Cuando Ernesto López aceptó estar en la plática de El Faro sabía que estaría sentado del otro lado de la mesa, ahí donde hay que responder más que preguntar. Pero eso no le incomoda: 'A mí no me gusta entrevistar a mi invitado, me gusta conversar con él', había dicho en una ocasión, cuando se comparaba con su ex colega Mauricio Funes, y lo repitió esta vez. Y también juró y perjuró que, aunque no pueda decir 'de esta agua no beberé', que no ve en su profesión un trampolín para saltar a la política.
Y si los temas espinosos le son difíciles de explicar, a López se le ve más cómodo cuando habla de lo que algunos llamarían suerte, esa a la que el presentador de Diálogo con Ernesto López, de Canal 21, llama 'bendiciones'. Esas que lo llevaron a Canal 6, de la mano de Roxana Lemus, cuando apenas cursaba su primer ciclo de la licenciatura en periodismo.
¿Naciste en el mero Usulután?
No, yo nací en Santa Elena...
¡Tabudo!
Sí, pero me crie en el sector de California. Y a los dos pueblos los quiero muchísimo. Pertenezco a una familia humilde, socialmente hablando, de cuatro hermanos.
¿Desde pequeño ya armabas cámaras de televisión con cumbos de leche y decías que querías ser periodista o fue hasta después cuando te llamó la atención esta carrera?
Tuve una bendición más que una oportunidad, porque todo lo que gira alrededor de tu vida son bendiciones y no pura suerte, como le llamamos: mi padre trabajó como contador de dos importantes empresas radiales de este país.
¿Cuáles?
Radio 10 y radio Teatro. Si haces una retrospectiva desde los años 80s hacia abajo, estas eran radios de mucha tradición, de mucha audiencia. Entonces, cuando nos traían de vacaciones a San Salvador, mi padre nos llevaba a la radio y ahí fue que comenzó... ¿cómo le podríamos llamar?... aquel nivel de acceso a ir creando mi propio escenario futuro. Recuerdo que cuando regresaba a mi tierra, a mi pueblo, a California, llegaba y hacía mi cabina con un radio transistor en mi cama. Ahí comencé a soñar de ser, en este caso, un locutor de radio. Y ejercí el oficio por mucho tiempo. En la medida en que ya tuve que trasladarme a San Salvador, me permitió concretizar esa ilusión que tenía.
¿Y en qué radio trabajaste?
En Radio 10, donde trabajaba mi papá... pero esta radio ya entraba en un período de decadencia, llamémoslo así, porque la empresa no tomó las apuestas y la visión que tomaron otras radios, como la Femenina y la Mil 80, que pasaron del AM al FM. Ahí empecé a trabajar. Pero fue curioso porque mi papá, siendo ejecutivo de estas empresas, jamás quiso que me dieran trabajo en la radio.
¿O sea que solo hacías prácticas? ¿Nada de plata?
No... Y no tanto prácticas, era el metido en la radio.
¿El metido?
¡El metido en la cabina! Mi papá tuvo el concepto de cuidarnos a tales extremos de decir: 'Yo no quiero que él trabaje porque le va a gustar el pisto y va a dejar los estudios'. ¡Teniendo la oportunidad de lanzarme, de un buen turno, de un buen horario!
¿En qué consistía el trabajo de metido?
Era de estar acompañando al locutor. Si él se levantaba al baño, entonces le daba 'play' al tocadiscos y que no quedara el gran bache. Lo de mi padre fue tan curioso que cuando ya pasó el tiempo y comencé a estudiar en la universidad, casi le lloré para que me diera un puesto en la radio. ¿Sabés qué turno me dio? Domingo de 6 de la mañana a 12 del mediodía.
¡Súper turno!
Fue algo difícil pero entendible. Creo que todos los papás quieren lo mejor para sus hijos y creo que el mío se siente orgullo de haber hecho eso.
¿Y eso fue cuando ya estudiabas periodismo?
Sí... lo que pasa es que es curioso porque había estudiado bachillerato agrícola. Mi idea era ir a trabajar las tierras de mi padre. Pero cuando ya me gustó la radio me incliné por periodismo. Ahí corrí con otra bendición muy importante en mi vida profesional. Estando en el primer ciclo fue que tuve la bendición de llegar a El Noticiero de Canal 6, en 1988. Ya son 22 años de estar en televisión.
¿Y cómo fue? ¿Ya venía con la solicitud de la Universidad?
Fijate que fue bien curioso. Yo no sé, pero las bendiciones siempre están ahí. ¿Sabés quién me llevó a mí a la televisión?
Roxana Lemus.
Roxana Lemus me llevó. Pero es curioso porque yo no la conocía. Estaba en uno de los pasillos de la placita de Humanidades y vi venir a aquella mujer guapa, preciosa, porque era una mujer muy singular en ese aspecto, y recuerdo que me le acerqué a saludarla, porque era gente de televisión. Y ella me dijo: 'Mirá, ayudame a encontrar la Rectoría'. Yo me sentí el galán llevando a Roxana Lemus a la Rectoría.
¡Y te la quitaron!
¡Ja, ja, ja, ja!
Un tal Joaquín (Villalobos).
Sí, sí... Bueno, aproveché para decirle: 'Estoy en una radio y quisiera entrar a la televisión'. 'Llegate mañana', me dijo. Imagínate tú, El Noticiero de Canal 6, en 1998, entrar a la televisión... no era fácil. Llegué cuando estaban Alberto Barrera, Guillermo Mejía, Carlos Armando Rivera, Joel Burgos, Marlene Vallecillos y yo el metido. Y no me avergüenza decirlo, me siento orgulloso.
¿Llegaste a hacer prácticas, sin salario...?
... Sin saber cómo se redactaba. Tengo bien presente cuando yo comenzaba de los comunicados a hacer la nota para que la pasaran en off en televisión, es curioso, Guillermo Mejía agarraba mi nota así, ve (hace el ademán de tomar un papel, arrugarlo y botarlo al suelo) delante de mí, y me decía: '¡Andá a estudiar, bicho!'. Entonces venía Roxana Lemus, agarraba la nota, la desdoblaba y me decía: 'No´mbre, mirá, venite'. Así fui entrando al mundo del periodismo.
¿Y quiénes eran tus compañeros de universidad?
Mira, en ese entonces... nos llevábamos tan bien desde cuando entré a la Universidad con quien ejerció la jefatura de prensa de la administración de Antonio Saca, Marvin Quinteros. Ahora es jefe de comunicaciones en la Asociación Salvadoreña de Industriales (ASI). Marvin y yo fuimos grandes compañeros. En ese tiempo la situación era muy crítica. Varias veces me tocó salir en guinda, viví el último exilio de la Universidad.
¿Y en tu etapa de aprendiz en radio y televisión hiciste alguna burrada fea?
Nnnno... No me recuerdo, y te lo contaría porque esto podría ser indirectamente un mensaje a muchos que sueñan con ser y llegar a estar en el lugar donde nosotros estamos. No es fácil. Una de las anécdotas que te tengo es esta: como llegué así a El Noticiero, había algunos que me veían con cierto resquemor. Roxana me había llevado y solo había hablado con Alberto Barrera, que es una linda persona, pero no había hablado con Julio Rank. Y él siempre fue un hombre de talante fuerte y recuerdo que una vez iba con Élder Gómez, periodista, y el camarógrafo en una de las famosas 'chanchitas' azules con el logo de El Noticiero. Y estaba arriba porque estaban quemando llantas en la Universidad Nacional, y en eso llegó Julio Rank y se quedó viendo así (Mira fijamente a un lado y hace como que tiene un cigarro en su mano derecha) y dijo: 'Díganle a ese vago que se baje, que es prohibido andar gente particular en el carro'. Y llega Élder Gómez y me dice: 'Mirá, esperanos en la esquina porque Julio dijo...'
… ¿Te achicaste? ¿No le dijiste nada a Julio?
No, nunca. Es más, es la primera vez que lo digo en público.
Es en el período en que se fueron, los terremotos dañaron la escuela de periodismo, ¿cómo terminabas en un trabajo donde no te querían del todo?
Terminé sacando el 'doctorado' en periodismo, 12 años, eso me llevó el que este ciclo podía estudiar y este otro, no podía. Así, eso me llevó a estudiar por 12 años. Me gradué en el 2000 de licenciado en periodismo, andaba por los 31 años. Pero entonces, en 1994, era presentador de El Noticiero de Canal 6, era el benjamín de la televisión y resulta que, imaginate, darte el taco de dejar la televisión por te gustaba una cipota en la universidad y no la podía ver porque no te quedaba chance.
¿Pero entonces?
Tuve que renunciar, pero es cosa del pasado.
¿Renunciar?
Renunciar a la televisión porque no me quedaba chance de estudiar... pero yo estaba más enamorado de una cipota.
¿Y en cuánto tiempo te dejó la cipota, porque así pasa?
¡Nunca me hizo caso! Le llegué a decir a Julio Rank que quería permiso para estudiar y me dijo que no, que yo tenía que sacar el noticiario del mediodía. Y si a Paco, Francisco Imendia, se le antojaba no llegar, a mí me tocaba. Fijate, no tenía privilegios, mi primera camisa camisa para presentar noticias fue una camisa Norma. Y algunas de las corbatas que usé fueron las de mi padre, que eran de aquellas antiguas, o aquellas grandes que ahora están de moda... curioso, ja, ja.
¿Cómo pasaste de ser redactor de notas a presentar y reportero? ¿Hiciste reportería?
Sí. En El Noticiero de llegar a ser directamente presentador, recuerdo que estando con ellos salió la oportunidad de sacar un programa que se llamaba 'Sucesos'. Y ahí se cubrían fiestas rosas y cumpleaños, y empecé a ejercer el periodismo de calle redactando cumpleaños, redactando comuniones, solo era... pero cuando ya se da el lanzamiento se pone la figura de una presentadora y luego entran dos y comienza la carrera. De repente se me presenta la oportunidad de ir a El Noticiero, así fue como fue.
¿Y renunciaste por un amor imposible?
Recuerdo que fue en el 94, pero no soporté... sí, renuncié, no me sentía bien.
Cuando llegaste otra vez me imagino que fue una gran ahuevada: no te hizo caso la bicha y no sabías si te iban a agarrar otra vez, ¿cómo hiciste para regresar a la televisión?
Renuncié porque estaba empilado de una cipota que nunca me hizo caso. El problema fue que llegó un momento en el que me desesperé… Pero tuve la bendición de regresar a la televisión, pero ya no al Canal 6 sino a Teleprensa, en Canal 2. Fue curioso porque en un desliz, de esos que se cometían, me fui a meter a una fiesta, a uno de los grandes carnavales en la Feria Internacional en los que había un área VIP para los de radio. Recuerdo que andaba ahí y en medio de ese mar de gente de toda clase me encuentro bailando a Rafael Domínguez. ¡Increíble! Le dije que quería regresar a la televisión, que si me podía ayudar. 'Llegate', me dijo. Así comenzamos con el proyecto, porque l noticiario llegaba hasta diciembre en TCS y comenzábamos Teleprensa, en Canal 33. Yo fui fundador de ese proyecto, lastimosamente no logró concretizarse en un 100%.
¿No creés que era muy ambicioso un canal de noticias salvadoreño?
No, yo creo que se le agotó la gasolina, el dinero. Los dueños en ese entonces, la familia De León, no quisieron abrirse a tiempos para poder seguir.
Pero regresemos a Canal 2. Entonces te encontraste a Rafael Domínguez... ¿Y?
Él me ayudó a hacer el relanzamiento de Ernesto López. Ahí me ayudó a hacer el periodismo de calle, porque no llegué de presentador, llegué a ser un reportero.
¿Quiénes trabajaban en Teleprensa en ese entonces?
Estaban César Vallona, estaba 'Chirimica' David Marroquín, Tony Cabezas... no recuerdo quién más. Eran como tres o cuatro y ya venía el nuevo proyecto, en el que se estaba reclutando a nueva gente. Fue curioso, ahí fue cuando conocí una computadora.
¿Hasta el 94?
Así es. No sabía ni encenderla. A Moisés Urbina, que era del director, le llamaba a cada rato porque se me perdía la hoja. ¡Increíble!
¿Cómo fue el cambio de reportero de cumpleaños a reportero de calle?
Ya había un conocimiento adquirido, tenía una base sustancial de redacción. En la universidad no sé si había cursado redacción de noticas... bueno, sí, creo que era de las primeras que se llevaban. Pero era un periodismo bastante pobre académicamente, pero en el 94.
Pero por esa época empieza a surgir una nueva generación de periodistas, la gente de postguerra, Christian Villalta, Héctor Silva hijo, Ángela Escobar, gente que ya empezaba a trabajar en medios y que tenía uno o dos años de carrera...
... Ángela Escobar llegó después de mí a ejercer ahí a Teleprensa... no lo había ejercido, bien tengo presente la figura de ella, con un vestido muy señorial... Cuando te hablo de que era un periodismo pobre académicamente es que creo que, particularmente en mi caso, nací con mucho entusiasmo y este no deja de traicionarte. El periodismo uno lo viene a madurar después, en mi caso, cuando comencé a experimentar mas allá de la sensación que te puede generar ser una figura pública, cuando sabes el hecho de que tienes que tener conocimiento al 100% de las cosas que suceden, estamos hablando de ser autodidacta, de ser un asiduo a la lectura, etcétera. En aquel entonces no, era solo la sensación de cubrir la guerra... era 'aquí estamos reportando desde Apopa', etcétera.
¿Y qué pasó en Teleprensa? Digo, porque poco tiempo después salís del periodismo y entrás al mundo de la comunicación institucional.
Estando en Teleprensa comencé a desarrollar un periodismo de campo. Recuerdo que llegué tanto a asimilar el arte de escribir que no andaba libreta a la hora de salir a la calle y todo el mundo me lo admiraba y me hacía chiste porque anotaba los nombres de las personas que entrevistaba en una servilleta. Y llegaba al canal y solo tres palabras, y el resto era vídeo. Hoy en día, muchos se acuerdan de eso.
¿Lo recuerdan para bien o para mal?
Para bien, porque el periodismo de televisión es diferente al periodismo escrito. Yo le tengo miedo al periodismo escrito.
¿Por qué, si es más fácil, no tenés que aprender a modular la voz y esas cosas?
Porque no me crie en eso. Yo le tengo miedo al periodismo escrito a pesar de que ahora me toca mucho trabajar en la edición de materiales, porque lancé al mercado una revista estratégica sobre el transporte visión de futuro en octubre pasado. Es la primera revista estratégica en el tema, no hay en el mercado.
Regresemos a lo anterior, llegás a Teleprensa y de allí saltas a la Asamblea Legislativa…
... Sí. Estando en Teleprensa cubría la fuente de la Asamblea Legislativa y en ese entonces me llevó René Figueroa para que pudiese manejar... para que montara la oficina de prensa para poder lograr ciertas metas y objetivos comunicacionales. Para mí eso fue otro mundo, otro gran reto, porque, para comenzar, era tan incipiente... ¿cómo te podría decir? Mi madurez profesional era incipiente, pero así fue que me trasladé y uno de los principales objetivos que ellos (la fracción de Arena) tenían lo logré cumplir, que era el de permitir que otras figuras no tradicionales políticamente hablando pudiesen tener relaciones con los medios de comunicación. Entonces había una queja de todos los diputados porque solo salían públicamente Walter Araujo, Gerardo Suvillaga, René Figueroa y Gloria Salguero Gross. Solamente eran ellos los que estaban saliendo en los medios y el resto, no. Ahí promoví la figura del doctor Norman Quijano como presidente de la Comisión de Medio Ambiente para que los medios lo buscaran. Y así, sucesivamente, te podría poner otros ejemplos.
¿Cómo se siente ese cambio? Digo, porque uno como periodista busca todas las fuentes y entonces era trabajar con una fuente única, lograr vender, no en el sentido peyorativo, a esa fuente.
Si me preguntas si para un periodista es un pecado trabajar como asesor en cualquier institución, llámese de gobierno, privada o institución partidaria, no le veo ningún pecado. Si eres un profesional del área periodística, que es parte fundamental de las comunicaciones... la comunicación es amplia, la comunicación tiene sus especialidades...
Es ahí donde me pierdo, cuando me toca ir a darle una charla a la gente de comunicación institucional y me preguntan cuál es el trabajo de un comunicador institucional, explico que es lograr promocionar los hechos que hace una empresa o una institución y lograr que yo, periodista, me las crea aunque no sean necesariamente toda la verdad. Por eso te preguntaba, ¿no hay una forma de rompimiento entre el periodista y el comunicador institucional?
Te voy a poner un ejemplo: jamás cuestioné el papel que jugó quien ahora es el presidente de la República. A él se le cuestionó que siendo un periodista asesoraba la formación de un programa en la Procuraduría para la Defensa de Derechos Humanos. ¡Si para eso te crías! ¡Para eso estudias! Lo que pasa es que a muchos se nos olvida que los periodistas somos empleados, somos profesionales como lo es un médico, como lo es un sicólogo.
Te pregunto esto porque, ¿qué tipo de fiscalización puede hacer un periodista que es comunicador institucional? Evidentemente sobre esa institución, donde trabaja o a la que ofrece sus servicios es casi cero porque prácticamente su trabajo es promover el trabajo de esta institución.
Te voy a poner un ejemplo para poder responder un poco tu pregunta, porque me parece muy interesante. Insisto, de todos los pasos que he dado me siento plenamente orgulloso. Y si estoy donde estoy es porque verdaderamente Dios y la vida me lo han premiado, porque he sido trasparente y lo digo con mucha responsabilidad. ¿Tú sabes que salí de la fracción de Arena cuando se dio la crisis del 97, en que se fueron los Maneques? Me recuerdo que quería escribir un artículo, quería escribir un libro, que todavía lo llevo como deuda. Casi lo tengo. Se dio esa hecatombe, donde Gloria Salguero Gross tenía la concentración, era presidente del Coena y presidenta de la Asamblea Legislativa, y se le habían ido los Maneques y le dijeron: 'Suelte el partido'. Y recuerdo que no les hicieron caso, perdieron las elecciones y se vinieron de no sé cuántos diputados a 'x' diputados, a una menor cantidad. En el baño de los diputados de la fracción habían puesto: 'Los maneques son unos hijos de pu...', 'los maneques son unos cule...', 'los maneques son una mie...'. Pero después de las elecciones, fíjate, después de las elecciones llegué de nuevo al baño y encontré que otro había llegado a poner: 'Pero lastimosamente tenían la razón'. ¿No sé si logran entender el mensaje? Es decir, de las situaciones, como se habían generado al principio, las críticas que se daban y les terminaron dando la razón.
Pero, por ejemplo, de eso no podías escribir cuando trabajabas para Arena.
Cómo no... y tengo otra, que también es parte de ese libro, y es que no continué en Arena porque querían ocuparme para andar en cuestiones de militancia del partido...
… ¿Y no sos arenero?
No soy arenero.
¿Y tampoco de derecha?
Me considero un hombre de una derecha social, si lo querés.
¡Gana!
No, ja, ja, ja, ja.
Gana dice que es derecha social, derecha popular…
¡No! Estigmatizaron, estereotiparon la ideología. Es bien fregado. La izquierda... y sí querés más tarde abordamos el tema de la ideología, pero te lo voy a definir así: me considero un hombre admirador de muchas cosas que tiene la derecha, también admirador de muchas cosas que tiene la izquierda. Lo que pasa es que aquí habría que ver cuál es el que pesa más y, en nuestro medio, el tema de política es un tema para todavía seguir un curso.
Por lo que entiendo has posicionado gente de la fracción de Arena, que decías que solo salían unos cinco. ¿Posicionaste más gente?
Del sector transporte.
A Genaro Ramírez. Vaya, si yo te digo, fijate que quiero que Rodrigo sea presidente, ¿cómo lo solucionarías? ¿Qué movimientos harías?
Lo que pasa es que en el juego de posicionar imagen entran varios factores. El factor estratégico comunicacional, el factor de relaciones de medio, etcétera. Habría que buscar en su conjunto formas que le determinen a él sus características o cualidades.
¡Ya vi, no se puede!
Ja, ja, ja, yo creo que sí.
Es que yo tengo dudas con eso. Yo recuerdo que tú has repetido, esto que me estás diciendo acá, en varias ocasiones. Recuerdo que Ernesto Rivas, en su blog, decía que había 'un periodista que estaba defendiendo una violación al código de ética de la profesión'.
¿Quién?
Ernesto Rivas Gallont, diciendo que un periodista no puede trabajar en otra área, aun cuando dice no perder su objetividad, es casi imposible.
(López se dirige a Óscar Luna y mira la cajetilla de cigarros light que está frente a él: '¿Te robo un cigarro?', le pregunta. Al inicio había asegurado que no tomaba café, por eso se inclinó por un capuchino tradicional: café y leche, según dijo. Ahora, Luna abre la cajetilla y le brinda un cigarrillo. Ernesto mira a Fréderick y le solicita que nada de fotos. 'Porque yo no fumo', dice, y enciende el primero de la tarde. '¿No fumás pero fumás?', le preguntamos en broma. 'Ahorita porque... porque están ustedes. Perdón porque te... pero no es que yo fume, sino que simplemente porque...', intenta responder y prefiere regresar a la plática).
Te decía, Rivas Gallont decía que estabas defendiendo una violación al código de ética porque para algunos...
... ¿Lo dijo él de mí?
Lo cito: '15 de julio de 2009. ‘Periodista defiende violación al código de ética’. Con estupor escuché ayer por la mañana a Ernesto López, del Canal 21, defender que un periodista o presentador reciba un salario de parte de una organización o funcionario de gobierno sin que eso signifique una violación al código de ética de los periodistas, “siempre y cuando se mantenga objetivo'… 'Considero a Ernesto López mi amigo, pero eso no me impide criticar su postura. Ernesto se refería a que su colega –y también amigo mío– Nacho Castillo, de Canal 33, sirva como asesor de imagen del presidente de la Corte Suprema de Justicia'. Entonces, para él sí es una violación.
¿Sabes a qué me refiero o a qué me refería en ese momento?
No.
Al hecho de que eres un especialista en el tema. El problema es que ocupe mi tribuna, mi programa, para poder hacer un uso que infrinja las normas éticas del periodismo. En el caso específico, y lo voy a tocar porque tú lo mencionas, entiendo que pocas veces hubo un emplazamiento de parte del colega periodista hacia las malas prácticas que se daban. Eso es malo. Eso es malo. Él no puede estar ocupando su tribuna para estar defendiendo lo indefendible, si así fuese.
Pero, por ejemplo, Mauricio Funes llevaba a la procuradora a su programa y parte de la estrategia de comunicaciones era posicionar a la procuradora en los medios.
Yo recuerdo que no. Si mal no lo recuerdo, él no estaba trabajando en el posicionamiento de la procuradora, era en un programa que cierta ONG del extranjero que había pedido para poder desarrollarlo en conjunto con la institución.
¿Éticamente no era reprochable si él llevaba a gente de la Procuraduría a hablar a su entrevista?
Es que como era un funcionario público directamente vinculado al quehacer de la parte política y de derechos humanos, yo no le veía ningún problema. Lo que pasa, insisto... mirá, a muchos se nos olvida que los periodistas somos empleados. Te voy a confesar. Durante el período de educación en la universidad Nacional muchos, muchos, muchos compañeros míos fueron acérrimos críticos de El Diario de Hoy.
¡E igual trabajaron ahí!
Igual terminaron trabajando ahí y yo les preguntaba: '¿Cómo te sentís trabajando ahí?' 'Bien'. '¿Y por qué antes los criticabas?' 'Ah, porque para eso estudiamos'. Ustedes tienen una ventaja, que por eso admiro muchísimo el periódico El Faro, porque es un referencial de hecho, y de hecho lo tomo mucho como punto de referencia en mi trabajo periodístico, porque tienen esa libertad que otros medios no tienen... y si la tienen, es muy limitada. Nosotros, en televisión, donde yo estoy, corro con esa misma suerte que ustedes tienen.
¿Cuál? ¿Libertad?
La de poder tener libertad, de abordar los temas, de aplicar las normas éticas del periodismo.
¿Ahorita regresarías a trabajar para un partido político?
Si la necesidad me conlleva a ello, tenelo por seguro que sí. Y te voy a confesar que fui el primer jefe de prensa que tuvo la fracción de Arena en la Asamblea y, en mi papel de periodista, he sido el más crítico de las administraciones de Arena. Nunca me ha comprometido a nada. Es como en el sector transporte, donde pasé a ser jefe de prensa de AEAS, con Genaro Ramírez, y posicioné su imagen para bien o para mal.
¿Cómo fue esa transición de pasar de nuevo a la televisión, al Canal 21, y dejar AEAS?
Tenía las dos funciones. Era presentador de noticias y estaba también con AEAS, y luego pasé a trabajar con el sector transporte de carga, Asetca. Después ya me quedé directamente trabajando con el canal, porque se me ofreció la dirección de prensa y así comencé a trabajar. Creo que fueron siete años los que pasé en ambos cargos.
¿Te han censurado en algún medio?
En el que estoy ahora no.
¿Antes?
Sí, pero era como una autocensura. En Canal 6 era obvio. El primer grupo que estuvo se vino abajo por la censura que imponían entonces. Joel Burgos, Carlos Armando Rivera... todos ellos se fueron.
¿Y sos tu propio asesor de imagen en este momento?
¿Para poder consagrar ni trabajo como periodista?
Sí.
No. A veces los medios de comunicación cometemos el error de decir que somos objetivos y la objetividad no tengo por qué medirla yo. Es la gente quien tiene que decirlo. Si ellos lo dicen, bienvenido. El posicionamiento de mi trabajo ha sido producto de lo que he venido ejerciendo. Por eso no tengo pelos en la lengua para decirte de dónde vengo.
¿Hay mucho culto a la imagen en la televisión?
Sí, lo hay.
Perry Ellis, Blackberry…
Sí, pero es porque los patrocinadores quieren que así salga.
¿Y lo del Blackberry te obliga la marca?
Mmm... fíjate que no uso el Blackberry, a no ser que tenga problemas con mi computadora, porque lo tengo configurado para recibir correos.
Hay un spot donde salís caminando y llevás el Blackberry en la mano.
¡Es porque tenía el guión de lo que tenía que decir!
¿O es escuela de Moisés Urbina?
No, para nada. A él lo admiro muchísimo, él siempre fue un adicto a la tecnología.
Te preguntaba esto del culto al cuerpo porque en una entrevista, allá por 2004, confesaste que te pusiste a dieta porque casi llegabas a las 190 libras...
... Ahorita me tiene a dieta mi productor.
¿Y el cambio de look que te hemos visto? ¿Nuevo corte de pelo?
Lo hice porque ya se me está cayendo el pelo, y tenía que peinarme de un lado para tapar el otro, ja, ja, ja. ¡Hay que ser sincero!
Digo, aquella vez hiciste una dieta tan severa que quedaste desnutrido.
Solo vegetales comía. Todavía estaba el famoso restaurante de antaño: El Tao. Cometí el error de agarrarla de lleno, a tal grado que llegó un momento en que sólo con sueño andaba. Tuve que ir donde el médico y me dijo: 'No tienes grasa en tu cuerpo. Y eso es malo. Tú cuerpo siempre debe tener grasa, ciertos niveles de grasa'. Pero todo fue por eso. Y no es porque sea un culto a la personalidad, sino que la televisión es imagen. Tú me hablas de Perry Ellis, tuve la bendición de que la marca viniese a su distribuidor y empezar a indagar en cuál de los programas querían posicionar la marca. Yo no conocía al dueño...
¿A Hasbún?
Sí, él me llamó y me dijo: 'Ernesto, quiero vestirte a ti como vestí a Mauricio Funes por los 20 años que estuvo en televisión. La marca que distribuyo ha decidido dártelo ti, por estas y estas consideraciones...'
¿Eso es televisión?
Sí.
¿Ernesto López tiene culto a la imagen? En esa entrevista de 2004 salía que ibas al sauna, corrías en la ciclovía del Constitución...
... Sí, corro en la ciclovía por cuestiones de salud. Lo que pasa es que la sociedad te exige presentación. La gente te admira, te ve y quiere sentir esa sensación. Pero más allá de eso te voy a dar otra característica paralela: he tenido un defecto que estoy tratando de corregir.
¿Que es cuál?
Mi discurso de escritorio es bastante tímido para hablar de política, economía y sociedad. Mi show está en la televisión.
¿Sos tímido fuera del set?
Sí. Y es malo porque la gente se acerca constantemente para preguntarme qué pienso de la política, de los partidos, y al principio rehuí y le decía a mis amigos: 'Vámonos a un lugar escondido, donde no venga la gente.'
¿La gente te asedia? ¿Te ven en la calle y corren a tu encuentro?
Es normal. Y no sólo a mí. Si tú pones a Daniel Rucks aquí, te aseguro que todo mundo lo estará mirando.
Daniel Rucks está en un programa diferente.
Si pones a Mauricio Funes aquí...
... Es el presidente de la República.
Hoy es el presidente, pero cuando no era, era lo mismo.
¿Cómo era tu relación con él?
Muy buena, a tal grado que cuando yo tenía mis reuniones... él tiene un carácter, un temperamento muy especial.
Eso es una forma de decirlo: 'especial'.
Especial como lo puedes tener tú o yo. En un ratito podés andar de buenas y en otro, de malas. Recuerdo que en varias ocasiones me lo encontraba en el pasillo, a lo mejor iba serio y no me hablaba. Pero de repente, al día siguiente, estaba en reunión, tocaba la puerta de mi oficina y entraba a fregarme y platicábamos. Nunca tuvimos una plática tan extensa, a no ser después que se dieron proyectos mancomunados, por ejemplo, en el ejercicio electoral. Pero fue una relación buena. Me dolió mucho el problema que se dio después, cuando se malinterpretaron algunas palabras.
Bueno, en La Prensa Gráfica salió una declaración tuya diciendo que se recuperaba el espacio de la entrevista por falta de credibilidad.
Qué bueno que me lo preguntan. Nunca me referí a la falta de credibilidad en él, sino a la falta de credibilidad del medio, por el hecho de que a él se le consideraba un hombre que ya iba como candidato. Lastimosamente se le dio esa interpretación para crear una magnitud de sensibilidad en aquellos sectores fuertes del FMLN, los que fueron muy duros. En los blogs y en Radio Mi Gente, la gente llamaba y decía: 'Ernesto, ¿cómo están hablando mal de ti?' Un día antes de que sucediera esa situación, yo había estado reunido con él y Hato Hasbún... me dolió muchísimo. Yo admiré mucho a Mauricio Funees en todos los sentidos.
Se hablaba de que estabas diciendo que Mauricio era parcial y poco creíble. Así fue como se leyó la nota...
Sí, así se le manejó la nota. Y yo, después, me quedé con miedo de poder decir cosas, porque a la larga no era... Fijate que a Mauricio lo admiro. Teníamos una relación bien bonita. De hecho, te voy a confesar que yo en ese entonces, sí, me fumaba mis cigarros, y él me enseñó a fumar puros.
¿Tanto así?
Bien recuerdo que, una tarde de domingo, él me dijo: '¿Y por qué fumás cigarro? Eso es malo. Fumá puro. Esto es más saludable porque aquí no hacés el golpe, solamente lo saboreás, lo expulsás y el daño es menor'. 'Entonces, regalame uno', le dije. Y comencé, lo probé, un Cohiba Señorial, pero lo curioso es que me gustó, pero no soporté la carga financiera...
Ja, ja, ja.
A los seis meses decidí abandonarlo, porque me salía muy caro. A 20 dólares me salía la cajita y me fumaba cuatro a la semana. ¡Ochenta dólares semanales! Tuve que renunciar a eso.
¿Y de ahí Delta?
Y de ahí pasé... No, la verdad es que yo no fumo. Más fumaba por cuestiones de...
¿Vos te considerás 'cauteloso' al hablar en tu programa o es algo deliberado?
Trato de ser sincero. Trato la manera de ser el Juan Pueblo en el set y creo que ese ha sido parte del producto por el cual estoy dando esto ahorita. Mucha gente lo ve así, me lo dice.
¿Quién es el mejor: Romeo Lemus, Nacho Castillo, Jorge Hernández o vos?
Yo creo que todos tienen características muy especiales... difícilmente te la puedo responder porque no los veo, porque estoy en el mismo horario o franja de programas y se me hace difícil poder decirte...
Ah, Rafael Domínguez está en el mismo horario...
¡Imaginate! Uno de los grandes lemas que yo tengo, y que me ha funcionado, es que yo no pretendo ser el número uno. Siempre me gusta ser el número dos, porque esto me permite estar en constante cambio para poder llegar a ser el número uno.
¿Qué características tiene Ernesto López?
La de preguntar de una forma que me entienda el televidente, de preguntar cosas que el televidente quiere saber. A veces son preguntas tan ingenuas... yo le decía ahora a Óscar Ortiz, esta mañana, la primera pregunta: '¿Te ves en los zapatos de Norman Quijano?' Y así comienzo. Fijate que yo ocupé una frase, en un medio de comunicación, y después me llamó un colega periodista exclusivamente para hacerme una corrección. Yo dije: a mí no me gusta entrevistar a mi invitado, me gusta conversar con él...
… Inclusive dijiste que esa era la diferencia entre la entrevista de Mauricio Funes y la tuya...
Y me llamó, inmediatamente, William Meléndez, y me dijo: 'Ernesto, ¿por qué estás diciendo eso, si tú eres un periodista?'. Porque ese es mi estilo. Mi estilo no es acosador. ¿Sabes por qué? Porque creo que en la confianza, yo puedo sacar más cosas de ti sin ser un acosador, que a lo mejor difícilmente te las pueda sacar si fuera insistentemente...
… Ok. Pero, a veces, hay que ser...
... Hay que serlo. Y lo hago... ¿Te robo otro cigarro?
Digo, porque, no veo qué tipo de conversación pueda llevar con una persona que haya robado dinero público, por ejemplo... ¿Qué voy a conversar con él? No, mi papel no es de conversar con él, mi papel, como periodista, es saber qué hizo con ese dinero, que dé cuentas...
... Es que lo he logrado. ¿Por qué se me han acercado figuras emblemáticas que no han ido a otros medios? 'Yo no maté a monseñor Romero', que fue uno de los programas que destapó mucho, hace cinco o seis años, no recuerdo, y que no tuvo el premio Pulitzer, mucho menos el premio de periodista del año. '¿Quién mató a Katya Miranda?', que me llevó a ser perseguido, a andar con seguridad, y por él no tuve el Pulitzer, no tuve el grado de periodista del año. Y así te puedo...
… ¿Y los premios son importantes para vos?
Alientan a seguir trabajando, alientan a seguir trabajando...
Digo, porque, también hay de premios a premios... Hay premios que te los dan por tan solo una nota que escribiste o que hiciste...
... El mejor premio que yo he logrado recibir hasta ahorita es el cariño de la gente. Es la admiración de la gente. Y te voy a confesar, yo he hecho varios trabajos en el ejercicio, que no han llegado a tener ese estímulo de reconocimiento.
¿Del gremio?
O de quien sea. Y esa es una cosa bien importante, porque los periodistas no estamos para premios. ¿Por qué me vas a premiar a mí por un trabajo de investigación? ¿Y no para eso estudié, pues?
Decías antes que querías ser el Juan Pueblo de los entrevistadores... ¿Qué opinás de las personas que creen que a la entrevista de Ernesto López le falta un toque de crítica, de intelectualidad, digámoslo así, un toque más serio?
Sabés por qué, porque a la gente, entre más sencillo le hablás, mejor te entiende el programa...
Eso parece publicidad de La Notica o de El Más!, donde nos dicen que hay que hablar como la gente para que esta entienda...
... Al menos a mí me ha funcionado y te lo digo con mucha franqueza.
¿Qué opinás de que comunicadores de medios, con cierto éxito, terminan siendo dueños de medios o lanzándose a la política? Ya podemos contar dos presidentes así. ¿Neto López para presidente?
¡Puta! Para mí sería bien difícil desmarcarme de una opción a la que, como ciudadano, puede tener derecho cualquier persona. Lo que sucede es que a ese fenómeno yo le he dado una lectura: en el país, la clase política ha caído en una desconfianza, en una falta de credibilidad, que la han llegado a ocupar ciertos periodistas. Cuando se da esa simbiosis, esa relación de peso, entre la clase política a la que ya no le cree la gente y sale un 'defensor' de los intereses del pueblo, ¿a quién crees tú que le dan el voto de confianza?
¿Creés que ese fue el éxito de Mauricio Funes?
Claro. Claro. Porque Mauricio llegó a ser presidente por su popularidad, por su credibilidad. Que hoy en día tenga problemas para poderlas satisfacer o cumplir su promesas, ese es otro escenario.
Te pregunto eso porque la primera entrevista que dio Mauricio, paradójicamente, te la dio a ti.
¿Por qué me la dio?
No sé, a nosotros no nos ha querido dar entrevista.
¡Qué bueno! Qué bueno lo que me estás diciendo, y te la voy a terminar de complementar: me la dio a mí, me las daba a mí y ahora no me da entrevistas.
La primera entrevista te la dio y ahí prometió que iba a cumplir, que sus promesas de campaña iban a ser realidades.
Yo le he hecho dos invitaciones por escrito, y no me las ha dado.
El día que gana Mauricio Funes las elecciones, parecía que ustedes en Canal 21 estaban con él.
¿Sí? Lo que pasa que también acuérdate que Mauricio no solo luchó contra el partido Arena, luchó contra muchos medios que se volcaron contra él...
Pero tu papel es tratar... parafraseo a Ignacio Ellacuría, si bien la objetividad no existe, no significa que esta no deba de ser una meta a alcanzar. En ese sentido tu trabajo era ser más objetivo. Y parecía ser que en ese momento de la victoria como que ustedes celebrando la victoria de Mauricio.
Se me hace bien difícil podértelo reafirmar, pero yo a él nunca lo tuve al contrario. Mi papel siempre fue el de poder plantear la temática. A mí quizás mejor dame tu lectura de lo que pudiste haber visto. Digo del ángulo del ejercicio, a nivel ya de prensa seria ya bien difícil, porque ya estaban delimitadas mis funciones y, te voy a confesar, no tengo nada que ver con el área de prensa.
¿Y ya no te quiere el presidente?
No sé si es cuestión de querer, pero ahí puede decir mucho el papel del periodista a la hora de entrevistar. Te voy a poner un ejemplo, y aprovecho para felicitarlos a ustedes por tocar el tema de Polistepeque, pregúntate tu, ¿quién de las entrevistas de televisión agarró ese tema que ustedes dieron a conocer?
En general, casi nadie agarra nuestros temas.
Entonces no vistes toda la semana mi programa.
No, por eso te digo, casi nadie agarra nuestros temas.
No, no los agarran. Yo sí los agarré y yo jamás puse... oíme bien, el punto mío fue, a tal grado, de emplazar a las agencias de publicidad para que salieran y se defendieran. Es incorrecto, tú no puedes llevar una concentración de publicidad por un decreto ejecutivo si estás hablando de transparencia. ¿Por qué no someterlas a consideración de los procesos legales de licitación? Así debería de ser, según mi criterio.
En este mismo espacio, Jorge Hernández dijo, si mal no recuerdo, que no descartaría lanzarse cuando esté en la cresta de su carrera periodística. William Chamagua, de Radio Cadena Mi Gente, ya lo dijo; Mauricio Funes, inclusive, la primera vez que se habló sobre la posibilidad de que él fuera candidato fue en la primera edición de las Pláticas de El Faro. Por eso te digo, ¡aprovechá!
No, fíjate que te voy a definir de la siguiente manera. Si la pregunta es con un sentido de sinceridad, es bienvenida. Pero no todos tienen la sinceridad para podértela preguntar, para hacer uso de ella y denigrar tu trabajo. A mí me preguntó el pastor Toby Jr. y yo le decía algo bien cierto: ahorita estoy empecinado y empeñado en ejercer mi profesión porque creo que estoy haciendo las cosas bien. No lo descarto porque no hay que decir 'de esta agua no beberé'.
¿Ni siquiera alcalde de California, Usulután?
En iguales términos. Presto mi servicio desde donde estoy para denunciar casos como el que ustedes destaparon, Polistepeque. Fui el único entrevistador que secundó la investigación periodística de ustedes.
¿Por qué creés que los demás no lo hicieron?
Sería bueno preguntárselos a ellos.
Hay una cosa que me llama la atención. Siempre hablás de bendiciones, ¿sos una persona muy religiosa?
Religiosa no, muy espiritual. No soy de misa de domingos, pero me gusta, la respeto y asisto a una iglesia evangélica, no por el culto a la persona, sino por la edificación que crea en mí, como una filosofía que puedes estar empecinado en leer; ya sea una novela, ya sea una historia, etcétera, etcétera. Para mí, y te lo voy a decir porque quisiera mandar este mensaje, hoy en día carecemos de valores y la espiritualidad, la fe creciente en Dios te lleva a crear valores que en esta sociedad muchos hemos perdido. Yo no soy un santo, pero le tengo temor a Dios de hacer las cosas malas y ese es un principio de sabiduría.
¿Te gustan las fiestas?
Me encanta. Hoy ya casi no voy, ya casi no porque tengo un bebé de año y medio con mi esposa. Pero sí, siempre salimos. Me gusta el karaoke, me gusta cantar.
La típica del karaoke es José José.
No, no, no, Camilo Sesto. Pero el karaoke es karaoke, como dice el nombre.
¿Si no fueras periodista qué fueras?
Oh, qué buena pregunta. Admiro mucho la disciplina del militar.
¿Militar?
Disciplina, hablo de la disciplina. Y yo soy un militar frustrado, diría por la disciplina, no hablo de otra cosa; por un lado, y por otro lado soy un piloto de avión frustrado.
O sea, “La Incondicional”, de Luis Miguel, también la cantás.
Ja, ja, ja.
Entonces, ¿admirás la disciplina y no el chicharrón?
Ja, ja, ja.
¿Te ves siempre frente a la cámara de televisión?
El tiempo que Dios me lo permita. Cuando tú me hiciste la pregunta de que sí yo podía lanzarme a una candidatura si se me la ofreciera, te respondía con mucha franqueza nunca tienes que decir 'de esta agua no beberé', porque no lo sabes. Pero sigo creyendo que ahorita en el país se necesita orientación, llenar ese vacío de crítica, de sustancia periodística para poder corregir las cosas que están mal. Y te puse el ejemplo del tema de la transparencia, en este país ya no podemos permitir que lo sigan saqueando, hombre. Perdoname. Ya no se puede permitir que los políticos sigan saqueando el dinero de los contribuyentes.
Un caso hipotético, te lanzás: ¿A quién llevarías de vicepresidente?
Ja, ja, ja, un caso hipotético... No me veo ahí, no me veo ahí y te lo digo con mucha franqueza. Seguramente alguien lo pregunta, lo dicen, me lo han dicho: 'Usted es el futuro presidente de este país', pero lo veo bastante lejos de mi cumplimiento de metas y objetivos.
¿Por qué partido te lanzarías?
Es que no me lanzaría, insisto, y lo quiero dejar muy en claro...
… Estamos hablando hipotéticamente...
... Mirá, la derecha en este país ha hecho cosas buenas... la izquierda tiene soporte... yo creo que en la medida que tú logres apartar la ideología para retormar una agenda social, creo que cualquiera te da ese voto.
Eso es lo que decía el presidente Saca. Red solidaria se metió en municipios del FMLN o lo promocionaba como tal y Mauricio Funes, lo mismo. ¿Realmente se apartan las ideologías para gobernar? ¿Cómo lo ves vos, que sos periodista?
Lo que pasa es que tendría que estar en el poder para poder saborear y manejarme. Creo que se han cometido errores gravísimos, se estarán cometiendo errores gravísimos y se me hace difícil a mí ver ese escenario, definitivamente sería bien difícil hablarte hipotéticamente. Creo que hay que ser prácticos y reales.
Vos, que has trabajando en esta área de promoción de personas, ¿es cierto eso que dicen que no hay mala publicidad?
Yo creo que depende del efecto que cause en ti para poder categorizarla si es buena o mala.
Porque es lo que dicen los políticos: '¡No hay mala publicidad, el hecho es estar siempre en los medios!'…
.. Ese es un lema que Wil Salgado toma, 'si es de choto, bienvenido'.
Ja, ja, ja.
Pero yo no estoy aquí por eso, por hacerme publicidad. Me pongo en el papel de ustedes cuando yo convoco a alguien para entrevistarlo y me siento mal cuando me dicen que no, ¿o no?