Opinión /

Cuba, la hora de Raúl


Lunes, 3 de mayo de 2010
Víctor Flores García

Apenas amanecía el 14 de diciembre pasado en Chile, el aviso de una investigación por corrupción a su emporio en Cuba llegaba desde La Habana para el empresario chileno y viejo amigo del líder cubano Fidel Castro desde los años 70s, Max Marambio: era un día después de las elecciones presidenciales que perdió la Concertación de partidos de izquierda chilena ante el magnate Sebastián Piñera.

Des entonces, poco se sabe del trasfondo de la misteriosa muerte en prisión domiciliaria en La Habana, por una mezcla de fármacos y alcohol, del gerente chileno de la empresa de Max Marambio, amigo de Salvador Allende y Fidel Castro, quien fue jefe de campaña del candidato presidencial independiente Marco Eríquez-Ominami, tercer lugar en los comicios presidenciales de Chile.

Una pesada factura caía aquel día decembrino sobre Marambio, ex jefe de seguridad  del ex presidente chileno Salvador Allende (derrocado y muerto en 1973), que había sido arropado en su exilio por Fidel hasta llegar a ser teniente coronel del Ministerio del Interior de Cuba y a cumplir misiones secretas cubanas en América Latina y Angola. Era el principio del fin del veterano militante, jefe de campaña y principal financista del joven líder progresista Marco Enríquez-Ominami, que dividió el voto de la izquierda chilena en 2009.

Enríquez-Ominami, de 35 años, cineasta y graduado en filosofía, hijo de Miguel Enríquez, el líder histórico del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) de Chile, caído en combate contra la dictadura de Augusto Pinochet en 1974, cuyo nombre lleva una avenida de La Habana, designó a Marambio como jefe de su campaña política que lo elevó, casi de la nada, hasta el tercer lugar de la primera vuelta como candidato de izquierda independiente en las presidenciales, con un discurso moderado y críticas frontales al régimen cubano.

Enríquez-Ominami, quien guardó distancia de la herencia rebelde paterna y fusionó el apellido de su padre con el de su padrastro, el senador socialista Carlos Ominami, realizó una campaña basada en redes sociales de internet y logró 20 por ciento de los votos frente a 29 por ciento de Eduardo Frei. Sin el apoyo del nuevo infant terrible de la izquierda chilena, el  candidato de la Concertación de la ex presidenta Michelle Bachelet perdió la segunda vuelta ante Piñera.

Casi nadie se había fijado en el hombre que había puesto el hombro a Enríquez-Ominami ni en su larga conexión cubana, hasta que el ex candidato reveló lo siguiente a principios de abril, en una entrevista con el diario La Tercera de Chile: “Casualmente, el 14 de diciembre pasado, al día siguiente de terminada nuestra participación en la elección presidencial, empezó allí (en Cuba) un proceso de acoso y derribo contra las empresas de Max”.

Los lazos históricos de los hermanos Castro con Max Marambio, conocido en la izquierda latinoamericana como El Guatón (o panzón en México), son tan gruesos que se escapó de formar parte de la trama de narcotráfico de los servicios secretos cubanos con el capo mafioso colombiano Pablo Escobar, que en 1989 terminó con los fusilamientos de un grupo encabezado otro de sus amigos, el general y galardonado Héroe de la Revolución, Arnaldo Ochoa. Marambio llegó ser oficial de las Tropas Especiales del temible Ministerio del Interior durante la gestión de José Abrantes, quien murió en prisión de un infarto, según la versión oficial, acusado de encubrir las redes tejidas por el general Ochoa con narcotraficantes.

Retirado con el grado de teniente coronel, Marambio fue uno de los fundadores de Cimex, la Corporación de Importaciones y Exportaciones creada por el gobierno de Castro para enfrentar el embargo económico a la isla, para dedicarse en los años 90 a realizar negocios propios en la era del llamado “periodo especial”, cuando fue autorizado a emprendimientos mixtos con el Estado en la floreciente industria turística cubana y la agroindustria. En los 80s había fracasado en sus primeros pasos de empresario en la reparación de la flota gubernamental de autos Lada de origen ruso y la crianza de gansos.

Una parte del emporio denominado Internacional Network Group, es la empresa lechera y agroindustrial Río Zaza, propiedad mixta a partes iguales del gobierno de Cuba y el magnate chileno Marambio.

Enríquez-Ominami sabía que se estaba aliando a un peso pesado considerado en La Habana como “el empresario extranjero más influyente en Cuba” y así lo reveló el 4 de este mes: “Cuando Max aceptó coordinar el área política de mi campaña presidencial, fue claro en advertirnos que su incorporación podía no ser bien vista en la isla, así como en Chile. Y así fue, puesto que nuestro programa político es un proyecto diametralmente distinto al que promovía la izquierda conservadora en Chile, así como discrepante con la visión de altos funcionarios de la burocracia partidaria  actual cubana, los que en general son muy conservadores en aceptar otros caminos políticos de los que promueven sus socios en Chile. Por lo demás, Max fue uno de los que junto a mí diseñamos la opción progresista en oposición a los conservadores de derecha e izquierda”. 

Una muerte extraña

La investigación comenzó a cobrar visos de escándalo cuando fue reportada desde La Habana la muerte de un empresario chileno, quien estaba retenido en la isla por una investigación a la empresa mixta que dirigía y desde Santiago partía una inusual petición mediante nota diplomática de “investigación exhaustiva” hecha por el gobierno del presidente Sebastián Piñera.

El empresario muerto bajo prisión domiciliaria luego de largos interrogatorios de agentes cubanos era nada menos que Roberto Baudrand, de 59 años, ex gerente de Nestlé y de Parmalat en Chile, quien se desempeñaba en La Habana como gerente general de la empresa de alimentos Río Zaza, mitad de Marambio y mitad del Estado, mientras éste apostaba por llevar a la Presidencia de Chile a Enríquez-Ominami.

La investigación de la Fiscalía Nacional de Cuba sobre el emporio del clan de los hermanos Marambio que integran los hermanos Max y Marcel, abarca a una agencia de turismo propiedad mixta con la aerolínea Cubana de Aviación, entre otras.

El gobierno de Raúl Castro demoró dos días en responder y confirmó el viernes 16 de abril que el principal hombre de Marambio en La Habana, Baudrand, murió por una insuficiencia respiratoria aguda combinada con el consumo de fármacos y alcohol, en plena investigación por supuesta corrupción de la compañía.

'Dicha afección respiratoria ha sido asociada con la presencia de fármacos en el contenido gástrico del fallecido, combinada con una concentración de alcohol etílico en sangre', explicó una nota oficial publicada en diario del gobierno Granma, único cotidiano de la isla. La familia del empresario negó la posibilidad de que Baudrand se hubiera suicidado y apuntó que sufría de problemas cardiacos.

El abogado de la empresa, Eduardo Contreras, con conexiones con los comunistas chilenos, se había reunido con Baudrand luego de tres días de interrogatorios, y el primero se habría prolongado por más de 10 horas. Vio al empresario 'muy tenso y muy preocupado', y decidió acompañarlo a la embajada chilena para 'tratar que él entendiera que las cosas eran de otra manera, que podían resolverse y que estuviera más tranquilo'.

Baudrand 'estaba respondiendo por hechos que ocurrieron con anterioridad a que él fuera designado gerente, y por lo que me dijo, deduzco que la mayoría de cosas que a él le preguntaron y que serían los supuestos cargos no constituyen delito penal', dijo a la prensa chilena el abogado de Marambio.

El empresario fallecido, según versiones de familiares, era una persona “alegre y muy católica”; lejano a las ideas de izquierda, que se acercó a los Legionarios de Cristo y al sacerdote John O'Reilly, quien lo acompañó después de un infarto que sufrió hace casi 10 años, por lo que se medicó hasta su muerte.

'Era un hombre excepcional', dijo en el único comunicado conocido hasta la fecha Max Marambio, tras la muerte de su gerente, a quien contrató por la brillante carrera que había desarrollado en la industria alimenticia chilena.

El comunicado del gobierno de Raúl Castro prometía continuar las diligencias para aclarar la muerte de Baudrand y confirmaba la versión del ex candidato presidencial chileno sobre la investigación abierta a su socio Marambio definida oficialmente como 'una verificación fiscal, una auditoría y otras investigaciones' en Río Zaza para esclarecer 'la presunta comisión de irregularidades' como el sobreprecio a sus productos.

En la investigación a la empresa de Max Marambio, que facturaba 100 millones de dólares al año, 'están implicados un grupo de directivos chilenos que abandonaron el país o no se presentaron al inicio del proceso', indicó la nota oficial refiriéndose a los hermanos Max y Marcel Marambio, y confirmaba que las autoridades habían pedido a Baudrand no salir de la isla mientras durara la indagación.

La escueta nota oficial no mencionaba una implicación de funcionarios cubanos, pero la investigación abarca a la agencia de turismo, “Son y Sol”, con filiales en varias capitales del mundo como Miami, Cancún y la Ciudad de México entre otras, propiedad mixta entre la aerolínea estatal Cubana de Aviación y los Marambio.

Apenas el año pasado, en plena campaña presidencial, los hermanos Marambio desembarcaron en Santiago de Chile para fundar con bombos y platillos la firma Gran Mundo Desarrollo Inmoviliario, con una inversión de casi 14 millones de dólares. 

Una inédita cruzada anti-corrupción

En pleno escándalo, el gobierno de Raúl Castro respondió con un anuncio rimbombante, a la cubana: la “mayor ofensiva anticorrupción de las últimas décadas” fue iniciada el lunes 20 de abril mediante una auditoría a 750 empresas que representan 20% del total del país, en una campaña contra la corrupción “sin precedentes” que incluye un proceso de reforzamiento del papel de la Fiscalía, la Contraloría y los tribunales de Justicia.

En un despliegue teatral, el hermano menor de Fidel, de 74 años, lanzó a la calle a 3.895 auditores, técnicos y estudiantes de economía a fisgonear en las empresas de diferentes rubros, en busca de “problemas de mala gestión, negligencia o irregularidades”. La titular de la contraloría general de Cuba, Gladys Bejerano, anunció el martes 21 de abril que la investigación a las empresas se prolongará durante un mes.

Pero el movimiento más sorprendente lo hizo el propio de Raúl cuando al mismo tiempo que el Granma hacía oficial la muerte del gerente chileno investigado, el mismo viernes 16 de abril, nombraba al general Darío Delgado como nuevo Fiscal General de Cuba. ¿Y a quién destituyó? Nada menos que a Juan Escalona, el fiscal encargado por Fidel a tejer la famosa Causa Uno que llevó al paredón al general Ochoa y Tony de La Guardia en 1989.

Desde que asumió el mando de Cuba hace casi cuatro años, cuando una cirugía intestinal llevó al borde la muerte a su hermano Fidel, de 84 años, la crisis económica y un notable malestar popular obligó a Raúl Castro a lanzar una campaña contra los robos al Estado de productos y alimentos como leche y jugos de frutas, ausentes del mercado legal, que se venden en un gigantesco mercado negro a precios más bajos que en las caras y exclusivas tiendas en divisas para extranjeros y diplomáticos.

Raúl se niega a flexibilizar un control estatal de hierro sobre la economía, mientras toda la vida cotidiana de la frágil economía insular ha sido corrompida, Cuba es incapaz de cumplir sus pagos a inversionistas extranjeros desde 2009, en un denominado “corralito financiero” decretado hasta 2011; y depende de los 100.000 barriles petróleo diarios que le envía el presidente venezolano Hugo Chávez a cambio de médicos y asesores.

Anciano y recluido en su lecho de enfermo, Fidel dejó en manos de Raúl una reestructuración del aparato estatal basada en destituciones y remociones. Pero la punta de lanza de la nueva ofensiva es un misil dirigido contra los empresarios chilenos socios del líder chileno independiente Enríquez-Ominami, que se lleva de paso a altos funcionarios cubanos que no fueron mencionados en la nota oficial con la que Raúl respondió a Piñera.

Fue el gobierno de Piñera, mediante el canciller chileno Alfredo Moreno, el que se encargó de revelar que la Fiscalía había interrogado a Braudand en al menos dos ocasiones y que no enfrentaba cargos, que estaba bajo prisión domiciliaria desde una semana antes de su muerte y que “existen varios cubanos detenidos”. Tres trabajadores cubanos del consorcio Marambio, la contadora, un técnico de planta y un chofer fueron detenidos sin que se conozca públicamente los cargos que se les atribuyen, según medios chilenos de cobertura nacional.

Lo que si divulgó el diario oficial del Partido Comunista Cubano, Granma, es la destitución del presidente del Instituto de Aeronáutica Civil, Rogelio Acevedo, hombre con una estrecha relación con los negocios de la empresa turística del clan Marambio, Sol y Son, dirigida por Marcel, de 57 años. El diario chileno El Mercurio dijo que uno de los principales ejecutivos de la firma, Lucy Leal, contadora de Marambio desde hace 30 años, es uno de los profesionales investigados por el Estado cubano bajo “sospechas de desvío de recursos al exterior”. ¿A Chile? ¿A la campaña de Enríquez-Ominami?

 

Una cuenta pendiente: la hora de Raúl

La empresa Alimentos Río Zaza se creó hace más de 10 años en Cuba con dos plantas que producen jugo de fruta y lácteos. Pero, según fuentes de la empresa en Santiago, hace nueve meses el Estado cubano dejó de hacerle transferencias, y acumuló una deuda con la firma Tetra Pak por 7,5 millones de dólares, lo cual llevó a la transnacional a suspender el suministro de envases e impidió sus operaciones en Cuba.

El gobierno de Cuba, como parte de la empresa afirma que carece de divisas y ha propuesto a Tetra Pak reanudarle los pagos a partir de enero de 2011. Pero la transnacional exige una serie de garantías en cuanto a reconocimiento de deuda y compromiso de pago, de acuerdo con una versión del abogado Contreras, contratado por Marambio.

El abogado que tiene muchos contactos en Cuba donde vivió en exilio durante la dictadura de augusto Pinochet y ejerció como abogado, ha aconsejado no poner en duda versión oficial de la muerte del empresario y sacar adelante el negocio; pero el aval de la deuda de 7,5 millones de dólares es Max Marambio, quien ahora dice que el Estado cubano le adeuda otros 23 millones de dólares.

El candidato de izquierda independiente Marco Enríquez-Ominami acompañó a la presidenta Michelle Bachelet en una gira por Cuba en 2009 y se encontró con Raúl Castro: “La gira fue en febrero del año pasado y, como correspondía al protocolo, nos saludamos (con Raúl)”, dijo en una entrevista con La Tercera que giraba sobre su relación con Cuba, antes de la muerte del empresario chileno en La Habana.

No eludió hablar de las huelgas de hambre de los disidentes cubanos que ya costaron la vida de uno de ellos: “Considero que los hechos que hemos visto últimamente en Cuba nos muestran una administración que actúa con autoritarismo e intolerancia: el hecho de dejar morir a un ciudadano, independientemente de quién sea, un opositor verdadero o delincuente como se ha dicho, no es aceptable (…)”.

Enríquez-Ominami buscaba el equilibrio: “No me sumo al coro de los que satanizan como un problema común a Ecuador, Bolivia y Venezuela, entre otros, como parte de un supuesto eje del mal” y denuncia el embargo económico de Estados Unidos a la isla que “legitima a los sectores más conservadores del gobierno cubano actual, que sienten que el bloqueo justifica cualquier cosa”.

La paradoja, recuerda, es que durante la gira de Bachelet se organizó un seminario empresarial con la delegación chilena y las autoridades cubanas: “En ese encuentro presentaron a las empresas de Max (Marambio) como el paradigma de las mejores empresas de inversión extranjera”.

Pocos meses después, pasadas las elecciones, empezó el ‘corralito’, en el que argumentando falta de liquidez, el gobierno cubano no permitía las transferencias a las empresas para que pudieran pagar a sus proveedores externos. No fue la única empresa, es verdad, pero sí la marcada  para dar una lección ejemplar.

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