de agua en calidad y cantidad satisfactoria y según criterios de vulnerabilidad acuífera”. Es el único país centroamericano que incluye una política que protege el recurso hídrico.

El informe enfatiza que la falta de regulaciones sobre la producción de los biocombustibles será el principal problema que enfrente Centroamérica en caso de ingresar a dicha industria. A pesar de que en varios de estos países ya se produce biocombustibles, no hay una muestra clara de voluntad para la creación de políticas que disminuyan los riesgos que conlleva la producción de etanol y biodiesel.

El informe de Funde hace un análisis de la situación de Centroamérica, exceptuando a Panamá y Belice, en cuanto a la industria de biocombustibles. En este se plantea a la región como rica en oportunidades para desarrollar esta industria, pero advierte los posibles baches con los que los diferentes países se pueden encontrar.

El mayor potencial para producir biocombustibles se encuentra en los países tropicales de América Latina, África subsahariana, parte Este de Asia y en Europa del Este.

En la región centroamericana, la caña de azúcar es la principal materia prima que se utiliza para producir etanol.

En los países centroamericanos, el higuerillo (ricino o higuerilla), el tempate (jatropha o piñón) y la palma africana son las principales materias primas que se están considerando para producir biodiesel.

Nicaragua:

Proyecta aumentar la participación de las energías renovables en la matriz energética nacional, diversificando la oferta del suministro energético con la incorporación de la agroenergía para la producción de biocombustibles.

Nicaragua expresa el siguiente lineamiento: los bosques con edades mayores a los cinco años, sean naturales o artificiales, no deben ser cambiados en su uso para los cultivos agroenergéticos.

En Nicaragua en el año 2007 se produjeron 20 millones de litros de etanol carburante, que fueron exportados a Europa.

Contrario a lo que sucede en Costa Rica o El Salvador, en Nicaragua no se encuentran plantas deshidratadoras que importen etanol hidratado.

Honduras:

Honduras ya cuenta con la Ley de La Producción y Consumo de Biocombustibles.

La reducción de la contaminación ambiental (local y global) destaca como tercera motivación de la ley para declarar de interés nacional la producción de biocombustibles.

Actualmente Honduras es el único de los países estudiados que no cuenta con una producción de etanol, tampoco con plantas deshidratadoras.

Un estudio de CEPAL estima que Honduras posee 432 mil hectáreas con buenas condiciones para el cultivo de caña de azúcar y que no están siendo cosechadas.

Guatemala:

Actualmente, al igual que El Salvador y Honduras, Guatemala no tiene una política de biocombustibles. Sin embargo, cuenta con la “Ley de Alcohol Carburante” (1985), producto de su intento (fallido) para introducir un programa de etanol en los años 80s. Aunque vigente, la ley se ha vuelto inoperante debido a que se aplicó a un mercado de combustibles regulado, el cual se encuentra liberalizado desde fines de los 90s.

Guatemala es el mayor productor de azúcar en América Central, el segundo en América Latina y el Caribe y el cuarto más grande en el mundo.

A pesar del fracaso del programa de etanol de los años 80s, el ingenio Palo Gordo continuó produciendo etanol desde el año 1985.

Los productores de palma africana se dividen entre ocho grandes productores cuyas plantaciones cuentan con extensiones superiores a las 500 hectáreas, unos 20 productores con plantaciones de tamaño mediano, y pequeños productores.

En Guatemala, el área dedicada a la caña de azúcar ha aumentado en más de 35 mil hectáreas durante los últimos 5 años sobre todo en el sur del país.

Producción de energía renovable a partir de bagazo de caña: en Centroamérica, Guatemala es el país con la mayor capacidad instalada en sistemas de cogeneración, la cual ascendía en el año 2008 a 350.8 megawatts.

Costa Rica:

Los biocombustibles se encuentran señalados en el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 (Eje de Política Ambiental, Energética y de Telecomunicaciones), que establece como acción estratégica la incorporación de la producción agroindustrial y el consumo de biocombustibles a nivel nacional y en forma sostenible.

El Programa Nacional de Biocombustibles es a la fecha el principal instrumento de política con que cuenta actualmente Costa Rica.

El uso de biocombustibles contribuirá a lograr las metas que Costa Rica se ha propuesto para reducir la emisión de contaminantes al ambiente, y así mejorar la calidad de vida de la población.

El sector azucarero costarricense tiene 30 años de experiencia en la producción de etanol a partir de la caña de azúcar.

Costa Rica posee 16 ingenios ubicados en cuatro zonas cañeras: Guanacaste (60% del área cultivada), valle central (20%), zona sur (15%) y la zona atlántica (10%).

En Costa Rica hay regulaciones de los Ministerio de Salud y del Ministerio del Ambiente y Energía para el manejo de de las vinazas y aguas residuales.

La Ley Forestal de Costa Rica prohíbe la deforestación para fines agrícolas.

 

 

Por otro lado, el mayor potencial para producir biocombustibles (de 1ª generación) se encuentra en los países tropicales de América Latina, África sub-saharana, parte Este de Asia y en Europa del Este.

 

En la región centroamericana, la caña de azúcar es la principal materia prima que se utiliza paraproducir etanol

 

En los países centroamericanos, el higuerillo (ricino/higuerilla), el tempate (jatropha o piñón) y la palma africana son las principales materias primas que se están considerando para producir biodiesel. 

 

Nicaragua:

La PNAB proyecta aumentar la participación de las energías renovables en la matriz energética nacional, diversificando la oferta del suministro energético con la incorporación de la Agro Energía para la producción de biocombustibles.

 

La PNAB contiene el siguiente lineamiento: Los bosques con edades mayores a los cinco años, sean naturales o artificiales, no deben ser cambiados en su uso, para los cultivos agro energéticos.

 

En Nicaragua en el año 2007 se produjeron 20 millones de litros de etanol carburante, que fueron exportados a Europa.

 

Contrario a lo que sucede en Costa Rica o El Salvador, en Nicaragua no se encuentran plantas deshidratadoras que importen etanol hidratado.

 

En Nicaragua: existen 978,000 hectáreas deforestadas, que de plantarse con palma africana podrían generar reducciones positivas.

 

Honduras:

Honduras ya cuenta con la Ley de La Producción y Consumo de Biocombustibles.

 

La reducción de la contaminación ambiental (local y global) destaca como tercera motivación de la ley para declarar de interés nacional la producción de biocombustibles.

 

Actualmente Honduras es el único de los países estudiados que no cuenta con una producción de etanol, tampoco con plantas deshidratadoras.

 

Un estudio de CEPAL estima que Honduras posee 432,000 ha con buenas condiciones para el cultivo de caña de azúcar y que no están siendo cosechadas.

 

 

Guatemala:

 

Actualmente, al igual que El Salvador y Honduras, Guatemala no tiene una política de biocombustibles. Sin embargo, cuenta con la “Ley de Alcohol Carburante” (1985), producto de su intento (fallido) para introducir un programa de etanol en los años ochenta.12 Aunque vigente, la ley se ha vuelto inoperante debido a que se aplicó a un mercado de combustibles regulado, el cual se encuentra liberalizado desde fines de los noventa.

 

Guatemala es el mayor productor de azúcar en América Central, el segundo en América Latina y el Caribe y el cuarto más grande en el mundo.

 

A pesar del fracaso del programa de etanol de los años ochenta, el ingenio Palo Gordo continuó produciendo etanol desde el año 1985

 

Los productores de palma se dividen entre 8 grandes productores cuyas plantaciones cuentan con extensiones superiores a los 500 ha, unos 20 productores con plantaciones de tamaño mediano, y pequeños productores

 

En Guatemala, el área dedicada a la caña de azúcar ha aumentado en más de 35 mil hectáreas durante los últimos 5 años sobre todo en el sur del país.

 

Producción de energía renovable a partir de bagazo de caña: En Centroamérica, Guatemalaes el país con la mayor capacidad instalada en sistemas de cogeneración, la cual ascendía en el año 2008 a 350.8 MW49. 

 

Costa Rica:

los biocombustibles se encuentran señalados en el Plan Nacional de Desarrollo 2006-2010 (Eje de Política Ambiental, Energética y de Telecomunicaciones), que establece como acción estratégica la incorporación de la producción agroindustrial y el consumo de biocombustibles a nivel nacional y en forma sostenible.

 

El Programa Nacional de Biocombustibles es a la fecha el principal instrumento de Política con que cuenta actualmente Costa Rica.

 

El uso de biocombustibles contribuirá a lograr las metas que Costa Rica se ha propuesto para reducir la emisión de contaminantes al ambiente, y así mejorar la calidad de vida de la población.

 

El sector azucarero costarricense tiene 30 años de experiencia en la producción de etanol a partir de la caña de azúcar.

 

Costa Rica posee 16 ingenios ubicados en cuatro zonas cañeras: Guanacaste (60% del área cultivada), valle central (20%), zona sur (15%) y la zona atlántica (10%).

 

En Costa Rica hay regulaciones por parte de los Ministerio de Salud y el Ministerio del Ambiente y Energía para el manejo de de las vinazas y aguas residuales.

 

 

La Ley Forestal de Costa Rica prohíbe la deforestación para fines agrícolas.

 

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